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Banqueros a la carga, con el conocido libreto ultra

La profundización de la crisis y el despiste del Gobierno les abre espacio. El establishment financiero, con su recetario tipo FIEL, sólo espera
que los políticos entren en pánico.

Domingo Cavallo, entre Eduardo Escasany y Manuel Sacerdote.
Aunque con recelos, acompañan su
campaña para acumular más poder.

Por Claudio Zlotnik

Las banqueros tienen su receta para salir de la crisis. Nada nuevo hay en ella que sorprenda a quienes conocen el contenido de sus incesantes reclamos. Pero en el actual contexto de la depresión adquieren especial relevancia porque, en la historia reciente, sus pedidos tarde o temprano fueron acogidos por los gobiernos. Sus medidas suenan tan antipáticas que sólo en un escenario de crisis extrema y desorientación del poder político pueden aspirar a ser digeridas. Y como saben que ésa es la clase de escenario actual, están a la ofensiva. Página/12 habló con tres de los más importantes banqueros de la plaza local y reconstruyó su plan. Un formidable ajuste del gasto público y la concreción de las reformas estructurales pendientes forman parte del menú, que no repara en las reacciones políticas y sociales que podría desencadenar.
En la city creen que se inicia una semana decisiva. Los banqueros reconocen que a Domingo Cavallo ya no le quedan demasiados cartuchos para abatir la crisis. Con un riesgo país desbocado no existe chance de que se recupere la economía, y los financistas malician que van escaseando las alternativas. Nerviosos y asustados por la vorágine de la crisis, no quieren correr riesgos. Gran parte de sus activos está constituida por títulos de la deuda, lo mismo que ocurre con los fondos de las AFJP, de las cuales los bancos son dueños. Por eso ya no quieren “medias tintas”. Como lo expresó el propio Eduardo Escasany, presidente del Banco de Galicia y de ABA, en la reciente convención de ésta, necesitan de un gobierno fuerte que timonee la crisis y deje atrás la tormenta. Por eso apuestan a que Domingo Cavallo acumule más poder y pode el gasto público. Para ellos, sería la señal perfecta para reconstituir la confianza de los inversores del exterior y reducir sensiblemente el riesgo país.
El paquete de medidas que imaginan los banqueros se resume en los siguientes puntos:
Una ley ómnibus a través de la cual se autorice al Ejecutivo a achicar el gasto público, detallando los sectores afectados (de manera de hacer creíble la medida para los inversores extranjeros). En la norma se fijaría un lapso de seis meses para que el ajuste se concrete.
Este debería ubicarse entre 3000 y 5000 millones de pesos, dependiendo del desvío fiscal calculado por Economía.
Desregulación de las Obras Sociales.
Reforma previsional, incluyendo la eliminación de la PBU.
Reforma laboral, extendiendo los acuerdos de las condiciones a nivel de empresa.
“La clave es que esta ley sea aplicable de inmediato. Los anuncios parciales ya no resultan creíbles. Las medidas deben ser contundentes y de aplicación automática”, dijo uno de los banqueros consultados. Los financistas reconocen que semejantes condiciones, supuestamente aptas para superar la crisis, requieren de un gran consenso político. Al respecto, lo primero que mencionan es la necesidad de que Domingo Cavallo concentre más poder en sus manos. Justamente, es esto lo que el mediterráneo negocia por estas horas. En cuanto al “gran acuerdo nacional” entre los partidos políticos, los propios hombres de finanzas admiten que no es fácil de conseguir. Daniel Marx dijo algo parecido frente a gerentes de AFJP: “Los políticos creen que con un riesgo de más de 1000 puntos se puede vivir. Pero todos sabemos que eso es imposible”, señaló. El viceministro de Economía se refería a lo mismo que se comenta en la banca: “Los políticos hacen los ajustes cuando están asustados. Y lo estarán cuando el riesgo país suba a 1500 puntos”.
En su reclamo por bajar el gasto público, los banqueros locales no están solos. Los acompañan sus colegas de las poderosas bancas de inversión de Wall Street, como Merrill Lynch, que hacia el fin de semana recomendó a sus clientes desprenderse de bonos argentinos, y lanzó una advertencia: “La única acción que puede hacer caer las tasas de una manera consistentey sustancial sería una reducción profunda en el gasto público”. Al mismo tiempo, diagnosticó que “los problemas políticos estrechan el margen de maniobra del Gobierno”. Otra entidad, Bear Stearns, fue mucho más dura. Pronosticó que “a pesar del acuerdo con las provincias, y el apresurado anuncio de un recorte de gastos, las tribulaciones políticas de la Argentina se incrementarían” de cara a las elecciones de octubre. Y también recomendó disminuir la exposición en activos argentinos ante “un posible default (cesación de pagos) del Gobierno”. Para los más importantes banqueros de la city, Cavallo deberá tragar el amargo jarabe del ajuste si quiere evitar que dentro de unos meses el fantasma del impago se le torne real.
A pesar de que los financistas recelan de algunas medidas tomadas por el ministro de Economía, como la flexibilización de la Convertibilidad que, alegan, introdujo incertidumbre en el mercado, al mismo tiempo reconocen ciertas virtudes del contexto actual:
Bajo la conducción de José Luis Machinea y en medio del sacudón de marzo, los ahorristas parecían más asustados a pesar de que la situación no era tan delicada. De hecho, hubo momentos en que los depósitos caían, y ahora, aunque mínimamente, se expanden. Según los financistas, mientras no haya una corrida contra los depósitos, quedan esperanzas de zafar.
En cada minicrisis, Cavallo logró colar instrumentos de su programa: cambios en la Carta Orgánica del Banco Central, megacanje, políticas activas, dólar comercial, flexibilización de la Convertibilidad y, ahora, acumular una cuota adicional de poder. Aunque, simultáneamente, se concede que muchas de estas iniciativas quedaron neutralizadas por la dinámica de la crisis.

 


 

UN EX MIEMBRO DE SU EQUIPO TRAZA EL FUTURO
Lo que hará y no hará Cavallo

“Domingo Cavallo no va a renunciar, por ningún motivo. Se puede estar cayendo todo y él va a seguir dando batalla hasta el final, hasta que lo echen. Eso se lo puedo asegurar”, dice un ex funcionario cavallista que conoce al ministro como nadie y que todavía mantiene con él conversaciones periódicas. “Lo que sí, ahora más que nunca, si no le dan lo que pide, puede amenazar al ala política con el caos, con que se derrumba todo, con que es el final. Pero ése es el Cavallo de siempre, no hay por qué preocuparse”, agrega.
Con la condición de mantener el off the record, la fuente, ex hombre fuerte del Cavallo ministro de Menem, aceptó delinear su visión de los próximos pasos del mediterráneo y sus opciones frente a la crisis económica que amenaza con sepultarlo. Sus definiciones son las siguientes:
“Hay muchos que están esperando alguna medida de shock. Pero por lo que vengo hablando con Cavallo últimamente y por lo que lo conozco, no va a haber nada eso. Creer que va a congelar depósitos (a plazo fijo) o devaluar en esta coyuntura es no saber cómo piensa.”
“Su diagnóstico fue el correcto. Y aplicó todas las medidas que tenía a su alcance para tratar de reactivar el mercado interno y las exportaciones. Tal vez faltó coordinación en alguno de los anuncios. Por ejemplo, la Convertibilidad ampliada y el factor empalme quizá generaron más incertidumbre adentro y afuera que el beneficio concreto que pueden traer para las exportaciones en el corto plazo.”
“Lo que se necesita, y todavía no hubo, son 40 tipos que salgan a explicar en los foros locales e internacionales correctamente las medidas. Yo estaba en Estados Unidos al mismo tiempo que (Guillermo) Mondino (jefe de asesores de Economía) explicaba en Nueva York los anuncios, y no había forma de hacerles entender a los inversores extranjeros que Cavallo no había devaluado.”
“Cavallo ahora se va a mostrar fortalecido políticamente, con el control del PAMI y la ANSeS. Pero, más allá de la señal que eso significa para los mercados, en esas áreas hay mucha tela para cortar. Siempre se dijo que había ahí cajas de financiación de la política. Y lo cierto es que nosotros, a quienes en el Gabinete de Menem nos dejaban hacer muchas cosas, nunca pudimos meter mano en serio en esas áreas.”
“Si el riesgo país continúa en estos niveles, a principios de agosto va a haber de nuevo una crisis para ver cómo se pagan los sueldos en las provincias y en la Nación. Pero, igualmente, el Estado puede tirar unos meses más. Las que no van a soportar el corte del crédito son las empresas, que empezarían a caer como moscas.”
“Para Cavallo, Ruckauf es un aliado táctico. Lo ayuda en lo que puede, como la última semana, en la que finalmente terminó destrabando los fondos para la provincia. Pero no puede mostrarse abiertamente a favor, porque si no se lo comen las demandas de las otras provincias y del radicalismo. La caja de los recursos de la Nación ya no se puede manejar como antes desde el Ministerio de Economía. Ahora, los compromisos políticos del gobierno son mucho mayores.”

 

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