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DINAR LINEAS AEREAS

EL RIESGO PAIS LLEGO A 1570 PUNTOS, PARA TERMINAR A 1519. CAOS EN LA CITY
A Cavallo le contestaron con el bolsillo

El mediterráneo les
habló con el corazón de la ortodoxia a los mercados
pero le respondieron de la peor manera. Derrumbe de títulos
y acciones. Argentina escaló al segundo puesto en la tabla
de riesgo país, por debajo de Nigeria. El call trepó al 250%, reflejo de la fuga de depósitos.
Hubo faltante de dólares billetes en bancos y casas de cambio ante la fuerte demanda de dólares. El Banco Central amplió la asistencia a las entidades hasta 1249 millones de pesos ante la corrida.


Por Claudio Zlotnik

El avión de United procedente de Nueva York era esperado en Ezeiza con más ansiedad que la habitual, pero hasta anoche todavía no había aterrizado. Por desperfectos técnicos quedó varado en San Pablo. El accidente, que en otro momento hubiese pasado inadvertido, ayer alimentó el nerviosismo de quienes intentaban comprar dólares o bien retirar sus ahorros de los bancos: el avión traía los billetes necesarios para atender a los ahorristas. Al mediodía, dos bancos líderes se quedaron sin dólares. La fuerte demanda de dólares volvió a convertirse en una postal de la corrida financiera, que incluyó un salto a niveles record del riesgo país hasta los 1519 puntos ante el pánico de los inversores a que la Argentina caiga en cesación de pagos. Anoche, el gobierno estadounidense envió una fuerte señal para calmar los ánimos, abriendo la puerta a un “esfuerzo internacional” para rescatar al país de la crisis. La declaración de la administración Bush fue el broche de una jornada de terror: además de la suba en el riesgo país, las acciones cayeron 8,2 por ciento (llegaron a perder el 13,6), continuó la fuga de depósitos, la tasa interbancaria saltó al 230 por ciento anual, Standard & Poor’s redujo la calificación de Argentina y el dólar se consiguió a 1,04 peso. Si bien el ajuste fue todo lo ortodoxo que aguardaban los financistas, eso no alcanzó para impedir el terremoto que se desencadenó frente a la puja política en el Gobierno que siguió a los anuncios. Hoy se presentaría un plan de ajuste consensuado (ver página 5), aunque en la city todos apuntan los dardos sobre Raúl Alfonsín.
Condoleezza Rice, consejera para la Seguridad Nacional de los Estados Unidos, dijo que en el gobierno de George Bush existe “preocupación” por el agravamiento de la crisis argentina y admitió que mantiene “conversaciones constantes” con el equipo económico. “Estamos siguiendo la situación de Argentina muy de cerca”, señaló, al tiempo que consignó que la situación “afecta también a otros países que pueden ser parte de la solución en un esfuerzo internacional”. Consultados por este diario, fuentes del Palacio de Hacienda negaron que por ahora se esté gestionando una ayuda de ese tipo, aunque admitieron la posibilidad de que el Fondo Monetario o el Banco Mundial brinden un auxilio financiero. “Primero tenemos que demostrar que podemos hacer el ajuste”, afirmaron las fuentes.
Por la mañana, antes de la apertura de los mercados, el equipo económico en pleno, con la excepción de Domingo Cavallo, mantuvo una teleconferencia con bancos de la city y de Wall Street. Las preguntas de los analistas fueron, en su mayoría, monotemáticas: referían a la falta de apoyo político que habían tenido las nuevas medidas de ajuste. Para los financistas, la clave de la profundización de la crisis hay que buscarla en el escaso consenso político que despierta el Gobierno entre la propia tropa del radicalismo, con Raúl Alfonsín a la cabeza. Sin apoyo, sería imposible concretar el ajuste y sin ajuste no existen certezas de que se honren los pagos de la deuda, razonan tanto en el microcentro como en Wall Street. El equipo de Cavallo fracasó en su intento por tranquilizar a las fieras alegando que el recorte de gastos no requería de una ley para ejecutarlo. Cuando las exposiciones terminaron, al filo del mediodía, el riesgo país superaba los 1400 puntos y las acciones retrocedían 13 por ciento.
El pánico de los inversores se tradujo en que éstos liquidaran bonos y acciones a precios de remate. En promedio, los títulos públicos cayeron 11 por ciento. No obstante, los bonos más importantes de plaza, como el Global 2008, el Global 2018 y el Brady FRB, cayeron entre 14 y 18 por ciento. El Bonte 2002, título a un año de plazo, terminó con un rendimiento del 40 por ciento anual, lo que da idea de la percepción que tienen los financistas. “Estos precios descuentan que la Argentina va a dejar de pagar la deuda”, señaló Margarita Molteni, del MBA, a Página/12. Entre las acciones líderes, la más castigada fue la del BBVA Francés, quese desplomó un 41 por ciento. Otro dato de la crisis: con un riesgo país de 1519 puntos, la Argentina desplazó a Ecuador (1425 puntos) del segundo lugar en el ranking. Primero sigue Nigeria, con 1792 puntos.
La histeria se contagió a otros rubros financieros. La tasa interbancaria trepó al 250 por ciento anual a pesar de que el Banco Central inyectó 188 millones adicionales en pases activos, totalizando la friolera de 1249 millones. También subieron fuerte las tasas pasivas: los bancos pagaron hasta 35 por ciento anual para retener plazos fijos en pesos. En tanto, el BC informó que entre el miércoles de la semana pasada y el último martes, en cuatro días hábiles, los depósitos bancarios cayeron en 1066 millones. Y en los días posteriores continuó la sangría. Según comentaron a Página/12 fuentes bancarias, en lo que va de la semana, el 30 por ciento de los vencimientos no fueron renovados.
Frente a este panorama dramático, la decisión de la calificadora S&P de rebajarle la nota a la deuda de largo plazo argentina (de B a B-) echó más leña al fuego. Tras la recategorización, la Argentina comparte cartel con Turquía, Indonesia y Ecuador, países que en algún momento cayeron en default. Ya en la zona del descenso, quedó por debajo de las notas asignadas a Rusia, Bolivia y Perú, por ejemplo.
Para despejar dudas, Economía analiza canjear las Letes que vencen este año por unos 5000 millones de dólares por un instrumento de largo plazo. El objetivo: evitar la búsqueda de financiamiento cada dos semanas, en medio de las turbulencias. Si se realiza esta operación, Economía tendría asegurado el financiamiento total de este año. Así y todo, los inversores prefirieron huir en manada de los activos argentinos advertidos de que si no es éste, de persistir la recesión económica, será el próximo año que la Argentina dejará de pagarles. Ayer, como nunca antes, el fantasma del default pareció corporizarse en la city.

 

Custodiado por expertos

El Fondo Monetario Internacional consideró en un informe que, como resultado de las mejoras estructurales de los mercados emergentes, las crisis de Argentina y Turquía no presentan un alto riesgo de contagio al sistema financiero mundial.
“Las crisis en países como Argentina y Turquía han resultado claramente en una inmediata pérdida de acceso a los mercados financieros internacionales por parte de estos países, pero ha habido un muy limitado efecto de contagio sobre otros países, reflejando en parte la visión de que continúan mejorando los fundamentos de muchos mercados emergentes”, indica el informe anual sobre mercados de capital del FMI conocido ayer.
Al presentar el informe, el economista Donald Mathieson, quien lideró el grupo de expertos que elaboró el reporte anual, dijo que la situación de Argentina y de Turquía tendrán “un impacto en el acceso a los mercados mundiales por parte del conjunto de las economías emergentes”. Consideró también que una devaluación del peso argentino desaceleraría el crecimiento de la economía mundial. Sin embargo, se negó a hacer más declaraciones sobre Argentina, porque señaló que era mejor abstenerse de hacer comentarios y esperar a que los mercados “digirieran” las nuevas medidas.
En tanto, el director para el hemisferio occidental del FMI, Claudio Loser, descartó desde Brasilia que Argentina declare una moratoria en tanto y en cuanto aplique bien las políticas anunciadas. Por su parte el secretario del Tesoro estadounidense, Paul O’Neill, reconoció “seguir de cerca” la crisis argentina. Un vocero del organismo reconoció que el funcionario conversó telefónicamente con Domingo Cavallo “para compartir los planes de acción para poner en equilibrio la situación fiscal”.

 

Datos de la crisis
El riesgo país llegó al record de 1519 puntos, 229 más que el día anterior. Poco después del mediodía, había alcanzado a 1570.
Las acciones cayeron 8,2 por ciento, pero llegaron a perder el 13,6.
La tasa interbancaria saltó al 230 por ciento anual.
Standard & Poor’s degradó la nota de la deuda de largo plazo, a “B-”.
Hubo bonos que terminaron rindiendo 40 por ciento anual.
En cuatro días, la fuga de depósitos fue de 1066 millones, según datos del Banco Central.
Los plazos fijos en pesos mostraron un rendimiento máximo del 35 por ciento anual. En dólares, el promedio fue del 9,1 por ciento.
En bancos y casas de cambio, el dólar costó 1,04 pesos, pero también se compraba a 1,015, por encima del valor de venta del Nación..
El Banco Central inyectó 188 millones adicionales en pases activos, totalizando 1249 millones.
El Senado bonaerense aprobó la transferencia al Estado provincial de una deuda del Banco Provincia originada en créditos incobrables. Para ello, el gobierno bonaerense emitirá un bono por 1100 millones.
Al anochecer hubo una falsa alarma de bomba en el Ministerio de Economía. Intervino una brigada antiexplosivos.

 

PESE AL IMPRESIONANTE AJUSTE DE CAVALLO, LA CITY BAJO EL PULGAR
¿Qué más quieren ahora en el mercado?

Por Claudio Scaletta

La lógica no presenta mayores dificultades y es asequible para cualquier entendimiento. Si el Gobierno toma medidas “promercado” –léase baja del gasto público sin pensar en obtener mayores ingresos de los sectores más privilegiados–, entonces los siempre nerviosos operadores se calmarán, recuperarán la confianza en el destino del país y dejarán de vender bonos de la deuda argentina. Si las medidas se sobreponen a la protesta social -directamente proporcional a la intensidad de los ajustes– y consiguen superar los meros anuncios, la fe en el destino de las cuentas públicas inducirá a que “los mercados” consideren que es buen negocio volver a poseer títulos de deuda de una economía floreciente. La presión compradora superará entonces a la vendedora, los bonos argentinos subirán su cotización y consecuentemente el “riesgo país” –en esta dinámica el termómetro de cuánto se aparta de la ortodoxia la voluntad de los gobernantes– comenzará a descender. En adelante el círculo virtuoso es más conocido. La baja del riesgo impulsará el descenso de los tipos de interés. Las empresas y los consumidores, alentados por el abaratamiento del crédito, expandirán sus producciones y consumos y la economía se autoimpulsará hacia el crecimiento sostenido. ¿Y por qué ayer no funcionó tanta lógica del mercado?
Puede ser, ay, que la lógica, a veces, no es tan lógica. Cuando finalmente, luego de algunas bravatas sobre edades y salud óptica de los operadores y tras la dilapidación del megacanje –que ejerció sobre la “confianza de los mercados” el mismo efecto neutro que el promocionado blindaje–, Economía capituló en sus ambiciones de políticas activas y se subordinó sin matices a las demandas del “mercado” con un inédito “inmediatamente déficit cero”, el resultado no fue la recuperación de la confianza, sino una nueva estampida del riesgo país hasta superar los 1500 puntos.
¿Cuál es entonces el argumento de los mercados? Para quienes recuerdan la experiencia reciente del breve paso de los ortodoxos de FIEL por el Palacio de Hacienda la respuesta es previsible: “Los mercados no creen que el Gobierno sea capaz de sostener estas medidas”, reconoció a Página/12 el economista jefe de uno de los principales bancos extranjeros que operan en la plaza local. Por ello recuerda un dato que hoy parece de un pasado remoto: “Estas medidas ya habían sido explícitamente rechazadas cuando se trataron los poderes especiales para Cavallo, por qué habrían de aceptarse ahora”. A estos dichos cabe agregar también el rechazo a la propuesta de Horacio Liendo de garantizar con recaudación el pago de deuda, precisamente el único punto que el “déficit cero” se autoimpuso no tocar.
¿Qué más debe anunciar el Gobierno para que le crean? El diagnóstico de los market makers (hacedores de mercado), es que con la voluntad no alcanza. “Este gobierno es políticamente débil, en el mercado nadie cree que logre el apoyo político necesario para llevar adelante el ajuste”, sostuvo otro operador ante este diario. “Un anuncio como el de ayer (por el del miércoles) en un gobierno de Menem hubiese significado la euforia, porque tenía la capacidad de alinear a su tropa y callar a los gremios, acá, en cambio, por un lado se habla de déficit cero y por otro sale el hijo de Alfonsín a hablar de los mercados amorales y de extorsión”, agregó.
–¿Pero no están pidiendo una utopía, este gobierno es una alianza, y en una alianza siempre existirán matices?
–A los mercados nunca les gustó la Alianza. Acá hay que terminar con los privilegios, concluyó.
Claro que cuando los banqueros hablan de privilegios no se refieren a cuestiones como la inexistencia de gravámenes a las rentas financieras, sino a que “el Estado no hizo el ajuste que sí debió hacer el sector privado, donde se subieron impuestos y se bajaron salarios un 30 por ciento”. Ayer, excitados, los brokers coincidían en una sola aseveración: “En el exterior creen que Argentina va indefectiblemente al default” y tratan de desprenderse de los bonos argentinos. Solamente uno de los dos bancos españoles que operan en la plaza local liquidó, en la última semana, papeles por 1000 millones de dólares. Sin embargo, quienes no creen en la autoinmolación y las ventas a pérdida agregan que algunas entidades estarían recuperando fondos frescos para represtarle al Estado.
Los más pesimistas creen que el default es inevitable o, más bien, un acto de sinceramiento. En ese caso, la construcción de escenarios posibles no aparece tan terrible como meses atrás. Un integrante del equipo de Daniel Marx describió la hipótesis a Página/12: “Si hay un default formal el riesgo se iría a 7000 puntos, como ocurrió en Rusia, lloverían algunos juicios y después, como en una convocatoria de acreedores, habría que sentarse a renegociar la deuda y, en ese caso, las tasas no estarían muy por encima de las del Tesoro estadounidense”, concluyó.

 


 

Recortar sin recortarse todo el poder

Por José Natanson

Anoche, después de una jornada financiera horrible, el Gobierno miraba las cosas con un poco más de optimismo. Según aseguraban en la Rosada, la cena de Fernando de la Rúa con Raúl Alfonsín, Aníbal Ibarra y los gobernadores radicales, que había comenzado a las 22, y la reunión de hoy con los mandatarios del peronismo, permitirán acercar un consenso que, por más tibio que sea, al menos servirá para aplacar la ofensiva de los mercados. Pero el equilibrio es complicado: el Gobierno podría suavizar levemente el ajuste (con un piso o una progresividad en el recorte) para conseguir respaldo político, pero jamás considerar otras propuestas que se manejaban en la Alianza, como un bono patriótico o un impuesto extraordinario. “Vamos a buscar consenso, pero no se va a repetir lo de (Ricardo) López Murphy. El recorte se hace sí o sí”, definía ayer un funcionario muy cercano a De la Rúa.
La confianza en el Gobierno incluso sobrevivió a la catástrofe de los indicadores económicos. Computaban, entre las señales políticas positivas: una declaración de respaldo del bloque de diputados radicales; las declaraciones del jefe de la bancada peronista, Humberto Roggero; y la posición de Hugo Moyano que, a pesar de sus críticas, prefirió esperar y no convocar a un nuevo paro nacional.
El diagnóstico oficial es sencillo: el ajuste no fue aclamado por los mercados por las dudas que genera la debilidad política del Gobierno y, por lo tanto, sus posibilidades de llevarlo adelante. “La clave es darle una base política a las medidas, generar un consenso mínimo, pero eso es algo que no se consigue con un decreto, un recorte o una declaración. Es mucho más complicado. El principal problema son los partidos de la Alianza”, decía ayer un importante funcionario.
Por eso, la estrategia consiste en emitir gestos políticos fuertes que apuntalen políticamente los anuncios de Domingo Cavallo.
El primero, que se desarrollaba al cierre de esta edición, era la cena en Olivos con De la Rúa, Chrystian Colombo, Alfonsín, el jefe de Gobierno porteño, Aníbal Ibarra, y los gobernadores radicales. Durante todo el día, el titular del radicalismo estuvo en el centro de la atención de la Rosada. Convertido en virtual jefe de los partidos de la Alianza, Alfonsín optó por no romper totalmente con el Gobierno, aunque difundió un documento bastante crítico.
Según explicaba anoche un ministro cercano a De la Rúa, la cena con el jefe radical suponía una disyuntiva para el Gobierno: aunque el respaldo de Alfonsín era una necesidad urgente, su presencia también implicaba un riesgo. “No podemos dar la idea de que esto es un cogobierno, porque eso tampoco le cae bien al establishment”, señalaba.
Pero, además, el protagonismo de Alfonsín generó todo tipo de críticas en el delarruismo. “No puede ser que siempre parezca que el poder está dividido”, se quejaba un integrante del círculo íntimo del Presidente. Y aseguró tener una encuesta telefónica encargada por el Gobierno que se realizó durante la mañana y la tarde de ayer: además de un previsible y unánime rechazo al ajuste, el sondeo mostró que la mayoría de la gente no estaba de acuerdo con la postura díscola del ex presidente. El funcionario no entregó, sin embargo, la planilla del sondeo.
Hubo contactos durante todo el día. Un duro cruce entre Alfonsín y Ramón Mestre, que se encuentra en Estados Unidos; una comunicación telefónica posterior, más calmada, con Nicolás Gallo. Y, finalmente, un llamado de De la Rúa (ver página 4).
Lo central, entonces, para el Gobierno, era equilibrar la necesidad de conseguir el respaldo político del Frepaso y el radicalismo y, al mismo tiempo, evitar que se transmitiera la imagen de un De la Rúa debilitado, que somete a una asamblea cada una de sus decisiones. ¿Cómo lograr la alquimia? Para un ministro cercano al Presidente, la solución es sencilla:no ceder en la meta del déficit cero y mantener sí o sí el paquete anunciado el miércoles.
Según explicaban en la Casa Rosada, ayer se analizaban diferentes alternativas para morigerar el ajuste, como establecer algún mecanismo de progresividad en el recorte, fijar un piso a la quita de jubilaciones y, quizás, también al de los sueldos. “Estamos viendo si legalmente se puede hacer”, señalaban. Sin embargo, afirmaban que la idea básica –ajustar los gastos del Estado a la recaudación– se mantendrá en pie. “Lo peor que podemos hacer es aparecer cediendo ante las presiones de Alfonsín o del Frepaso”, decía anoche, categórico, un importante funcionario, como si hablara de la oposición.
El Gobierno dice que se propone reducir el gasto político y las estructuras burocráticas. Además, Patricia Bullrich y Andrés Delich elaboraron un proyecto para que el Poder Legislativo y el Judicial acompañen solidariamente el recorte (ver página 10). Según creen en el Gobierno, esto permitiría compensar la disminución que produciría el establecimiento de un piso o una gradación en el recorte. Sin embargo, aseguraban que algunas propuestas que dirigentes de la Alianza pensaban acercar a De la Rúa –un bono patriótico que suscribirían las grandes empresas, la restitución de los aportes patronales o un impuesto extraordinario– estaban totalmente descartadas.
En el Gobierno confiaban en que un apoyo, aunque tibio, del radicalismo y el Frepaso, convencería a los gobernadores peronistas, que hoy por la tarde se reunirán con De la Rúa en la Rosada. Ayer, Colombo se comunicó telefónicamente con Carlos Ruckauf, quien prometió su asistencia y le adelantó que pensaba emitir alguna declaración de respaldo.
En medio de las reuniones, de las que también participaron dirigentes amigos del jefe del Ejecutivo como Rafael Pascual y Cecilia Felgueras, también circuló todo tipo de versiones: la más difundida, que Cavallo sería jefe de Gabinete, Colombo iría a Interior y Daniel Marx a Economía.
A las nueve de la noche Colombo desmintió un cambio de Gabinete. Quedaba claro, entonces, que De la Rúa enfrentaría esta nueva crisis en su estilo, tratando de buscar algún consenso mínimo, sin grandes giros ni golpes de timón. La (optimista) hipótesis que se manejaba anoche muy cerca del Presidente era que el respaldo de Alfonsín, el Frepaso y los gobernadores peronistas, sumado a la evidencia de que no habrá marcha atrás en el recorte, permitirán despejar de a poco la tormenta financiera. “No hay otra alternativa”, explicaban con un optimismo casi místico.

 

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