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HUBO VISITAS, REGALOS, MUCHAS TORTAS, PERO MENEM OPTO POR EL PERFIL BAJO
Un cumpleaños con la mirada en Comodoro Py

Numerosas 4x4 y militantes de base fueron a Don Torcuato. También estuvieron Adelina, María Julia, Pepe Parada, Claudia Bello, Perciavalle entre otros. Se habló del 2003. Pero, para evitar irritar al juez Urso, se le bajó el perfil al festejo.

Por Diego Schurman

Paradojas de la vida: el propio Carlos Menem se encargó ayer de quitarles brillo a los festejos de su cumpleaños. No por pudor –nunca tuvo empacho en exacerbar su protagonismo– sino por aprensión. El juez Jorge Urso le recomendó que tuviera “recato” en su comportamiento ya que si no restringiría las condiciones de su arresto domiciliario. Para el ex presidente no es un tema menor, pues espera ser procesado en las próximas horas por la venta ilegal de armas, con lo que deberá continuar su encierro en la quinta de Don Torcuato.
El tema lo mantuvo preocupado. Lo esbozó en un par de conversaciones, mientras intercambiaba sonrisas y guiñadas de ojos. Por cortesía e interés político, tenía pensado saludar a la gente desde el parque. Mariano Cavagna Martínez lo hizo cambiar de idea. El abogado defensor le reprodujo casi textualmente lo que el juez Urso le había dicho horas antes:
–Hay que mantenerse en la línea.
La defensa del ex presidente le recordó que Jorge Rafael Videla estuvo a punto de perder el beneficio del arresto domiciliario cuando lo denunciaron por haber salido al balcón de su departamento.
Menem, tan poco adepto a las formas, terminó aceptando el consejo de su abogado y se comportó con un lord.

Chau, chau, adiós
–Presi, hay que pasar el invierno –trató de consolarlo uno de aquellos ultramenemistas siempre dispuestos. La frase, que hizo famosa Alvaro Alsogaray, no fue ingenua: es el propio Menem quien dijo ante testigos que en septiembre quedará libre. Confía en tener éxito a la hora de apelar ante la Cámara Federal.
Para ello ya se da por segura una “renovación” de su defensa. Oscar Roger seguiría al frente del equipo mientras que uno o dos abogados “jóvenes, de bajo perfil”, se incorporarán para dar el sostén técnico. Mariano Cavagna Martínez, en cambio, tiene las horas contadas.
–Ya está avisado –confiaron a Página/12 tres hombres que participan de la estrategia defensiva del ex presidente.
El ex integrante de la Corte Suprema está cansado que lo responsabilicen del seguro fallo en contra de Urso. Por eso no descarta dar un paso al costado apenas se conozca la decisión del juez. “Yo tomé el tema con una mira que se cumple en el corto plazo, que es la parte instructiva. El desenlace no sé cómo va a ser. No sé si Menem me dirá ‘Mariano: hasta acá llegaste vos’ o yo le voy a decir ‘doctor: hasta acá llegué yo’”, detalló Cavagna Martínez.
–¿Entonces su renuncia es inminente?
–Es un trabajo insalubre. El tema me tiene cansado y cuando estoy cansado me voy. Pero no es que no me interese, lo que no puedo es perder el tiempo en contestar a los que me quieren echar. Si me quieren echar que me echen.
Cavagna Martínez no trasladó su bronca a Menem. Es más, como primer regalo de cumpleaños le dijo que el juez Urso no lo procesaría durante la jornada si no entre mañana y el viernes.
Recién después sacó de un paquete dos libros para congraciarse con el protagonista del día: “La historia de River” y “Que haría yo en el lugar de Maquiavelo”.

Cuando venía el patilludo
Se ve que Menem va a tener para entretenerse. El fin de semana, Alberto Lestelle le había acercado tres pesados tomos con la historia de Alejandro Magno. Francisco Mayorga fue más pragmático, aunque pecó de poco original. Se apareció con una formidable torta. ¿A que no saben qué inscripción llevaba el regalo del ex secretario de Turismo?: “Menem 2003”, igual queotras tres tortas, estandartes y los ya clásicos encendedores de Armando Gostanián.
El que sí aportó un poco de creatividad fue Carlos Perciavalle. Se mostró extrovertido y entrador. Habló de Tato Bores y Nélida Roca. Y también recordó la época en que Menem iba al teatro cuando aún era gobernador de La Rioja.
–Veíamos con Gasalla que venía un patilludo... –dijo antes de descostillarse de risa.
Claudia Bello y Luis Durán quedaron embelesados con el artista, quien ocupó por un momento el centro de escena.
Ana Kessler tampoco quiso estar ausente. El nombre de la ex funcionaria menemista figura en la causa acercando recomendaciones al ahora detenido Erman González. Por cierto, nadie quiso confirmar si el ex ministro transmitió sus saludos a Menem. Tampoco se mencionó nada de Emir Yoma, el ex cuñado presidencial, otro de los detenidos. Sí, en cambio, se supo del llamado del reo Víctor Alderete, el fiel ex interventor del PAMI.
Si de ex UCeDé se trata, Adelina Dalesio de Viola y María Julia Alsogaray pusieron el cuerpo. Una llegó para el asado de tira con ensalada criolla del mediodía. La otra se presentó a la hora del té, aunque todavía quedaba coca light y vino. Cecilia Bolocco ofició de anfitriona. Sobria, la flamante esposa de Menem presentaba y despedía a las visitas.
Incluso lo hizo con la comisión de riojanos que aterrizó en Don Torcuato. Desde el gobernador Angel Maza, hasta los legisladores Eduardo y Adrián Menem, pasando por varios intendentes locales, todos llegaron para estar cerca de su líder. Después de su vuelo a La Rioja, Bolocco se sintió como entre amigos. Lo que seguramente no le gustó –o quizás sí– fue la botella cargada de píldoras de viagra que le acercó un grupo de seguidoras del ex presidente que se agolparon en el portón de la quinta.
–Es para cuando cumpla 101 años– exclamaron.

La hija de la lágrima
Menem debió soplar la velita –hubo una en representación de sus 71 años– en varias oportunidades. No fue lo único que repitió. También comentó seguido un artículo del Financial Times donde se describe la embestida del presidente Fernando De la Rúa contra los humoristas que se burlan de él.
Si la mañana fue para algunos leales, como Daniel Scioli, Hugo Anzorreguy, Matilde Menéndez y Pepe Parada, la tarde fue para el ultramenemismo con su “caravana para la libertad” (ver aparte).
La noche, en cambio, quedó para sus entorno más cercano. Estuvo Eduardo Bauzá, Eduardo Menem y Alberto Kohan. Carlos Corach fue un ausente con aviso: ya había sorprendido el domingo con una visita de médico, según informaron fuentes ligadas al ex ministro.
Otra vez la indiferencia de Zulemita afligió al ex mandatario. “El cree que va a ser un problema transitorio. Pero está muy dolido. Desde el día que quedó detenido tiene expectativas que lo fuera a visitar. Los que lo conocemos sabemos que le duele aunque el prefiere no hablar del tema en público”, dijo a este diario un ex secretario de Estado que pidió reservas de su nombre.
Menem sigue aguardando el llamado de su hija.

Cavagna se la ve venir
“Todos esperamos una sentencia desfavorable”, fue la respuesta que entregó Mariano Cavagna Martínez, abogado de Carlos Menem, al aventurar la suerte que correrá su cliente en el fallo que en los próximos días dará a conocer el juez federal Jorge Urso, en la causa por la venta ilegal de armas. El letrado del ex presidente se entrevistó con el magistrado para saber si “había novedades”. Entre estas, el abogado quería saber si era posible que “hubiera un regalo desagradable”, para su defendido, precisamente en el día de su cumpleaños. En las escalinatas de Comodoro Py, Cavagna Martínez recomendó “prudencia” a todos los que se aprestaban a concurrir a la quinta de Don Torcuato en la que Menem está detenido. Antes el abogado había comentado que le regalaría al ex presidente un libro sobre la historia de River Plate, campeón del siglo, y otro sobre la vida de Nicolás Maquiavelo, un autor que Menem siempre dijo haber leído.

CRONICA DE LA CARAVANA, LAS VISITAS Y EL SALUDO DE BOLOCCO
La compañera Cecilia salió al balcón

Por Laura Vales

Cuando el balcón de la quinta de Armando Gostanian se iluminó con el haz de un potente reflector, todo el mundo supo que esas luces eran para Cecilia Bolocco. Ella apareció vestida de blanco. La gente, desde la calle, le gritó algunas cosas, como “Cecilia te amamos”, o “Que dios te bendiga”. Bolocco saludó a los manifestantes y mostró un afiche con la cara de Carlos Menem. Después pasó una mano por la foto, como si lo acariciara. Le salió bastante bien. Los manifestantes agitaron sus banderas de “Menem 2003”, entonaron la primer estrofa de la marcha peronista, corearon con entusiasmo todo el Feliz Cumpleaños. Fue “el” momento del homenaje con que los incondicionales de Menem acompañaron al ex presidente en su cumpleaños número 71. Casi nadie pudo verlo. “Nos manda a decir a todos que nos quiere pero que no puede salir porque lo van a meter preso”, repitieron a Página/12 tres mujeres ubicadas en la primera fila tras el alambrado.
Además de los simpatizantes que se reunieron en la puerta de la quinta, el hipermenemismo organizó una marcha de vehículos desde el centro de la Capital Federal a la casa de Don Torcuato donde el ex presidente cumple arresto domiciliario.
La “Caravana por la Libertad” (así la bautizaron) arrancó del centro a las cuatro de la tarde y despertó comentarios por dos motivos. Para los que la vieron salir desde la esquina de las avenidas Belgrano y 9 de Julio, el detalle increíble eran las camionetas 4 x 4 y los autos importados que abrieron la marcha, con sus carteles de “Menem preso político”. Pero una vez que la caravana empezó a andar el atractivo se desplazó a los transeúntes que se topaban con la caravana y los coches que pasaban en sentido contrario: en las veredas se gritó “ladrones” y desde los coches se escucharon insultos variados.
Frente a la quinta de Gostanian hubo gente desde temprano. Los simpatizantes del ex presidente pudieron ver su silueta de refilón, detrás de una ventana, en las primeras horas de la mañana. Al mediodía estuvo algo mejor porque Menem caminó hacia el quincho para compartir el almuerzo con su círculo íntimo. Se dejó ver de la mano con Bolocco; él de traje, ella con un saco blanco con cuello de piel. Bolocco repartió besos, le dijo a la gente que Menem estaba “muy fuerte” en su cumpleaños y que la presencia de todos lo había emocionado. Antes de volver al interior de la casa, consoló a un niño de unos doce años que se puso a llorar.
La tarde pasó entre mariachis (que cantaron una versión de “El rey” en homenaje al cumpleañero) y batucadas. Una agrupación tradicionalista de Tandil montó guardia con bombachas y chambergos. “Los gauchos de la Argentina vinimos a respaldar al doctor Menem”, anunció sin pestañear Mariela, de poncho rojo y pantalones de jean.
Entre los que cruzaron el portón de acceso para abrazar a Menem en su día estuvieron María Julia Alsogaray, la ex titular del PAMI Matilde Menéndez, el ex secretario de Turismo Francisco Paco Mayorga, Marta Alarcia, el soldado Chamamé y Daniel Scioli. Herminio Iglesias apareció, a las siete y media de la noche, en una de las calles laterales. Habló para la televisión y después se cruzó al baño de una estación de servicio seguido por dos guardaespaldas. Se tomó un cafecito en el bar de la estación.
Desde allí escuchó, seguramente, el estruendo de los petardos que festejaron la salida al balcón de Bolocco. Sonriente aunque con gestos pausados que remitían más a cierta tristeza que a la euforia, la mujer del ex presidente levantó durante cinco minutos el afiche con la cara de su esposo. El texto del cartel señalaba: “La historia se repite. Lo mismo le hicieron a Perón.... Y volvió”.
Cuando Cecilia abandonó el balcón, una combi con altoparlantes arrancó con un jingle pegadizo. La canción prometía “riojano, mi querido presidente, sos un orgullo, volverás a gobernar”. A las diez de la noche la voz de Menem seguía resonando por los altoparlantes: “le tienen pavura al pueblo”, insistía, “le tienen miedo a un humilde hombre del interior”.


Nuevas pruebas sobre lo que pasó en Río Tercero

Monner Sans acompañó una orden interna del general Andreoli ordenando al personal de la fábrica �reserva� sobre asuntos de servicios. Andreoli murió luego en circunstancias sospechosas.

Por Eduardo Tagliaferro

Mientras se espera el fallo del juez Jorge Urso sobre la situación procesal de Carlos Menem, en el expediente por la venta ilegal de armas se siguen acumulando temas que pueden no sólo develar hechos inéditos del affaire que tiene preso al ex presidente, sino también del rol desempeñado por alguno de los imputados. Además del esclarecimiento de la ruta del dinero involucrado en la maniobra, está en estudio la posible conexidad de la venta de armas con la explosión de la fábrica militar de Río Tercero. El abogado Ricardo Monner Sans presentó ayer un escrito con una orden interna del entonces interventor en Fabricaciones Militares, general Juan Carlos Andreoli, en la que se le recordaba al personal de la fábrica estatal de armamentos que “está obligado a guardar reserva, sobre todo asunto de servicio, obligación que subsistirá aún después de cesar en sus funciones en la repartición”.
Fechada el 2 de febrero de 1996 y con el logo de la Dirección General de Fabricaciones Militares, la orden firmada por el propio Andreoli, parecía tener un principal destinatario: su antecesor en el cargo, el riojano Luis Sarlenga quien había sido procesado por Urso 47 días antes. El silencio del ex interventor en Fabricaciones Militares, siempre fue un tema que tuvo preocupado al menemismo. Al momento en que Andreoli le recuerda tanto al personal en actividad como al retirado las figuras penales contempladas en el Código si es que llegan a revelar las actividades que se realizaban en las fabricas militares, la causa por la venta ilegal de armas ocupaba las primeras planas en los medios.
Todavía no se tenía una real dimensión del rol desempeñado por la fábrica de Río Tercero, pero estaban latentes las reacciones que habían producido las dos explosiones en la planta cordobesa. La primera de ellas ocurrió el 3 de noviembre del ‘95 con el saldo de siete muertos y más de 300 heridos. La segunda tuvo lugar el 24 de noviembre. Entre ambas, el 16 de ese mes, Sarlenga fue procesado por Urso. Por lo que la orden interna de Andreoli sonó más a una amenaza que a un burocrático trámite administrativo.
Así lo entendió Monner Sans que en su presentación se pregunta “lo de Andreoli, ¿apunta a Sarlenga para que no hablara? Aunque el abogado no ensaya una respuesta, la misma aparece claramente inducida. El rol de Sarlenga en la venta ilegal no era desconocido por un hombre como Andreoli, que sobresalía entre los generales cercanos a Balza por una fina inteligencia y una destacada iniciativa propia.
Durante años, el general estuvo al frente de la Dirección de Arsenales del Ejército. Precisamente desde esa dirección se proveyó de gran parte del armamento que fue enviado a los Balcanes. Este armamento fue encubierto en el marco de convenios entre la fuerza y la repartición estatal de armamentos. Uno de esos convenios supo contar con la firma de Andreoli en su condición de director de Arsenales.
Andreoli accedió al sillón que ocupaba Sarlenga luego de las dos explosiones en Río Tercero. En ese momento mantenía una fluida relación personal con Menem. La amistad incluía habituales tenidas en los links de golf. Además, Andreoli era un verdadero sibarita que hacía gala de sus conocimientos gastronómicos. Egresado de un politécnico francés, Andreoli no era un improvisado en su nueva función, en dos ocasiones se había desempeñado como director en fábricas militares. Tan estratégico como su puesto en los arsenales del Ejército, fue el rol que el general cumplió en Fabricaciones Militares. Su muerte fue tan sorpresiva como enigmática. Los investigadores judiciales acumulan varias dudas que sólo Andreoli podría develar. El 8 de octubre del 96, el general falleció cuando el helicóptero Puma en el que se trasladaba se estrelló en el campo de polo de Palermo. Con él fallecieron el ex agregado militar argentino en Perú, coronel Rodolfo Aguilar, y dos altos militares de la inteligencia peruana que participaban de una conferencia entre los ejércitos de ambos países.

 

 

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