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�No queremos que nos quiten la libertad de elegir entre cátedras�

 

Los estudiantes de Económicas reclaman la continuidad de un profesor marxista. El decano garantizó la �diversidad ideológica�.

 

Por Javier Lorca

Habitualmente enfrentadas, las agrupaciones estudiantiles mayoritarias de Ciencias Económicas (UBA) se unieron y se sumaron al reclamo de cientos de alumnos independientes. Piden la continuidad de un profesor marxista de la carrera de Economía: Pablo Levín perdió un cuestionado concurso docente, por lo que una materia dejaría de contar con dos cátedras paralelas. “No queremos que nos quiten la posibilidad y la libertad de elegir entre distintas cátedras y profesores”, exigió un grupo de estudiantes independientes de Economía, avalados por más de 600 firmas y apoyados por Franja Morada, la Agrupación “Manuel Belgrano” (MNR), el TNT y otras listas. En diálogo con Página/12, el decano Carlos Degrossi aseguró: “El profesor Levín seguirá siendo contratado por la facultad porque es una tradición en la UBA, de la que nos enorgullecemos, que haya diversidad ideológica”.
El conflicto estalló en la última sesión del consejo directivo –que debió levantarse por una manifestación estudiantil– y se centra en la materia “Historia del pensamiento económico”. En los últimos años, ésta se dictó a través de dos cátedras: la de Levín y la de Manuel Fernández López. Hasta que, el año pasado, la facultad convocó a dos concursos docentes para renovar los cargos. Primero, se concursó la cátedra que daba López. Levín no se postuló y López ganó. En cambio, para el otro concurso se presentaron Levín y López. En fallo dividido, el jurado recomendó la designación de López. Dos de los tres miembros del jurado eran profesores de Económicas: en un sintético dictamen, Eduardo Scarano y Carlos García Tudero propusieron a López. Por su lado, José Luis Coraggio, rector de la Universidad de General Sarmiento, propuso a Levín, tras analizar en detalle, y ponderar, los antecedentes y desempeños de ambos candidatos.
Ante esos fallos, la facultad debía decidir cuál adoptar. Con muchos estudiantes protestando, el jueves pasado, en el consejo directivo, once consejeros votaron a favor del dictamen de la mayoría. Los cuatro representantes estudiantiles y uno docente votaron en contra, mientras las quejas y cantos de los alumnos subían de tono y volumen hasta que se decidió suspender la sesión. Ahora, resta saber si el Consejo Superior de la UBA ratificará o no la decisión de la facultad.
“Lo paradójico es que, una vez que la facultad se decide y organiza un concurso docente, nos terminamos quedando con un sólo profesor, cuando antes teníamos dos que enseñaban con criterios muy distintos”, dijo Ana Abramovich, alumna de Economía. “Creemos que hay persecución ideológica contra el profesor Levín”, disparó Germán Linzer, de la misma carrera.
El reclamo nació entre los alumnos y pronto sumó el apoyo de las agrupaciones estudiantiles. “Si la cátedra se la dan a Levín, quedan dos cátedras. Esa es la única manera de lograr pluralismo en la enseñanza para tener un verdadero pensamiento crítico en la facultad”, dijo Nicolás Cevela, de la independiente TNT. Desde la socialista “Manuel Belgrano” (MNR), el consejero Juan Manuel Vázquez Blanco apuntó: “Darle otra cátedra al mismo profesor sería una arbitrariedad que atentaría contra el principio reformista de libertad de cátedra y de cátedras paralelas”.
Más duro fue el presidente del centro de estudiantes, Emiliano Yacobitti (Franja Morada). “Hubo una clara maniobra para vulnerar la libertad de cátedra y que un solo profesor maneje dos cátedras –aseguró–. Pero vamos a insistir desde el claustro estudiantil del Consejo Superior para que se apruebe el dictamen de minoría del jurado.”
El decano de Económicas se enfrentó con los alumnos: “Es falso que se pretenda hegemonizar el dictado de una materia. No hay ninguna persecución contra Levín. El está contratado y va a seguir siendo contratado para asegurar el dictado de una cátedra no ortodoxa por un profesor marxista como Levín”. Degrossi sostuvo que los estudiantes “tienen buenas intenciones, pero se equivocan. Al haber cumplido 65 años (la edadjubilatoria), aunque resultará elegido Levín no podría asumir como profesor regular. Sólo puede ser profesor interino, contratado”.

OPINION

Por Luis Jorge Etcharrán *

La universidad y el ALCA

Según datos de 1999, Argentina presenta la mejor relación de investigadores por cada mil miembros de la Población Económicamente Activa (PEA) de América latina: 1,68. La media regional es de 0,7. En cambio, la misma relación para España es de 3,69; Unión Europea: 5,00; Japón: 8,17 y Estados Unidos: 8,30. El crecimiento en dicha relación durante los `90 fue significativo para esos países del Norte. Asimismo, no es novedad el interés creciente de ciertas universidades del Norte por los profesionales e investigadores jóvenes de los países en vías de desarrollo que se destacan por su capacidad. Este interés tiene motivos de diversa índole. En algunos casos, la disminución en la matrícula de las universidades del viejo mundo obliga a buscar estudiantes de grado y posgrado aventajados del exterior que aseguren el financiamiento oficial correspondiente. En el caso de las instituciones de Estados Unidos, hay una política de selección individual de los investigadores, con la posterior cooptación del profesional elegido a través de propuestas concretas de trabajo, favoreciendo su inserción en la comunidad científica internacional. Estas políticas han sido cuestionadas por los países del Sur en diversos foros mundiales. La pérdida de especialistas tiene como agravante la mayor concentración de recursos humanos capacitados en los países desarrollados, ampliando la brecha existente. Las condiciones socioeconómicas y la carencia de políticas oficiales adecuadas determinan un escenario propicio para tales iniciativas.
Seguramente, esto se agravará de implementarse el proyecto del ALCA, el cual sinergizará el proceso de concentración económica, científica y tecnológica. La informática y la mayor accesibilidad a los transportes vía aérea coadyuvarán para que las actividades que requieran de personal altamente capacitado tengan su sede en los países desarrollados como Estados Unidos. En resumen, se aplicará de hecho un método barato de selección de científicos de países como Argentina.
La opción, como siempre, sigue siendo construir una integración real con nuestros vecinos y profundizar el Mercosur. En tal sentido, y si bien Argentina posee mejor relación investigador/PEA, Brasil invierte más en investigación que nuestro país: el gasto en CyT en relación al PBI es del 1,29 por ciento (en 1996), mientras que la asignación de Argentina es del 0,50 por ciento para el mismo año y del 0,54 para 1999. Si Argentina revierte esta situación puede acordar pautas de cooperación y complementariedad con Brasil. Será posible, entonces, pensar en laboratorios de excelencia regionales cofinanciados, en temas de máximo interés para el Cono Sur. Como también, desarrollar posgrados regionales, iniciativa que ya tiene proyectos pilotos en vías de ejecución, como los de la Asociación Universitaria Grupo Montevideo (constituida por quince universidades del Mercosur ampliado). La capacitación, la investigación y el desarrollo de tecnologías apropiadas son herramientas imprescindibles en el proceso de articulación del Mercosur y de la integración de los países de Sudamérica, más importantes para nosotros que la implementación del ALCA.

* Subsecretario de Relaciones Internacionales (UBA).

 

Decibe y la deserción

La ex ministra de Educación, Susana Decibe, envió una nota a este diario donde señala que, en su gestión, el ministerio no sostuvo que la tasa de deserción de los universitarios era del 81 por ciento. La ex funcionaria cuestiona lo señalado por una investigación realizada el año pasado en la propia cartera por José Landi y Roberto Giuliodori, quienes integraron la gestión Decibe. Ese estudio (publicado aquí la semana última) concluye que la tasa de deserción es del 43 por ciento y no del 81. Decibe apunta: “Vale aclarar que el ministerio, en 1996, informó sobre la duración media real de las carreras en relación con la duración teórica (de cada 100 alumnos que ingresan, cuántos se reciben en cinco años). Este dato es uno de los indicadores para medir la eficiencia interna de la universidad... De ninguna manera esto podría decirnos que el resto de los alumnos que no egresaron abandona la carrera”. En realidad, el nuevo estudio compara sus resultados con los datos oficiales publicados por Educación en 1992 (no en 1996: aunque, en rigor, son las mismas cifras). En aquellas “Estadísticas básicas de universidades nacionales 1982–1992” –como recuerdan Landi y Giuliodori– se decía textualmente: “Los resultados... parecen insinuar que sólo 19 de cada cien estudiantes que ingresan se gradúan, lo que significaría una tasa de deserción acumulada del 81 por ciento”.

 

 

 

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