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CAMBIO DE POSICIONES ENTRE LOS PRINCIPALES PRESIDENCIALES DEL PERONISMO
Cuando la crisis mueve el sube y baja

Carlos Ruckauf sufrió una semana negra: debe pagar con bonos en su provincia, y Duhalde cerró el redil partidario a su alrededor y se tienta con el 2003. Los problemas y las chances de De la Sota y Reutemann.
Ruckauf, con serios problemas financieros, ve crecer las ambiciones de Duhalde.
De la Sota tiene que ajustar y ganar en octubre.


Por Sergio Moreno

“El ángel toca a tu puerta una sola vez, y si lo dejaste pasar...”. Carlos Reutemann fatigó la metáfora celestial promediando 1999, cuando el proyecto re-reeleccionista de Carlos Menem agonizaba, Eduardo Duhalde había cooptado a Ramón Ortega y el riojano se había quedado sin delfín para pelear la interna del PJ. El Lole, tentado por el menemismo para fungir de contrincante de Duhalde, dudó y finalmente entendió que el querubín no había golpeado en su casa. Pero puede que esta vez lo haga, si algunos arcanos que dependen más de los hombres que del poder divino accionan pertinentemente en la interna peronista. En una semana en la que se opacó la estrella de Carlos Ruckauf, ante la posibilidad de que el radical Rubén Martí gane la elección de senador por Córdoba, dejando malherido al gobernador José Manuel de la Sota, y con Carlos Menem desacreditado y en prisión (más allá de la artimanias de su nominación como senador suplente de su hermano), al santafesino podría, esta vez, recibir su alada visita.
El torniquete que el gobierno nacional aplicará a las finanzas del Estado tiene su fuerte correlato en las provincias. La mayoría desfinanciadas, con problemas mayúsculos para pagar sueldos, aguinaldos y proveedores, los estados del interior –salvo raras excepciones– están técnicamente en default, con el crédito cortado y situaciones sociales explosivas. Una de esas excepciones aparenta ser Santa Fe. “Yo pago todo”, dijo Reutemann esta semana, refiriéndose al volumen salarial que debe erogar el mismo día en que Ruckauf anunció que parte de la deuda con sus empleados públicos y la totalidad de los pagos a proveedores se concretarían en bonos.
De los presidenciales del peronismo, instalados en la ya un poco vetusta grilla que se había formado por ser los gobernadores del PJ que ganaron los distritos más importantes del interior en 1999, Lole era quizá quien menos brilló ante la luz encandilante de las cámaras de TV. Económico, exasperantemente parco en las definiciones, Reutemann gestualizó cada hecho de importancia –ir al acto en el Congreso para repudiar el pedido de citación a Menem realizado por el fiscal Carlos Stornelli por la venta de armas y ser el primero en hacer público su arrepentimiento apenas dos días después– y se dio a ajustar las finanzas en su provincia, pauperizada por la crisis pero, aun, a flote.
Las chances de obtener un triunfo en su distrito en las senatoriales de octubre lo mantiene en la grilla de aspirantes. La suerte de sus contrincantes en la misma tenida alejará o acercará al ángel.

Bonaerenses

Carlos Ruckauf, fiel a la conducta en que apoya su popularidad, no dejó de trajinar los medios durante la semana que pasó, esta vez sin la compañía de su sempiterna sonrisa. Por primera vez desde que inició su carrera a la magistratura provincial, el gobernador encontró que su discurso no podía abarcar –o modificar– la realidad. Con el crédito cortado desde enero de 2001, sin fondos para pagar aguinaldos y sueldos, las finanzas desbordadas por un déficit fiscal agobiante, niveles de pobreza extrema en los principales municipios del Conurbano (que a su vez acarrean penurias peores), piquetes –furtivos o no–, y la creciente inquina de sus pares de otras provincias por los beneficios que obtuvo (ahora menguados) del gobierno nacional, Ruckauf debió acceder (no le quedó otro camino) a las draconianas imposiciones emanadas de la Casa Rosada para que ajuste su déficit en 1000 millones de dólares anuales a cambio de financiación de emergencia. Así y todo, tuvo que echar mano a los bonos, esos papelitos que remiten a las épocas de hecatombre prehiperinflacionarias y que el imaginario popular relaciona más con un emprendimiento tipo La Forestal que con un estado que tributa a la riqueza de una Nación. Con el pago con Bonos, Ruckauf se emparda a gobernadores y ex gobernadores de Jujuy, Salta, Tucumán, Catamarca y Santiago del Estero,paralelismo que no pudo romper su frase sobre que él mantiene “firmemente el timón de la provincia”. Poco convincente sonó también su reclamo de ayer a Domingo Cavallo al decir que fue el ministro quien lo “obligó” a emitir los bonos.
Si la espada es la economía, la política es la pared. Ruckauf presenció en silencio el cierre de listas para la interna del PJ bonaerense, diseñada con la pretoriana lapicera de Eduardo Duhalde, el jefe político indiscutido del distrito. El candidato a senador digitó nombre por nombre, distrito por distrito, vetó y concedió según sus intereses. Las listas del peronismo bonaerense son su prerrogativa y su deseo. Y funcionales a sus planes, a saber: ganar por paliza la candidatura a senador (situación inevitable al decir de todos los sondeos que fueron encargados tanto por él cuanto por el gobierno nacional) y, a partir de allí, planificar su carrera a la Presidencia de la Nación para 2003. “Duhalde fue dos veces gobernador, conoce el estado en que está la provincia y el volcán que es ahora. Si gana por más de 15 puntos en octubre y es el dueño de la provincia, ¿por qué le dejaría el camino de la presidencia abierto a Ruckauf?”, preguntó–editorializó un importantísimo funcionario bonaerense ante Página/12.
El sueño confeso de Ruckauf encuentra en quien fuera su patrocinador contornos pesadillescos: Duhalde será, a partir de octubre, su principal adversario interno y deberá mantener con él delicados equilibrios. Ambos, además, tendrán que afinar la gestión del distrito: la provincia en llamas incendiaría todo anhelo para los dos. En ese escenario, Ruckauf podría hacer valer su poder de daño.

Cordobeses

José Manuel de la Sota dio a conocer extramuros de su provincia que sus esfuerzos estarían puestos en gobernar su distrito. Ese fue el mejor mensaje para enfrentar al de quien aparecía como el oponente más fuerte, Ruckauf, quien no dejó pasar una sola oportunidad, por temprana que fuera, para recordar su ambición presidencialista. “El Gallego”, como conocen al cordobés, puesto a brillar por su acción de gobierno no encontró, hasta el momento, demasiadas satisfacciones en la faena. La crisis y su enfrentamiento con los duros gremios estatales han menguado el favor popular sobre su gestión, a pesar de mantener alta su imagen personal.
El escenario que terminaría de complicar la estrategia de De la Sota sería si, como sostienen dos sondeos pedidos por el gobierno nacional, el radical Rubén Martí (ex intendente de Córdoba capital y de muy buena imagen en la provincia) gana la elección senatorial de octubre. La derrota, achacable en épocas de sanguinaria interna peronista, no tributaría a sus anhelos.
Pero como lo que no ocurrió no es un problema si se hace algo para que no ocurra, el Gallego mantiene intactas aun sus ambiciones. Por lo pronto, un grupo de dirigentes peronistas porteños, entre los que se encuentra Jacinto Gaibur, lanzarán este viernes su apoyo capitalino al proyecto “De la Sota 2003”.

Menem

Reutemann espera que ocurran estos hechos. A diferencia de la otra criatura extrapolítica creada por Carlos Menem a principios de los ‘90 -Palito Ortega–, el Lole entendió rápidamente la cosmogonía del poder y del peronismo. No es casual que sea al PJ santafesino lo que Duhalde es al PJ bonaerense –si bien median entre uno y otro mucho más que diferencias de personalidad y conducción–: su dueño exclusivo.
Su mirada, al igual que la de De la Sota, está puesta en la otra pieza del mosaico peronista: Menem. Si la movida pergeñada por su hermano Eduardo sale relativamente bien, el ex presidente descenderá de Papa a monaguillo y será electo senador suplente por La Rioja. Pero su suerte, yla de sus seguidores, está marcada con la tinta del expediente por la venta de armas que lo alojó en su prisión de Don Torcuato.
El reacomodamiento de los restos del menemismo, si es que la treta eduardista no consigue arrancar de su detención a Carlos, es la pieza que le faltaría, tanto al santafesino cuanto al cordobés, para enfrentar a un Duhalde brioso, ganador, pero que nunca consiguió anudar un entramado firme en el interior del país.
Todo esto, y algo más, podrá ocurrir siempre y cuando la crisis política y económica de la Argentina no disponga otro cronograma electoral.

 

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