¡Ya te tenemos vista.
Te vamos a seguir hasta que te lo saquemos!, gritó la rubia
antes de desaparecer en los fondos de la estación Lanús.
Alguien, una desconocida, le acababa de frustrar el robo de un bebé
de 11 meses y lo había devuelto, tras un tira y afloje, a la madre.
Esta, azorada y visiblemente nerviosa, sólo atinaba a gritar, apretar
entre sus brazos al chiquito, y escuchar las amenazas. Y no podía
hacer otra cosa que gritar, apretarlo y escuchar, porque era ciega. El
hecho ocurrió el lunes, minutos antes de las ocho de la noche.
Marta Laura Montoya, la madre no vidente, presentó la denuncia
en la comisaría 1ª de Lanús. El caso fue caratulado
como sustracción de menor en grado de tentativa. Como ocurre en
la mayor parte de estos casos, la posibilidad de resolver el frustrado
robo es tan oscura como la noche que lleva a cuestas la azorada madre.
El intento ocurrió el lunes, unos quince minutos antes de las 20,
cuando Marta Laura Montoya, de 21 años y no vidente, bajó
del tren en el andén oeste de la estación Lanús,
después de pasar de visita por la casa de su madre en Longchamps.
Llevaba en sus brazos a Leonel Elías, de once meses.
Dio apenas unos pasos, antes de sentir un empellón que dejó
sus brazos vacíos, mientras Leonel (su llanto) se perdía
en la oscuridad. Atinó a gritar ¡Me robaron mi hijo!.
Atinó a correr en cualquier dirección extendiendo sus brazos,
y a escuchar una confusión de pasos y gritos. Fuera de ella y de
su oscuridad, alguien, una mujer, que pasaba por el andén, fue
testigo del hecho. Corrió a la secuestradora y después de
tironear al pobre Leonel, logró quitárselo. A todo esto,
un grupo de pasajeros comenzaba a reunirse alrededor de la desconsolada
madre. La secuestradora optó por escapar.
Segundos después, la desconocida devolvía a Montoya su Leonel,
envuelto en una crisis semejante a la que estaba pasando la madre. La
mujer que te lo sacó le describió al oído la
providencial liberadora, mientras intentaba calmarla es alta, rubia,
de pelo corto, y anteojos oscuros. Fue entonces que ambas escucharon
el grito aterrador: ¡Ya te tengo vista! ¡El bebé
tuyo es muy lindo, y te voy a seguir buscando hasta que te encuentre!
¡Quiero a tu bebé!.
Montoya presentó la denuncia en la comisaría 1ª de
Lanús. Tomaron intervención en el caso el fiscal 12 de Lomas
de Zamora, Carlos Arocena, y el juez de menores Raúl Abel Donadío.
Un día antes, en la localidad de Los Hornos, próxima a La
Plata, una pareja y su beba de dos meses, pasaron por una situación
semejante. Según la denuncia, un hombre descendió de una
Trafic blanca y le pidió fuego a la madre. El hombre aprovechó
la distracción para manotear por los pies a la criatura. Se produjo
un tironeo, mientras el padre, de 19 años, se abalanzó sobre
el atacante, logrando que soltara a la beba. Finalmente, el agresor escapó.
La beba, llena de magulladuras, fue internada en el Hospital de Niños
platense. Ahora, los investigadores aguardan los resultados de las pericias
que determinarán si los golpes sufridos son compatibles con la
versión.
La mayor parte de los casos de sustracción de bebés no fueron
resueltos porque sus autores no suelen dejar demasiadas huellas. En octubre
de 1998, en la misma estación de Lanús intentaron robarle
su hija de dos años a Karina Vresian. El 15 de febrero pasado,
quisieron arrebatarle el bebé a la esposa del fiscal de Zárate-Campana,
Juan José Maraggi. El 5 de abril, fue frustrado un robo en una
plaza de San Isidro. Y pocos días después, un perro rescató
a una criatura que había sido robada en una plaza de San Telmo.
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