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PARA EL TRATAMIENTO DEL HIV EN LOS PAISES POBRES
Que el Sur no pague patentes

El presidente de la Sociedad Internacional de Sida reclamó que los países del Norte paguen el costo de las patentes de los medicamentos. La dificultades de los cócteles para erradicar el virus.

Por Pedro Lipcovich

“¿Nos dicen que vivimos en un mundo globalizado? Bueno, entonces, que el acceso a los medicamentos contra el sida se resuelva en forma global: que los países ricos del Norte paguen más caro y los del Sur los obtengan a precio de costo, sin pagar a los laboratorios por las patentes”. Quien formuló esta categórica definición es Stefano Vella, presidente de la Sociedad Internacional de Sida, que reúne a los médicos especialistas; lo hizo en el marco del congreso internacional que empezó ayer en Buenos Aires. Los actuales cócteles de medicamentos, en aquellos lugares donde se aplican sistemáticamente, han llevado a bajar hasta en un 95 por ciento la mortalidad. Sin embargo –se confirmó ayer–, no hay indicios próximos de que sea posible erradicar el virus del organismo, lo cual lleva a los principales especialistas a rediscutir cuándo conviene, en cada caso, dar comienzo a un tratamiento que se prevé arduo y de por vida.
David Ho, director del Centro Aaron Diamond, de Nueva York –quien compartió una rueda de prensa durante la Primera Conferencia sobre Patogénesis y Tratamiento del VIH, que se extenderá hasta el miércoles–, precisó ayer los dos grandes obstáculos que, hasta ahora, impiden a los cócteles de medicamentos llevar su éxito al punto de erradicar el virus del organismo: “El primero es que el virus permanece en determinados lugares, concretamente en las células T del sistema inmunitario; el segundo obstáculo es que las drogas actuales en sí mismas no logran cortar el ciento por ciento de la reproducción del virus”.
Ho manifestó la “esperanza” de resolver estos problemas, pero su reconocimiento de los actuales límites es importante porque este investigador (uno de los más reconocidos mundialmente) cierra así su propia expectativa, formulada hace un lustro, de que los cócteles podrían ser capaces de erradicar el VIH. El problema de fondo sigue siendo que “el VIH cambia todo el tiempo: las características de la ‘transcriptasa reversa’ (la enzima que le permite reproducirse) hacen que cada replicación implique muchas mutaciones. Esto le permite escapar a las terapias, como también a la respuesta inmunitaria del organismo”, explicó Ho.
Ya que, por un buen tiempo, no se prevé cura definitiva, se trata de afinar los criterios de administración de las drogas para minimizar sus efectos tóxicos y evitar que se propaguen cepas resistentes. Julio González Montaner, el argentino que dirige el Programa de Sida de British Columbia, Canadá, señaló que “a medida que pasa el tiempo, se acumulan los pacientes con resistencias a los medicamentos”. Este es uno de los temas centrales de debate. El italiano Vella comentó que “ya tenemos las herramientas para medir la resistencia, pero todavía no hemos acordado en cómo usarlas”.
González Montaner advirtió que “el mayor problema es el de la ‘resistencia primaria’: en los pacientes que se infectan por primera vez con virus ya resistentes a todas las drogas, el pronóstico es reservado”. Esto lleva la cuestión más allá del campo de los tratamientos: “Tan importante como tratar a los pacientes es hacer campañas de prevención para evitar que los virus resistentes se extiendan en la comunidad”.
La pregunta por cuándo y cómo comenzar las terapias antivirales es un debate abierto. La posición que González Montaner adelantó a Página/12 propicia “un abordaje más conservador: no apurarse demasiado en comenzar el tratamiento y, quizás, preocuparse un poco menos por la cantidad de virus en sangre, ya que la caída en los linfocitos CD4 permite anticipar el riesgo de que se declare la enfermedad”. Esta posición queda sujeta al debate en la Conferencia, pero está en línea con la tendencia general de los últimos meses y con los ensayos de interrupción programada de tratamientos, como el de Anthony Fauci, que anunció ayer este diario.
Claro que, para poder discutir sobre cuándo empezar a administrar los medicamentos, éstos tienen que estar disponibles, y no es el caso para lospaíses más pobres, donde la epidemia ha alcanzado su máxima intensidad. Tal como observó ayer David Ho, “ésta es la primera reunión internacional luego de la Sesión Especial de las Naciones Unidas (hace un par de semanas): esperemos que conduzca a compromisos políticos”. El deseo de Ho se cumplió cuando Stefano Vella respondió a la pregunta de Página/12 por su posición sobre el cambio en la posición de Estados Unidos, que, ante presiones de la opinión pública internacional, retiró su querella a Brasil por la producción de antivirales sin pagar patente a los laboratorios.
“Todos estamos contentos de que los conflictos sobre provisión de drogas se estén aclarando –contestó el presidente de la Sociedad Internacional de Sida–. Está claro que el precio de los medicamentos en todo el mundo supera mucho los costos reales. Un cierto nivel de protección a las patentes es necesario para preservar las investigaciones pero los medicamentos no deben costar lo mismo en el Norte y en el Sur. En los países ricos del Norte, las patentes deben estar protegidas, pero, en los países pobres del Sur, los remedios deben obtenerse a precio de costo. Es una obligación moral: ya que vivimos bajo la globalización, debemos ocuparnos del Sur del mundo como si fuera nuestro propio país.”
La conferencia se extenderá hasta el miércoles. Su presidente, el infectólogo argentino Pedro Cahn, destacó, de entre los temas en debate, “cuándo empezar con los tratamientos, cuándo cambiar de una a otra combinación de drogas y la presentación de nuevos medicamentos para incluir en las combinaciones”.

La epidemia en números
- Uno de cada cien adultos de entre 15 y 49 años vive con VIH en el mundo. En 16 países africanos, esta proporción se eleva a más del 10 por ciento de la población. En varios de estos países, llega a un tercio de la población adulta.
- De los 36,1 millones de adultos que padecen sida en el mundo, el 47 por ciento son mujeres.
- 5,3 millones de personas se infectaron en el mundo durante el año pasado; de ellos, 600.000 son menores de 15 años.
- Más del 90 por ciento de todos los niños con VIH se infectaron por trasmisión de madre a hijo.
- Más del 80 por ciento de los adultos con VIH en el mundo se infectaron en relaciones heterosexuales.
- 21,8 millones de personas mató el sida hasta ahora. De ellos, 17,5 millones eran adultos y 4,3 millones eran menores de 15 años.
- El sida es la causa de muerte más frecuente en jóvenes adultos, mucho más que las otras principales causas, la malaria y la tuberculosis.
- El 95 por ciento de las personas que viven con VIH en el mundo no saben que están enfermas.
- Los avances terapéuticos han beneficiado sólo al 10 por ciento de los infectados en el mundo.
- “En muchos países, la epidemia está poniendo en peligro toda la estructura social y sus efectos pueden compararse con los de la peste negra en la Edad Media”, según un trabajo de Lars O Kallings y Stefano Vella, respectivamente secretario general y presidente de la Sociedad Internacional de Sida.
- En la Argentina, el total de casos se estimó en 22.506, a diciembre del año pasado, y la cantidad de personas infectadas se estimó en 130.000, en marzo de 2001. La trasmisión madre-hijo, que llega al 6,7 por ciento del total de casos, es una de las más altas de América, sólo superada por Jamaica.

 

 

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