Por Eduardo Videla
Un sistema de 25 reservorios
subterráneos, con capacidad para absorber más de un millón
de metros cúbicos de agua, pueden convertirse en una solución
a corto plazo para el problema de las inundaciones en la ciudad de Buenos
Aires. Así lo sostiene el gobierno porteño, cuyo titular,
Aníbal Ibarra, lanzará hoy la primera etapa del proyecto,
que constará de trece tanques cilíndricos, a construirse
en un plazo de tres a dieciséis meses a partir de la licitación,
con un costo de 110 millones de pesos. Esto permitiría duplicar
la capacidad de absorción del sistema hidráulico de la ciudad,
que hoy es de 30 milímetros de lluvia en una hora.
Ibarra no quiere que otra tormenta como la de enero último haga
naufragar a barrios enteros de la ciudad y ponga en jaque a su gestión.
Por eso, decidió buscar soluciones complementarias del Plan Hidráulico
de la ciudad, que está en marcha, pero que transita a marcha lenta
por la complejidad de las obras.
A partir de lo sucedido el 24 de enero, puse al área de Obras
Públicas a buscar una alternativa de corto plazo para los vecinos,
al entender que la obra estructural prevista en el Plan Hidráulico
debía ser acompañada por una respuesta inmediata y eficaz
al problema de las inundaciones, dijo anoche Ibarra a Página/12.
El 24 de enero cayó en la ciudad una lluvia record de 147 milímetros
en dos horas, que hizo colapsar todos los desagües, en especial el
arroyo Vega, que circula debajo de la calle Blanco Encalada, en el barrio
de Belgrano. Las obras que debían resolver en parte el problema
un canal aliviador estaban paralizadas por problemas técnicos
y fueron retomadas un mes después.
La solución que encontraron los técnicos de Obras y Servicio
Públicos fue la construcción de reservorios, enormes cilindros
con una profundidad de 25 a 30 metros, conectados a los arroyos entubados
Maldonado, Vega y Medrano, para descargar su caudal cuando éstos
se vean desbordados por lluvias muy intensas.
Tres de esos reservorios serán construidos debajo de los estadios
de fútbol de los clubes Atlanta, All Boys y Argentinos Juniors,
y estarán conectados al arroyo Maldonado. Los técnicos descartaron
la idea de hacer allí, debajo del césped, unos tanques de
cuatro metros de profundidad, y optaron en cambio por una experiencia
que resultó exitosa en ciudades de Francia y Holanda,
explicaron voceros del gobierno porteño.
Los reservorios son grandes cilindros de hormigón, con un diámetro
de entre 16 y 40 metros y paredes de entre 50 y 150 centímetros
de espesor. Esta tecnología es utilizada por empresas argentinas
para construir los pozos de hasta 30 metros de profundidad, informó
el gobierno porteño.
Cuando la intensidad de la lluvia supera la capacidad de absorción
de los arroyos entubados, el agua desborda hacia calles y avenidas y hasta
ingresa en las casas sin pedir permiso. Con los reservorios habilitados,
el agua excedente se derivará hacia allí. Cuando el temporal
cesa, tres bombas hidráulicas vaciarán los depósitos,
que quedarán preparados para afrontar una nueva lluvia. Las
bombas tendrán capacidad para vaciar los tanques en un lapso de
entre 10 y 24 horas, dice el informe de los técnicos. Los
reservorios cuentan además con un sistema de lavado que evita la
acumulación de barro y disminuye los costos de mantenimiento.
El método ofrece varias ventajas durante la etapa de construcción:
a diferencia de los canales aliviadores, no será necesario sortear
las interferencias de caños de agua, electricidad o gas. La gran
mayoría será construido en plazas, calles de poca circulación
y zonas linderas a las vías del ferrocarril, con el fin de reducir
el impacto en el tránsito vehicular.
La solución para el barrio de Belgrano ya estaba en marcha con
la reanudación de las obras del aliviador del Vega, que corre bajo
la calle Monroe. Pero esos trabajos no son suficientes para resolver el
problema en esa zona: también es necesario instalar unas compuertas
reguladoras en ladesembocadora del arroyo. Estas compuertas estarán
cerradas durante los días de buen tiempo, para que el agua del
Río de la Plata no ingrese por el entubamiento. De esta manera,
el arroyo Vega y su aliviador estarán en mejores condiciones para
recibir el agua de las lluvias. Durante una tormenta, cuando el nivel
de agua en el conducto alcance la altura del río, las compuertas
se abrirán para permitir la descarga. En otra de las zonas afectadas,
el Barrio River, deberá hacerse una nueva red pluvial y un desagüe
independiente del Vega.
La obra de los trece reservorios será anunciada hoy por Ibarra
en el Centro Argentino de Ingenieros. Lo acompañarán directivos
de esa entidad, el secretario de Obras y Servicios Públicos, Abel
Fatala, el decano de la Facultad de Ingeniería de la UBA, Carlos
Raffo, y representantes de la Unión Industrial Argentina y la Cámara
Argentina de la Construcción. Para la ejecución de la obra
fueron reasignados 16 millones del presupuesto de este año, a los
que se sumarán 50 millones del presupuesto 2002 y 44 millones del
correspondiente al 2003.
EMPEZO
LA REMODELACION DE LA ESTACION FERROVIARIA
Cambio de cara para Lacroze
Como Constitución y Retiro,
la Estación Federico Lacroze también cambiará de
cara. La empresa Metrovías concesionaria del servicio de
subtes y del ex Ferrocarril Urquiza tiene a su cargo la ampliación
y remodelación de la estación, una obra que incluye la conexión
entre la estación ferroviaria y la terminal de la Línea
B y la instalación de un ascensor y rampas para discapacitados.
Los trabajos comenzaron en noviembre y la empresa prevé que estarán
terminados dentro de tres meses.
El edificio, construido a mediados de la década del 50, cambiará
completamente de look: en las paredes exteriores del hall, que dan a las
avenidas Federico Lacroze y Guzmán, predominan las superficies
vidriadas -paredes y ventanales, lo que le dará al lugar
mayor luminosidad durante el día y, además, una integración
con el entorno de la estación. El hall, de 14 metros de altura,
tiene unos 2500 metros cuadrados de superficie, después de que
los arquitectos ganaron espacio cubierto hacia un sector de la vereda,
sobre la avenida Lacroze. De esa superficie, habrá 600 metros cuadrados
ocupados por locales comerciales, un minibanco y un locutorio.
En el medio de ese espacio se abre hoy un gran foso, tapado para los ojos
del público por una empalizada: esa es la abertura que permitirá
el acceso al subterráneo sin necesidad de salir a la calle. Las
dos plantas se comunicarán por dos escaleras mecánicas y
una fija, más un ascensor de 900 kilos de carga útil, para
personas con movilidad reducida. Hoy, los pasajeros que vienen por el
ex Urquiza y quieren tomar la Línea B deben entrar por una boca
ubicada en el medio de la avenida Federico Lacroze. Cada día hábil
llegan a la estación del ex Ferrocarril Urquiza 31.000 pasajeros
que provienen de la zona noroeste del Gran Buenos Aires (San Miguel, Bella
Vista, General Lemos). En la estación de subtes que lleva el mismo
nombre, suben diariamente 53.000 personas. La obra prestará atención
también al patrimonio cultural de la estación: ha sido restaurado
un mural del artista Luis Perlotti, realizado en 1957 sobre piedra tallada,
una obra de 9 metros de longitud que estaba olvidada en el hall y ahora
fue instalada sobre el frente, en la avenida Lacroze, protegida por un
cristal de seguridad.
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