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ANTONIO DE LA RUA ATERRIZO EN OLIVOS EN MEDIO DE LA CRISIS
Consejos con un pie en el avión

De paso por Buenos Aires �vive en Miami� fue uno de los que apoyó el fortalecimiento de Cavallo. La influencia que sigue teniendo en su padre a pesar del retroceso de su grupo Sushi.

Antonio está en Buenos Aires. Sus amigos hablan de lo eficaz que es a la hora de convencer a su papá.

Por José Natanson

“(Fernando) de la Rúa fue a lo de Grondona, (Nicolás) Gallo también. Aunque un poco tarde, reaccionamos por los rumores: hubo reuniones con (Raúl) Alfonsín, con los empresarios, después con los sindicalistas. Hay una decisión tomada de fortalecer a (Domingo) Cavallo. O sea: se nota que Antonio está en Buenos Aires”, la frase pertenece a un importante funcionario, que describió así la intervención del hijo presidencial en la crisis de esta semana.

La comunicación

Otrora superpoderosos, Antonio y sus amigos han ido cediendo espacios con el paso del tiempo. Hasta perdieron el control de la comunicación, un área clave y en la que habían concentrado buena parte de sus esfuerzos. Hoy bajo la órbita de Nicolás Gallo, la política comunicacional del Gobierno viró del tono posmo que le habían imprimido los jóvenes delarruistas a un formato más tradicional, que quedará en evidencia con la nueva campaña en televisión (ver recuadro).
El signo más claro es la figura de Juan Pablo Baylac como portavoz del Gobierno. El desembarco había sido festejado por varios funcionarios (“al fin encontramos a alguien que salga a poner el cuerpo”, era la frase más escuchada). Sin embargo, generó críticas entre los jóvenes cercanos a Antonio, que cuestionaron, entre otras cosas, la insistencia de Baylac en introducir la “tinellización de la política” en el centro de la agenda.
–En lugar de alguien que ponga el cuerpo necesitamos alguien que ponga la cabeza–, ironizaba un joven delarruista el rol de Baylac en las últimas semanas.
Antonio comparte la opinión.
–¿Cómo nos vamos a pelear con Tinelli, que tiene 40 puntos de rating, todo el mudo lo quiere y no le cobra impuestos a nadie? Es una locura-dijo esta semana, cuando aterrizó en la Argentina y le comentaron la ofensiva mediática oficial.

La crisis

En el Gobierno todos coinciden en que cada vez que Antonio pasa por Buenos Aires le imprime un ritmo distinto al aletargado estilo oficial: esta semana estuvo en Olivos, discutiendo con Patricia Bullrich y Crhystian Colombo la mejor forma de responder al clima espeso, marcado por rumores sobre la renuncia del Presidente, subas del riesgo país y caídas de la Bolsa.
Fue uno de los encargados de diseñar una ofensiva que, aunque tardía, incluyó un almuerzo con Alfonsín, un encuentro con los legisladores de la Alianza y una reunión con empresarios. Fue uno, también, entre quienes recomendaron fortalecer a Cavallo, aunque suponga cederle más poder y el control de organismos claves.
–Lo importante es despejar la tormenta financiera. Después vemos– recomendó el martes, en Olivos.
No fue su primera intervención. “Es uno de los pocos que logra convencer a De la Rúa en cuestión de minutos para que adopte decisiones importantes”, explica un secretario de Estado cercano a Antonio. Y recuerda ejemplos: cuando Cavallo ingresó al Gabinete, Antonio bajó la línea –ya abandonada– de que la Alianza debía incluir a los partidarios del ministro en sus listas. Incluso analizó la conveniencia de lanzar a Sonia, la esposa de Cavallo, como candidata a senadora en la Capital.
Aunque en otros momentos sus consejos derivaban en crisis institucionales, hoy está más contenido. Un mes atrás, cuando Carlos Ruckauf y otros gobernadores peronistas salieron en masa a anunciar querecortarían sus sueldos y los de sus funcionarios, Antonio casualmente se encontraba de paso por Buenos Aires.
–Nos están robando el tema de la reforma política, que siempre fue nuestra bandera. Tenemos que salir más arriba que Ruckauf– recomendó.
Resultado: De la Rúa llamó a Ramón Mestre, que al día siguiente hizo una reunión con legisladores, y el Senado sancionó el proyecto en general. Después, por supuesto, todos volvieron a olvidarse del asunto.
La cuestión es que es uno de los pocos que presionan para darle impulso a la gestión. Su influencia es clara, pero intermitente.
–No puede ser que vengas un par de días y las cosas se empiecen a mover. Un Gobierno no puede funcionar así–, le dijo esta semana uno de sus amigos.

Su padre

El problema, claro, es que cada vez le cuesta más venir a Buenos Aires: un mes atrás Página/12 anticipó que Antonio había cumplido el sueño de abrir en Miami su propia consultora de marketing y comunicación, que denominó “Justamente”. Aunque tiene oficinas en Buenos Aires, en Viamonte y Cerrito, el hijo del Presidente vive la mayor parte del tiempo en la casa de Shakira en esa ciudad de Florida.
Su experiencia se basa en campañas políticas, pero ahora prefiere orientar sus esfuerzos al marketing comercial. Según comenta un funcionario amigo, aunque recién empieza con el negocio ya tiene conversaciones avanzadas con algunos clientes, casi todos norteamericanos. “Acá tiene que cuidarse. Por ejemplo, no puede hacer negocios con las privatizadas, o con las que tienen que rediscutir concesiones, como las empresas de trenes”, explican cerca de Antonio.
Entre Shakira y sus negocios, apenas le queda tiempo para venir a Buenos Aires. Situación que, según comentan en el entorno presidencial, De la Rúa no termina de digerir. Es que, además de Antonio, el Presidente tiene al resto de su familia ocupada en sus propias cuestiones: Agustina casada y con hijos, Aíto concentrado en su trabajo en Educ.ar, Inés Pertiné dedicada al protocolo, sus tareas de ayuda social y sus frecuentes dolores de cabeza.
La angioplastía que le practicaron hace tres semanas marcó algún cambio en la rutina de De la Rúa: casi todas las mañanas, bien temprano, el Presidente se pone un jogging y sale a caminar por los jardines de Olivos. Por las noches, después de trabajar, suele cenar con sus funcionarios y dirigentes más cercanos: Crhystian Colombo, Patricia Bullrich, Nicolás Gallo, Rafael Pascual, Enrique Olivera, Cecilia Felgueras. “Pero ellos no tienen tanto tiempo para dedicarle, tienen que ocuparse de sus funciones específicas”, explica una fuente muy cercana a De la Rúa.
Por supuesto, además de los ministros están los infaltables amigos del Presidente, como Ricardo Ostuni, Héctor Lombardo o Leonardo Aiello. Con ellos mira televisión por las noches, se indigna con los noticieros y discute el día a día de la política. “A veces lo llama a Miami, para preguntarle por algún tema puntual. Pero trata de no joderlo mucho: sabe que Antonio quiere hacer su vida”, comenta un amigo de De la Rúa.

 

La campaña de Gallo
Por J.N.

Nicolás Gallo lanzó la primera campaña de propaganda desde que asumió el control de la comunicación oficial. Consiste en una serie de spots, de menos de un minuto, con diferentes líderes sociales convocando a los argentinos a hacer un esfuerzo por la Argentina. Por ejemplo, Mónica Carranza, que comanda el comedor infantil Carasucias, aparece rodeada de chicos, habla sobre su trabajo y, al final, enfática, dice: “Vamos, a no aflojar que todos somos argentinos”. El spot aparece en los canales de aire y está firmado “Secretaría General, Presidencia de la Nación”.
La campaña se completará en los próximos días. Según confió a Página/12 una fuente de Casa Rosada, se estrenarán dos spots muy sencillos: sobre fondo blanco, letras azules irán escribiendo un mensaje, leído por un locutor en off, sobre la necesidad de la “unidad”, la “confianza” y el “esfuerzo conjunto de los argentinos”. También llevará la firma del organismo que conduce Gallo.
La campaña de propaganda del Gobierno es la primera desde que Gallo se hizo cargo de la comunicación y es una muestra del creciente poder del secretario general de la Presidencia. En realidad, el ex ministro de Infraestructura dio su primer paso fuerte en el área designando a Juan Pablo Baylac como vocero del Gobierno.
A pesar de que no paran de cuestionar el trabajo de Baylac (ver nota aparte), los jóvenes delarruistas nucleados alrededor de Antonio ya se han resignado a ceder el control de la política comunicional del Gobierno. En otro momento, Fernando de la Rúa no daba un paso mediático sin consultarlos. Sin embargo, hoy ya casi no tienen injerencia. No sólo por Baylac, o por la nueva campaña en televisión: Gallo extendió su influencia (y designó sus hombres) al Comfer y al Multimedios estatal, un viejo proyecto del secretario de Cultura y Comunicación, Darío Lopérfido.

 

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