La historia de la semillita
podría pasar a ser, quizás, un recuerdo del pasado: un equipo
de investigación de una universidad australiana desarrolló
una técnica para poder fertilizar un óvulo sin la, hasta
ahora, necesaria presencia de un espermatozoide. De este modo, una persona
estéril podría procrear sin problemas, e incluso dos mujeres
tendrían la posibilidad de ser, ambas, madres biológicas
de un mismo hijo. Si bien mediante esta técnica se ha logrado producir
un embrión en ratones, queda aún mucho camino por recorrer.
Dos especialistas consultados por Página/12 coincidieron en advertir
que el desarrollo se encuentra en una fase experimental, por lo que el
cuento de la semillita por lo menos entre seres humanos, seguirá
vigente por un buen tiempo.
La doctora Orly Lacham-Kaplan encabeza el equipo de investigación
de la Universidad Monash de Melbourne, Australia, que logró que
ratones hembras procrearan mediante la intervención de células
que no procedían del esperma de ratón. La especialista estimó
que, reproduciendo esas condiciones, es teóricamente posible que
una célula procedente de cualquier parte del cuerpo humano, incluyendo
el de otra mujer, pueda ser utilizada para fertilizar un óvulo.
Las células somáticas contienen dos juegos de cromosomas,
mientras que las germinales poseen sólo uno. El equipo de la Universidad
de Monash usó técnicas químicas para liberar uno
de los juegos de 23 cromosomas de la célula somática e,
imitando al proceso de fertilización natural, utilizó el
restante para combinarlo con el óvulo y producir un embrión.
Lino Barañao, profesor de Química Biológica de la
Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la UBA, en diálogo
con Página/12, explicó que reproducir artificialmente este
proceso natural implica muchos riesgos, porque existe el peligro
de que la división no sea exacta y que de ése modo quede
una célula con un cromosoma o una porción de uno de ellos
de más o de menos, lo que generaría graves problemas genéticos.
De ser aplicable en seres humanos, Claudio Chillik, especialista en fecundación,
apuntó que esta técnica serviría para hombres
estériles, ya que no necesitarían de sus espermatozoides
para fecundar un óvulo. Así también, el método
podría permitir a una pareja formada por dos mujeres tener su propia
hija biológica, y únicamente una hija porque las mujeres
no poseen la información genética necesaria para engendrar
un varón. Sin embargo no sería tan sencillo, ya que la beba
podría tener problemas en el desarrollo de aspectos controlados
por el gen paterno.
Por ahora, esto todavía está en el terreno de la imaginación:
más allá de que los embriones de ratón fueron producidos,
aún no se conoce la viabilidad del método hasta que no sea
transferido al seno materno para un posterior desarrollo: Se necesitará
todavía por lo menos entre seis y ocho meses para determinar si
esta técnica es suficientemente segura y sin riesgos para el embrión,
incluyendo lo que respecta a su futura capacidad de reproducción,
manifestó la doctora Lacham-Kaplan.
Los dos especialistas consultados por este diario coincidieron en que
esta técnica está en una fase de desarrollo primario. Barañao
advirtió que hay que tener cautela en la aplicación
directa en humanos. Todavía no existe la seguridad de que el método
sea exitoso, ni siquiera en ratones, por lo que es todavía impensable
su aplicación en humanos. No es admisible intentar producir un
embrión para ver si se desarrolla, alertó.
Chillik consideró que el método sería éticamente
aplicable en pacientes con disfunciones en sus células sexuales,
pero Barañao remarcó algunas dudas: Existen muchas
chances de que algo no salga bien consideró. Si bien
es una técnica que merece ser explorada y alentadora para personas
que no pueden tener hijos, hay que tener recaudos, por el problema de
la división celular y porque no se produce el imprinting, que es
el método de reaseguro de la fecundación. De todos modos,
la fecundación mediante la donación de gametas es más
problemática, ya que de ese modo no se conoceel background genético
del embrión, que es pasible de sufrir trastornos hereditarios futuros
por la falta de un diagnóstico adecuado.
Barañao puso el acento en que todos tienen el derecho biológico
a perpetuar sus propios genes, por lo que una pareja debe acceder a la
utilización de toda la tecnología disponible para tal fin.
Chillik agregó que el método en cuestión, de ser
viable en seres humanos, sería mucho más apto que la clonación:
Es una técnica mucho mejor y éticamente más
aceptable, porque el resultado sería el producto de la unión
de dos personas, mientras que en la clonación se necesita sólo
uno y se obtiene un ser idéntico al original, en el que no hay
intercambio genético: de esa manera se incrementan considerablemente
los riesgos de que el embrión sufra defectos genéticos.
Producción: Hernán Fluk
EN
EE.UU. CREARON EMBRIONES SOLO PARA INVESTIGACION
La madre de todas las polémicas
Por James Meek
y Martin Kettle
Desde
Londres y Washington
Científicos de Virginia
han extraído células madre de embriones humanos creados
específicamente para la investigación y luego destruidos.
La posición de los científicos del Jones Institute for Reproductive
Medicine no es un significativo avance desde el punto de vista científico,
pero representa un hito ético y político con enormes implicaciones
morales para los gobiernos e investigadores médicos en todo el
mundo.
En ninguna parte las consecuencias de esta experiencia son tan fuertes
como en Estados Unidos, donde la cuestión de permitir o no el uso
de fondos federales para ese tipo de investigación se está
convirtiendo en el área más explosiva para el presidente
George Bush, cuya base religiosa conservadora está profundamente
dividida en torno a este tema.
Al crear los embriones en el laboratorio con el único propósito
de investigar las células embrionarias, los científicos
no han quebrado ninguna ley ni infringido una prohibición, ya que
la investigación fue financiada privadamente, pero su trabajo desafía
la recomendación de cuerpos bioéticos a ambos lados del
Atlántico. En los primeros días de su existencia, un embrión
consiste en un conjunto de células de lento crecimiento. Algunas
de éstas son células madre embrionarias, que se diferencian
a medida que se dividen para convertirse en alguna de los cientos de células
que forman diferentes órganos y tejidos del cuerpo. Investigadores
de todo el mundo están estudiando estas células indiferenciadas
para saber si se las puede llevar a convertir en tejidos que podrían
usarse en diferentes enfermedades graves. Entre los más fuertes
sustentos para estas investigaciones están los grupos de apoyo
para quienes padecen de condiciones degenerativas como Alzheimer o Parkinson.
Hasta ahora, la única fuente de esas células han sido los
embriones excedentes, donados por parejas que están realizando
tratamientos de fertilización in vitro. Es una práctica
regular en las clínicas fertilizar más óvulos que
los requeridos para la implantación en el útero materno.
Pero el equipo del Jones Institute ha obtenido en cambio el consentimiento
de donantes de óvulos y esperma para utilizarlos en investigación.
El estudio de células embrionarias es actualmente la papa
caliente en la agenda conservadora de Bush. Por un lado, está
presionado por investigadores, pacientes y sus familias para abrir los
fondos federales a estudios que podrían en el futuro salvar millones
de vidas. Por el otro, enfrenta la oposición de los activistas
pro vida que ven estas células como vidas que deben
ser protegidas.
De The Guardian, especial para Página/12
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