Por Claudio Zlotnik
Para desazón del propio
Domingo Cavallo, los aplausos que le regalaron anteanoche en la Bolsa
de Comercio no se trasladaron al mundo de los negocios. Todo lo contrario,
ayer hubo pánico en la city. La dinámica de la corrida financiera
no se detuvo ni siquiera con la promesa de déficit cero. Y se aceleró
cuando en el microcentro volvieron a circular fuertes rumores sobre la
posible renuncia del mediterráneo. El riesgo país se disparó
hasta el record de 1292 puntos. Pero el peor momento ocurrió al
mediodía, cuando ese indicador tocó los 1333 puntos y las
acciones retrocedían casi el 8 por ciento. Finalmente, con los
ánimos más templados después de que Daniel Marx les
aseguró a los gerentes financieros de los principales bancos que
hacia la noche habría anuncios, el índice MerVal achicó
la baja hasta el 2,2 por ciento. Aun con la mejora de último momento,
los títulos públicos registraron una caída promedio
del 4 por ciento. En los bancos hubo, otra vez, una fuerte demanda de
dólares por parte del público y continuaron los retiros
de depósitos. Según fuentes bancarias, entre el jueves y
ayer (cuatro días hábiles) se fueron del sistema 1500 millones
de dólares.
Sólo entre jueves y viernes pasados hubo retiros por 818 millones,
según los datos oficiales del Banco Central (538 y 280 millones,
respectivamente). Y en lo que va del esta semana habrían huido
otros 700 millones. En total, el 2 por ciento de los depósitos
totales. Durante el Tequila, el sistema financiero soportó una
salida del 18 por ciento de las colocaciones en tres meses.
Para retener a los ahorristas, las entidades financieras elevaron las
tasas de interés que rinden los plazos fijos. En pesos ofrecieron
entre 15 y 17 por ciento anual, aunque por depósitos superiores
a un millón otorgaron cerca del 30 por ciento. En dólares,
la tasa promedio fue del 9 por ciento. El call (tasa interbancaria) pegó
un salto hasta el 60 por ciento anual. En general, las entidades financieras
no tuvieron problemas para hacer frente a los retiros de depósitos.
En particular, se detectó que un banco público tuvo inconvenientes
para efectivizar las cancelaciones y, por ese motivo, el Banco Central
tuvo que inyectar 140 millones en el mercado auxiliando a ese banco.
La tensa jornada financiera dejó a la luz varios datos que ilustran
la gravedad de la crisis:
Como signo de la fuerte desconfianza
de los financistas, al mediodía, el riesgo país sobrepasó
los 1300 puntos, los títulos públicos caían 7 por
ciento y las acciones, el 7,9. Sólo la gestión del viceministro
Daniel Marx ante los cinco principales bancos privados calmó la
plaza (ver página 7). En esa reunión, Marx aseguró
la continuidad de Cavallo y dio pistas sobre las medidas que analizaban
en el equipo económico.
Finalmente, el riesgo país
terminó en 1292 puntos (implica una sobretasa de 12,9 por ciento)
y las acciones perdieron sólo el 2,2 por ciento.
Con esta nueva suba del riesgo,
la diferencia con Ecuador un país que cayó en cesación
de pagos de su deuda y que está segundo en el ranking del riesgo
país es de apenas 100 puntos. Ecuador está en 1388
puntos.
En los bancos y casas de cambio,
el dólar se vendió a 1,02 peso (un centavo más que
anteayer).
Pese a la recuperación
del final, los bonos cayeron hasta el 10 por ciento (fue el caso del Global
2012). Los flamantes Global 2018 y 2031 registraron bajas de 5,5 y 6,8
por ciento, respectivamente.
La disparada del riesgo país
a niveles record dejó a los títulos públicos con
rendimientos altísimos: el Bonte 2002, que vence dentro de diez
meses, por caso, rinde el 31,7 por ciento anual.
Las turbulencias afectaron
a los países vecinos y se extendió a México y a la
Bolsa de España (ver aparte). En Brasil, el real se devaluó
a 2,57 por dólar y recién cuando el Banco Central vendió
divisas y colocó un bono dolarizado por 2700 millones, el real
mejoró hasta 2,50 (el mismo nivel que el día anterior).
El peso chileno, en tanto, se devaluó a 666 unidadespor dólar
su mínimo histórico, y el gobierno analiza medidas
para frenar la caída en picada de la moneda. En México,
la Bolsa cayó 2,2 por ciento y en España (donde están
listados bancos y empresas con presencia en la Argentina) la pérdida
alcanzó al 2,4 por ciento.
La calificadora inglesa Fitch
bajó la nota a la deuda argentina de B+ a B- y fundamentó
la medida en que las autoridades argentinas fracasaron en su intento
de reconstruir la confianza necesaria para bajar las tasas de interés.
Por la fuerte caída
de las acciones, el español Banco Bilbao Vizcaya Argentaria (BBVA)
suspendió el canje con el que preveía rescatar todas las
acciones en circulación de su controlado BBVA Banco Francés.
El grupo español es dueño del 68,2 por ciento del Francés
y la operación iba a permitirle obtener el restante 31,8 por ciento
del capital.
Hay bancos de Wall Street que
se muestran muy pesimistas respecto de la Argentina, especialmente aquellos
que no tienen negocios directos con el país. Como Bear Stearns,
que ayer advirtió: La posibilidad de un default de la Argentina
es real. Joyce Chang, economista jefe de mercados emergentes del
J.P. Morgan, en tanto, matizó la gravedad de la crisis estimando
que todavía existe espacio para evitar la moratoria. Walter Molano,
de BCP Securities, fue el más pesimista: Argentina está
en una situación desesperada y no podrá evitar caer en cesación
de pagos, dijo.
La fórmula que anoche eligió Cavallo para superar el mal
momento se parece mucho a la receta que suelen dar los financistas: una
fuerte poda en el gasto público, que asegure el pago de los servicios
de la deuda. Esta mañana, los denominados mercados
darán su veredicto.
REPERCUSIONES
EN LAS PLAZAS FINANCIERAS DE LATINOAMERICA Y EN MADRID
Brasil pide que todavía no tiremos la toalla
El presidente del
Banco Central de Brasil, Arminio Fraga, consideró que Argentina
no debe tirar la toalla en la pelea que mantiene por salir
de la depresión. Ante una platea de financistas e inversores, Fraga
advirtió en Nueva York que el pueblo argentino no abandonará
las conquistas de los últimos diez años al descartar
la posibilidad de que la Argentina abandone la paridad 1 a 1 del peso
contra el dólar. En ese sentido, recordó que a pesar de
la recesión que soporta la economía argentina desde hace
tres años, la tasa de crecimiento del país durante la última
década fue la más alta de los últimos 50 años.
El elogio no es gratuito. Brasil está más que inquieto por
la posibilidad de que la crisis argentina termine contagiándole
más que un simple resfrío. Fraga admitió que la situación
ha golpeado a la economía brasileña, pero
no se puede asimilar a Brasil con países que vivieron situaciones
de crisis profundas, como los países asiáticos, reclamó.
Lo importante es concentrarse en los fundamentals (principales
indicadores) de nuestra economía, en una política fiscal
responsable, en mantener la tasa de inflación baja, reiteró
Fraga a los reporteros que lo asediaban con preguntas respecto a Argentina
y su impacto en Brasil.
Por sus repercusiones en otros mercados, la crisis argentina ya tiene
dos nombres adoptivos. Los analistas madrileños han optado por
la denominación tradicional de efecto Tango, mientras
los chilenos innovaron llamándolo efecto Mate. Ambas
plazas, junto a la de México y la de Brasil, se anotaron entre
las más impactadas por el halo de incertidumbre que rodea al futuro
inmediato de la economía argentina.
La bolsa madrileña sufrió ayer grandes pérdidas por
segundo día consecutivo arrastrada por el desplome de los títulos
de empresas con fuertes inversiones en Argentina. El índice Ibex-35
cerró con pérdidas del 2,35 por ciento, un nivel desconocido
desde octubre de 1998. A su vez, la bolsa de valores de México
tuvo un importante retroceso, al tiempo que el peso se devaluó
moderadamente frente al dólar, comportamientos que se atribuyeron
a la crisis económica argentina.
El Banco Central de Brasil volvió hoy a intervenir en el mercado
de divisas, pero no logró evitar que la moneda nacional registrara
un nuevo mínimo histórico, en una jornada marcada por intenso
nerviosismo y temor a la crisis en la vecina Argentina. El dólar
cotizó a 2,57 reales.
En tanto, la plaza financiera santiaguina registró la profundización
del desconcierto en torno a los acontecimientos en Argentina, donde el
dólar alcanzó una cotización sin precedentes, lo
que obligó al ministro de Hacienda a salir públicamente
a pedir que se mantenga la calma. El dólar trepó a 670 pesos
chilenos, con un incremento de 18 pesos sobre el valor del día
anterior. Las dudas respecto a la política económica
de Argentina y los temores a que este país no pague su deuda hicieron
que el dólar subiera a niveles nunca antes vistos en Chile,
explicaron agentes bancarios. El mercado cambiario respondió con
asombro ante la situación y los operadores desconocen a qué
niveles llegará el tipo de cambio frente a la difícil situación
que enfrenta el vecino país, agregaron las fuentes.
Pedido de ayuda a
Bill
Un grupo de importantes empresarios brasileños pidió
al ex presidente de Estados Unidos Bill Clinton que gestione con
su sucesor, George W. Bush, una renegociación de la deuda
argentina, tanto con el gobierno estadounidense como con los organismos
multilaterales de crédito. En lo que el presidente del grupo
Votorantim, Antonio Ermirio de Moraes, no reparó es que ya
no son estos los principales acreedores de Argentina. Sin embargo,
Moraes aprovechó la presencia de Clinton de paso por
San Pablo sumando dólares en conferencias para pedirle
que apoye frente a Bush una renegociación de deuda argentina,
pues la crisis en este país amenaza con contaminar
a los mercados de la región. Clinton prometió trasmitir
el pedido.
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PREOCUPACION
EN LA FED, EL FMI Y EL BANCO MUNDIAL
Todo es posible, hasta la dolarización
Mientras los funcionarios
del Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional hicieron ayer sus
mayores esfuerzos por demostrar confianza en que la Argentina superará
el actual trance, sin poder disimular su preocupación, en el mercado
local circularon versiones acerca de que el caso argentino
habría sido tratado en una reunión de la Reserva Federal
de Estados Unidos. De acuerdo a la misma, los responsables de la política
monetaria de ese país habrían evaluado la alternativa de
dolarización como salida a la crisis y ataque especulativo contra
los bonos de la deuda argentina.
La versión no fue desmentida por fuentes de ese organismo en Estados
Unidos, aunque tampoco hubo una confirmación. Por su parte, desde
Bogotá el colombiano Guillermo Perry, economista jefe para América
Latina del Banco Mundial, señaló que desafortunadamente,
no podemos descartar totalmente un problema más serio en Argentina.
Están haciendo un gran esfuerzo y creemos que lo más
seguro es que (el país) pueda superar las dificultades, comentó
luego para evitar agitar más los ánimos.
Sin embargo, Perry eludió una respuesta directa cuando se los consultó
sobre la posibilidad de que Argentina deje de pagar los vencimientos de
la deuda. Como institución, estamos haciendo lo posible para
colaborar con el gobierno argentino, fue su lacónica réplica.
El argentino Claudio Loser, jefe del Departamento Hemisferio Occidental
del FMI, se mostró en cambio más decididamente optimista.
En las próximas semanas estaremos viendo otro escenario
en el país, señaló. Pero antes de que nadie pudiera
pensar en un escenario catastrófico, aclaró que Argentina
no precisa llegar a una moratoria ni tampoco devaluar el peso, sino
que necesita una férrea disciplina fiscal que el Gobierno se ha
comprometido a aplicar y mantener. El funcionario del FMI consideró
positiva la decisión oficial de recortar gastos y aplicar
una política de déficit cero en el sector público.
La satisfacción de Loser es comprensible: fue uno de los que, en
privado, lamentó la llegada de Cavallo al Ministerio de Economía
desafiando al FMI. El león de entonces debió rendirse ahora
a los pies del mercado.
OPINION
Por Raúl Dellatorre
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Jugando a la prueba
y error
Sin definiciones de fondo, y cada vez más alejado de lo
que podría considerarse un plan propio, el Gobierno
adoptó el camino más peligroso ante el cuadro de crisis
extrema: jugar a la prueba y error frente a los mercados
especulativos, ofreciendo determinados ajustes y, si no conforman,
volver al día o la semana siguiente con otro ajuste mayor.
El que lanzaron anoche el presidente de la Nación y su ministro
de Economía parecería haber pasado todos los límites:
es, por lejos, el más violento de la historia económica
reciente (si llegara a aplicarse), llevando la flexibilización
incluso a fronteras nunca transitadas, como la de instaurar los
salarios móviles en el sector público. Y sin embargo,
puede que no conforme a los caprichosos mercados o a su expresión
ideológica, el neoliberalismo: lo criticarán porque
sólo contempla medidas transitorias pero no un
recorte de gastos estructural como hubieran preferido
escuchar (eliminando ministerios o echando a 30 mil agentes, por
ejemplo). Hoy darán su veredicto preliminar con el valor
de apertura del ya célebre y temido riesgo país.
Difícilmente se pueda sostener que el ajuste es equitativo
cuando jubilados y asalariados deben resignar ingresos mientras
que los que cobran del Estado no por su trabajo, sino por poseer
títulos de la deuda, lo harán puntualmente,
según prometió anoche el ministro. No importa que
éstos sean banqueros y aquellos jefes de familia o ancianos
de hogares empobrecidos. Los acreedores están exentos de
pagar impuestos por sus rentas, y también del concepto de
equidad cuando de sacrificios se trata.
El propio enunciado de gastar sólo lo que tenemos,
que pretende ser loable, se diluye en los propios dichos de Cavallo,
cuando asegura que el ajuste es transitorio y hasta tanto se recupere
la confianza del mercado, para entonces poder volver a endeudarse.
Es difícil que el planteo pase la prueba de los mercados
y más vidrioso aún es aventurar cuál será
el próximo paso del Gobierno. En el camino sumó a
las filas opositoras a trabajadores, jubilados y a una buena proporción
de dirigentes de las fuerzas propias, radicales y frepasistas. Así,
le será muy complicado seguir dando batalla.
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Hay
mar de fondo
Por Alfredo Zaiat
Sola frente a un mundo que la
culpabiliza de exportar su crisis, la economía argentina apela
a ajustes destructivos con tal de mantenerse aferrado al timón
de la Convertibilidad, pese al desprestigio generalizado que existe en
el exterior de los sistemas de cambio fijo. La virtud de un régimen
de comienzos del 90 mudó en defecto a partir de la caída
de México, en 1995, que luego consolidó su vicio con la
crisis asiática, la rusa y, finalmente, la brasileña. La
paridad fija es motivo de sospechas, incluso para una economía
que muestra esa ancla como escarnio por los desbordes monetarios y fiscales
de los 80 que culminó en hiperinflación.
El 1 a 1 vino a poner fin a esa etapa, inaugurando otra que ya ha mostrado
su agotamiento como lo exterioriza la actual corrida. Con este nuevo paquete,
Cavallo busca con una temeraria y ¿última? carta revivir
a un muerto, acta de defunción que no fue rubricada por los argentinos
sino por los inversores internacionales. Incluso en el FMI ha empezado
una reservada discusión sobre el tipo de cambio en Argentina. En
un encuentro informal con un grupo de economistas, en Washington, el reemplazante
del número dos del Fondo, Stanley Fischer, la republicana Anne
Krüger sugirió que Argentina debería ir a un esquema
de tipo de cambio flotante. Puede ser que la norteamericana todavía
esté vestida con el traje de académica y no con el de funcionario
del FMI. De todos modos, vale como antecedente.
Para muchos puede resultar quijotesco el esfuerzo de Cavallo y hasta pensarán
que se trata de un gesto patriótico querer defender la paridad
cambiaria. Pero en el exterior el debate sobre Argentina se resume a si
irá a un default ordenado o salvaje. Y a si podrá implementar
una devaluación armoniosa o descontrolada. No necesariamente debería
importar lo que se analice afuera. Sin embargo, el edificio de la Convertibilidad
se sostiene con ingreso de capitales y quienes traen esos fondos son,
precisamente, los que piensan que la economía argentina así
como está no va más. No es que no haya ingreso de capitales,
sino que está a toda marcha la fuga. Esa crisis de desconfianza
sobre la capacidad de pago y sobre el tipo de cambio se ha extendido a
los ahorristas locales, que desde el jueves pasado han retirado de los
bancos por lo menos 1500 millones, el 2 por ciento del total de los depósitos.
En el Boletín del FMI, del 11 de junio de 2001, Gunnar Jonsson,
integrante del Departamento de Asia y el Pacífico, resumió
ciertas exposiciones de un Seminario del Instituto del FMI, resaltando
una, la del economista Nouriel Roubini, de la Universidad de Nueva York,
cuya página en Internet es una de las más visitadas por
la secta de economistas. Esa elección no ha sido inocente. Roubini
señaló en ese evento que de la crisis de Asia se desprende
la siguiente lección. Una economía de mercado emergente
apuntó Roubini puede vincular unilateralmente su moneda
con, por ejemplo, el dólar de Estados Unidos, para anclar las expectativas
inflacionarias y evitar una excesiva inestabilidad cambiaria, pero la
crisis asiática demostró la fragilidad de ese régimen.
La paridad fija no siempre suscita disciplina monetaria y fiscal, y puede
llevar a la sobrevaluación de la moneda y al aumento de los desequilibrios
de la balanza corriente. Además, puede incitar a un excesivo endeudamiento
en moneda extranjera, ya que se cree erróneamente que el riesgo
cambiario es bajo.
En esa presentación no hacía falta nombrar, y en el Boletín
del FMI tampoco se menciona, que esa descripción es el molde exacto
de la economía argentina. ¿Cuáles son las opciones
propuestas por Roubini, convalidadas por el Fondo al publicarla? Dejar
flotar libremente la moneda o adoptar un régimen de paridad rígida
similar a una unión monetaria, sostuvo.
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