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Por Diego Fischerman El
nombre remite a un antiguo instrumento musical y, también, a un
viento arrasador. Y, más allá del nombre, La Tromba promete
cambiar, en varios aspectos esenciales, el mercado porteño de la
música de tradición popular. Quienes integran esta agrupación
son varios de los principales músicos locales de jazz (tomando
esta palabra en el sentido más amplio posible). Y el objetivo,
aunque parezca redundante, empieza por juntarse. Mariana Baraj, Guillermo
Bazzola, Gabriela Comte, Rodrigo Domínguez, Ernesto Jodos, Luis
Nacht, Enrique Norris, Fernando Tarrés, Andrea Saslavsky y Sergio
Verdinelli empezaron hace un poco menos de un año. Así
como todos los músicos quieren tener un sello, hartos de los manejos
de las empresas más o menos grandes, algo que nos preocupaba a
varios de nosotros era la sensación de que estábamos demasiado
separados, explica el guitarrista Fernando Tarrés, radicado
durante años en Nueva York y actualmente de vuelta en Argentina.
Aquí hay muchísima gente talentosa continúa
pero lo que observé al volver fue que, tal vez por el cansancio
y el desgaste que produce una escena chica, había mucha desconexión.
No enemistades pero sí desinformación. Había tres
pianistas que estaban tocando muy bien pero ninguno de ellos sabía
lo que estaban haciendo los otros ni lo había escuchado últimamente.
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