Principal RADAR NO Turismo Libros Futuro CASH Sátira
DINAR LINEAS AEREAS


ENCUESTA: UNA ABRUMADORA MAYORIA CREE QUE MENEM ES CULPABLE
Yo no sé por qué me miran

Porcentajes altísimos creen que los acusados en el caso de las armas, con el ex presidente a la cabeza, son culpables. Hay un consenso del 93 por ciento en que se investigue la fortuna de la familia Menem.

Por Raúl Kollmann

La mayor parte de la gente no sabe nada de derecho conoce muy poco sobre lo que técnicamente constituye una asociación ilícita y por supuesto no ha leído ni una hoja del proceso judicial. Sin embargo, los juicios del hombre de la calle son categóricos: Menem es culpable, debe seguir en la cárcel y el juez Urso actúa con justicia e independencia. En verdad, lo que hay detrás de lo que sostiene la abrumadora mayoría de los argentinos es su muy mala opinión de Carlos Menem y su gestión, la bronca enorme por la situación económica y la corrupción legada por el ex presidente. “La gente está clausurando una época con un juicio lapidario”, sintetiza Enrique Zuleta Puceiro, responsable de la encuesta en el que mil argentinos de todo el país se pronunciaron sobre la causa de las armas.
El estudio fue realizado por la consultora Ibope OPSM, que conduce Zuleta, y la dirección técnica estuvo a cargo de Isidro Adúriz. Son datos que provienen del Monitor de Tendencias Económicas que realiza mensualmente esa empresa. En total se encuestaron mil personas en todo el país, diferenciando la región metropolitana (Capital Federal y Gran Buenos Aires), la zona pampeana, el Noroeste, Cuyo, la Patagonia y el Noreste. En el trabajo se respetaron las proporciones por edad, sexo y nivel socioeconómico.
Muchos consultores sostienen que no se pueden hacer a la gente preguntas sobre, por ejemplo, si corresponde o no aplicar la figura de la asociación ilícita. Se trata de un tema muy para especialistas y el ciudadano común no puede dar una opinión desde el conocimiento. Es como si se preguntara en una encuesta si tal persona debe o no ser operada del corazón. Sólo lo debería contestar un cardiólogo que es quien domina el tema. Sin embargo, el objetivo de una encuesta como la realizada por Ibope no es tener los elementos para aplicar o no un principio jurídico, sino tomarle la temperatura a la sociedad, echarle una mirada al clima que generó el procesamiento y la detención de Carlos Menem.
“Las opiniones de la gente y todo el estudio está cargado de un fuerte tono emocional –señala Zuleta Puceiro–. El ciudadano ve que los hombres de Menem hablan ahora de derechos humanos y del Pacto de San José de Costa Rica, pero saben que durante una década el propio Menem armó un sistema de justicia más que cuestionable. Entonces el argumento del ex presidente no convence y ese discurso es simplemente visto como una maniobra. Ahora bien, hay que decir que no estamos ante una situación en la que la gente, de golpe, sorpresivamente, descubre azorada lo que estaba pasando. Aquí es evidente que durante una década los ciudadanos miraron para otro lado con un argumento que trascendió como roban pero hacen. Porque la gente conocía todo lo que se estaba haciendo y Menem igual ganó elección tras elección. Lo que sucede es que el clima es ahora diferente: todos sufren la crisis económica, el drama de Aerolíneas, la desocupación y los males de una década en la que se miró para otro lado”.
“En un sentido se parece a la cuestión de la Guerra de Malvinas: el argentino ajustó las cuentas con los militares en todos los terrenos, incluso con espíritu de venganza.”
De todas maneras, no puede obviarse que la encuesta se adentra un poco en el razonamiento judicial de la gente. Y eso también permite hacer un análisis. Zuleta sostiene que “el ciudadano, en cierto sentido, piensa como el juez Urso: alguien que ocupaba un puesto de tal envergadura, como Menem, no podía ignorar lo que pasaba, es decir la gigantesca operación de tráfico de armas. Tamaño movimiento de gente y armamento no se explica si no se presupone la existencia de una mente inteligente que está por encima de todo y en el puesto de mayor responsabilidad. Es el mismo argumento que se utilizó cuando se hizo el juzgamiento de los militares. Tal vez en una causa judicial normal la ausencia de pruebas más precisas derrumbaría la acusación, pero lo cierto es que en el caso de los militares la gentesiempre pensó que la represión fue un crimen de Estado y en el caso de las armas también se cree en una especie de crimen de Estado”.
En verdad, la mayor parte de los ciudadanos ni siquiera conoce bien cómo fue el tráfico de armas a Ecuador y Croacia: poco saben que se movieron casi mil camiones, que hubo más de diez viajes de barcos y tres de avión, que el monto fue de 120 millones de dólares, de los cuales 40 millones efectivamente entraron a Fabricaciones Militares pero otros 80 fueron a parar a distintos bolsillos. “Pese a esos datos –dice Zuleta– es uno de los escándalos de menor envergadura de la era Menem. Hubo otros, donde se movieron cifras mayores y la maniobra fue aún más descarada. Sin embargo, esa causa es la que termina siendo la cabeza del mani pulite argentino y lleva a la detención de Menem.”
Que el estudio sondea el clima de la población respecto del ex presidente lo indica la primera pregunta que se hizo en la encuesta. Sólo el 6.5 por ciento dijo estar muy informado del caso y un 36 por ciento se consideró informado. Pero del otro lado el 38 por ciento dijo estar poco informado y otro 18 reconoció que no está nada informado. Después, en las respuestas, los “no sabe” o “no contesta” son muy pocos. O sea que la gente se pronunció sobre Menem, más allá de si sabía o no sobre el caso concreto y la condena popular es abrumadora.
“En este clima es difícil que Menem pueda hacer valer sus derechos. ¿Es un linchamiento? –se pregunta Zuleta–. No creo. La gente lo que hace es evaluar la imagen del ex presidente. Hace unos años lo votaron, ahora la crisis económica, la corrupción y esa sensación de que gran parte es consecuencia la gestión menemista, sesgan las respuestas totalmente.”
Llama la atención en el estudio la voluntad de que Menem siga preso y una mayor simpatía por Martín Balza que por los demás imputados, a todos los cuales quieren ver presos, empezando por Emir Yoma, percibido como una de las claves del caso. También es sorprendente que la gente sienta que Menem preso afecta la gobernabilidad del país: sumando a los que opinan que la Argentina es más ingobernable se totaliza un 39 por ciento, un porcentaje bastante alto. Se ve que todavía perciben a Menem con cierto poder.
Desde hace unos días se viene señalando, desde fuentes menemistas, que el ex presidente ha crecido en su popularidad a raíz de su detención. Incluso alguno arriesgó que Don Torcuato, por la gente que supuestamente concurre, no es todavía la víspera del 17 de octubre pero sí una procesión parecida a las que se hacían hacia la casa de Gaspar Campos donde vivía Perón después de su regreso a la Argentina. Desde un punto de vista político, el menemismo ha podido sumar poco en los últimos tiempos –no pudo presentar lista en Capital Federal ni convocó a figuras ni franjas importantes del arco político–, pero lo que el estudio marca en forma categórica es que Menem sigue estando muy mal evaluado en la sociedad y casi el 80 por ciento cree que debe seguir preso. Y eso por más que se le arme una candidatura de urgencia, sólo para ver cómo se intenta eludir a la Justicia.

 

CUADROS

LA CULPA
EL DINERO
LA SITUACIÓN
EL ENCUADRE
LA DETENCIÓN
EL JUEZ
LA BANDA

 

EDUARDO COLACILLI
Un amigo que Menem necesita

Por Susana Viau

La lista de personal permanente que, según sus abogados, Carlos Menem necesita para mantener, aun en prisión domiciliaria, la calidad de su vida cotidiana aporta un dato revelador. Uno de los veintiún nombres incluidos en ella como indispensables para el desenvolvimiento de la rutina del detenido corresponde al arquitecto Eduardo Colacilli. Muchos se preguntaron el viernes para qué necesitaba el ex presidente un arquitecto entre sus colaboradores. La respuesta es lo de menos y podría constituir una de las tantas extravagancias del riojano. Lo de más es que el sueldo de Colacilli no lo pagan ni Menem ni su amigo Armando Gostanian sino el erario público a través del Banco Central donde, bien que sin destino fijo, el arquitecto Colaccilli revista a supuesto tiempo completo y como empleado de planta con un sueldo bruto de 2800 pesos.
Apunta la sabiduría popular que a las comodidades todos se acostumbran rápido. Tan sencillo es habituarse a disfrutarlas como difícil resignarse a dejarlas de lado. Es el caso del ejército de colaboradores, empleados y servidumbre que el preso considera mínimos para su bienestar. Y no sólo por la cantidad: también por la forma en que el ex presidente está acostumbrado a retribuir esos servicios. Los empleados de PAMI todavía recuerdan a los pintorescos “Fresco y Batata”, los profesores de tenis de ex jefe de Estado, remunerados con un nombramiento de asesores en la crítica obra social de los jubilados. En ese sentido, que el salario de Colacilli lo ponga el BCRA no sería una novedad.

Así cualquiera, Colacilli

Y no queda lugar a dudas. Colacilli, el de Don Torcuato, es el mismo que Colacilli, el del Central. El número de documento que acompaña la lista que el defensor Oscar Roger presentó al juez federal Jorge Urso muestra que el DNI de Colacilli es el 8.237.298, igual dígito a dígito que el que identifica al arquitecto en el recibo de haberes expedido por el BCRA. De acuerdo al documento, que se reproduce en esta página, el arquitecto tiene un básico de 536 pesos al que se suman otros 537 por responsabilidad jerárquica, puesto que Colacilli ha sido premiado con la categoría de “2º jefe de departamento de 3ª”, aunque en el rubro “puesto funcional” se aclare “puesto a asignar”. Errante, el arquitecto no tiene destino concreto pese a que su ingreso formal a la plantilla data de marzo del 2000. Colacilli percibe, asimismo, 237,67 pesos por suplemento escalafonario; 107,30 por presentismo; 72,45 por complementos de gastos de comida; 121 por adicional complementario especial y 1.188,58 en concepto de “adicional por dedicación funcional”, un ítem estrenado en coincidencia con la legada al banco de los hombres del CEMA y del que son beneficiarios los amigos de la fundación motorizada por Pedro Pou y unos muy pocos empleados de línea. En total y a ojo de buen cubero, Colacilli recibe del Estado unos 2800 pesos mensuales.
De la mano del director Marcos Saúl, y a pedido de éste, Colacilli fue contratado en el club de los empleados de la institución aunque su verdadera función la cumpliera en la Residencia de Olivos, donde entre otras cosas dio una mano durante las tareas de remodelación. Luego, Saúl logró efectivizarlo en la sede de Reconquista al 200 sin que el arquitecto de Menem (al parecer casi tan importante como Alberto Rossi, su sobrino político) tuviera que pasar por el odioso y obligatorio concurso. Saúl consiguió asimismo que a su pollo se le adjudicara una categoría considerada como muy buena por el personal. Dadas las obligaciones contraídas al lado del ex presidente, Colacilli suele estar poco tiempo en el banco, unos veinte minutos cada tanto, como demuestra la planilla adjunta donde se lee: horario de entrada: 13,57; horario de salida: 14,18.

Saúl, querido

Que Marcos Saúl (hoy de viaje por Estados Unidos) reporta directamente al prisionero de Don Torcuato dista de ser una información confidencial. Riojano y ex presidente del Banco de La Rioja, una entidad controvertida y actualmente bajo investigación por el dispendio de falsas jubilaciones que implican una defraudación de casi 60 millones a la ANSeS, Saúl ha sido un cultor del low profile. Llegado al directorio del BCRA en los albores de la gestión de Menem, su nombre ha sido mencionado como crucial en áreas clave: la de entidades liquidadas y venta de propiedades, y en el tesoro, que en los últimos 10 años invirtió un dineral en la acuñación de monedas realizada en Sudáfrica y en Chile. Los cálculos de los responsables fallaron y se encargó la fabricación de una excesiva cantidad de metálico, tanta que las monedas terminaron fundidas en bloques. Cuando hacen memoria, los empleados de mayor trayectoria del banco recuerdan un Marcos Saúl domiciliado en un departamento de Avellaneda, lejos en todo sentido de su actual piso de la Avenida del Libertador. Ellos imaginaron que Marcos Saúl no sobreviviría al cambio de gobierno. Se equivocaron. Allí sigue, firme, Saúl. Por algo al hombre que bate records de permanencia en el directorio le dicen “el inmortal”.

 

PRINCIPAL