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Vivando a la democracia con un nuevo coche bomba

Un policía murió ayer por la explosión de un coche bomba en Madrid, 24 horas antes de la reasunción del presidente vasco.

Bomberos españoles inspeccionan los alrededores del edificio del Ministerio de Justicia.

Por Carolina Bilder
Desde Madrid

ETA volvió a elegir Madrid y la víspera de una jornada emblemática –como el debate de investidura del lehendakari Juan José Ibarretxe, que comienza hoy en el Parlamento Vasco– para atentar con un nuevo coche bomba, el séptimo que hace estallar en esta ciudad desde la ruptura de la tregua, el 3 de diciembre de 1999. Como consecuencia de la explosión, el policía nacional Luis Ortiz de la Rosa, de 34 años, murió mientras intentaba acordonar la zona. Otras 12 personas recibieron heridas leves.
El atentado de ayer puede entenderse como un nuevo saludo de ETA a la democracia vasca. Con la misma modalidad, el 13 de mayo pasado los etarras dejaron inauguradas las elecciones autonómicas en el País Vasco con otro atentado en pleno centro de Madrid. En aquella ocasión, el Partido Nacionalista Vasco (PNV), al frente del gobierno en Euskadi, se presentó en coalición con Eusko Alkartasuna (EA) y volvió a ganar. En los días posteriores los nacionalistas tuvieron algunos gestos de acercamiento con el Partido Socialista y con la Izquierda Unida, pero finalmente cerraron filas con EA, con quien suscribieron un acuerdo de gobierno en el que las aspiraciones soberanistas ocupan el mismo rango que la búsqueda de una solución política a la violencia.
Ayer por la tarde, pasadas las 20, en las oficinas de la Policía Municipal y la Policía Nacional se recibieron dos llamados telefónicos en nombre de ETA anunciando la colocación del coche bomba en la calle Ocaña del barrio de Aluche, en la zona oeste de la ciudad, enfrente de un edificio del Ministerio de Justicia. Hubo tiempo para desalojar a la gente del lugar, pero la bomba explotó justo cuando la policía intentaba acordonar la zona. Ortiz de la Rosa era uno de los que estaba trabajando en esas tareas. Murió instantáneamente al ser alcanzado por el impacto de la explosión. Tenía 34 años y hacía cinco que había ingresado a la Policía.
Según fuentes policiales, los etarras habrían dado una hora falsa respecto del momento en que explotaría el coche, lo que se conoce como una bomba trampa. Las mismas fuentes indicaron que el coche en el que estalló la bomba fue un Peugeot 205 de color rojo, robado en el mes de marzo en el barrio de Moratalaz. Estos datos, según los investigadores, reafirman la hipótesis de que ETA posee una infraestructura estable en la capital española: robaron el coche hace cuatro meses en un barrio madrileño y tuvieron un lugar donde ocultarlo y cargarlo con explosivos. Así ocurrió con todos los coches bomba que hicieron estallar en Madrid en los últimos meses.
Hasta ayer, la última irrupción de ETA en Madrid había ocurrido 12 días atrás, cuando intentó asesinar al general Justo Oreja Pedraza haciendo estallar a su paso una bicicleta bomba cuando salía de su casa. En este contexto, y con el atentado de ayer todavía muy fresco, comenzará hoy el discurso de investidura de Ibarretxe en el Parlamento Vasco, en un escenario en el que los analistas políticos auguran una legislatura muy complicada, pese al formidable apoyo logrado por Ibarretxe entre el electorado, que sin embargo no le dio al PNV y a su aliado EA una mayoría absoluta. El otro contexto de la acción de ayer es el pésimo desempeño electoral de EH, el partido de la ETA, y su decisión de radicalizar aún más su política.

 


 

EL CESE DEL FUEGO EN ISRAEL
Una de cal, una de arena

Menos de 24 horas después del atentado suicida palestino, se desató ayer una batalla campal en la convulsionada frontera entre Egipto y la Franja de Gaza –donde el fin de semana murió un niño palestino de 11 años– cuando el ejército israelí demolió 26 casas palestinas ubicadas allí. Los heridos fueron cinco de cada lado. Para que el día no sea tan negro y como intento de evitar el naufragio de la tregua mediada por Estados Unidos hace apenas un mes, el primer ministro israelí, Ariel Sharon, intentó una concesión: redujo a cinco una supuesta lista de 26 terroristas –a los que llaman “bombas ambulantes”– de quienes exige su detención por parte del presidente palestino, Yasser Arafat, en cumplimiento del acuerdo del alto al fuego de junio pasado.
Sharon lamentó ante el senador norteamericano Charles Shumer –según reveló el matutino Haaretz– que Arafat no tome medidas concretas ante sus pedidos ya que la información sobre el terrorista que el lunes pasado se inmoló en una camioneta cargada con explosivos en una ruta del sur de Gaza era conocida por Israel y fue transmitida a Arafat, quien no reaccionó. Sin embargo, las autoridades palestinas detuvieron luego a un activista del Movimiento de la Resistencia Islámica (HAMAS) que filmó el ataque reivindicado por esa organización y en el cual no se hubo más víctimas que el suicida. Por su parte, el ministro israelí de Asuntos Exteriores, Shimon Peres, volvió a asegurar que Arafat prometió a Israel y a Estados Unidos que detendrá a activistas radicales.
La embestida del ejército israelí fue considerada por el jefe palestino de seguridad en Gaza, Abdel-Razek Al-Majaydeh, como “un ataque salvaje contra un campamento de refugiados palestinos en una nueva campaña para destruir más casas y aterrorizar a los residentes inocentes”.

 

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