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VIOLENTO DISCURSO DEL PRESIDENTE DEL PARTIDO DE CAVALLO
“La recesión fue una política”

Armando Caro Figueroa, vicejefe de Gabinete y titular de Acción por la República, acusó a radicales y peronistas de dogmáticos y de ni siquiera enterarse de lo que pasa en el mundo. Aludió a los del CEMA como �fascistas�.

Salteño Caro Figueroa,
número dos de Chrystian Colombo.
“No es que De la Rúa sea lento.
Es que el Estado no funciona.”

Por Julio Nudler

“La recesión no fue fruto de ninguna fatalidad. Fue una decisión política. Sucedió en los últimos tres años, antes de la entrada de (Domingo) Cavallo y de Acción por la República (A.R.) al Gobierno. Fue una política perfectamente definida y estructurada, que tuvo su eje en el Banco Central”, aseguró Armando Caro Figueroa, actual vicejefe de Gabinete y presidente del mencionado partido en un discurso que pronunció el jueves como coronación de una cena con 120 afiliados capitalinos. La comilona tuvo lugar en el salón “El reno”, de Laprida 1339, y fue organizada como un “Encuentro de camaradería y reafirmación democrática”. Caro acusó en la ocasión a la UCR y el Justicialismo de estar “pegados a dogmas ideológicos..., creyendo que no cambiar es de sabios, cuando es justamente al revés. Ni el radicalismo ni el peronismo han sido capaces de reflexionar sobre el futuro de la Argentina. ¡Ni siquiera se enteran de lo que pasa en el mundo!” Sin embargo, advirtió que los cavallistas no deben sumarse a la “campaña insidiosa que pretende erosionar la figura presidencial porque detrás de esa campaña está la amenaza a nuestra vida democrática”. De modo similar, y aludiendo a los ultraliberales del CEMA y quizás también a los de FIEL, Caro señaló que los ataques de los “fundamentalistas de una cierta economía encubren una visión casi fascista de lo que debe ser la Argentina”.
El hombre que, como objetivo inmediato, aspira a tener en sus puños todo el gasto social y previsional del país, indicó que para superar la crisis “no basta un ministro de Economía exitoso”, añadiendo que “se equivocan quienes piensan que, simplemente, Cavallo viene a poner orden en las cuentas públicas”. Cada vez más entusiasmado, quien ocupara el Ministerio de Trabajo en la etapa menemista del mediterráneo advirtió que “Cavallo representa una estrategia de transformación del país. Nosotros tenemos el legítimo derecho de hablar de todos los problemas que tiene la Argentina... No resolveremos los problemas económicos si nosotros no resolvemos, por ejemplo, el problema de la seguridad ciudadana. La seguridad de los argentinos es un problema muy delicado en las ciudades de frontera, caso de General Mosconi (Caro es salteño), en los núcleos rurales... Nosotros estamos en el Gobierno para resolver los problemas de la inseguridad ciudadana”, insistió, como incluyendo al Ministerio de Interior entre los objetivos políticos del cavallismo.
A la clase política la llamó “decadente y amoral”. Y agregó: “Tenemos que volver a la idea de que la política no es un camino para enriquecerse, para acomodar a parientes y amigos, que gobernar no es dar empleos a los amigos sino transformar la realidad”. Mirando a su propia tropa, Caro sostuvo que A.R. debe ser “un partido absolutamente democrático, abierto e integrado por gente honrada”, y anunció que impondrá un código de ética para abordar “los conflictos éticos que inevitablemente se presentan cuando se ejercen funciones de gobierno. Vamos a tener el primer código que marque qué es lo que se puede hacer cuando se está en el gobierno, y qué es lo que no se puede hacer”. Es, desde luego, un tema acuciante en las filas del cavallismo, ya que tanto en Economía como en el Ministerio de Infraestructura y Vivienda, que comanda Carlos Bastos, han reaparecido varios personajes vidriosos que ejercieron cargos públicos entre 1991 y 1996. Hay también límites difusos entre la acción pública y privada, como sucede con el abogado y supercerebro Horacio Tomás Liendo.
“Hay mucha gente que ha descubierto en la pobreza –denunció Caro– un negocio, un negocio económico, político o electoral. Hay consultores que viven de la pobreza, y una cantidad exagerada de políticos que cifran su estrategia electoral no en las ideas, no en el prestigio, sino en el reparto de bolsones de alimentos, de Planes Trabajar, zapatillas (¿se refería a las firmadas por Carlos Ruckauf?), colchones, chapas. Esto es una vergüenza. Esto mata a la democracia porque humilla a quien recibe la ayuda y a cambio de ella tiene que perder su libertad política.” Luegodiría que en A.R. no puede haber lugar para quienes piensen que militar en el partido consiste en entregar bolsones de alimentos.
“Nadie invierte en un país donde los jueces venden sentencias o están todo el día en la televisión”, atacó, remarcando luego que la “desprofesionalización” de la administración pública (“llena de amigos del doctor tal o del diputado cual”) afecta también a la Justicia. “Si uno mira el momento en que los jueces obtuvieron su acuerdo –adujo–, la mayoría fueron designados por el señor Vicente Saadi (catamarqueño, extinto presidente del PJ), supremo hacedor de jueces durante los diez primeros años de democracia.”
Buscando negar lo que todos piensan, Caro aseguró que es falso que quieran desembarcar en Seguridad Social (aún en la órbita de Patricia Bullrich) para destruir la ANSeS y el PAMI. “Ese es el argumento que se usa para que sigan las jubilaciones de privilegio –arguyó a su vez–. ¡Miren si yo les contara la cantidad de personas que cobran entre 7 y 12 mil pesos de jubilación, o que se llevan 300, 400 o 500 mil pesos de retroactividad! No quieren que eliminemos los 2500 contratos con sueldos de 3000 pesos promedio...”
“Nuestro objetivo es que la Argentina funcione, porque ahora no funciona –explicó–. No es que el presidente sea aburrido o lento. Es que en este país la estructura del Estado, desde los altos cargos hasta la ventanilla, no funciona.”

 

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