Por Hilda Cabrera
Mi primer miedo era que
no se presentaran obras, después que fueran todas iguales y que,
habiendo muchos teatros disponibles, las salas estuvieran medio vacías,
confiesa la actriz Valentina Bassi junto a sus compañeros de la
comisión directiva del ciclo Teatro x la identidad. Esta experiencia
tuvo su origen en A propósito de la duda, un montaje con dramaturgia
de Patricia Zangaro y dirección de Daniel Fanego que nació
en el 2000, impulsado por Abuelas de Plaza de Mayo. La apuesta fue entonces
un semimontado sobre fragmentos de testimonios de la Agrupación
Hijos, de Nietos, Madres y Abuelas referidos a los niños desaparecidos,
secuestrados y apropiados durante la dictadura militar, que viven con
la identidad robada o falseada. Aquellos miedos de Bassi sobre la propuesta
de este año se disiparon pronto. Esta experiencia fue única,
como sostiene la actriz Cristina Fridman, ultimando detalles para el cierre
de mañana del ciclo 2001, que con entrada gratuita se ofrece en
varios teatros de la ciudad. Reunidos en Entrecasa del Espectáculo,
el teatrocafé de Salguero 666, allí donde al finalizar
el 2000 festejaron el apoyo del público obtenido con A propósito...,
los integrantes de la comisión dicen sentirse reconciliados con
parte de la historia. Esto que nos parecía una locura tuvo
un resultado maravilloso. Más de 30 mil personas estuvieron circulando
por el ciclo cuenta Fridman y se presentaron 63 chicos en
Abuelas pidiendo hacerse el ADN. Sentimos que el arte cumple una función
en la sociedad y nos compromete, porque la problemática de los
chicos desaparecidos y apropiados no es solamente un asunto que atañe
a las Abuelas, sino a la sociedad entera. La responsabilidad social
no es precisamente un asunto tabú para esta comisión que
integran, además de los entrevistados por Página/12, Eduardo
Blanco, Joaquín Bonet, Norberto Díaz, Daniel Dibiase, Camila
Fanego, Claudio Gallardou, Eugenia Levin, Coni Marino, Martín Orecchio
y Luis Rivera López.
El ciclo 2001, que se inició el 9 de abril, cierra mañana,
pero las obras saldrán de viaje por el interior. La experiencia
ha sido además registrada en formato libro. Es así que durante
el transcurso del III Festival Internacional de Buenos Aires (entre el
12 y el 30 de setiembre) se presentará el libro Teatro x la identidad,
que incluye los textos de las 41 obras estrenadas, fotografías
y testimonios. Este trabajo, editado por Eudeba, se completará
con una muestra fotográfica a cargo de alumnos de fotoperiodismo
de TEA.
Teatro x la identidad reunió a unas setecientas personas, que trabajaron
gratis y autofinanciaron sus espectáculos. Los aportes recibidos,
aunque escasos, permitieron solventar algunos gastos, como los de iluminación,
sonido, fletes e impresión gráfica. Para reunir fondos se
pusieron a la venta en los teatros adheridos bonoscontribución
de un peso, sobre diseño gráfico del dibujante Hermenegildo
Sábat, y remeras con un logo alusivo. Según cuentan no sufrieron
provocaciones ni desaires dentro de la sala, así como tampoco nadie,
entre los que colaboraron, buscó capitalizar el apoyo brindado.
Ese fue un estilo de trabajo interno que los demás recogieron,
puntualizó el actor y director Daniel Fanego. Nos planteamos
incluso si el ciclo sería más aceptado si utilizábamos
caras conocidas. Decidimos que no, que era el movimiento el que debía
ser aceptado, aporta la actriz Susana Cart.
La apuesta era temeraria, porque todavía hay gente que califica
de subversivas a las Abuelas, consigna Fridman. Pero ante la respuesta
del público comprobaron que no se habían equivocado. La
gente sabe que esto no es un entretenimiento, que hay temas dolorosos,
pero viene igual. La propuesta es clara y los chicos lo saben. Los que
tienen dudas quieren hacerse el ADN, pero no dan nombre ni apellido. Nosotros
tampoco se los preguntamos. Lo concreto es que 63 chicos se presentaron
en Abuelas.Quienes recorrieron los teatros saben que el público
es heterogéneo y de edades diferentes. Se los ha visto circular
de sala en sala con el cuadernillo donde figuran todas las obras, pero
siempre sorprendió el hecho de que hubiera una mayoría de
jóvenes de edad semejante a la de los apropiados.
Esto me conmueve, y lo vivo como un tema que responsabiliza a toda
la sociedad. Me pregunto por qué tuvo que pasar tanto tiempo para
darnos cuenta de que debíamos juntarnos y perder el miedo. No se
puede construir una sociedad sobre la mentira, apunta Bassi, maravillada
de que el tema de la identidad haya sido abordado de manera muy distinta
por los autores, algunos debutantes en un ciclo que cuenta con artistas
de trayectoria. La actriz Marcela Ferradás se interroga a su vez
sobre los alcances del teatro, sobre cómo, a partir del teatro
porque todos los que estamos en esto venimos de ahí,
un discurso como éste, de apoyo a las Abuelas, tan cuestionado
por muchos sectores, incluso por medios gráficos y televisivos
que no nos ayudaron a difundir nuestro ciclo, puede movilizar a la gente.
Ferradás cree que se debe a la avidez de saber. Ella
misma se dice modificada por esta experiencia, que opina nos
mejora como personas, se relaciona con la transmisión de ideales
y con tomar la posta. También actriz, Diana Lamas considera
que su participación en A propósito de la duda y su labor
dentro de la comisión ha sido de aprendizaje y crecimiento: Casi
2500 personas se movilizaron todos los lunes para ver las obras. Ese es
el motor que nos permite organizarnos para el ciclo del 2002, que tendrá
otra temática, sobre la que todavía no decidimos.
Esa será una tarea conjunta con Abuelas aclara Fanego.
Este año fue la duda. La intención era que nadie se quedara
con la sospecha de ser hijo de un desaparecido, porque, como alentaron
desde un principio las Abuelas, no es la duda lo que daña,
sino la mentira.
En el 2002 la consigna podría ser el miedo al cambio,
aventura el actor. Pero ésa es su propuesta personal. Entiende
que el tema deber ser algo consensuado, partir de una reflexión
visceral y descubrir lo que está en el aire.
En su opinión, Teatro x la identidad es un combate contra el desánimo
que abate a los argentinos y contra una dirigencia sorda que nos
está dejando sin país y sin futuro. No lo sorprende
que el primer elenco, compuesto por unas 30 personas, se haya puesto a
cantar una canción que está soplando en el viento,
dice parodiando un tema de Bob Dylan (La respuesta, mi amigo, está
soplando en el viento). No importa que haya gente que ni siquiera
mencionó el ciclo; igual pudimos demostrar que la idea de organizarse
está viva. Quiérase o no, hay un destino colectivo, aunque
a veces el viaje sea individual. Lo comprobamos con este ciclo, sostenido
por todos. Esta es una batalla ganada a la falta de estímulo y,
fundamentalmente, a la dictadura y a sus consecuencias.
Por su lado, la actriz Marta Betoldi confiesa sentirse en plenitud al
poder plantear temáticas tan duras desde lo artístico: Falta
todavía muchos chicos por encontrar, pero la sensación es
que desde el momento que alguien encendió una vela (con la pionera
A propósito de la duda) y otros se le sumaron se produjo una gran
luz. Betoldi está entre los que se sienten modificados
por este ciclo, que le permite comprobar dice que estamos
vivos emocionalmente. La actriz Susana Cart se enoja con quienes
sostienen que no hay público porque la gente no quiere salir de
su casa: Los teatros no sólo convocaban a 2500 personas todos
los lunes, sino que muchas llegaban dos horas antes de la función
para no quedarse afuera. A ella también el ciclo la reconcilió
con su profesión. Sensibilizó a todos resume
Fanego, sencillamente porque pudimos cantar esa canción que
estaba en el aire.
|