Por Pablo Rodríguez
Que el Partido Nacionalista
Vasco (PNV) haya logrado un acuerdo con Eusko Alkartasuna para presentar
a la nueva Legislatura vasca su nuevo gobierno regional, no es sorpresa;
ambos llevaban el mismo candidato, el actual y futuro lehendakari (presidente
del gobierno vasco) Juan José Ibarretxe. Que el PNV aspire a la
independencia respecto de España, tampoco. Pero lo que causó
revuelo ayer en España es que el PNV y EA, al suscribir su acuerdo
de gobierno, ponen la aspiración a la independencia en el mismo
plano que la búsqueda de una solución política al
terrorismo de la organización separatista vasca ETA. Y causó
revuelo porque sólo desde principios de año la ETA ya mató
a ocho personas y su brazo político, hoy llamado Batasuna, sufrió
un serio revés electoral e incluso perdió esta semana a
los integrantes de la corriente interna Aralar, que piden una tregua unilateral
etarra. Madrid quiere que PNV-EA pongan sus esfuerzos en el combate a
la ETA y toma la declaración conjunta como un desafío.
El texto del acuerdo entre PNV y EA habla de la necesidad de asumir,
defender e incorporar el derecho a reconocer la capacidad de autodeterminación
del pueblo vasco. Y para ello vuelve a poner en el tapete una de
las cuestiones que más irrita al gobierno de José María
Aznar: un referéndum para la independencia. Ambos partidos propiciarán
los escenarios para que se respete y ejerza el derecho que asiste
a la sociedad vasca a ser consultada sobre su futuro. El portavoz
del gobierno español, Pío Cabanillas, reaccionó de
manera furiosa. No es el momento de ejercicios retóricos
sino de hechos, y esos hechos tienen que aplicarse en la lucha contra
el terrorismo, que tiene que ser la prioridad del gobierno vasco, como
lo es del gobierno español, pues se trata del principal problema
que tienen el País Vasco y España.
En definitiva, toda esta polémica entre Alava (sede del gobierno
vasco) y Madrid parece por el momento insoluble y se remonta a cuando
el PNV rompió en 1998 el pacto de Ajuria Enea sobre el combate
del terrorismo para sumarse al pacto de Lizarra sobre la reivindicación
de la independencia vasca para que la entonces tregua unilateral de ETA
tuviera éxito. Por eso, las elecciones regionales del 13 de mayo,
donde el PNV obtuvo una votación importante y Euskal Herritarrok
(EH) otra desastrosa, fueron leídas de distinta manera. Para Madrid,
era el signo de que la lucha etarra no tenía legitimidad y había
que combatirla con todos los medios. Para el PNV era el ejemplo de que
el pueblo vasco aspira a la independencia, pero por medios pacíficos.
Eso sí: tanto el PNV como el gobierno español celebraron
que la corriente interna Aralar de EH haya decidido retirarse de la organización
cuando ésta se rearmó bajo el nombre de Batasuna. De hecho,
los dos líderes de Aralar, el concejal de Pamplona Patxi Zabaleta
(uno de los fundadores de ETA) y el miembro del Parlamento navarro Pablo
Muñoz, renunciaron ayer a sus cargos porque los habían obtenido
por EH, hoy Batasuna. Pero si hubo celebración, otra vez, fue por
motivos distintos. El gobierno español considera que esto es signo
del debilitamiento de las posturas políticas de ETA. El PNV piensa,
en cambio, que la corriente Aralar adhiere a la tesis de la independencia
por medios pacíficos.
La investidura del Ibarretxe será en mayoría relativa: 33
de los 75 escaños del Parlamento vasco. El mismo Ibarretxe había
tenido que adelantar los comicios regionales porque había perdido
el apoyo de EH, con quien estaba aliado, mientras los partidos nacionales
españoles se lo querían comer. Nada indica que la situación
sea distinta de aquí en más. Los unos quieren el fin de
la ETA y barrer debajo de la alfombra la cuestión de la independencia
vasca. Los otros condicionan el combate a la ETA a que la cuestión,
justamente, no sea puesta debajo de esa alfombra.
UN
EX MINISTRO NORTEAMERICANO QUIERE DEFENDERLO
Los amigos occidentales de Slobo
Por Ian Black *
Desde Bruselas
Los partidarios occidentales
de Slobodan Milosevic estaban a las corridas anoche tratando de defenderlo
en el tribunal de crímenes de guerra de la ONU, a pesar de su negativa
previa a ser representado en una corte que él insiste en no reconocer.
Dos abogados canadienses y un polémico ex ministro de Justicia
de Estados Unidos, conocido como un defensor de los derechos civiles,
estaban tratando de visitar al ex presidente yugoslavo en el centro de
detención de Scheveningen, donde ha estado detenido desde que Belgrado
lo entregara hace una semana.
Christopher Black, de Toronto, dijo que Milosevic le había pedido
verlo después de negarse desafiantemente el martes a nombrar abogados
para defenderlo ante un cuerpo ilegal. Dos abogados yugoslavos
que volaron desde Belgrado hasta La Haya para conferenciar con el acusado
dijeron que había decidido hacer su primera aparición solo.
Black es miembro del Comité Internacional para Defender a Slobodan
Milosovic, fundado en marzo en Berlín y constituido por abogados,
escritores e intelectuales. También lo es su colega de Montreal,
Andre Tremblay, que le dijo a la CBC antes de partir de Canadá:
Voy a La Haya a ver a Milosevic por pedido suyo. Todos
nosotros sentimos que él está encarcelado injustamente y
usado como chivo expiatorio por los ataques de la OTAN sobre Yugoslavia.
En la mayor parte de Africa, América latina y China es considerado
un héroe. Solamente los medios occidentales lo consideran un demonio.
Ramsey Clark, un ministro de Justicia de Estados Unidos de fines de la
década de 1960, también se dice que quiere ayudar. En su
apogeo, se opuso a que el Estado interviniera los teléfonos, y
manifestó contra la guerra de Vietnam, llegando a visitar Hanoi
en 1972. Más recientemente, defendió el régimen iraquí
y a Radovan Karadzic, el líder serbiobosnio acusado de crímenes
de guerra. Representó a Karadzic en un juicio en Nueva York presentado
por las víctimas de violación durante la guerra de 199295.
Abogados franceses, griegos y alemanes también quieren defender
al ex presidente, dijo Black.
Pero los funcionarios del tribunal dijeron que antes que cualquiera de
ellos pudiera ver al prisionero tendría que determinarse si estaban
actuando como consejeros legales que pueden obtener acceso privilegiado
y no controlado o eran un grupo de interés. Hasta
anoche no se había recibido ningún pedido. La mujer de Milosevic,
Mira Markovic, ayer pidió una visa a la embajada de los Países
Bajos en Belgrado, pero sus planes de viaje son inciertos.
En la prisión de Scheveningen, Milosevic esta detenido incomunicado
hasta el 27 de julio, cuando se decidirá si se puede mezclar sin
peligro con otros prisioneros de los Balcanes. Un vocero, Jim Landale,
dijo que había tenido acceso a un teléfono y a una tarjeta
mensual de teléfono por valor de 28 dólares, brindada por
la prisión, y que podía utilizar su propio dinero para comprar
más. Se espera que la próxima aparición de Milosevic
en el tribunal será a fines de agosto, cuando tendrá lugar
una revisión de las preparaciones pre juicio. El juicio mismo quizá
no comience hasta el año que viene.
* De The Guardian de Gran Bretaña, especial para Página/12.
Traducción: Celita Doyhambéhère
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