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Guillermo Cañas mordió el pasto de Wimbledon ante el sueco Enqvist

La Argentina se quedó sin su último representante en los singles del All England. �Me siento muy bajoneado� dijo.

Por Julián Diez
Desde Londres

Guillermo Cañas podría tener razones para la satisfacción a pesar de haber sido eliminado en los octavos de final de Wimbledon, un resultado que no alcanzaba un jugador de su país desde 1979, pero en cambio aseguró que no se conformará “hasta no estar entre los diez primeros del mundo”.
“Colocarme en el puesto 35 está bien, pero no es lo que quiero. No me basta. Lo que me conforma es jugar bien al tenis y hoy (por ayer) no lo hice. Aún me falta para enfrentar a un jugador como (el sueco Thomas) Enqvist, uno de los diez primeros. Me conformaré cuando esté entre ellos, cuando aprenda lo que me falta”, dijo Cañas, que resultó derrotado 6-3, 6-3, 6-1 por el sueco, en una hora y 42 minutos.
¿Qué le falta al argentino para estar en ese grupo de elite? “Hay que buscar el punto todo el tiempo. Tengo que asumir que estos jugadores no te dan nada nunca, que necesitás hacer un esfuerzo continuado y con confianza porque no se puede esperar un error, tenés que forzarlo. Creo que mi mejoría pasa más por actitudes que por golpes”, resumió el argentino, cuya ambición resulta descomunal para un jugador que comenzó el año como 227º del mundo. El ranking, con todo, es algo que aparentemente sólo preocupa a Cañas de forma tangencial: “Si sigo aprendiendo, disfrutando cada día, el buen ranking me vendrá solo”.
Pese a la derrota, todo hace indicar que los últimos resultados hicieron recuperar definitivamente a Cañas el gusto por el tenis: “Hay veces en que no te das cuenta de lo monótona que se puede hacer tu actividad. Cuando salís de ella, por motivos como los míos con la lesión de la muñeca, te planteás las cosas que podías hacer y que no hacías. Intento no cometer el mismo error”.
Respecto al partido de ayer, para Cañas el error fue no haber seguido los planes acordados con su entrenador, Pablo Martín: “No hice lo que tenía que hacer. El plan era buscarlo todo el tiempo, moverlo. No lo hice y él jugó cómodo, como quería, y es un jugador que puede hacer muchas cosas cuando se siente tranquilo. La verdad es que tuve un día malo, muy errático, y en estas circunstancias las tácticas se achican”.
Pese a la frialdad con la que era capaz de afrontar el análisis, Cañas daba toda la sensación de estar atravesando un muy mal momento, al borde de las lágrimas casi. “Me siento mal, muy bajoneado. No sé cuándo podré volver a tener una chance como la de jugar los octavos de final de Wimbledon, y la desperdicié. El balance es bueno, cuando me pare a analizar soy consciente de que lo disfrutaré, pero ahora se me hace difícil. El enojo tardará días en irse”.
En las siete últimas semanas de gira por Europa, Cañas jugó la final de Hertogenbosch y alcanzó los octavos de dos grandes como París y Londres. “Ya venía jugando bien de antes, es algo que no me sorprende”, apuntó Cañas. Los próximos planes del argentino pasan por unos días de descanso. Incluso se dará de baja del torneo sueco de Bastad para dar descanso a su pie dolorido por una uña en malas condiciones. Luego vendrán Stuttgart, Kitzbuehel y la temporada estadounidense de cemento, aunque no la primera gran cita de esa gira, Montreal. “Estoy jugando muchos partidos este año y quiero ir tranquilo”, concluyó el argentino.

 

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