Por Felipe Yapur
Carlos Ruckauf enfrenta el
peor momento de su gestión frente a la provincia de Buenos Aires.
Es el blanco de las acusaciones tanto del oficialismo cuanto del menemismo.
Ambos sectores, por distintos motivos, lo sindican como uno de los autores
de las intrigas que buscan debilitar al gobierno de Fernando de la Rúa.
El lo niega. Se defiende amenazando con renunciar fruto de una operación
de desgaste que proviene del gobierno nacional y que se traduce
en el incumplimiento de compromisos asumidos por el propio Presidente,
situación que dice le dificulta pagar sueldos y aguinaldos.
Ayer cambió la estrategia, confirmó su permanencia al frente
de la provincia e intentó sin éxito entusiasmar
a intendentes, legisladores y dirigentes sindicales con una movilización
hacia Plaza de Mayo para exigir el pago del dinero adeudado. De todas
formas, fiel a su estilo de no romper lanzas con De la Rúa, aseguró
que a pesar de los ataques no cortará el diálogo con
la Nación.
Durante la reunión de gobernadores del martes, el bonaerense fue
uno de los más efusivos y duros a la hora de los discursos. Tan
duro fue que hasta llegó a amenazar con dimitir a su cargo. Esto,
según relataron fuentes bonaerenses, provocó la convocatoria
de Eduardo Duhalde al cónclave. Además, sostienen, en ese
mismo momento el gobernador anunció por primera vez su intención
de promover una movilización.
Dirigentes cercanos a Ruckauf insisten en desmentir tanto la versión
de la renuncia como de la movilización. Sin embargo, el diputado
Jorge Remes Lenicov afirmó lo contrario cuando ayer reprodujo la
frase del gobernador pronunciada en la sede del CFI: Si el presidente
De la Rúa no va a cumplir con las provincias y este país
va a ser ingobernable, entonces yo también renuncio y pido la renuncia
del Presidente.
Es un disparate, Ruckauf jamás renunciaría,
aseguró a Página/12 un vocero del gobernador, quien además
agregó: El responsable de esa versión es Alberto Kohan.
Allí no termina la búsqueda de responsables de los
ataques contra Ruckauf. Su gente insiste en el gobierno nacional:
Ellos dicen que nosotros buscamos perjudicarlos, pero no tienen
evidencias para demostrarlo. En cambio nosotros sí. La prueba es
la deuda de 500 millones que no nos pagan. Sin duda, una muestra
de la multiplicidad de frentes de conflicto que mantiene el gobernador.
Consciente de la grave situación que vive, Ruckauf convocó
a la casa de Gobierno de La Plata a todos los intendentes justicialistas,
a diputados y senadores nacionales y provinciales, y al presidente del
PJ bonaerense, Eduardo Duhalde.
Durante el encuentro, el gobernador buscó comprometer a todo el
PJ de la provincia en su cruzada contra el apriete del gobierno
nacional. Pero esta vez no fue él quien promovió medidas
de acción directa; prefirió volver a su rol de administrador
y a través de un crudo diagnóstico generar la reacción
que busca: Yo me hago cargo de la provincia hasta el 2003 y Duhalde
de la política, dijo para luego destacar que la crisis que
enfrenta: La Nación no cumplió con los pactos acordados,
tampoco lo hizo el propio De la Rúa, quien la semana pasada me
dijo que enviaba el dinero para los sueldos. Y no cumplió,
se quejó.
Según varios de los participantes consultados, Ruckauf no dudó
en acusar al gobierno nacional de ser los que esmerilan su
gestión. También destacó que hay un sector de la
Alianza, más específicamente Raúl Alfonsín,
que busca sacar provecho partidario de esta crisis para romper la
hegemonía del PJ en la provincia desde 1987.
El discurso del gobernador fue efectivo. Hugo Curto, el intendente de
3 de Febrero, propuso entonces la movilización a Plaza de Mayo.
Pero no encontró el eco esperado. Algunos intendentes y otros tantos
legisladores muchos de extracción sindical se opusieron
a la propuesta. Nosotros vamos a la plaza, pedimos la guita que
nos deben y el gobierno responde acusándonos de desestabilizadores.
Entonces terminamos pagando el costopolítico de algo que armó
Ruckauf, en lo que él no aparece y que le permite después
sentarse con (Domingo) Cavallo a negociar, se quejaron.
Ante esto, los hombres de Ruckauf también tienen una respuesta.
Aseguran que la función para la que fue elegido es la de gobernar
y por ello las acciones políticas la debe encabezar el partido,
que preside Duhalde, y los sindicatos.
Esa no fue la única propuesta. Varios intendentes, más ortodoxos,
promovieron la posibilidad de generar recortes de gastos y buscar financiación
en el mercado financiero.
Otros, en cambio, se mostraron más proclives a un camino que permita
a la provincia cubrir gastos sin aumentar su endeudamiento con los bancos.
Estos últimos sostienen que la creación de un bono bonaerense
permitirá afrontar los sueldos públicos y, de paso, girar
a las pequeñas y medianas empresas para intentar una reactivación.
De todas formas, el gobernador piensa que todavía tiene posibilidades
de superar esa resistencia. El próximo martes el partido se reunirá
para decir qué medidas tomarán. Ruckauf planea fiel
a su estilo no interrumpir el diálogo con la Nación
para demostrar que no es un conspirador a pesar de que, como
dice un estrecho colaborador, tiene mucha bronca por lo que le están
haciendo vivir.
Duras críticas
del bloque
Es hora de que el oficialismo haga su propia autocrítica,
porque la única verdad es la realidad, afirmaron los
diputados justicialistas y acusaron a sus pares de la Alianza de
culpar a los demás por los propios errores y por las
ineptitudes a la hora de gobernar. En respuesta a la denuncias
del Gobierno de que el gobernador bonaerense Carlos Ruckauf intenta
desestabilizar al presidente Fernando de la Rúa,
el bloque del PJ emitió un comunicado en el que enumera una
serie de desaciertos de políticos, económicos y sociales
del oficialismo que a su juicio condujeron a la actual crisis. Los
legisladores peronistas señalaron, por ejemplo, que los problemas
comenzaron cuando el ex ministro de Economía José
Luis Machinea abortó la incipiente reactivación de
la economía esbozada en el último trimestre de 1999
a través de sucesivos impuestazos o cuando el
ex vicepresidente Carlos Alvarez decidió renunciar al cargo
que le había confiado la ciudadanía. La bancada
del PJ también recordó el desplome del
blindaje a partir de las denuncias que colocaban a la Argentina
como un paraíso de narcolavadores e incluyó
en la nómina el caso de cuando el ministro de Salud
(Héctor Lombardo) sembró dudas sobre la salud del
Presidente. La grave situación económica
es, por lo tanto, pura y exclusiva responsabilidad del gobierno
nacional, concluyeron los diputados justicialistas.
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Un plantón
de la CGT
Fernando de la Rúa los había convocado a la ronda
de diálogo que improvisó el Gobierno frente a la crisis,
pero lo dejaron plantado. Rechazamos la invitación
en solidaridad con los gobernadores peronistas por la enorme deuda
que la Nación tiene con las provincias que no permite el
pago de sueldos y aguinaldos de miles de compañeros,
explicó el secretario general de la CGT oficial, Rodolfo
Daer. El sindicalista recordó, además, que esa central
sindical rechaza el llamado de la ministra Patricia Bullrich a renegociar
los convenios colectivos de trabajo y advirtió que antes
hay que acordar el nuevo salario mínimo.
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