Por Sarah Boseley
*
Desde
Lausanne, Suiza
Un mundo feliz a elección
del consumidor, donde las parejas que quieren un bebé pueden determinar
si será nena o varón, está emergiendo: una clínica
de Estados Unidos ya ha producido unos 200 bebés de diseño
con la ayuda de una máquina que selecciona los espermatozoides.
El éxito de la técnica, su simplicidad y costo relativamente
bajo, ya generan el comienzo de una peregrinación desde los países
europeos donde estas técnicas se cuestionan éticamente.
El procedimiento demora unas pocas horas y sale 2000 dólares. La
mayoría de las parejas que visitan el Instituto de Genética
e IVF en Fairfax, Virginia, quieren una nena o un varón por motivos
personales, aunque la técnica también se usa para evitar
alteraciones genéticas heredadadas por uno u otro sexo.
Harvey Stern, el genetista clínico de la institución, dijo
que ayudar a las parejas a tener un hijo del sexo que prefieren no le
plantea problemas éticos, aunque reconoció que no es aceptable
en otros países. Para mí esta es una manera de ayudar
a las parejas a tener niños saludables y deseados, dijo al
revelar los últimos resultados obtenidos en la clínica en
la conferencia de la Sociedad Europea de Reproducción Humana y
Embriología, en Lausanne, Suiza.
Muchas de las parejas dicen amo a mis hijos o hijas, pero
me gustaría tener una nena porque quiero comprar vestiditos o quiero
un varón para dejarle mis viñedos, relató.
A las parejas no se las acepta para el tratamiento a menos que ya tengan
al menos un niño del sexo opuesto al que están buscando.
Elegir el sexo de un niño en el laboratorio por medio de la selección
embrionaria está prohibido en Gran Bretaña como en
otros países europeos excepto que sea para eliminar el riesgo
en un bebé que heredaría una condición médica
definida por el género, como hemofilia o distrofia muscular.
Alan y Louise Masterton, de Monifieth, en Escocia, tienen cuatro varones
y buscan desesperadamente una nena después de que su hija Louise,
de tres años, muriera en un accidente. Actualmente están
planteando un reclamo a la autoridad en fertilización humana y
embriología (HFEA) basándose en la legislación sobre
derechos humanos. Pero la HFEA ha dejado en claro que no hará una
excepción. Sin embargo, como las normas hablan de selección
de embriones, no hay reglas que impidan a una clínica ofrecer un
sistema de selección de semen. De hecho, un par de clínicas
lo hacen, pero con técnicas que tienen un índice de éxito
mucho menor.
Uno de los principales argumentos éticos contra la selección
de sexo, dijo el doctor Stern, fue que discrimina contra las mujeres.
Pero estamos haciendo más nenas que varones, replicó.
La máquina, llamada MicroSort, es más exitosa para detectar
el cromosoma X del esperma, que genera mujeres. La tasa de éxito
de la máquina para las nenas es de 92 por ciento, comparado con
el 72 por ciento cuando se la programa para selecciona el cromosoma Y,
para varones.
Aproximadamente un 80 por ciento de las parejas que llegaron a Fairfax
querían seleccionar el sexo de su hijo por razones de equilibrio
familiar, según el doctor Stern, pero el otro 20 por ciento
lo hicieron por el peligro de la transmisión de una enfermedad.
Stern dijo en la conferencia que la máquina MicroSort permite confiar
que el 90 por ciento de los embriones creados durante el tratamiento de
fertilidad, que combina los óvulos de la mujer con los espermatozoides
en laboratorio, son femeninos. Luego se los analiza genéticamente
para asegurar que sólo se implanten embriones femeninos en el útero.
* De The Guardian, especial para Página/12
LA
EVALUACION DE DOS ESPECIALISTAS EN EL TEMA
En Argentina puede hacerse
La posibilidad de elegir que
un hijo sea varón o nena despierta inevitables debates y discusiones
sobre la dimensión ética del procedimiento. En la Argentina
no existe una ley que regule la fecundación asistida, sino unos
lineamientos apuntados por la Sociedad Argentina de Esterilidad y Fertilidad.
Ante el lábil límite, Página/12 consultó a
dos especialistas, que si bien ofrecieron visiones diferentes sobre las
parejas que eligen el sexo de su bebé por deseos personales, ambos
destacaron la importancia del método para prevenir enfermedades
genéticas ligadas al sexo. En Buenos Aires, un instituto tiene
un convenio con el de Fairfax para realizar el polémico tratamiento,
pero aquí cuesta 8000 dólares.
Claudio Chillik, especialista en reproducción, defendió
los motivos médicos en la elección del sexo:
Tienen que ver con evitar bebés que nazcan con enfermedades
que se transmiten genéticamente a los individuos de un determinado
sexo, como enfermedades neurológicas muy graves, por las que, por
ejemplo, el varón puede morir y la mujer sólo es portadora.
Para la prevención de estos casos, Chillik considera ética
la selección.
En este punto no hay discusión. Sergio Pasqualini, director del
Instituto Hálitus, coincide con su colega en la viabilidad del
procedimiento, aunque segura que no tienen un 100 por ciento de
efectividad. Ambos profesionales destacan que el único procedimiento
seguro para determinar el sexo es la realización de una biopsia
preimplantatoria, cuyo fin es seleccionar los embriones de un determinado
sexo, descartando los del sexo opuesto. Tanto Pasqualini como Chillik
se preocupan en aclarar que este procedimiento es éticamente correcto
solamente para casos extremos.
Las diferencias aparecen cuando la elección se basa en lo que Chillik
define como motivos sociales: esto es, la búsqueda
de un varón o una nena por un simple deseo, que puede tener infinidad
de motivaciones distintas. El instituto que dirige Pasqualini tiene un
convenio con el que realiza el método en Estados Unidos, al que
le envían una muestra de semen congelada, donde es procesada y
luego devuelta para realizar la inseminación. Está
todo protocolizado, aclara Pasqualini, y apunta que la mayoría
elige por el deseo de tener un chico de determinado sexo. El no
ve nada malo en esto: No hay problema de hacerlo pero tiene un costo
muy alto, de 8.000 dólares. Solamente un aparato de este tipo cuesta
130 mil dólares. Chillik, por su parte, considera que no
es ético realizarlo por un simple deseo. Y sentencia: No
hay que abusar de la tecnología, no todo aquello que se puede hacer
debe hacerse.
UNA
INVESTIGACION ABRE DUDAS SOBRE EL METODO
Clones con anormalidades genéticas
Por Alicia Rivera
*
Desde
Madrid
Investigadores de EE.UU. han
identificado anormalidades genéticas en ratones clonados aunque
parezcan perfectamente sanos. Esto podría explicar por qué
en la clonación se producen pocos animales vivos y más ejemplares
defectuosos de lo normal. De confirmarse esta inestabilidad genética
en las células humanas, podrían empañarse algunas
expectativas terapéuticas que se han puesto en esta técnica.
Los ratones del experimento fueron clonados a partir de células
madre embrionarias y los científicos, del Instituto de Tecnología
de Massachussetts (MIT) y de la Universidad de Hawai, han constatado que
la expresión de algunos genes varía significativamente en
los animales clonados en comparación con los normales o los creados
con técnicas de fertilización in vitro.
El objetivo del experimento, cuyos resultados se presentan hoy en la revista
Science, era averiguar si los problemas observados en los animales clónicos,
la ineficacia del procedimiento en sí, se debe a aberraciones en
las células madre embrionarias o al proceso mismo de clonación.
La técnica utilizada para producir los clónicos fue la transferencia
nuclear, la misma que dio origen a la célebre oveja Dolly, que
consiste en sustituir el núcleo de un huevo fecundado por el de
una célula madre o una célula adulta en el caso de
Dolly de manera que el animal llevará la información
genética de dicha célula donante. Los científicos
estudiaron la expresión de unos genes marcadores específicos
de los ratones y se sorprendieron al ver que el problema, la aberración
genética detectada, reside en las propias células madre
donantes, ya que resultan extremadamente inestables en cultivo. Ellos
han descubierto que, al dividirse, estas células pierden los marcadores
que indican a un gen si debe activarse o no durante el desarrollo del
animal.
Pese a esta inestabildad genética, muchos embriones sobrevivieron
y llegaron a la vida adulta, lo que parece indicar que el desarrollo de
los mamíferos es muy tolerante a la regulación genética
anormal. Nuestros resultados indican que incluso animales clonados
aparentemente sanos pueden tener anormalidades de la expresión
genética que no sean suficientemente graves para impedir el desarrollo
hasta el nacimiento pero que pueden causar sutiles anormalidades fisiológicas
que pueden ser difíciles de detectar, concluyen los investigadores
en Science.
*De El País, especial para Página/12
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