De la manera más inesperada y en sintonía con la profunda incertidumbre y confusión que signaron su destino, finalmente la Copa América se realizará en lugar y fecha originales, del 11 al 29 de julio en Colombia, resolución que provocó que la AFA anunciara de inmediato la negativa a concurrir del Seleccionado nacional.
La sorpresiva determinación fue adoptada por la Confederación Sudamericana de Fútbol (CSF), poco después que ese mismo organismo expresara que el asunto se definiría mañana, tras la conclusión del Congreso que la FIFA celebra en esta Capital. Ese Congreso debe resolver el nuevo calendario unificado para las competencias internacionales a partir de 2002 y después de conocido éste, la Conmebol iba a tratar de insertar de la mejor manera la Copa América en Colombia.
En principio, los dirigentes colombianos, ayudados por una fuerte presión de su gobierno y de la empresa Traffic, poseedora de los derechos de televisión, volvieron a la carga, manejando la posibilidad de incluir el torneo entre el 15 de enero y el 3 de febrero de 2002. Pero luego Traffic alegó dramáticamente que si la Copa América no se disputaba en escenario y fecha pautadas originalmente corría el riesgo de sufrir una virtual ruina económica. La empresa ya había vendido las imágenes del torneo a más de cien países y muchos de ellos le estaban reclamando el reintegro de lo pagado bajo amenaza de juicios millonarios.
Fue esta circunstancia la que movió a la CSF a volver atrás. Como la decisión se tomó sin la presencia del presidente de la AFA, Julio Grondona habría expresado un hondo disgusto, al grado tal, que a los pocos minutos le dijo al titular de la federación colombiana, Alvaro Fina, que el seleccionado argentino en modo alguno iba a participar debido a que el plantel designado por el entrenador Marcelo Bielsa ya había quedado licenciado desde días atrás. Más tarde, Grondona, al ingresar a la AFA, le confirmó a los periodistas que la decisión tomada era irreversible y que ya había informado de la drástica medida a Bielsa y su cuerpo técnico. Al parecer, el resto de los once países habría de momento acordado su participación. El director administrativo de la CSF, César Balbuena, señaló anoche que la AFA no se expone a ninguna penalización.

NO HABRA PASES INTERNACIONALES ANTES DE LOS 18
FIFA reforma el régimen de los pases

Joseph Blatter anunció ayer que sigue firme en el puesto de presidente de FIFA, tras una crucial reunión del Comité Ejecutivo que concluyó con un aplauso de los dirigentes y la aprobación de una reforma en el sistema de pases de jugadores. Exultante y de buen humor, el titular del ente rector del fútbol –cuya estabilidad tambaleaba por los embates de la UEFA y por la quiebra de ISMM-ISL– aseguró que las finanzas de la FIFA están sanas pese a la bancarrota de esa firma asociada. Aclaró que “serán las federaciones nacionales” las que dirán si le cabe presentarse para una reelección.
El encuentro de ayer fue maratónico, con seis horas y media de debates, sin pausa ni siquiera para almorzar, pero alumbró “por unanimidad” el nuevo sistema de transferencia de jugadores, que entrará en vigencia el próximo 1 de setiembre. En principio, se prohíben las transferencias internacionales antes de los 18 años, de modo que “por primera vez -dijo- habrá protección para la juventud, para que permanezca con su familia, en su país”. Y aclaró: “Hay muchos casos de jóvenes de Asia, Africa y América en esta situación”.
El texto definitivo, enmendado, será dado a conocer en los próximos días, anunció el secretario general Michel Zen-Ruffinen. La duración mínima del contrato será de un año y el máximo de cinco, pero los jugadores de menos de 28 años tendrán que respetar sus contratos durante al menos tres años y los de más de 28 años, durante dos. En ese sentido, habrá sanciones para preservar la regularidad y el buen funcionamiento de las competencias deportivas a fin de que las rupturas unilaterales de contratos sólo se puedan producir al finalizar las temporadas, estableciéndose un único período de transacciones de validez universal.
Blatter anunció que el Comité determinó que las finanzas de la FIFA “están sanas” (sic) y que el desvío de 28 millones de dólares por la quiebra de ISMM-ISL “será arreglado”. Luego encendió su discurso cuando habló de “la plaga del racismo” –hoy se realizará una conferencia para encontrar modos de combatirlo– así como del doping y la falsificación de pasaportes: los con “problemas de pasaportes”, podrán jugar en sus países, los sancionados por doping, no.

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