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“La provincia fue elegida como
blanco por el gobierno nacional”

Duhalde critica al Gobierno porque, dice, no cumplió el acuerdo financiero. Aclara que su provincia está mal pero que hay otras en peor estado. Y reitera que no ve bien la
salud del Presidente.

Eduardo Duhalde sigue dudando sobre la salud de De la Rúa.

Por Laura Vales

”Ojalá esté perfecto, pero yo insisto en que a De la Rúa no lo veo bien”, dice Eduardo Duhalde a Página/12. “Tiene además una situación política muy difícil. Todos los partidos que lo llevaron al gobierno lo están mirando de afuera, como si no tuvieran nada que ver. Y así no se puede gobernar.” Con este tono, sin ahorrar una gota de dureza, el ex gobernador bonaerense se sumó ayer a Carlos Ruckauf en la pelea para que el gobierno nacional reconozca la deuda de 580 millones de pesos con la provincia y envíe fondos frescos a su distrito. Duhalde acusó a la Nación de estar buscando desgastar la imagen del PJ. Y anticipó que habrá un endurecimiento de posiciones de “los legisladores de varias provincias” en el Congreso Nacional.
–¿Lo sorprendieron los rumores sobre una renuncia del Presidente?
–Creo que es parte de la situación caótica que vive el país. Hay una usina de rumores en marcha y todos los días escuchamos versiones en ese sentido. Antes de ayer decían que el ministro de Economía iba a renunciar, después que el que se iba era el Presidente.
–¿A qué lo atribuye?
–No sé qué origen tienen, pero creo que el Gobierno tiene que gobernar, tiene que hacer cosas, de esa manera se irían superando los problemas. En este estancamiento lo único que tiene valor son todas estas cosas de tono mediático, que nadie sabe de dónde salen, pero que hacen daño.
–En la Alianza hay quienes acusan al PJ bonaerense de estar especulando con un adelantamiento de las elecciones.
–No es así. La verdad es que todo esto se puso en marcha con los dichos del vicepresidente de la Unión Cívica Radical, Angel Rozas. La escalada empezó con eso. Rozas dijo cosas razonables, pero puestas en boca del vicepresidente del partido y gobernador de una provincia ganaron repercusión.
–Usted fue, en los últimos 15 días, uno de los que más insistió en el tema de la supuesta mala salud del Presidente.
–También el que le hizo un gran favor fue su médico personal. Yo hace ocho meses, en programas de TV, dije ante el ministro del Interior (en ese momento era Federico Storani) que teníamos un problema adicional, porque el Presidente no estaba bien. Pero parece ser que este comentario humano se escuchó como si yo hubiera dicho un despropósito. Yo no lo noto bien. Ojalá tengan razón los que dicen que está perfecto, pero yo no lo veo así.
–¿Usted comparte la sugerencia que hizo Rozas a De la Rúa para que convoque a un nuevo pacto de unidad nacional?
–Eso ya se hizo dos veces... las cosas se hacen con tan poca fuerza que en definitiva nadie se entera y son convocatorias muy lavadas. En realidad yo creo que lo que tenemos que decidir primero es si queremos ser un país independiente o no. En el supuesto de que la respuesta sea sí, entonces haremos un acuerdo para tomar medidas en ese sentido. De la Rúa no está en una situación de fortaleza, sino en un momento muy difícil. Todos los partidos que lo llevaron al gobierno lo están mirando de afuera, como si no tuvieran nada que ver. Así no se puede gobernar. Es un gobierno que no hace fuerza.
–¿Y el PJ? Lo escuché decir que está “vacío de ideas”.
–Es cierto. No tenemos conducción estratégica. En este momento estamos muy mal porque el presidente formal del partido está detenido y los gobernadores están con problemas en sus provincias. Entonces el peronismo como partido no es una herramienta eficiente.
–¿Cómo están las negociaciones entre la Nación y la gobernación bonaerense?
–La provincia fue elegida como blanco por el gobierno nacional.
–¿Hubo algún avance en las negociaciones por el envío de fondos?
–No. Y creo que lo hacen a propósito. Quieren enfrentarse con las provincias y en particular con Buenos Aires.
–¿Por qué buscarían eso? –Para generar un desgaste. La verdad es que no se puede imaginar ninguna intención correcta, porque habían tomado el compromiso de mandar los fondos y después no lo hicieron, de una hora para otra.
–¿Los diputados de la provincia de Buenos Aires van a tomar posiciones más duras como respuesta?
–No. No es así. Lo que va a haber es un endurecimiento de todos los bloques, porque el problema no es sólo de la provincia de Buenos Aires. Hay provincias que están mucho peor, que hace dos meses que no pagan salarios, que tampoco pagaron el aguinaldo y a las que se les debe plata. Quiero decir que nosotros tenemos un problema, pero más grave aún es la situación de otras provincias a las que se les incumple desde hace mucho tiempo.
–¿Cómo recibió el procesamiento de Menem?
–Bueno, era algo muy esperado. Era esperado por los medios, se daba por descartado que iba a suceder. La Justicia debe seguir su curso y espero que haya una sentencia justa, que no lo tomen como un chivo expiatorio y si es condenado que lo hagan con pruebas concretas.

OPINION
Por James Neilson

Triunfadores morales

Parecería que el resto del mundo, una zona conocida como “los mercados”, cree que si Domingo Cavallo decide darse por vencido el país entero se desplomará porque ningún sustituto concebible estaría en condiciones de manejar los trozos que quedarían de la economía nacional. Mientras tanto, puertas adentro aumenta la cantidad de los que sospechan que aun cuando Mingo siga al mando la “recuperación” será a lo mejor mediocre y a lo peor no vendrá jamás. Es decir, propende a consolidarse la opinión de que por los motivos que fueran –políticos, psicológicos, externos, internos– la Argentina no logrará insertarse en el improvisado sistema internacional que está en vías de formarse sino que continuará vagando por la periferia, rebelándose, propinando a Wall Street un susto tras otro, probando suerte con “modelos” sui generis con toda probabilidad autoritarios y, claro está, volviéndose cada vez más angustiada, más miserable y más caótica.
Para algunos, tal desenlace sería fuente de cierta satisfacción lúgubre: supondrían quepor lo menos aquí el capitalismo salvaje habría sufrido una derrota humillante que lo mostraría en toda su vileza. ¿Y para los demás, los que no se sienten identificados con ninguna ideología o doctrina particular y sólo quieren vivir en paz y con dignidad, compartiendo, aunque fuera mínimamente, los bienes materiales que, según los medios de comunicación, abundan en otras partes? No les serviría de consuelo saberse a salvo de los horrores del consumismo.
Puede lucharse contra las características más desagradables del sistema socieconómico que está en boga y que, no obstante sus ataques esporádicos de fiebre, no muestra indicios claros de agotamiento procurando mantenerla a raya, saboteándolo en cada momento para poder celebrar con júbilo sus repetidos fracasos que atribuirán a las presuntas deficiencias filosóficas o morales de quienes dominan a los países más poderosos y de sus amigos locales. También se podría hacerlo construyendo un “modelo” no sólo más acorde con los gustos nacionales sino también tan productivo como cualquier otro o, si es posible, más eficaz aún, para que los triunfos propios sean auténticos y para que deje de ensancharse la brecha ya amplísima que separa a la Argentina del mundo rico. Sin embargo, por ahora cuando menos ningún grupo de defensores de las esencias nacionales amenazadas ha hecho el menor esfuerzo por imaginar una “alternativa” que podría sobrevivir más de un par de semanas, razón por la que el eventual colapso del “modelo” que tanto odian sería un desastre sin atenuantes.

 

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