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Las Violetas volverá a florecer
en Almagro a partir del martes

La tradicional confitería de Rivadavia y Medrano, cerrada desde hace tres años, será reinaugurada la semana próxima. La construcción, patrimonio histórico de la ciudad, fue restaurada respetando su estilo original. Habrá un restaurante y la clásica pastelería.

Se recuperaron los tres grandes vitrales del salón y los que realzan
las puertas de entrada.

Por Eduardo Videla

El corazón de Almagro, en Rivadavia y Medrano, late por estos días con mayor intensidad: la tradicional confitería Las Violetas, cerrada desde hace tres años, reabrirá sus puertas el martes próximo. Los vecinos aún no lo saben, pero las luces y el olor a pintura y a madera nueva dejan intuir la proximidad de la reinauguración. La remodelación respetó el estilo original y el resultado quedó lejos de esa imagen gris, apagada, que dio la confitería en sus últimos años. Aunque ahora se agregará un sector destinado a restaurante, los nuevos dueños respetarán la tradición pastelera del lugar, al punto que incorporaron a uno de los viejos maestros pasteleros, testigo primero de la agonía y ahora del renacer de Las Violetas.
“Fue en una charla de café, entre dueños de restaurantes y pizzerías, donde surgió la idea: salvar a Las Violetas sería un orgullo para los empresarios gastronómicos”, dice a Página/12 Rafael Pereyra Aragón, uno de los once inversores que se embarcaron en esta aventura. “A los gallegos, a caprichosos no nos gana nadie”, agrega otro de los socios, que prefiere no divulgar su identidad, en referencia al origen de la mayoría de los empresarios.
No quedan casi recuerdos de aquella confitería inaugurada en la primavera de 1884, en ese barrio de casas bajas por donde se andaba en carro o a caballo. Hubo que hacer un trabajo de investigación histórica para llegar a la imagen original, modificada en 1920. Ese trabajo estuvo en manos de las arquitectas Mónica Alvarez y Graciela Saldías, a cargo de la recuperación del edificio, que fue declarado Area de Protección Histórica en agosto de 1998.
El piso, por ejemplo, es todo nuevo, pero el mosaico granítico es idéntico al original, en colores y diseño, así como en la densidad de su composición. Y casi todas las tulipas de las arañas tuvieron que ser fabricadas especialmente, a imagen y semejanza de las de origen, en cristal fundido sobre un molde, y luego talladas a mano.
Pudieron recuperarse los tres grandes vitrales del salón, así como otros tres semiesféricos que realzan las puertas de entrada, gracias al trabajo de un prestigioso vitralista, que repuso las piezas faltantes y enderezó los que estaban hundidos. Los que dan a un patio interior tienen iluminación natural, reforzada con reflectores que se encienden al caer el sol.
También hubo que restaurar la boisserie, el revestimiento de madera en las paredes, reemplazando buena parte de la marquetería, de caoba con incrustaciones de cedro. De los 120 paneles se reemplazó el 30 por ciento. Completan el decorado de las paredes los espejos biselados, hechos a nuevo. “Son muy pocos los artesanos que están en condiciones de hacer este tipo de trabajos, como el tallado a mano y la marquetería”, aclaró la arquitecta Saldías.
La restauración incluyó las molduras y los capiteles. La barra, que medía apenas un metro y medio en la ultima temporada, ahora rodea toda el sector de la cocina, ubicada como una isla en el centro del salón. Está hecha de mármol de Carrara, el mismo material que las mesas del sector de confitería. El tapizado de las sillas, bordó, combina con las cortinas, del mismo color, con vivos amarillos, colgadas de barrales de bronce, desde la mitad de los grandes ventanales. Y con los toldos, también bordó, con letras en cobre y dorado y brazos de bronce.
Como antaño, la pastelería funcionará en el subsuelo, y las nuevas vitrinas para al venta al público estarán sobre la entrada de la avenida Rivadavia. Tanto la calefacción como el aire frío vendrán desde el subsuelo, por un sistema de cañerías que desembocan bajo las ventanas, para no romper las paredes. Solo desentonan con la decoración barroca unos parlantes negros para música funcional. “Somos conscientes de que una inversión de este tipo hoy no es negocio. Pero para nosotros es una cuestión de orgullo”, desafía Pereyra Aragón. Ya hay vecinos que vienen a reservar mesas para celebrar cumpleaños y aniversarios. La ansiedad terminará el martes a las 20, con la inauguración, a la que será invitado el jefe de gobierno, Aníbal Ibarra. El miércoles a la tarde, las puertas se abrirán para el público.

 

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