Por Claudio Zlotnik
Las banqueros tienen su receta
para salir de la crisis. Nada nuevo hay en ella que sorprenda a quienes
conocen el contenido de sus incesantes reclamos. Pero en el actual contexto
de la depresión adquieren especial relevancia porque, en la historia
reciente, sus pedidos tarde o temprano fueron acogidos por los gobiernos.
Sus medidas suenan tan antipáticas que sólo en un escenario
de crisis extrema y desorientación del poder político pueden
aspirar a ser digeridas. Y como saben que ésa es la clase de escenario
actual, están a la ofensiva. Página/12 habló con
tres de los más importantes banqueros de la plaza local y reconstruyó
su plan. Un formidable ajuste del gasto público y la concreción
de las reformas estructurales pendientes forman parte del menú,
que no repara en las reacciones políticas y sociales que podría
desencadenar.
En la city creen que se inicia una semana decisiva. Los banqueros reconocen
que a Domingo Cavallo ya no le quedan demasiados cartuchos para abatir
la crisis. Con un riesgo país desbocado no existe chance de que
se recupere la economía, y los financistas malician que van escaseando
las alternativas. Nerviosos y asustados por la vorágine de la crisis,
no quieren correr riesgos. Gran parte de sus activos está constituida
por títulos de la deuda, lo mismo que ocurre con los fondos de
las AFJP, de las cuales los bancos son dueños. Por eso ya no quieren
medias tintas. Como lo expresó el propio Eduardo Escasany,
presidente del Banco de Galicia y de ABA, en la reciente convención
de ésta, necesitan de un gobierno fuerte que timonee la crisis
y deje atrás la tormenta. Por eso apuestan a que Domingo Cavallo
acumule más poder y pode el gasto público. Para ellos, sería
la señal perfecta para reconstituir la confianza de los inversores
del exterior y reducir sensiblemente el riesgo país.
El paquete de medidas que imaginan los banqueros se resume en los siguientes
puntos:
Una ley ómnibus a través
de la cual se autorice al Ejecutivo a achicar el gasto público,
detallando los sectores afectados (de manera de hacer creíble la
medida para los inversores extranjeros). En la norma se fijaría
un lapso de seis meses para que el ajuste se concrete.
Este debería ubicarse
entre 3000 y 5000 millones de pesos, dependiendo del desvío fiscal
calculado por Economía.
Desregulación de las
Obras Sociales.
Reforma previsional, incluyendo
la eliminación de la PBU.
Reforma laboral, extendiendo
los acuerdos de las condiciones a nivel de empresa.
La clave es que esta ley sea aplicable de inmediato. Los anuncios
parciales ya no resultan creíbles. Las medidas deben ser contundentes
y de aplicación automática, dijo uno de los banqueros
consultados. Los financistas reconocen que semejantes condiciones, supuestamente
aptas para superar la crisis, requieren de un gran consenso político.
Al respecto, lo primero que mencionan es la necesidad de que Domingo Cavallo
concentre más poder en sus manos. Justamente, es esto lo que el
mediterráneo negocia por estas horas. En cuanto al gran acuerdo
nacional entre los partidos políticos, los propios hombres
de finanzas admiten que no es fácil de conseguir. Daniel Marx dijo
algo parecido frente a gerentes de AFJP: Los políticos creen
que con un riesgo de más de 1000 puntos se puede vivir. Pero todos
sabemos que eso es imposible, señaló. El viceministro
de Economía se refería a lo mismo que se comenta en la banca:
Los políticos hacen los ajustes cuando están asustados.
Y lo estarán cuando el riesgo país suba a 1500 puntos.
En su reclamo por bajar el gasto público, los banqueros locales
no están solos. Los acompañan sus colegas de las poderosas
bancas de inversión de Wall Street, como Merrill Lynch, que hacia
el fin de semana recomendó a sus clientes desprenderse de bonos
argentinos, y lanzó una advertencia: La única acción
que puede hacer caer las tasas de una manera consistentey sustancial sería
una reducción profunda en el gasto público. Al mismo
tiempo, diagnosticó que los problemas políticos estrechan
el margen de maniobra del Gobierno. Otra entidad, Bear Stearns,
fue mucho más dura. Pronosticó que a pesar del acuerdo
con las provincias, y el apresurado anuncio de un recorte de gastos, las
tribulaciones políticas de la Argentina se incrementarían
de cara a las elecciones de octubre. Y también recomendó
disminuir la exposición en activos argentinos ante un posible
default (cesación de pagos) del Gobierno. Para los más
importantes banqueros de la city, Cavallo deberá tragar el amargo
jarabe del ajuste si quiere evitar que dentro de unos meses el fantasma
del impago se le torne real.
A pesar de que los financistas recelan de algunas medidas tomadas por
el ministro de Economía, como la flexibilización de la Convertibilidad
que, alegan, introdujo incertidumbre en el mercado, al mismo tiempo reconocen
ciertas virtudes del contexto actual:
Bajo la conducción de
José Luis Machinea y en medio del sacudón de marzo, los
ahorristas parecían más asustados a pesar de que la situación
no era tan delicada. De hecho, hubo momentos en que los depósitos
caían, y ahora, aunque mínimamente, se expanden. Según
los financistas, mientras no haya una corrida contra los depósitos,
quedan esperanzas de zafar.
En cada minicrisis, Cavallo
logró colar instrumentos de su programa: cambios en la Carta Orgánica
del Banco Central, megacanje, políticas activas, dólar comercial,
flexibilización de la Convertibilidad y, ahora, acumular una cuota
adicional de poder. Aunque, simultáneamente, se concede que muchas
de estas iniciativas quedaron neutralizadas por la dinámica de
la crisis.
UN
EX MIEMBRO DE SU EQUIPO TRAZA EL FUTURO
Lo que hará y no hará Cavallo
Domingo Cavallo no va
a renunciar, por ningún motivo. Se puede estar cayendo todo y él
va a seguir dando batalla hasta el final, hasta que lo echen. Eso se lo
puedo asegurar, dice un ex funcionario cavallista que conoce al
ministro como nadie y que todavía mantiene con él conversaciones
periódicas. Lo que sí, ahora más que nunca,
si no le dan lo que pide, puede amenazar al ala política con el
caos, con que se derrumba todo, con que es el final. Pero ése es
el Cavallo de siempre, no hay por qué preocuparse, agrega.
Con la condición de mantener el off the record, la fuente, ex hombre
fuerte del Cavallo ministro de Menem, aceptó delinear su visión
de los próximos pasos del mediterráneo y sus opciones frente
a la crisis económica que amenaza con sepultarlo. Sus definiciones
son las siguientes:
Hay muchos que están
esperando alguna medida de shock. Pero por lo que vengo hablando con Cavallo
últimamente y por lo que lo conozco, no va a haber nada eso. Creer
que va a congelar depósitos (a plazo fijo) o devaluar en esta coyuntura
es no saber cómo piensa.
Su diagnóstico
fue el correcto. Y aplicó todas las medidas que tenía a
su alcance para tratar de reactivar el mercado interno y las exportaciones.
Tal vez faltó coordinación en alguno de los anuncios. Por
ejemplo, la Convertibilidad ampliada y el factor empalme quizá
generaron más incertidumbre adentro y afuera que el beneficio concreto
que pueden traer para las exportaciones en el corto plazo.
Lo que se necesita, y
todavía no hubo, son 40 tipos que salgan a explicar en los foros
locales e internacionales correctamente las medidas. Yo estaba en Estados
Unidos al mismo tiempo que (Guillermo) Mondino (jefe de asesores de Economía)
explicaba en Nueva York los anuncios, y no había forma de hacerles
entender a los inversores extranjeros que Cavallo no había devaluado.
Cavallo ahora se va a
mostrar fortalecido políticamente, con el control del PAMI y la
ANSeS. Pero, más allá de la señal que eso significa
para los mercados, en esas áreas hay mucha tela para cortar. Siempre
se dijo que había ahí cajas de financiación de la
política. Y lo cierto es que nosotros, a quienes en el Gabinete
de Menem nos dejaban hacer muchas cosas, nunca pudimos meter mano en serio
en esas áreas.
Si el riesgo país
continúa en estos niveles, a principios de agosto va a haber de
nuevo una crisis para ver cómo se pagan los sueldos en las provincias
y en la Nación. Pero, igualmente, el Estado puede tirar unos meses
más. Las que no van a soportar el corte del crédito son
las empresas, que empezarían a caer como moscas.
Para Cavallo, Ruckauf
es un aliado táctico. Lo ayuda en lo que puede, como la última
semana, en la que finalmente terminó destrabando los fondos para
la provincia. Pero no puede mostrarse abiertamente a favor, porque si
no se lo comen las demandas de las otras provincias y del radicalismo.
La caja de los recursos de la Nación ya no se puede manejar como
antes desde el Ministerio de Economía. Ahora, los compromisos políticos
del gobierno son mucho mayores.
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