OPINION
Arrodillados
Por Martín Granovsky
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Antes de Fernando de la Rúa, otra persona describió desde el Gobierno una Argentina sin destino propio ni dignidad, subordinada a decisiones que se toman en el exterior. En setiembre de 1990
Página/12 reveló el contenido de una charla informal y secreta de Roberto Dromi, entonces ministro de Obras Públicas, con diputados peronistas y radicales. La conversación pasó a la historia por una definición irónica. Dromi calificó al ministro de Economía Antonio Erman González como �un contador sin visión política�. Pero lo más interesante fue cuando, hablando de la compra de empresas estatales por parte de firmas españolas, Dromi dijo: �Ustedes saben con honestidad que todos los pliegos, todos los pliegos, tienen una cláusula no escrita, que no la hemos escrito por vergüenza, por vergüenza nacional, que es el grado de dependencia que tiene nuestro país, que no tiene ni siquiera la independencia, ni siquiera dignidad, para poder vender lo que hay que vender�. La Argentina era �un país que no tiene disponibilidad de sus bienes, un país que está inhibido internacionalmente�. Un país, definió también Dromi, �a-rro-di-lla-do, a-ver-gon-za-da-men-te�. El ministro se negó a hacer �historia de dónde nació� la humillación, pero �por Dios, éste es el país del que yo soy ministro hoy, 28 de agosto de 1990�.
El gobierno de Carlos Menem no era inocente cuando exponía diagnósticos tan crudos como el de Dromi. Frente a un enemigo poderoso, a la Argentina solo le quedaba acomodarse, a tono con el mensaje de la policía de Los Angeles ante agresiones callejeras, relax and enjoy, relájate y goza para evitar daños mayores. Y el objetivo inmediato también estaba claro. Menem buscaba privatizar rápidamente las empresas estatales de telefonía, petróleo, energía eléctrica y aviación. En esa misma charla reservada, Dromi llamó a prestar agradecimiento eterno a Felipe González, presidente del gobierno español, por el interés de Iberia en Aerolíneas, único modo de no perder el tren, o el avión del progreso. Dromi fue de veras clarividente: �Así será el destino del mundo: los que tienen versus los que no tienen, porque esta tecnología está ahí, no podemos poner nosotros horas para llegar a la Luna y días para llegar dentro del planeta Tierra. Algo está fallando, y esto es de toda evidencia. Yo tengo revistas que dicen que los vuelos Frankfurt/Nueva York y Buenos Aires/Madrid pondrán una hora diez antes del 2001�.
Once años más tarde, está claro que eso no pasó. Buenos Aires-Madrid insume todavía unas 12 horas de vuelo. Lo que sí ocurrió es que Aerolíneas, vaciada por Iberia, quedó al costado de la ruta.
La crudeza de Dromi fue la coartada para las privatizaciones salvajes. ¿Qué proyecto viene tras la crudeza de Fernando de la Rúa? Y, si el único plan oficial es la reducción del gasto público, ¿quién y cómo pagará la cuenta? |
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