Por Emanuel Respighi
Dicen que el Gato Dumas
se pelea con todo el mundo, que es una mala persona. Es todo mentira.
El problema que existe conmigo es que digo lo que pienso. El conductor
de El arte de cocinar (miércoles a las 22.30, por El
Gourmet) y Grandes chefs (todos los días a las 21 por
la misma señal) no tiene pelos en la boca, como todo el mundo sabe,
y sí trillones de recetas. No me gusta la palabra chef,
dispara sobre el segmento de todas las noches. Nosotros somos cocineros.
¿Qué es eso de ser chefs si, en realidad, vivimos en un
país de lengua castellana, si ni siquiera la gente sabe cómo
se escribe esa palabra? Como no hay dos sin tres, Dumas acaba de
volver a la televisión abierta, con un programa en América
(lunes a viernes a las 12), pero es contra su voluntad: se trata de viejos
envíos que el canal ha refritado.
¿Estaba molesto con la televisión abierta, que se
abocó tanto al cable, su primer amor?
Después de muchos años de estar en América,
me enteré de que se levantaba Argentina genial un día
antes de la última emisión... por boca de uno de los guardias
del canal. Los únicos que me dieron un abrazo fueron los camarógrafos,
los plomos y los guardias. Ningún directivo se acercó para,
al menos, explicarme las razones. El mundo de la televisión es
un horror.
¿Lo descubrió a esta altura, recién?
Es que nunca el mundo de la TV fue tan duro como ahora: los que
manejan la TV hoy son perros de presa. Es terrible. En estas empresas
que valen millones de dólares no hay ni un poco de corazón,
de calor humano o sentimientos. Creen que uno es basura y te tratan como
tal: hoy te dicen que te quieren para toda la vida y mañana, cuando
no les servís más, te pegan una patada en el culo. Se cagan
en todo.
¿Qué piensa de los programas de cocina de la TV abierta?
Estoy harto de los que se hacen los cocineros, de que clasifiquen
como programas de cocina a ciclos que no son más que programas
de entretenimiento, como el de Maru Botana o el de Rodolfo Ranni. Si hay
gente que tiene que hacer de cocinero porque no puede actuar o no le dan
trabajo y tiene que alimentar a su familia, me parece muy bien que lo
haga. Pero no son cocineros ni tienen programas de cocina. Son programas
de actores que se ponen a cocinar. Y lo que hacen es un horror, ya que
no tienen la técnica, la creatividad o el estilo de un cocinero.
Cada uno debe saberse ubicar en su lugar. Yo pido que se respeten a los
cocineros, de la misma manera en que se respetan a otros profesionales.
¿Siente que es un paso hacia atrás en su carrera estar
en el cable?
El cable maneja otro tipo de gente, mucho más cálida
y respetuosa. No sólo por la actitud de los que trabajan allí
sino también por los invitados. Al programa vienen excelentes artistas
que, a pesar de no recibir dinero, hacen cosas que nunca habían
hecho. Simplemente por amistad. Por ejemplo, Adriana Varela cantó
por primera vez Naranjo en flor, por respeto a su maestro,
el Polaco Goyeneche. Esto, en cambio, no pasa en la TV abierta. No hay
lugar para ella allí.
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