Quinteros
Por Antonio Dal Masetto
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Me encuentro con un
viejo conocido, el legendario boquetero Wilson Washington Medina, hombre
de la vecina orilla del Uruguay, famoso por los túneles que hicieron
estragos en el corazón del Tesoro de muchos bancos.
Tomamos un café mientras me pone al día sobre su actividad
actual.
Sigo cavando me cuenta, pero esta vez me tocó
hacerlo por encargo. Una inmobiliaria está comprando todas las
quintas de la zona donde tiene prisión domiciliaria el ex presidente
de ustedes. Prevén que serán muchos los políticos,
empresarios, abogados, militares, banqueros que terminarán con
arresto domiciliario y la idea es que todos vayan a parar a Don Torcuato.
La mayoría de esos futuros quinteros me conoce bien porque alguna
vez me quedé con el contenido de sus cajas de seguridad. Aprecian
mi profesionalismo y fueron ellos los que sugirieron mi nombre. El dueño
de la inmobiliaria me llamó personalmente a Montevideo para contratarme.
Hay buena plata. Así que me vine con mi equipo y le estamos dando
duro.
¿En qué consiste el trabajo?
Túneles.
¿Túneles para qué?
El juez se ha puesto duro con el régimen de visitas, no quiere
pachanga ni actividades políticas. Pero los quinteros necesitarán
reunirse para practicar. Los finos manejos del ejercicio del poder requieren
ejercitación permanente. El entrenamiento es fundamental. Es como
con los deportistas, si no transpiran en el gimnasio se les va al tacho
la destreza y el estado físico. Por eso estamos conectando la quinta
principal con todas las otras mediante un red de túneles. Acá
tengo un plano. La quinta madre en el medio. De ahí salen túneles
como los rayos de una rueda de bicicleta hasta las quintas más
alejadas. Y también hay túneles circulares, cada vez más
grandes a medida que se alejan del centro, y que conectan los rayos. De
esta manera los quinteros podrán ir y venir a su gusto y reunirse
sin ser vistos ni oídos.
No consigo imaginarme a los quinteros arrastrándose como
topos por esos larguísimos túneles, en la humedad y la oscuridad.
Nada que ver, esto es otra cosa, son túneles de lujo, cómodos,
dos metros de altura, aire acondicionado, iluminación dicroica,
alfombras persas, espejos, música funcional, mucho dorado y una
perfecta señalización para no extraviarse. Cada tanto hay
sectores con sillones y TV para una pausa en el camino. Teléfono
y fax en los cruces. A veces las esposas de los futuros quinteros vienen
a visitar las casas y bajan a ver cómo está quedando el
tramo de túnel que les corresponderá y la verdad que nos
vuelven un poco locos con los detalles. Una no está conforme con
el color y el dibujo de la alfombra, a otra no le gustan las cerámicas
de las paredes y exige mosaico veneciano, otra quiere peceras embutidas
en las paredes con pescaditos tropicales.
Con tantos detalles, es una obra que va para largo.
Ese es el problema. Tenemos que inaugurar rápido, porque
pronto se viene el malón de los presos domiciliarios. Para colmo
hay un montón que aunque no estén en la mira de la Justicia
lo mismo se van a presentar sin que los citen. Van a confesar delitos
para que los manden presos y así poder estar cerca de sus compañeros
en las quintas. Mi equipo está meta pico y pala sin parar.
Wilson, no tengo duda de que en su trayectoria de boquetero éste
es el emprendimiento más espectacular.
Y el detalle importante es que acá nos beneficiamos todos.
Los quinteros podrán practicar lo suyo para estar en buena forma
cuando les llegue la hora de dejar las catacumbas y volver al poder. Nosotros
practicamos lo nuestro y cuando se acabe este filón estaremos bienpreparados
para volver al objetivo de toda la vida que es reventar el Tesoro de los
bancos.
REP
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