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OTRA JORNADA CAOTICA EN LA CITY.
SIGUIERON LA DEMANDA DE DOLARES Y LOS RETIROS
Teñidos de verde y buscando trincheras

Con el riesgo país en niveles record, al cerrar en 1292
puntos luego de tocar los 1333, y acciones culminando con una baja de 2,2 por ciento tras una debacle que llegó a casi el 8 por ciento, la fuga de capitales no se detuvo. Ahorristas cambiando pesos por dólares y cancelando depósitos están poniendo nerviosos a los banqueros.

Por Claudio Zlotnik

Para desazón del propio Domingo Cavallo, los aplausos que le regalaron anteanoche en la Bolsa de Comercio no se trasladaron al mundo de los negocios. Todo lo contrario, ayer hubo pánico en la city. La dinámica de la corrida financiera no se detuvo ni siquiera con la promesa de déficit cero. Y se aceleró cuando en el microcentro volvieron a circular fuertes rumores sobre la posible renuncia del mediterráneo. El riesgo país se disparó hasta el record de 1292 puntos. Pero el peor momento ocurrió al mediodía, cuando ese indicador tocó los 1333 puntos y las acciones retrocedían casi el 8 por ciento. Finalmente, con los ánimos más templados después de que Daniel Marx les aseguró a los gerentes financieros de los principales bancos que hacia la noche habría anuncios, el índice MerVal achicó la baja hasta el 2,2 por ciento. Aun con la mejora de último momento, los títulos públicos registraron una caída promedio del 4 por ciento. En los bancos hubo, otra vez, una fuerte demanda de dólares por parte del público y continuaron los retiros de depósitos. Según fuentes bancarias, entre el jueves y ayer (cuatro días hábiles) se fueron del sistema 1500 millones de dólares.
Sólo entre jueves y viernes pasados hubo retiros por 818 millones, según los datos oficiales del Banco Central (538 y 280 millones, respectivamente). Y en lo que va del esta semana habrían huido otros 700 millones. En total, el 2 por ciento de los depósitos totales. Durante el Tequila, el sistema financiero soportó una salida del 18 por ciento de las colocaciones en tres meses.
Para retener a los ahorristas, las entidades financieras elevaron las tasas de interés que rinden los plazos fijos. En pesos ofrecieron entre 15 y 17 por ciento anual, aunque por depósitos superiores a un millón otorgaron cerca del 30 por ciento. En dólares, la tasa promedio fue del 9 por ciento. El call (tasa interbancaria) pegó un salto hasta el 60 por ciento anual. En general, las entidades financieras no tuvieron problemas para hacer frente a los retiros de depósitos. En particular, se detectó que un banco público tuvo inconvenientes para efectivizar las cancelaciones y, por ese motivo, el Banco Central tuvo que inyectar 140 millones en el mercado auxiliando a ese banco.
La tensa jornada financiera dejó a la luz varios datos que ilustran la gravedad de la crisis:
Como signo de la fuerte desconfianza de los financistas, al mediodía, el riesgo país sobrepasó los 1300 puntos, los títulos públicos caían 7 por ciento y las acciones, el 7,9. Sólo la gestión del viceministro Daniel Marx ante los cinco principales bancos privados calmó la plaza (ver página 7). En esa reunión, Marx aseguró la continuidad de Cavallo y dio pistas sobre las medidas que analizaban en el equipo económico.
Finalmente, el riesgo país terminó en 1292 puntos (implica una sobretasa de 12,9 por ciento) y las acciones perdieron sólo el 2,2 por ciento.
Con esta nueva suba del riesgo, la diferencia con Ecuador –un país que cayó en cesación de pagos de su deuda y que está segundo en el ranking del riesgo país– es de apenas 100 puntos. Ecuador está en 1388 puntos.
En los bancos y casas de cambio, el dólar se vendió a 1,02 peso (un centavo más que anteayer).
Pese a la recuperación del final, los bonos cayeron hasta el 10 por ciento (fue el caso del Global 2012). Los flamantes Global 2018 y 2031 registraron bajas de 5,5 y 6,8 por ciento, respectivamente.
La disparada del riesgo país a niveles record dejó a los títulos públicos con rendimientos altísimos: el Bonte 2002, que vence dentro de diez meses, por caso, rinde el 31,7 por ciento anual.
Las turbulencias afectaron a los países vecinos y se extendió a México y a la Bolsa de España (ver aparte). En Brasil, el real se devaluó a 2,57 por dólar y recién cuando el Banco Central vendió divisas y colocó un bono dolarizado por 2700 millones, el real mejoró hasta 2,50 (el mismo nivel que el día anterior). El peso chileno, en tanto, se devaluó a 666 unidadespor dólar –su mínimo histórico–, y el gobierno analiza medidas para frenar la caída en picada de la moneda. En México, la Bolsa cayó 2,2 por ciento y en España (donde están listados bancos y empresas con presencia en la Argentina) la pérdida alcanzó al 2,4 por ciento.
La calificadora inglesa Fitch bajó la nota a la deuda argentina de B+ a B- y fundamentó la medida en que “las autoridades argentinas fracasaron en su intento de reconstruir la confianza necesaria para bajar las tasas de interés”.
Por la fuerte caída de las acciones, el español Banco Bilbao Vizcaya Argentaria (BBVA) suspendió el canje con el que preveía rescatar todas las acciones en circulación de su controlado BBVA Banco Francés. El grupo español es dueño del 68,2 por ciento del Francés y la operación iba a permitirle obtener el restante 31,8 por ciento del capital.
Hay bancos de Wall Street que se muestran muy pesimistas respecto de la Argentina, especialmente aquellos que no tienen negocios directos con el país. Como Bear Stearns, que ayer advirtió: “La posibilidad de un default de la Argentina es real”. Joyce Chang, economista jefe de mercados emergentes del J.P. Morgan, en tanto, matizó la gravedad de la crisis estimando que todavía existe espacio para evitar la moratoria. Walter Molano, de BCP Securities, fue el más pesimista: “Argentina está en una situación desesperada y no podrá evitar caer en cesación de pagos”, dijo.
La fórmula que anoche eligió Cavallo para superar el mal momento se parece mucho a la receta que suelen dar los financistas: una fuerte poda en el gasto público, que asegure el pago de los servicios de la deuda. Esta mañana, los denominados “mercados” darán su veredicto.

 

Datos de la crisis

En los últimos cuatro días hábiles, los depósitos cayeron en 1500 millones, el 2 por ciento del total.
El riesgo país llegó a un nivel record: 1292 puntos.
Las acciones bajaron 2,2 por ciento y los bonos, el 4 por ciento en promedio.
La tasa interbancaria trepó al 60 por ciento anual.
También hubo un fuerte aumento de las tasas pasivas de los plazos fijos: 16 por ciento promedio en pesos y 9 por ciento en dólares.
En los bancos y casas de cambio, el dólar se vendió a 1,02 peso.
El español BBVA dejó sin efecto la oferta para adquirir las acciones del Banco Francés que aún no posee.
La calificadora de riesgo Fitch bajó la nota a la Argentina, de “B+” a “B-”.
Los títulos de deuda muestran rendimientos de hasta 33 por ciento anual.
El real brasileño y el peso chileno se devaluaron a sus mínimos históricos.

 

REPERCUSIONES EN LAS PLAZAS FINANCIERAS DE LATINOAMERICA Y EN MADRID
Brasil pide que todavía no tiremos la toalla

El presidente del Banco Central de Brasil, Arminio Fraga, consideró que Argentina “no debe tirar la toalla” en la pelea que mantiene por salir de la depresión. Ante una platea de financistas e inversores, Fraga advirtió en Nueva York que “el pueblo argentino no abandonará las conquistas de los últimos diez años” al descartar la posibilidad de que la Argentina abandone la paridad 1 a 1 del peso contra el dólar. En ese sentido, recordó que a pesar de la recesión que soporta la economía argentina desde hace tres años, la tasa de crecimiento del país durante la última década fue la más alta de los últimos 50 años.
El elogio no es gratuito. Brasil está más que inquieto por la posibilidad de que la crisis argentina termine contagiándole más que un simple resfrío. Fraga admitió que la situación “ha golpeado” a la economía brasileña, “pero no se puede asimilar a Brasil con países que vivieron situaciones de crisis profundas, como los países asiáticos”, reclamó. “Lo importante es concentrarse en los ‘fundamentals’ (principales indicadores) de nuestra economía, en una política fiscal responsable, en mantener la tasa de inflación baja”, reiteró Fraga a los reporteros que lo asediaban con preguntas respecto a Argentina y su impacto en Brasil.
Por sus repercusiones en otros mercados, la crisis argentina ya tiene dos nombres adoptivos. Los analistas madrileños han optado por la denominación tradicional de “efecto Tango”, mientras los chilenos innovaron llamándolo “efecto Mate”. Ambas plazas, junto a la de México y la de Brasil, se anotaron entre las más impactadas por el halo de incertidumbre que rodea al futuro inmediato de la economía argentina.
La bolsa madrileña sufrió ayer grandes pérdidas por segundo día consecutivo arrastrada por el desplome de los títulos de empresas con fuertes inversiones en Argentina. El índice Ibex-35 cerró con pérdidas del 2,35 por ciento, un nivel desconocido desde octubre de 1998. A su vez, la bolsa de valores de México tuvo un importante retroceso, al tiempo que el peso se devaluó moderadamente frente al dólar, comportamientos que se atribuyeron a la crisis económica argentina.
El Banco Central de Brasil volvió hoy a intervenir en el mercado de divisas, pero no logró evitar que la moneda nacional registrara un nuevo mínimo histórico, en una jornada marcada por intenso nerviosismo y temor a la crisis en la vecina Argentina. El dólar cotizó a 2,57 reales.
En tanto, la plaza financiera santiaguina registró la profundización del desconcierto en torno a los acontecimientos en Argentina, donde el dólar alcanzó una cotización sin precedentes, lo que obligó al ministro de Hacienda a salir públicamente a pedir que se mantenga la calma. El dólar trepó a 670 pesos chilenos, con un incremento de 18 pesos sobre el valor del día anterior. “Las dudas respecto a la política económica de Argentina y los temores a que este país no pague su deuda hicieron que el dólar subiera a niveles nunca antes vistos en Chile”, explicaron agentes bancarios. El mercado cambiario respondió con asombro ante la situación y los operadores “desconocen a qué niveles llegará el tipo de cambio frente a la difícil situación que enfrenta el vecino país”, agregaron las fuentes.

 

Pedido de ayuda a Bill

Un grupo de importantes empresarios brasileños pidió al ex presidente de Estados Unidos Bill Clinton que gestione con su sucesor, George W. Bush, una renegociación de la deuda argentina, tanto con el gobierno estadounidense como con los organismos multilaterales de crédito. En lo que el presidente del grupo Votorantim, Antonio Ermirio de Moraes, no reparó es que ya no son estos los principales acreedores de Argentina. Sin embargo, Moraes aprovechó la presencia de Clinton –de paso por San Pablo sumando dólares en conferencias– para pedirle que apoye frente a Bush una renegociación de deuda argentina, pues la crisis en este país amenaza con “contaminar” a los mercados de la región. Clinton prometió trasmitir el pedido.

 

PREOCUPACION EN LA FED, EL FMI Y EL BANCO MUNDIAL
Todo es posible, hasta la dolarización

Mientras los funcionarios del Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional hicieron ayer sus mayores esfuerzos por demostrar confianza en que la Argentina superará el actual trance, sin poder disimular su preocupación, en el mercado local circularon versiones acerca de que el “caso argentino” habría sido tratado en una reunión de la Reserva Federal de Estados Unidos. De acuerdo a la misma, los responsables de la política monetaria de ese país habrían evaluado la alternativa de dolarización como salida a la crisis y ataque especulativo contra los bonos de la deuda argentina.
La versión no fue desmentida por fuentes de ese organismo en Estados Unidos, aunque tampoco hubo una confirmación. Por su parte, desde Bogotá el colombiano Guillermo Perry, economista jefe para América Latina del Banco Mundial, señaló que “desafortunadamente, no podemos descartar totalmente un problema más serio en Argentina”. “Están haciendo un gran esfuerzo y creemos que lo más seguro es que (el país) pueda superar las dificultades”, comentó luego para evitar agitar más los ánimos.
Sin embargo, Perry eludió una respuesta directa cuando se los consultó sobre la posibilidad de que Argentina deje de pagar los vencimientos de la deuda. “Como institución, estamos haciendo lo posible para colaborar con el gobierno argentino”, fue su lacónica réplica.
El argentino Claudio Loser, jefe del Departamento Hemisferio Occidental del FMI, se mostró en cambio más decididamente optimista. “En las próximas semanas estaremos viendo otro escenario” en el país, señaló. Pero antes de que nadie pudiera pensar en un escenario catastrófico, aclaró que Argentina “no precisa llegar a una moratoria ni tampoco devaluar el peso, sino que necesita una férrea disciplina fiscal que el Gobierno se ha comprometido a aplicar y mantener”. El funcionario del FMI consideró “positiva” la decisión oficial de recortar gastos y aplicar una política de “déficit cero” en el sector público. La satisfacción de Loser es comprensible: fue uno de los que, en privado, lamentó la llegada de Cavallo al Ministerio de Economía desafiando al FMI. El león de entonces debió rendirse ahora a los pies del mercado.

 

OPINION
Por Raúl Dellatorre

Jugando a la prueba y error

Sin definiciones de fondo, y cada vez más alejado de lo que podría considerarse un “plan propio”, el Gobierno adoptó el camino más peligroso ante el cuadro de crisis extrema: jugar a “la prueba y error” frente a los mercados especulativos, ofreciendo determinados ajustes y, si no conforman, volver al día o la semana siguiente con otro ajuste mayor.
El que lanzaron anoche el presidente de la Nación y su ministro de Economía parecería haber pasado todos los límites: es, por lejos, el más violento de la historia económica reciente (si llegara a aplicarse), llevando la flexibilización incluso a fronteras nunca transitadas, como la de instaurar los salarios móviles en el sector público. Y sin embargo, puede que no conforme a los caprichosos mercados o a su expresión ideológica, el neoliberalismo: lo criticarán porque sólo contempla medidas “transitorias” pero no un recorte de gastos “estructural” como hubieran preferido escuchar (eliminando ministerios o echando a 30 mil agentes, por ejemplo). Hoy darán su veredicto preliminar con el valor de apertura del ya célebre y temido “riesgo país”.
Difícilmente se pueda sostener que el ajuste es equitativo cuando jubilados y asalariados deben resignar ingresos mientras que los que cobran del Estado no por su trabajo, sino por poseer títulos de la deuda, lo harán “puntualmente”, según prometió anoche el ministro. No importa que éstos sean banqueros y aquellos jefes de familia o ancianos de hogares empobrecidos. Los acreedores están exentos de pagar impuestos por sus rentas, y también del concepto de equidad cuando de sacrificios se trata.
El propio enunciado de “gastar sólo lo que tenemos”, que pretende ser loable, se diluye en los propios dichos de Cavallo, cuando asegura que el ajuste es transitorio y hasta tanto se recupere la confianza del mercado, para entonces poder volver a endeudarse. Es difícil que el planteo pase la prueba de los mercados y más vidrioso aún es aventurar cuál será el próximo paso del Gobierno. En el camino sumó a las filas opositoras a trabajadores, jubilados y a una buena proporción de dirigentes de las fuerzas propias, radicales y frepasistas. Así, le será muy complicado seguir dando batalla.

 

Hay mar de fondo

Por Alfredo Zaiat

Sola frente a un mundo que la culpabiliza de exportar su crisis, la economía argentina apela a ajustes destructivos con tal de mantenerse aferrado al timón de la Convertibilidad, pese al desprestigio generalizado que existe en el exterior de los sistemas de cambio fijo. La virtud de un régimen de comienzos del 90 mudó en defecto a partir de la caída de México, en 1995, que luego consolidó su vicio con la crisis asiática, la rusa y, finalmente, la brasileña. La paridad fija es motivo de sospechas, incluso para una economía que muestra esa ancla como escarnio por los desbordes monetarios y fiscales de los 80 que culminó en hiperinflación.
El 1 a 1 vino a poner fin a esa etapa, inaugurando otra que ya ha mostrado su agotamiento como lo exterioriza la actual corrida. Con este nuevo paquete, Cavallo busca con una temeraria y ¿última? carta revivir a un muerto, acta de defunción que no fue rubricada por los argentinos sino por los inversores internacionales. Incluso en el FMI ha empezado una reservada discusión sobre el tipo de cambio en Argentina. En un encuentro informal con un grupo de economistas, en Washington, el reemplazante del número dos del Fondo, Stanley Fischer, la republicana Anne Krüger sugirió que Argentina debería ir a un esquema de tipo de cambio flotante. Puede ser que la norteamericana todavía esté vestida con el traje de académica y no con el de funcionario del FMI. De todos modos, vale como antecedente.
Para muchos puede resultar quijotesco el esfuerzo de Cavallo y hasta pensarán que se trata de un gesto patriótico querer defender la paridad cambiaria. Pero en el exterior el debate sobre Argentina se resume a si irá a un default ordenado o salvaje. Y a si podrá implementar una devaluación armoniosa o descontrolada. No necesariamente debería importar lo que se analice afuera. Sin embargo, el edificio de la Convertibilidad se sostiene con ingreso de capitales y quienes traen esos fondos son, precisamente, los que piensan que la economía argentina así como está no va más. No es que no haya ingreso de capitales, sino que está a toda marcha la fuga. Esa crisis de desconfianza sobre la capacidad de pago y sobre el tipo de cambio se ha extendido a los ahorristas locales, que desde el jueves pasado han retirado de los bancos por lo menos 1500 millones, el 2 por ciento del total de los depósitos.
En el Boletín del FMI, del 11 de junio de 2001, Gunnar Jonsson, integrante del Departamento de Asia y el Pacífico, resumió ciertas exposiciones de un Seminario del Instituto del FMI, resaltando una, la del economista Nouriel Roubini, de la Universidad de Nueva York, cuya página en Internet es una de las más visitadas por la secta de economistas. Esa elección no ha sido inocente. Roubini señaló en ese evento que de la crisis de Asia se desprende la siguiente lección. Una economía de mercado emergente –apuntó Roubini– puede vincular unilateralmente su moneda con, por ejemplo, el dólar de Estados Unidos, para anclar las expectativas inflacionarias y evitar una excesiva inestabilidad cambiaria, pero la crisis asiática demostró la fragilidad de ese régimen. La paridad fija no siempre suscita disciplina monetaria y fiscal, y puede llevar a la sobrevaluación de la moneda y al aumento de los desequilibrios de la balanza corriente. Además, puede incitar a un excesivo endeudamiento en moneda extranjera, ya que se cree erróneamente que el riesgo cambiario es bajo.
En esa presentación no hacía falta nombrar, y en el Boletín del FMI tampoco se menciona, que esa descripción es el molde exacto de la economía argentina. ¿Cuáles son las opciones propuestas por Roubini, convalidadas por el Fondo al publicarla? Dejar flotar libremente la moneda o adoptar un régimen de paridad rígida similar a una unión monetaria, sostuvo.

 

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