Por Claudio Zlotnik
El avión de United procedente
de Nueva York era esperado en Ezeiza con más ansiedad que la habitual,
pero hasta anoche todavía no había aterrizado. Por desperfectos
técnicos quedó varado en San Pablo. El accidente, que en
otro momento hubiese pasado inadvertido, ayer alimentó el nerviosismo
de quienes intentaban comprar dólares o bien retirar sus ahorros
de los bancos: el avión traía los billetes necesarios para
atender a los ahorristas. Al mediodía, dos bancos líderes
se quedaron sin dólares. La fuerte demanda de dólares volvió
a convertirse en una postal de la corrida financiera, que incluyó
un salto a niveles record del riesgo país hasta los 1519 puntos
ante el pánico de los inversores a que la Argentina caiga en cesación
de pagos. Anoche, el gobierno estadounidense envió una fuerte señal
para calmar los ánimos, abriendo la puerta a un esfuerzo
internacional para rescatar al país de la crisis. La declaración
de la administración Bush fue el broche de una jornada de terror:
además de la suba en el riesgo país, las acciones cayeron
8,2 por ciento (llegaron a perder el 13,6), continuó la fuga de
depósitos, la tasa interbancaria saltó al 230 por ciento
anual, Standard & Poors redujo la calificación de Argentina
y el dólar se consiguió a 1,04 peso. Si bien el ajuste fue
todo lo ortodoxo que aguardaban los financistas, eso no alcanzó
para impedir el terremoto que se desencadenó frente a la puja política
en el Gobierno que siguió a los anuncios. Hoy se presentaría
un plan de ajuste consensuado (ver página 5), aunque en la city
todos apuntan los dardos sobre Raúl Alfonsín.
Condoleezza Rice, consejera para la Seguridad Nacional de los Estados
Unidos, dijo que en el gobierno de George Bush existe preocupación
por el agravamiento de la crisis argentina y admitió que mantiene
conversaciones constantes con el equipo económico.
Estamos siguiendo la situación de Argentina muy de cerca,
señaló, al tiempo que consignó que la situación
afecta también a otros países que pueden ser parte
de la solución en un esfuerzo internacional. Consultados
por este diario, fuentes del Palacio de Hacienda negaron que por ahora
se esté gestionando una ayuda de ese tipo, aunque admitieron la
posibilidad de que el Fondo Monetario o el Banco Mundial brinden un auxilio
financiero. Primero tenemos que demostrar que podemos hacer el ajuste,
afirmaron las fuentes.
Por la mañana, antes de la apertura de los mercados, el equipo
económico en pleno, con la excepción de Domingo Cavallo,
mantuvo una teleconferencia con bancos de la city y de Wall Street. Las
preguntas de los analistas fueron, en su mayoría, monotemáticas:
referían a la falta de apoyo político que habían
tenido las nuevas medidas de ajuste. Para los financistas, la clave de
la profundización de la crisis hay que buscarla en el escaso consenso
político que despierta el Gobierno entre la propia tropa del radicalismo,
con Raúl Alfonsín a la cabeza. Sin apoyo, sería imposible
concretar el ajuste y sin ajuste no existen certezas de que se honren
los pagos de la deuda, razonan tanto en el microcentro como en Wall Street.
El equipo de Cavallo fracasó en su intento por tranquilizar a las
fieras alegando que el recorte de gastos no requería de una ley
para ejecutarlo. Cuando las exposiciones terminaron, al filo del mediodía,
el riesgo país superaba los 1400 puntos y las acciones retrocedían
13 por ciento.
El pánico de los inversores se tradujo en que éstos liquidaran
bonos y acciones a precios de remate. En promedio, los títulos
públicos cayeron 11 por ciento. No obstante, los bonos más
importantes de plaza, como el Global 2008, el Global 2018 y el Brady FRB,
cayeron entre 14 y 18 por ciento. El Bonte 2002, título a un año
de plazo, terminó con un rendimiento del 40 por ciento anual, lo
que da idea de la percepción que tienen los financistas. Estos
precios descuentan que la Argentina va a dejar de pagar la deuda,
señaló Margarita Molteni, del MBA, a Página/12. Entre
las acciones líderes, la más castigada fue la del BBVA Francés,
quese desplomó un 41 por ciento. Otro dato de la crisis: con un
riesgo país de 1519 puntos, la Argentina desplazó a Ecuador
(1425 puntos) del segundo lugar en el ranking. Primero sigue Nigeria,
con 1792 puntos.
La histeria se contagió a otros rubros financieros. La tasa interbancaria
trepó al 250 por ciento anual a pesar de que el Banco Central inyectó
188 millones adicionales en pases activos, totalizando la friolera de
1249 millones. También subieron fuerte las tasas pasivas: los bancos
pagaron hasta 35 por ciento anual para retener plazos fijos en pesos.
En tanto, el BC informó que entre el miércoles de la semana
pasada y el último martes, en cuatro días hábiles,
los depósitos bancarios cayeron en 1066 millones. Y en los días
posteriores continuó la sangría. Según comentaron
a Página/12 fuentes bancarias, en lo que va de la semana, el 30
por ciento de los vencimientos no fueron renovados.
Frente a este panorama dramático, la decisión de la calificadora
S&P de rebajarle la nota a la deuda de largo plazo argentina (de B
a B-) echó más leña al fuego. Tras la recategorización,
la Argentina comparte cartel con Turquía, Indonesia y Ecuador,
países que en algún momento cayeron en default. Ya en la
zona del descenso, quedó por debajo de las notas asignadas a Rusia,
Bolivia y Perú, por ejemplo.
Para despejar dudas, Economía analiza canjear las Letes que vencen
este año por unos 5000 millones de dólares por un instrumento
de largo plazo. El objetivo: evitar la búsqueda de financiamiento
cada dos semanas, en medio de las turbulencias. Si se realiza esta operación,
Economía tendría asegurado el financiamiento total de este
año. Así y todo, los inversores prefirieron huir en manada
de los activos argentinos advertidos de que si no es éste, de persistir
la recesión económica, será el próximo año
que la Argentina dejará de pagarles. Ayer, como nunca antes, el
fantasma del default pareció corporizarse en la city.
Custodiado por expertos
El Fondo Monetario Internacional consideró en un informe
que, como resultado de las mejoras estructurales de los mercados
emergentes, las crisis de Argentina y Turquía no presentan
un alto riesgo de contagio al sistema financiero mundial.
Las crisis en países como Argentina y Turquía
han resultado claramente en una inmediata pérdida de acceso
a los mercados financieros internacionales por parte de estos países,
pero ha habido un muy limitado efecto de contagio sobre otros países,
reflejando en parte la visión de que continúan mejorando
los fundamentos de muchos mercados emergentes, indica el informe
anual sobre mercados de capital del FMI conocido ayer.
Al presentar el informe, el economista Donald Mathieson, quien lideró
el grupo de expertos que elaboró el reporte anual, dijo que
la situación de Argentina y de Turquía tendrán
un impacto en el acceso a los mercados mundiales por parte
del conjunto de las economías emergentes. Consideró
también que una devaluación del peso argentino desaceleraría
el crecimiento de la economía mundial. Sin embargo, se negó
a hacer más declaraciones sobre Argentina, porque señaló
que era mejor abstenerse de hacer comentarios y esperar a que los
mercados digirieran las nuevas medidas.
En tanto, el director para el hemisferio occidental del FMI, Claudio
Loser, descartó desde Brasilia que Argentina declare una
moratoria en tanto y en cuanto aplique bien las políticas
anunciadas. Por su parte el secretario del Tesoro estadounidense,
Paul ONeill, reconoció seguir de cerca
la crisis argentina. Un vocero del organismo reconoció que
el funcionario conversó telefónicamente con Domingo
Cavallo para compartir los planes de acción para poner
en equilibrio la situación fiscal.
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Datos
de la crisis
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El riesgo país
llegó al record de 1519 puntos, 229 más que el día
anterior. Poco después del mediodía, había alcanzado
a 1570.
Las acciones cayeron 8,2
por ciento, pero llegaron a perder el 13,6.
La tasa interbancaria saltó
al 230 por ciento anual.
Standard & Poors
degradó la nota de la deuda de largo plazo, a B-.
Hubo bonos que terminaron
rindiendo 40 por ciento anual.
En cuatro días,
la fuga de depósitos fue de 1066 millones, según datos
del Banco Central.
Los plazos fijos en pesos
mostraron un rendimiento máximo del 35 por ciento anual. En
dólares, el promedio fue del 9,1 por ciento.
En bancos y casas de cambio,
el dólar costó 1,04 pesos, pero también se compraba
a 1,015, por encima del valor de venta del Nación..
El Banco Central inyectó
188 millones adicionales en pases activos, totalizando 1249 millones.
El Senado bonaerense aprobó
la transferencia al Estado provincial de una deuda del Banco Provincia
originada en créditos incobrables. Para ello, el gobierno bonaerense
emitirá un bono por 1100 millones.
Al anochecer hubo una falsa
alarma de bomba en el Ministerio de Economía. Intervino una
brigada antiexplosivos. |
PESE
AL IMPRESIONANTE AJUSTE DE CAVALLO, LA CITY BAJO EL PULGAR
¿Qué más quieren ahora en el
mercado?
Por
Claudio Scaletta
La lógica
no presenta mayores dificultades y es asequible para cualquier entendimiento.
Si el Gobierno toma medidas promercado léase
baja del gasto público sin pensar en obtener mayores ingresos de
los sectores más privilegiados, entonces los siempre nerviosos
operadores se calmarán, recuperarán la confianza en el destino
del país y dejarán de vender bonos de la deuda argentina.
Si las medidas se sobreponen a la protesta social -directamente proporcional
a la intensidad de los ajustes y consiguen superar los meros anuncios,
la fe en el destino de las cuentas públicas inducirá a que
los mercados consideren que es buen negocio volver a poseer
títulos de deuda de una economía floreciente. La presión
compradora superará entonces a la vendedora, los bonos argentinos
subirán su cotización y consecuentemente el riesgo
país en esta dinámica el termómetro de
cuánto se aparta de la ortodoxia la voluntad de los gobernantes
comenzará a descender. En adelante el círculo virtuoso es
más conocido. La baja del riesgo impulsará el descenso de
los tipos de interés. Las empresas y los consumidores, alentados
por el abaratamiento del crédito, expandirán sus producciones
y consumos y la economía se autoimpulsará hacia el crecimiento
sostenido. ¿Y por qué ayer no funcionó tanta lógica
del mercado?
Puede ser, ay, que la lógica, a veces, no es tan lógica.
Cuando finalmente, luego de algunas bravatas sobre edades y salud óptica
de los operadores y tras la dilapidación del megacanje que
ejerció sobre la confianza de los mercados el mismo
efecto neutro que el promocionado blindaje, Economía capituló
en sus ambiciones de políticas activas y se subordinó sin
matices a las demandas del mercado con un inédito inmediatamente
déficit cero, el resultado no fue la recuperación
de la confianza, sino una nueva estampida del riesgo país hasta
superar los 1500 puntos.
¿Cuál es entonces el argumento de los mercados? Para quienes
recuerdan la experiencia reciente del breve paso de los ortodoxos de FIEL
por el Palacio de Hacienda la respuesta es previsible: Los mercados
no creen que el Gobierno sea capaz de sostener estas medidas, reconoció
a Página/12 el economista jefe de uno de los principales bancos
extranjeros que operan en la plaza local. Por ello recuerda un dato que
hoy parece de un pasado remoto: Estas medidas ya habían sido
explícitamente rechazadas cuando se trataron los poderes especiales
para Cavallo, por qué habrían de aceptarse ahora.
A estos dichos cabe agregar también el rechazo a la propuesta de
Horacio Liendo de garantizar con recaudación el pago de deuda,
precisamente el único punto que el déficit cero
se autoimpuso no tocar.
¿Qué más debe anunciar el Gobierno para que le crean?
El diagnóstico de los market makers (hacedores de mercado), es
que con la voluntad no alcanza. Este gobierno es políticamente
débil, en el mercado nadie cree que logre el apoyo político
necesario para llevar adelante el ajuste, sostuvo otro operador
ante este diario. Un anuncio como el de ayer (por el del miércoles)
en un gobierno de Menem hubiese significado la euforia, porque tenía
la capacidad de alinear a su tropa y callar a los gremios, acá,
en cambio, por un lado se habla de déficit cero y por otro sale
el hijo de Alfonsín a hablar de los mercados amorales y de extorsión,
agregó.
¿Pero no están pidiendo una utopía, este gobierno
es una alianza, y en una alianza siempre existirán matices?
A los mercados nunca les gustó la Alianza. Acá hay
que terminar con los privilegios, concluyó.
Claro que cuando los banqueros hablan de privilegios no se refieren a
cuestiones como la inexistencia de gravámenes a las rentas financieras,
sino a que el Estado no hizo el ajuste que sí debió
hacer el sector privado, donde se subieron impuestos y se bajaron salarios
un 30 por ciento. Ayer, excitados, los brokers coincidían
en una sola aseveración: En el exterior creen que Argentina
va indefectiblemente al default y tratan de desprenderse de los
bonos argentinos. Solamente uno de los dos bancos españoles que
operan en la plaza local liquidó, en la última semana, papeles
por 1000 millones de dólares. Sin embargo, quienes no creen en
la autoinmolación y las ventas a pérdida agregan que algunas
entidades estarían recuperando fondos frescos para represtarle
al Estado.
Los más pesimistas creen que el default es inevitable o, más
bien, un acto de sinceramiento. En ese caso, la construcción de
escenarios posibles no aparece tan terrible como meses atrás. Un
integrante del equipo de Daniel Marx describió la hipótesis
a Página/12: Si hay un default formal el riesgo se iría
a 7000 puntos, como ocurrió en Rusia, lloverían algunos
juicios y después, como en una convocatoria de acreedores, habría
que sentarse a renegociar la deuda y, en ese caso, las tasas no estarían
muy por encima de las del Tesoro estadounidense, concluyó.
Recortar
sin recortarse todo el poder
Por
José Natanson
Anoche, después
de una jornada financiera horrible, el Gobierno miraba las cosas con un
poco más de optimismo. Según aseguraban en la Rosada, la
cena de Fernando de la Rúa con Raúl Alfonsín, Aníbal
Ibarra y los gobernadores radicales, que había comenzado a las
22, y la reunión de hoy con los mandatarios del peronismo, permitirán
acercar un consenso que, por más tibio que sea, al menos servirá
para aplacar la ofensiva de los mercados. Pero el equilibrio es complicado:
el Gobierno podría suavizar levemente el ajuste (con un piso o
una progresividad en el recorte) para conseguir respaldo político,
pero jamás considerar otras propuestas que se manejaban en la Alianza,
como un bono patriótico o un impuesto extraordinario. Vamos
a buscar consenso, pero no se va a repetir lo de (Ricardo) López
Murphy. El recorte se hace sí o sí, definía
ayer un funcionario muy cercano a De la Rúa.
La confianza en el Gobierno incluso sobrevivió a la catástrofe
de los indicadores económicos. Computaban, entre las señales
políticas positivas: una declaración de respaldo del bloque
de diputados radicales; las declaraciones del jefe de la bancada peronista,
Humberto Roggero; y la posición de Hugo Moyano que, a pesar de
sus críticas, prefirió esperar y no convocar a un nuevo
paro nacional.
El diagnóstico oficial es sencillo: el ajuste no fue aclamado por
los mercados por las dudas que genera la debilidad política del
Gobierno y, por lo tanto, sus posibilidades de llevarlo adelante. La
clave es darle una base política a las medidas, generar un consenso
mínimo, pero eso es algo que no se consigue con un decreto, un
recorte o una declaración. Es mucho más complicado. El principal
problema son los partidos de la Alianza, decía ayer un importante
funcionario.
Por eso, la estrategia consiste en emitir gestos políticos fuertes
que apuntalen políticamente los anuncios de Domingo Cavallo.
El primero, que se desarrollaba al cierre de esta edición, era
la cena en Olivos con De la Rúa, Chrystian Colombo, Alfonsín,
el jefe de Gobierno porteño, Aníbal Ibarra, y los gobernadores
radicales. Durante todo el día, el titular del radicalismo estuvo
en el centro de la atención de la Rosada. Convertido en virtual
jefe de los partidos de la Alianza, Alfonsín optó por no
romper totalmente con el Gobierno, aunque difundió un documento
bastante crítico.
Según explicaba anoche un ministro cercano a De la Rúa,
la cena con el jefe radical suponía una disyuntiva para el Gobierno:
aunque el respaldo de Alfonsín era una necesidad urgente, su presencia
también implicaba un riesgo. No podemos dar la idea de que
esto es un cogobierno, porque eso tampoco le cae bien al establishment,
señalaba.
Pero, además, el protagonismo de Alfonsín generó
todo tipo de críticas en el delarruismo. No puede ser que
siempre parezca que el poder está dividido, se quejaba un
integrante del círculo íntimo del Presidente. Y aseguró
tener una encuesta telefónica encargada por el Gobierno que se
realizó durante la mañana y la tarde de ayer: además
de un previsible y unánime rechazo al ajuste, el sondeo mostró
que la mayoría de la gente no estaba de acuerdo con la postura
díscola del ex presidente. El funcionario no entregó, sin
embargo, la planilla del sondeo.
Hubo contactos durante todo el día. Un duro cruce entre Alfonsín
y Ramón Mestre, que se encuentra en Estados Unidos; una comunicación
telefónica posterior, más calmada, con Nicolás Gallo.
Y, finalmente, un llamado de De la Rúa (ver página 4).
Lo central, entonces, para el Gobierno, era equilibrar la necesidad de
conseguir el respaldo político del Frepaso y el radicalismo y,
al mismo tiempo, evitar que se transmitiera la imagen de un De la Rúa
debilitado, que somete a una asamblea cada una de sus decisiones. ¿Cómo
lograr la alquimia? Para un ministro cercano al Presidente, la solución
es sencilla:no ceder en la meta del déficit cero y mantener sí
o sí el paquete anunciado el miércoles.
Según explicaban en la Casa Rosada, ayer se analizaban diferentes
alternativas para morigerar el ajuste, como establecer algún mecanismo
de progresividad en el recorte, fijar un piso a la quita de jubilaciones
y, quizás, también al de los sueldos. Estamos viendo
si legalmente se puede hacer, señalaban. Sin embargo, afirmaban
que la idea básica ajustar los gastos del Estado a la recaudación
se mantendrá en pie. Lo peor que podemos hacer es aparecer
cediendo ante las presiones de Alfonsín o del Frepaso, decía
anoche, categórico, un importante funcionario, como si hablara
de la oposición.
El Gobierno dice que se propone reducir el gasto político y las
estructuras burocráticas. Además, Patricia Bullrich y Andrés
Delich elaboraron un proyecto para que el Poder Legislativo y el Judicial
acompañen solidariamente el recorte (ver página 10). Según
creen en el Gobierno, esto permitiría compensar la disminución
que produciría el establecimiento de un piso o una gradación
en el recorte. Sin embargo, aseguraban que algunas propuestas que dirigentes
de la Alianza pensaban acercar a De la Rúa un bono patriótico
que suscribirían las grandes empresas, la restitución de
los aportes patronales o un impuesto extraordinario estaban totalmente
descartadas.
En el Gobierno confiaban en que un apoyo, aunque tibio, del radicalismo
y el Frepaso, convencería a los gobernadores peronistas, que hoy
por la tarde se reunirán con De la Rúa en la Rosada. Ayer,
Colombo se comunicó telefónicamente con Carlos Ruckauf,
quien prometió su asistencia y le adelantó que pensaba emitir
alguna declaración de respaldo.
En medio de las reuniones, de las que también participaron dirigentes
amigos del jefe del Ejecutivo como Rafael Pascual y Cecilia Felgueras,
también circuló todo tipo de versiones: la más difundida,
que Cavallo sería jefe de Gabinete, Colombo iría a Interior
y Daniel Marx a Economía.
A las nueve de la noche Colombo desmintió un cambio de Gabinete.
Quedaba claro, entonces, que De la Rúa enfrentaría esta
nueva crisis en su estilo, tratando de buscar algún consenso mínimo,
sin grandes giros ni golpes de timón. La (optimista) hipótesis
que se manejaba anoche muy cerca del Presidente era que el respaldo de
Alfonsín, el Frepaso y los gobernadores peronistas, sumado a la
evidencia de que no habrá marcha atrás en el recorte, permitirán
despejar de a poco la tormenta financiera. No hay otra alternativa,
explicaban con un optimismo casi místico.
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