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Un avión ruso se estrelló en Siberia y murieron 145 personas

Se trataba de un Tupolev de una compañía regional. Todavía no se conocen las razones del accidente.
Las autoridades no descartan que hubiera más pasajeros que no
figuren en las listas.

Un Tupolev como el que se estrelló ayer en Siberia por razones desconocidas.

Un avión de pasajeros de una compañía rusa cayó a tierra y provocó la muerte de 145 personas. El accidente ocurrió cerca del aeropuerto de Irkutsk, en Siberia, cuando la máquina, un Tupolev Tu-154 de tres turbinas, realizaba las maniobras de aproximación a escasos 22 kilómetros del aeropuerto. Por motivos que se investigan, la nave desapareció de las pantallas de radar a las 21.10 hora local (14.10 de la Argentina) y se cortó el enlace por radio. La caída de la aeronave, que estuvo ardiendo en tierra durante varias horas, se produjo cerca de la localidad de Burdakovka, unos 34 kilómetros al sudeste del centro de Irkutsk, junto a una de las carreteras principales. Los primeros equipos de rescate confirmaron casi de inmediato que ninguno de los ocupantes, incluyendo los diez tripulantes, había sobrevivido.
Los restos en llamas del avión quedaron esparcidos en una amplia zona y los habitantes de Burdakovka fueron sobresaltados por la explosión que sucedió a la caída. El Tupolev pertenecía a la compañía aérea regional “Vladivostokavia”. Anoche se ignoraban las causas del desastre y si viajaban extranjeros en la aeronave. El Tupolev había partido de Yekaterimburgo, en los Urales, con destino a Vladivostok, y tenía previsto realizar una escala en Irkutsk para abastecerse de combustible.
Luego del accidente, el presidente ruso Vladimir Putin ordenó la creación de una comisión gubernamental para investigar el siniestro. El cuerpo estará encabezado por el viceprimer ministro Ilya Klebanov. Anoche había viajado desde Moscú el primer grupo de expertos. El accidente de ayer se convirtió en el más trágico de los últimos años, ya que superó, en número de víctimas, al ocurrido con una aeronave de carga Antonov An-124, que en diciembre de 1997 cayó sobre un grupo de viviendas tras despegar de Irkutsk. Allí murieron 68 personas.
En octubre del año pasado hubo otro accidente donde perdieron la vida 84 personas, en Georgia, al estrellarse un avión militar Ilyushin Il-18.
En la zona de Irkustk son frecuentes los accidentes aéreos. Además del ocurrido ayer y del que sucedió en diciembre de 1997, el 3 de enero de 1994 se produjo la caída de otro Tupolev Tu-154, el primer avión moderno de línea de la ex Unión Soviética. Está equipado para transportar hasta 164 pasajeros. La aeronave alcanza una velocidad máxima de 950 kilómetros por hora y su autonomía de vuelo es de un máximo de 6.600 kilómetros. Según la agencia Ria Novist, el avión cayó en una zona boscosa, de residencias secundarias, donde la población es escasa y no hubo víctimas entre los lugareños. Unos 70 socorristas procedentes de Krasnoyarsk, en Siberia oriental, llegaron al lugar para ayudar a los posibles sobrevivientes, pero la búsqueda fue infructuosa. El titular del Ministerio de Situaciones de Emergencia, Serguei Choigu, voló hacia el lugar del accidente para coordinar los trabajos de los socorristas, que también tuvieron que sofocar un incendio de campos.
“No hay sobrevivientes”, confirmó el Ministerio de Defensa Civil, en Moscú, a través de un comunicado. Las autoridades no descartaron la posibilidad de que en el avión hubiera personas sin pasaje extendido previamente, algo que es habitual en los vuelos internos, de manera que podría ser mayor el total de víctimas. Testigos presenciales aseguraron a que el avión dio varias vueltas, en círculo, en las cercanías de la pista donde debía aterrizar. A la tercera vuelta se produjo la caída. Treinta expertos trataban de establecer las causas de la tragedia.

 


 

MAXIMA YA SE PUEDE CASAR CON EL PRINCIPE
El Parlamento le dio el sí

El cuento de hadas que terminará con Máxima Zorreguieta convertida en la esposa del príncipe heredero de la corona de Holanda ya tiene un fantasma menos: ayer, el Parlamento holandés aprobó con amplia mayoría la boda de Guillermo Alejandro con la joven argentina, que se realizará el 2 de febrero del año próximo. A su padre, subsecretario de Agricultura de la Nación durante la dictadura de Jorge Rafael Videla, la noticia le llegó en un momento delicado: declarará hoy en calidad de testigo ante la Cámara Federal de la ciudad de La Plata, donde deberá responder a las acusaciones de “no haber hecho nada” ante la desaparición de la hija de uno de sus amigos.
Pese a la resistencia inicial que algunos miembros del gobierno holandés pusieron al noviazgo entre Máxima y el príncipe –precisamente, por el cargo que su padre ocupó durante la última dictadura militar–, finalmente la joven supo ganarse la aprobación de los súbditos de su prometido, que consideran que la llegada de la blonda inyectó “aire nuevo” a la familia real. En una encuesta realizada hace algunas semanas en Holanda, Máxima obtuvo un índice de popularidad del 26 por ciento, por encima de su suegra, la reina Beatriz, que obtuvo el 24 por ciento.
Después de que se acordara con Jorge Zorreguieta –el padre de la novia y el centro de la discordia– que no estará presente en la boda de su hija, las resistencias cedieron. En la votación de ayer, 226 miembros del Parlamento dieron el sí para que Máxima y Guillermo se den el sí en febrero del año próximo. Otro hecho que inclinó la balanza a favor de la chica fue la promesa de criar a sus hijos de acuerdo a los principios de la religión protestante, un gesto que fue bien visto por el partido ortodoxo, que tras el anuncio modificó su voto y aprobó el casamiento.
Por ahora, Máxima se encuentra dedicada a cumplir con los compromisos que nutren su agenda pre-matrimonial. Mientras se recupera de la operación a la que fue sometida tras fracturarse un tobillo en la celebración de las bodas de plata de los reyes de Suecia, estudia la historia política y social de su país adoptivo, y espera recorrer, de acuerdo con lo previsto, todos los rincones del que un día podría ser su reino.
En tanto, a miles de kilómetros de distancia, Jorge Zorreguieta podría enfrentar hoy un duro trance, cuando declare ante la Cámara Federal de La Plata, durante las audiencias de los llamados “Juicios de la Verdad”. La citación del ex subsecretario de Agricultura del gobierno de Videla se produjo después de que Matilde Leston, madre de la estudiante desaparecida Lidia Amigo, declarara que Zorreguieta “no hizo nada ni movió nada” para ayudar a encontrar a la joven. El padre de Lidia, Alberto Amigo, trabajaba en la subsecretaría junto a Zorreguieta, y había pedido al funcionario que intercediera ante Videla por la situación de su hija.

 

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