Por Alicia Rivera
*
Desde
Madrid
El científico británico
Ian Wilmut creó hace cinco años la oveja más famosa
del mundo: Dolly, un animal clónico hecho a partir de una célula
adulta de otra oveja y, por tanto, genéticamente idéntico
a ella. Dolly entró en la historia de la ciencia, y con ella, este
investigador de 57 años y el Instituto Roslin de Edimburgo, donde
trabaja. El domingo, Wilmut dio la conferencia inaugural del X Congreso
Europeo de Biotecnología, que se celebra esta semana en Madrid.
¿Cómo está Dolly?
Muy bien. Intentamos tratarla como una oveja normal, pero es difícil,
porque tenemos que ocuparnos de su seguridad. Nos preocupa que alguien
pueda llevársela.
¿Temen un secuestro de la oveja Dolly?
Tenemos un montón de problemas en el Reino Unido con la experimentación
con animales, y las medidas de seguridad hacen más difícil
lograr que Dolly haga una vida normal, que pueda salir al campo, por ejemplo.
¿Está sana?
Sí, perfectamente. Una oveja no suele vivir mucho, algunas
llegan a los cuatro o cinco años, y queremos ver cuánto
vive ésta. Dolly ha cumplido cinco años la semana pasada,
tal vez llegue a cumplir 10 o 12, y tenemos que pensar cómo mantenerla.
Hemos decidido que no tenga más corderos; ha criado varias veces,
pero ya no más. Siempre es un riesgo, aunque sea pequeño,
y no queremos correrlo.
¿Se hace alguna investigación ahora con ella?
No. El problema es que sólo está ella; no tenemos
nada con qué compararla, ya que el animal del que fue copiada había
muerto cuando Dolly nació. No es un buen experimento de clonación;
si se hace uno bien planeado hay que tener el animal original y varias
copias; probablemente lo hagamos en el futuro. Esta es la principal razón
de que no hagamos investigación con Dolly, pero también
está la cuestión puramente sentimental.
¿Qué opina de los problemas que se están descubriendo
en los clones? El pasado viernes se presentó una investigación
en la que se han descubierto defectos genéticos en ratones clonados.
Sabemos que la clonación es una técnica muy poco eficaz:
sólo entre el 1 por ciento y el 4 por ciento de los huevos que
haces llegan a ser animales vivos. Este bajo porcentaje de éxitos
se debe a una combinación de fallos en todos los estadios de la
gestación. Sabíamos, por las observaciones, que muchas cosas
pueden ir mal, pero el trabajo presentado el pasado viernes aporta unas
pruebas de laboratorio precisas de unos genes que funcionan mal en los
animales clonados. Gracias a esto, ahora podemos hacer clonaciones y ver
en los embriones si los genes funcionan normalmente o no, sin esperar
a ver si salen adelante los animales. Además, ese trabajo es una
prueba más del peligro que entraña usar estas técnicas
para clonar personas.
¿Está usted en contra?
Hoy por hoy es muy peligroso: la clonación produciría
problemas como abortos, nacimiento de niños muertos o, lo que es
peor aún, niños anormales que sobreviviesen. Hemos tenido,
por ejemplo, un cordero que nació muy activo, muy grande, muy fuerte
y muy sano, excepto porque respiraba demasiado deprisa, como si estuviera
corriendo constantemente. No pudimos corregir el defecto y al cabo de
unos 12 días decidimos que era mejor matarlo. La gente tiene que
pensar qué haría con un niño así. ¿De
quién sería la responsabilidad de hacerse cargo de niños
nacidos con esosproblemas? Creo que debe haber una moratoria universal
contra la clonación de personas y estamos intentando que los gobiernos
la ilegalicen.
¿Y si se solucionasen los problemas técnicos?
Entonces habría que preguntarse cosas como ¿cómo
va a ser un clon? ¿Le gustaría ser una copia genéticamente
idéntica de su madre? ¿Trataría igual a un clon de
sí mismo o de su pareja que a los otros niños? Cuando el
clon fuese un adolescente, ¿le gustaría ver cómo
iba a ser su aspecto físico a los 40 años? Son preocupaciones
muy serias relacionadas con el bienestar de los niños. Hay que
plantearse si la clonación sería justa para el niño.
No me gusta la idea.
¿Y en otros animales?
Por el momento, no debería utilizarse a gran escala. Cuando
la técnica sea más eficaz sería útil para
aplicaciones médicas, para producir proteínas y tratar enfermedades.
En agricultura, por ejemplo, los ganaderos podrían tener interés
en copiar una vaca que diera mucha leche y tener varios animales así.
¿En qué investiga ahora?
En varias cosas. Recientemente hemos presentado el nacimiento de
un cordero con un gen inactivado, el gen PrP del scrapie, la versión
en ovejas del mal de las vacas locas.
¿El gen del prión?
Exacto. Esto nos puede ayudar a comprender mejor la enfermedad y
a controlarla. Desconectamos el gen en la célula antes de hacer
la clonación del animal; podemos hacer muchos cambios genéticos
para investigar. En este caso queremos demostrar que la oveja sin el gen
del prión no puede tener scrapie. Y se podría desactivar
este gen en ovejas y en vacas de manera que, al utilizar estos animales
para producir proteínas útiles en terapias, nunca llevarían
el gen del prión y no podrían contagiar la enfermedad. También
podríamos desactivar cualquier gen y hacer cambios genéticos
en cerdos para que sus órganos pudieran ser trasplantados a personas.
* De El País de Madrid. Especial para Página/12.
Once millones por
un boceto de Da Vinci
Un raro boceto de Leonardo Da Vinci fue vendido ayer en una casa
de subastas de Londres por un precio record en el mundo de 11,4
millones de dólares. El caballo y el jinete,
un pequeño dibujo que mide 12 por 7,8 centímetros,
también igualó el precio establecido el año
pasado por el cuadro más caro de un viejo maestro que se
hubiera vendido antes: el boceto denominado El Cristo resucitado,
de Miguel Angel.
Este es un dibujo verdaderamente excepcional y logró
un precio excepcional, dijo Noel Annesley, presidente del
grupo de especialistas internacionales de Christies. El boceto
fue vendido a un postor anónimo que llamó por teléfono,
según explicó una portavoz de la casa.
El caballo y el jinete es un estudio que el artista
hizo como preparación para el cuadro sin concluir Adoración
de los Reyes Magos, que está ahora en el museo Uffizi,
de Florencia, Italia. El estudio no había sido visto desde
1928, cuando fue comprado en una subasta por el estadounidense John
Nicholas Brown. Su hijo, J. Carter Brown, ex director de la Galería
Nacional de Washington, puso el boceto a la venta.
La obra era la más importante de su tipo en poder de un particular,
según aclaró la casa de subastas. El museo de Louvre
ha pedido que el boceto sea mostrado en una exhibición de
Da Vinci en 2003.
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