Por David Cufré
Tantos como los rumores que
se instalaron ayer en la city fueron las interpretaciones sobre lo que
estaba pasando y sobre lo que pasará. Pero aunque las opiniones
fueron disímiles, en el establishment financiero y en otros ámbitos
empresarios se comparte la visión de que el Gobierno tendrá
una tarea ardua para revertir el estado de descrédito en que ha
caído. Las versiones sobre la renuncia de Fernando de la Rúa
para algunos sonaron exageradas, otros consideraron que es una situación
posible y otros lo dieron por hecho. Lo que queda claro es que el
Gobierno necesita recomponer el poder político, porque si no, de
esta crisis no sale, evaluó un banquero en diálogo
con Página/12.
El establishment financiero está convencido que la única
alternativa de De la Rúa es volcarse a la ortodoxia económica.
Esto es, ponerse firme en la disputa con las provincias para forzarlas
a realizar un severo ajuste fiscal y a la vez aplicar el recorte de gastos
en la administración central. Señales semejantes lograrían
transmitir confianza a los inversores extranjeros, bajarían el
riesgo país y habría una chance de que la economía
se recupere. De acuerdo a lo que opinen en el mercado sobre la decisión
de De la Rúa para aplicar esa receta, se concluye sobre la posibilidad
de que su gobierno siga o se caiga. Creo que tiene retorno. El riesgo
país debería estar en 1500 puntos para que la situación
fuera realmente dramática, dijo un hombre de la banca. Con
la cadena de pagos prácticamente cortada, el riesgo país
en 1079 puntos y la recesión que no afloja, el Gobierno no llega
a octubre, retrucó otro.
Lo que más sorprende entre los empresarios es el nivel de desgaste
de la imagen presidencial. Y es lo que torna creíbles los rumores
sobre su renuncia. En la city se asegura que mientras De la Rúa
siga tan devaluado, cualquier medida que tome Cavallo se diluirá
en poco tiempo. En esa línea, algunos sostienen que eso fue lo
que le pasó a José Luis Machinea. El problema fue
y es político. La economía no reacciona por la falta de
credibilidad en De la Rúa, dijo a Página/12 un alto
ejecutivo de uno de los mayores grupos económicos del país.
Quienes culpan a De la Rúa de los problemas para salir de la recesión
afirman que su falta de liderazgo hizo que el blindaje financiero se desvaneciera
como herramienta reactivante, y lo mismo ahora con el megacanje.
Para superar este problema, afirman, el Presidente debería entregarle
a Cavallo la Jefatura de Gabinete, quien a su vez designaría a
alguien de su confianza en Economía. Cavallo discutiría
con políticos y no con el mercado, y eso es lo mejor que le puede
pasar al Gobierno, argumentan en la city. La fórmula sería
la misma a la que se aplicó cuando Cavallo ingresó al Poder
Ejecutivo. De la Rúa delegó poder político en el
mediterráneo, buscando refugiarse tras él. Ahora debería
hacer lo mismo, porque de lo contrario el Presidente queda expuesto a
los rumores sobre su renuncia. Una de las usinas generadoras de versiones
serían los analistas de bancos de inversión de Nueva York,
que se sostiene le bajaron el pulgar a De la Rúa.
El Grupo Productivo, integrado por la Unión Industrial Argentina,
la Cámara de la Construcción y Confederaciones Rurales,
emitió anoche un comunicado dando su versión de por qué
se desató la ola de rumores. Afirmó que es un intento del
establishment financiero por disciplinar al Gobierno e imponerle la receta
del ajuste fiscal. También le apuntó a los economistas ultraortodoxos,
como los del CEMA de Roque Fernández, Carlos Rodríguez y
Jorge Avila, aunque sin nombrarlos. El Grupo Productivo alerta a
la opinión pública que un conjunto de economistas, responsables
ideológicos de la crisis más severa que reconoce la historia
argentina, están volviendo a proponer las políticas que
nos llevaron a esta desgraciada situación, dice un párrafo
del comunicado. No es a través del ajuste permanente que
se superará la actual crisis, agrega.
En el GP dicen que la crisis de De la Rúa es un emergente de una
crisis mayor: la del modelo económico. Podrá cometer
errores muy graves, pero elproblema no es político, sino económico.
Hasta que no se resuelvan cuestiones estructurales sobre cómo funciona
esta economía, la crisis será permanente, señalaron
desde allí.
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