Por Eduardo Tagliaferro
Sabe que tomó una decisión
histórica y no recurre a la falsa modestia para disimular su satisfacción
por el trabajo que realizó. Muestra con orgullo la lapicera Mont
Blanc Presidente que le regaló un ex jefe de la Policía
Federal, con la que firmó la prisión preventiva de Carlos
Menem. En un reportaje concedido a Página/12, el juez federal Jorge
Urso explica la calificación de la asociación ilícita
por la que lo procesó. Una cuestión política
se puede debatir, un delito no, afirma descartando que los hechos
que le imputó a Menem sean un hecho político no judiciable.
No soy menos juez por haber sido nombrado durante la presidencia
de Menem, sostiene este abogado de 44 años.
¿Cómo vive el día después?
Me siento muy conforme con el trabajo realizado. Los 25 integrantes
del juzgado han trabajo denodadamente. Aquí trabajan muchos chicos
jóvenes que mostraron una solidaridad enorme y un amor por la camiseta
muy grande. Estoy satisfecho en que el juzgado haya actuado tan aceitadamente.
¿Está contento?
No, no es felicidad lo que define el estado de ánimo de quien
le corresponde analizar una responsabilidad penal. No encuentro alegría
en la firma de mi resolución; estoy satisfecho de haber coronado
un trabajo de seis años y medio. Hubiese preferido no haber tenido
que tomar esta decisión, ya que desearía que los hechos
no hubieran existido.
¿La opinión pública lo condicionó al
momento de emitir su fallo?
Es la misma sensación que debe tener un jugador de la selección
que tiene que patear un penal ante la mirada de todo el estadio y de todos
los que miran por televisión. Todos pateamos los penales. Uno siente
la responsabilidad. Sería mentiroso decir que esta es una causa
como cualquiera. En todo momento he tenido conciencia histórica
de lo que significaba esta resolución. Hemos sido detallistas hasta
lo más mínimo. Tengo dos secretarios agudísimos como
Juan Martín Hermida y Federico Novello, que aportaron al análisis
de los hechos en forma muy valiosa.
Los que cuestionan la calificación de asociación ilícita
dicen que esta figura debe ser tenida en cuenta en los casos en los que
se altera la paz social y el orden público. ¿Algunos de
estos dos hechos estuvieron presentes en el expediente que usted instruye?
En el título que engloba el catálogo de la asociación
ilícita, defino precisamente que la alteración del orden
público es una de las características de esta figura. No
nos olvidemos que nosotros tuvimos cuestionamientos desde Perú,
un aliado tradicional de nuestro país, por habernos inmiscuido
en la Guerra del Cóndor; tuvimos notificaciones internacionales
por haber violado el embargo de las Naciones Unidas en la guerra de los
Balcanes y planteos desde el exterior. También hay elementos normativos
que en este caso se cumplen todos: la multiplicidad de personas, la consumación
de hechos delictuosos indeterminados, la definición en el tiempo,
la ejecución de roles, las conductas intercambiables, el acuerdo
de voluntades. A mi juicio todas estas cuestiones han sido acabadamente
evaluadas y desmenuzadas.
La polémica en torno a la asociación ilícita,
¿es porque aparece enquistada en un gobierno o por los personajes
que están involucrados?
Esto tiene varias respuestas posibles. La primera se explica porque
muchas veces quienes cuestionan la figura lo hacen intencionalmente. Otras
veces ha sido cuestionada por la ignorancia de las cosas que instruye
un juez. También hay quienes la interpretan en un marco muy estático
cuando la asociación ilícita es delito de pura acción
y al detenerla se pierde la dinámica del trabajo de un grupo de
personas asociados previamente para llevar adelante conductas delictuosas
indeterminadas. A cualquier individuo medio le cuesta trabajo pensar que
desde una institución gubernamental pueden aunarse voluntades para
llevar adelante estos ilícitos. No quiere creerlo.
¿Detrás de estas objeciones puede expresarse un temor
de la dirigencia política?
Juzgar a un ex Presidente es un antecedente. La preocupación
de los políticos es un terreno en el que no me corresponde incursionar.
En el fallo expresó que estaba frente a un hecho no judiciable.
¿Siempre lo pensó así?
Una cuestión política se puede debatir, un delito
no. Desde la política se podría haber discutido si la Argentina
debía participar en la fabricación de armamento y su posterior
venta. Postura a la que yo no adscribiría. Es más, yo intentaría
desmontar la industria bélica, pero este sería un sano debate.
Esto no es lo mismo que amparar actitudes delictuosas detrás de
la existencia de una cuestión política. Cuando la acción
tiene características que están contempladas en el Código
Penal, deja de ser política. Desde 1893, en la doctrina de Cullen
contra Llerena se ha mantenido este criterio judicial. Me permití
esta cita para que se valore que esto es lo que se pensó siempre
en la Justicia.
¿Tuvo llamados, presiones o sugerencias antes de emitir su
fallo?
Uno recibe las presiones en la medida en que es permeable. No me
he sentido presionado. La única presión que sí sentí
es la de estar a la altura de las circunstancias. La peor presión
que sufrí es la mía propia. Sugerencias siempre hay. Algunas
con buena voluntad, otras no tanto.
¿De qué manera se presiona a un juez?
Hay tantas formas como personalidades. Algunos lo han sugerido desde
las editoriales de un periódico. Hay quienes son sutiles, casuales
y quienes son muy directos. Al tomar decisiones en esta causa no me he
sentido presionado en ningún momento. No me ha llamado nadie.
¿Qué piensa de Carlos Menem, como hombre público?
Es la personalidad que signó la vida del país y en
el tratamiento de la cuestión penal siempre me ha animado el trato
respetuoso que merece quien ha ocupado la más alta magistratura
del país y que en mi caso personal me ha designado juez de la Nación.
Incluso transcendió que en la primera audiencia yo esto se lo expresé
a Menem.
¿Qué le pasa a usted cuando enfrenta a alguien involucrado
en delitos graves y tiene por él un fuerte respeto?
Se producen sentimientos muy contradictorios. Por eso la ley es
sabia y el juez sólo tiene que administrarla. La ley y el derecho
no permiten que interfieran los sentimientos en un juez, y esto a un juez
penal le pasa todos los días. Tengo obligación penal de
aplicar la ley, incurriría en un delito sino lo hiciera.
En 1998 usted desestimó el pedido del fiscal Carlos Stornelli
sobre la existencia de una asociación ilícita en la causa,
¿qué cosas lo llevaron a cambiar de opinión?
La falta de mérito que había considerado para el general
Martín Balza quiso decir que no me alcanzaban los elementos para
pensar de otra manera. Las pruebas se fueron acumulando a partir de ese
momento e incluso la posición del tribunal de alzada fueron una
guía. Desde el 4 de abril, día del fallo de la Sala II que
me orientó a avanzar en la figura de la asociación ilícita,
la causa creció 42 cuerpos. Un tercio del total del expediente
se escribió en 3 meses; en estos 42 cuerpos hay pruebas valiosas.
No se puede decir que esta causa durmió seis años y se aceleró
en 3 meses. Esta causa lleva seis años y tres meses. Cuando uno
tiene el contorno del rompecabezas armado, tiene más definido lo
que busca. Busca el núcleo. Además hubo pruebas que han
sido gatillo de otras pruebas. Se han presentado testigos que aportaron
pruebas contundentes. En los últimos 3 meses hubo cuatro detenidos,
pero en los seis años anteriores hubo 40 personas involucradas.
¿Tiene algún indicio o sospecha de que la voladura
de la fábrica militar de Río Tercero fue intencional?
¿Por qué vuela Río Tercero en el momento en
que voló? No voy a responder más de esto porque no soy juez
de esa causa. Si hubiera unarazón de conexidad, la incorporación
a este expediente de la causa que se trámita en Córdoba
ayudaría a armar las piezas sueltas que están quedando.
¿Cuáles fueron los absurdos más grandes que
escuchó en estos años?
Hemos escuchado testimonios como que las armas fueron a Venezuela
pero fueron lanzadas en paracaídas cuando los aviones pasaban por
Ecuador. También se nos mostraron caños de desagüe
y se nos dijo que era una parte de un cañón CALA. En esta
causa uno avanzó al tanteo y fuimos aprendiendo hasta de que manera
se contestan los cables diplomáticos.
¿Son los últimos tramos de la causa?
La causa no terminó ni mucho menos. Por lo pronto tenemos
que recibir las respuestas de Estados Unidos y Uruguay en la denominada
ruta del dinero. Hay varias indagatorias y testimonios pendientes,
entre ellos el de Alberto Kohan. Claro que se terminó de instruir
una parte importante.
El día en que citó a Menem se difundió un informe
sobre un supuesto enriquecimiento suyo. ¿Fue una coincidencia?
Me llamó mucho la atención, ya que fue una campaña
de satanización mía que corrió paralela con el avance
de la causa.
Usted, ¿es o fue menemista?
No es así. Yo soy juez y debo constreñirme a cumplir
el mandato que me da la ley. El apellido menemista es antojadizo, me lo
endilgaron interesadamente. Fui designado juez por el doctor Menem de
la misma manera en que desde 1853 hasta 1994 se nombraron los magistrados.
Que la designación la haya propuesto Menem no me hace menos juez.
Por lo demás tengo pensamiento político como todo ciudadano,
lo que no debo hacer es volcarlo en el expediente.
Algunos menemistas con los que usted tiene relación personal,
¿intentaron influir sobre usted?
Yo tengo un amigo personal que es Miguel Angel Toma y se ha portado
como un caballero. No me llamó en ningún momento, ni trató
de influir para nada en mi pensamiento. También tengo que destacar
lo respetuoso que fue Adolfo Bagnasco, con quien teníamos mucho
trato personal.
Menem
quiere ser senador suplente,
pero la ley electoral se lo impide
Su entorno desempolvó la idea de la postulación en octubre.
Pero iría como suplente �no compañero de fórmula� de su hermano
Eduardo. No obstante, el código electoral impide a los presos
presentarse.
Eduardo
Menem estuvo ayer,
como cada día, en Don Torcuato.
El senador reflotó la estratagema de postular a
su hermano.
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Por Diego Schurman
y Santiago Rodríguez
Desde que Carlos Menem fue detenido,
los menemistas exploran cuanta alternativa existe para sacarlo en libertad;
ayer desempolvaron una idea que habían barajado en algún
momento: que el ex presidente se presente como candidato a senador por
La Rioja en las próximas elecciones. Ante la imposibilidad de hacer
campaña, Carlos iría como suplente de su hermano Eduardo,
quien después de los comicios renunciaría para dejarle el
lugar. Los ideólogos de esa jugada sostienen que el Pacto de San
José de Costa Rica permite a Menem a postularse, a pesar de estar
procesado y detenido, y apuestan a un pronunciamiento de la Justicia en
favor de su liberación una vez que sea elegido, aunque reconocen
que se trataría de un leading case, ya que no tiene antecedentes.
El Código Electoral, sin embargo, establece que los detenidos no
pueden ser candidatos.
La posibilidad se había charlado hace ya tiempo y volvió
a formar parte de la conversación. Incluso, podría llegar
a anunciarse mañana (por hoy) en conferencia de prensa, confirmó
a Página/12 uno de los dirigentes que ayer estuvo de visita en
la quinta de Don Torcuato. También precisó en qué
consiste la idea: La lista llevará como candidatos a senadores
a Eduardo y a Ada Maza (hermana del gobernador de La Rioja, Angel Maza).
Carlos será suplente y asumiría a partir de la renuncia
del hermano.
Los menemistas no pueden demorarse en tomar la decisión: el plazo
para la presentación de las candidaturas en La Rioja vence esta
noche. Y si finalmente deciden jugar esa carta, sería el Consejo
Provincial del PJ riojano el que formalmente le ofrecería a Menem
ocupar un lugar en la lista de senadores durante una reunión que
por la tarde mantendrán los principales dirigentes peronistas del
distrito, adonde Eduardo Menem viajó a última hora de ayer.
El objetivo del plan Menem 2001 apunta a agregar mayor presión
política en busca de la liberación del ex presidente.
El entorno que lo aconseja sabe que la elección de Carlos como
senador no implica que será liberado en forma automática.
Sin duda reconocen es un leading case porque no existen
antecedentes.
Antes que eso, sin embargo, los menemistas deberán dar otra batalla
legal: la que se abrirá en torno a si Menem puede o no ser candidato.
Los procesados pueden hacerlo, pero en el ex Presidente se encuentra,
además, detenido. Sus consejeros aseguran que Menem está
habilitado a presentarse como candidato en razón de no estar condenado,
amparándose en la letra del Pacto de San José de Costa Rica.
Un juez electoral de amplia trayectoria consultado por este diario sostuvo,
por el contrario, que Menem no está en condiciones de postularse:
El Código Electoral establece que no pueden ser candidatos
los condenados o detenidos, sin importar cuál sea la condición
de su detención, aclaró.
Después de ser Papa no podría ser sacerdote,
dijo Menem más de una vez desde que dejó la Presidencia
para descartar cualquier candidatura menor. Si ahora va de suplente a
senador será que piensa que en un caso de fuerza mayor un Papa
bien puede volver a ser monaguillo.
EL
NEW YORK TIMES CELEBRO EL PROCESAMIENTO DE MENEM
Serio golpe a la inmunidad
El New York Times, uno de los
dos diarios más influyentes de los Estados Unidos (y más
importantes del mundo) dio larga cuenta, con cierta algarabía,
del procesamiento de Carlos Menem. El matutino le dedicó una extensa
nota en la sección internacionales titulada Argentina juzgará
al ex presidente por tráfico de armas. La decisión
de ayer fue un serio golpe a la inmunidad legal de la que tradicionalmente
disfrutaron los principales políticos argentinos y que durante
ese período (el del gobierno de Menem) alentó la corrupción
es uno de los párrafos más fuertes de la nota del corresponsal
en Buenos Aires, Clifford Kraus. A continuación, los fragmentos
más destacados del texto.
La acusación de
Urso amenaza con complicar los esfuerzos del Presidente Fernando de la
Rúa para trabajar con el Congreso para reactivar la economía
y negociar un acuerdo con los gobernadores de la oposición para
atender a muchas provincias que están cerca de la bancarrota. Muchos
gobernadores de la oposición mantienen todavía informales
alianzas con el ex presidente, quien todavía es influyente aquí.
Los abogados de Menem
dijeron que apelará el procesamiento ante la Corte Suprema, un
organismo controlado por jueces que él mismo nombró durante
su mandato, entre 1989 y 1999. La decisión de ayer fue un serio
golpe a la inmunidad legal de la que tradicionalmente disfrutaron los
principales políticos argentinos y que durante ese período
alentó la corrupción.
Los líderes del
Partido Justicialista, el más grande de la Nación, no se
pronunciaron sobre el procesamiento y desde que se produjo, su arresto
tuvo un mínimo impacto en la gobernabilidad del país.
Pero en las últimas
semanas, el hermano de Menem, el senador Eduardo Menem, y su sobrino,
el diputado Adrián Menem, amenazaron al gobierno de De la Rúa
en un intento de evitar el procesamiento. Sugirieron que el gobierno de
De la Rúa está promoviendo la persecución para distraer
la atención del creciente desempleo.
Mientras tratan de convencer
el Presidente De la Rúa de que intervenga en la situación
de Menem, los aliados del ex Presidente juraron que presionarán
para llevar a declarar al ministro de Economía, Domingo Cavallo,
en la causa. Cavallo firmó diversos decretos autorizando las transferencias
de armas. Si Cavallo, quien está dirigiendo sus esfuerzos para
sacar a la Argentina de los tres años de recesión, se viera
involucrado en el escándalo, sería una gran vergüenza
para el gobierno.
De la Rúa no comentó
ayer el procesamiento de Menem, pero ha dicho insistentemente que no interferirá
en las resoluciones de la Justicia. El ex presidente Raúl Alfonsín,
presidente del gobernante partido radical, dijo que los problemas legales
del ex presidente fueron inconvenientes para los esfuerzos del gobierno
para alcanzar un consenso entre todos los argentinos para superar
este tiempo de dificultad que estamos atravesando.
El procesamiento de Menem
disparó otra vez los bonos y acciones argentinas, que vienen cayendo
por los rumores de que De la Rúa renunciará (...) De la
Rúa dijo que ésa no es su intención, pero sus problemas
políticos, que se profundizan, fueron coronados esta semana por
Angel Rozas, otro radical, quien dijo del Presidente: Creo que los
acontecimientos lo desbordaron.
Si es hallado culpable,
Menem podría pasar diez años en prisión. En un signo
de su durable influencia, recibió delegaciones de legisladores
justicialistas, y gobernadores casi diariamente durante el último
mes. Y el lunes, mientras celebraba su cumpleaños, una caravana
de cien autos llenos de activistas partidarios pasó por la casa
pidiendo su liberación. Lo compararon con Juan Domingo Perón,
el fundador del Partido Justicialista y ex presidente de la Argentina,
quien fue también arrestado durante su carrera política.
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