Por Cledis Candelaresi
El mismo día en que Aerolíneas
Argentinas presentó ante el juzgado de Norma Di Notto el detalle
de su situación económico-financiera, declarando un pasivo
de 950 millones de dólares, fuentes de su controlada Austral advirtieron
que esta compañía también se presentará en
convocatoria de acreedores. Además de tener a la Sociedad Estatal
de Participaciones Industriales como accionista mayoritario, ambas líneas
coinciden en tener oscuros balances, en los que es difícil desentrañar
la maraña de acreedores. En tanto, siguen apareciendo potenciales
compradores de AA, aunque aún no hay ninguna propuesta realmente
viable.
La empresa de cabotaje Austral pertenece en un 90 por ciento a la SEPI,
en tanto que el 10 por ciento restante está en manos de los trabajadores.
Según precisaron fuentes de esa compañía a la agencia
DyN, el último balance resultó deficitario en 30 millones
de pesos, contrariando lo que ocurrió desde la privatización:
salvo el ejercicio 1999/2000, en los otros períodos hubo superávit.
Sin embargo, hay indicios de que esa presunta bonanza es ficticia.
En el momento de la privatización, Cielos del Sur (Austral, que
estaba en manos de Pescarmona) se asocia a Iberia para formular la única
oferta. Pero casi al mismo tiempo, el empresario argentino vende por 20
millones la línea de cabotaje a su circunstancial socio hispano.
Desde entonces, ambas compañías funcionaron como una única
unidad de negocio, hasta que en 1994 el Estado español consiguió
quedarse con Austral, escindiéndola de Aerolíneas.
Se trató de una secuencia de complejas maniobras financieras por
las cuales el INI, ente estatal hispano, le prestó dinero a Aerolíneas.
Para cancelar esa obligación, la línea de bandera terminó
cediendo a Austral, transformada en el único objeto apetecible.
Para entonces, la situación financiera y patrimonial de AA era
lo suficientemente complicada como para que los accionistas europeos consideraran
la posibilidad de irse, pero llevándose alguna cosa de valor: Austral.
De a poco, la gestión ibérica fue transfiriendo rutas a
favor de la línea de cabotaje, que conseguía recursos gracias
a los créditos que tomaba Aerolíneas. Así, los balances
de Austral muestran algunas extrañezas como escasos gastos de comercialización
(12 por ciento en relación al 27 por ciento de AA) o ningún
gasto en el rubro servicio de protección al vuelo,
donde se contabiliza el pago de las ineludibles tasas de seguridad aéreas.
Una parece haberse fortalecido en detrimento de la otra.
Hoy Austral sigue siendo una compañía independiente en los
papeles pero sin siquiera un sistema de comercialización propio,
ya que éste coincide con el de la concursada Aerolíneas,
que ayer presentó ante la Justicia el detalle de su pasivo superior
a los 900 millones de pesos. En la misma jornada, Air Plus, la empresa
de los operadores turísticos españoles Marsans, dio a conocer
mediante un comunicado su intención de estudiar alguna propuesta
para alzarse con empresa liderada por la Sepi, algo que todavía
no se puso a elaborar.
Más avanzaron Eurnekian, por un lado, y el ex titular de Aerolíneas
Argentinas, Juan Carlos Pellegrini, por el otro, quienes se disputan el
aval del Gobierno y los gremios para quedarse con lo que sobreviva de
Aerolíneas. Aunque los siete sindicatos aseguran que no están
a favor de ningún nuevo dueño en particular, ayer dieron
a entender lo obvio: se inclinan indudablemente por la alternativa esbozada
por el ex funcionario de la compañía y descartan de plano
la propuesta del adjudicatario de los aeropuertos, ya que ésta
entraña reducción de plantel no más de 3000
empleados, sobre los 7000 actuales, de salarios y de prerrogativas
convencionales.
La alternativa Eurnekian supone, además, achicar el diagrama operativo,
ya que se basa, fundamentalmente, en vuelos locales y de cabotaje, al
tiempo que descarta los internacionales. Por el contrario, la de Pellegrini
plantea un ambicioso plan de rutas, cuya cobertura sólo sería
posible con la inyección de recursos a conseguir a través
de un fondo de inversor y, presumiblemente, de las AFJP. En rigor, esta
propuesta se está ensamblando don la iniciativa de la Sigen, que
sugiere la constitución de ese fondo como modo de conseguir recursos.
Pero tanto una como la otra están fundadas en el supuesto de que
la Sepi absorberá todo el pasivo que desde ayer comenzó
a analizar Di Notto. Enmarañado paquete que la jueza deberá
desmenuzar para discriminar los autopréstamos.
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