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 �Lista negra�, titula la solicitada, y sigue con una nómina de veinte direcciones. Los escrachados no son ex represores ni funcionarios bajo sospecha, sino kiosqueros. Según los representantes del sector tabacalero �productores, industriales y obreros�, autores del aviso, los integrantes de esa �lista negra� venden cigarrillos truchos y de contrabando, provocando una pérdida de �400 millones de pesos� en recaudación de impuestos, y otros 116 millones en la facturación de los industriales. Los empresarios �que prometen más listados, cada lunes, hasta completar unos 300 kioscos� señalan como origen del contrabando a manufacturas chinas y paraguayas, que ingresan al mercado incluso truchando marquillas e imitando cigarrillos de marcas reconocidas. La solicitada contó con el apoyo de la AFIP, organismo ante el cual se presentó la denuncia. Pese a eso, por el momento, los negocios escrachados siguen funcionando como si nada.
En enero de 2000, Massalin Particulares anunció el cierre de su planta en Goya, simultáneamente al aumento del impuesto sobre los cigarrillos. La alarma que provocó el anuncio concluyó con un convenio, por el cual el gobierno se comprometía a poner presión sobre el contrabando. Hasta ese momento, las dos empresas que controlan el mercado, Massalin y Nobleza Piccardo, se acusaban mutuamente de competencia desleal, mediante la exportación de cigarrillos al Paraguay, que reingresaban de contrabando sin pagar los impuestos, que rondan el 70 por ciento de su valor de fábrica.
�Después del convenio ya no se produce más el reingreso�, señaló a este diario Jorge Vives, director de Massalin y dirigente de la Cámara de la Industria del Tabaco. �El contrabando viene aumentando. Hoy llega a 440 millones de paquetes al año, que representa el 20 por ciento del mercado argentino�. Según Vives, también dirigente de la Cámara de la Industria del Tabaco, el contrabando creció por �una operación muy importante de falsificación de marquillas y cigarrillos producidos en China pero vendidos en el mercado local� como si fueran marcas emblemáticas. �En Paraguay, además, se instalaron veinte fábricas, con una capacidad de producción de 40 mil millones de paquetes, superior al mercado argentino.�
La lista negra fue relevada por las cámaras del sector mediante un método artesanal: un representante, haciéndose pasar por fumador, recorría los kioscos pidiendo cigarrillos importados. Cuando chequeaba cigarrillos truchos, aparecía de algún lado un escribano que labraba un acta. La encuesta relevó en Capital y Gran Buenos Aires alrededor de 300 kioscos con cigarrillos truchos.
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