Principal RADAR NO Turismo Libros Futuro CASH Sátira


ALEMANIA PIDIO A INTERPOL LA CAPTURA INTERNACIONAL DEL EX GENERAL
El Nuremberg para Suárez Masón

El tribunal alemán lo acusa de �secuestro, tortura y homicidio calificado por alevosía� por el caso de la joven alemana Elisabeth Kasseman, asesinada en Argentina. Estudian hacer lo mismo con los coroneles (R) Pedro Durán Sáenz y Franco Luque.

El ex general Carlos Guillermo
Suárez Mason está detenido por el plan sistemático de robo de bebés.

Por Victoria Ginzberg

Elisabeth Käsemann fue secuestrada entre el 8 y el 9 de marzo de 1977 en Buenos Aires. Fue conducida a un cuartel militar en Palermo y luego al centro clandestino de detención El Vesubio. La joven vivía en Argentina desde 1968, cuando vino para hacer su tesis de sociología; pero había nacido en Gelsenkirchen, al oeste de Alemania. La Justicia de su país, concretamente el tribunal de Nuremberg, ordenó la captura internacional del ex general Carlos Guillermo “Pajarito” Suárez Mason. Está acusado de “secuestro, tortura y homicidio calificado por alevosía” en el caso Käsemann. “Esperamos que este paso contribuya a demostrar a los represores argentinos que la comunidad internacional está vigilante y no se conforma con la impunidad de la que gozan”, aseguró a Página/12 desde Alemania Esteban Cuya, coordinador de la Coalición contra la Impunidad.
El pedido de arresto contra el ex jefe del primer Cuerpo de Ejército realizado a través de Interpol fue firmado por el juez Bernhard Wankel. Una vez que el papel llegue a Buenos Aires, el juez de turno debería ordenar el arresto del acusado –tal como hizo la jueza María Servini de Cubría con el represor Alfredo Astiz– y posteriormente iniciar el juicio de extradición. A diferencia del “Angel Rubio”, Suárez Mason ya está preso. En diciembre de 1999 el entonces juez federal Adolfo Bagnasco lo detuvo por su responsabilidad en el plan sistemático de robo de bebés.
La posición en contra de extraditar a los represores, anticipada por el gobierno de Fernando de la Rúa, y el hecho de que Suárez Mason esté encarcelado –en su domicilio– debilitan las posibilidades de que el ex jefe del Primer Cuerpo termine sentado frente a los jueces de Nuremberg. El ex militar indultado por el ex presidente Carlos Menem se jactó ayer en una comunicación con la agencia DyN de que “ya hubo otros pedidos en igual sentido y fueron rechazados” y remarcó que “varios jueces y ministros” opinaron que “no corresponde una medida de esa naturaleza, porque no es legal”. La protección que gozan los militares que fueron beneficiados por las leyes de Obediencia Debida y Punto Final y los indultos no pasó desapercibida en Alemania. El juez Wankel se quejó ante periodistas de su país de la “nula” colaboración de los funcionarios argentinos: “si no cooperan, entorpecen las investigaciones de forma extraordinaria”, declaró. Cuando la fiscalía de Nuremberg pidió asistencia, recibió una dura respuesta que alegaba, con otras palabras no muy distintas, que ayudar a la Justicia implicaba resignar la soberanía nacional. Pero es probable que el gobierno argentino deba asumir públicamente su papelón. En Alemania se especulaba con que el canciller Gerhard Schröeder mencione el tema de los desaparecidos en una visita al país que, según tiene planeado, realizará en agosto.
A pesar de las dificultades, para los representantes de los familiares de desaparecidos alemanes la primera orden de detención contra un represor argentino emitida desde ese país implica mucho más de un gesto. “Significa que por fin se superan 24 años de olvido e injusticia por crímenes ocurridos en Argentina que deberían haber merecido la inmediata intervención de las autoridades judiciales alemanas. En segundo lugar, significa un acto de reparación moral y jurídica para la familia Käsemann”, aseguró Cuya en un comunicado. Rodolfo Yanzón, abogado en Buenos Aires de los familiares de desaparecidos alemanes, expresó que la medida tomada en Nuremberg debe funcionar como un reaseguro para que el represor siga preso.
Según informó Cuya, la Justicia alemana –que investiga en total unas treinta desapariciones– decidió pedir la captura de Suárez Mason por el asesinato de Käsemann porque es un caso que está sumamente documentado. El cadáver de la joven, recuperado por su familia, es un triste testimonio de los tormentos a los que fue sometida. El 26 de mayo de 1977 Suárez Mason informó públicamente de un “enfrentamiento” en el que murieron 16 personas, entre ellas, cuatro mujeres. Una de ellas era Elizabeth. Su padre, el teólogo Ernst Hainrich Friederich Käsemann, viajó a Buenos Airespara recuperar los restos de su hija y denunció que tuvo que pagar 22 mil dólares para que le entregaran un cuerpo sumamente castigado: no tenía cabellos ni ojos. La autopsia realizada por los médicos forenses de Tübingen demuestra que le dispararon a corta distancia y por la espalda.
El pedido de captura firmado por Wankel fue solicitado por el fiscal general de Nuremberg, Klaus Hubmann, quien aseguró que Suárez Mason “controlaba cada operativo de detención y era dueño y señor de la vida o la muerte de los detenidos. De esta forma (el jefe de la Zona 1) era desde el punto de vista penal tan responsable como los ejecutores directos del asesinato”.
Luego de que terminara la dictadura militar, el ex jefe del Primer Cuerpo se fugó a Estados Unidos para evitar ser juzgado por 39 homicidios, 430 privaciones ilegales de la libertad, 164 tormentos y 19 robos. Fue extraditado en 1988 y sólo dos años después fue indultado. El año pasado fue condenado en ausencia a cadena perpetua en Roma y además de haber sido procesado por Bagnasco, está siendo investigado por el juez platense Arnaldo Corazza en la causa por la apropiación de Carmen Sáenz.
Desde Alemania, la Coalición contra la Impunidad consideró que la orden de detención contra Suárez Mason es sólo un primer paso ya que el tribunal de Nuremberg está estudiando emitir próximamente los pedidos de captura contra otros responsables del asesinato de Käsemann: el represor Pedro Duran Sáenz, jefe del Vesubio; el coronel Franco Luque, alias “El Indio”; y los dictadores Jorge Rafael Videla y Emilio Massera.

 

Profesionales de la salud

Los profesionales de la Salud de la provincia de Buenos Aires rechazaron ayer las medidas anunciadas por el gobierno nacional, que incluye un recorte en los haberes de los empleados estatales y de los jubilados. La Asociación Sindical de Profesionales de la Salud bonaerense (Cicop) calificó de “estadicidio” el ajuste anunciado por el ministro de Economía, Domingo Cavallo, según un comunicado de la entidad. “Han mostrado de manera impúdica la opción que han tomado en conjunto la Nación y nuestra provincia: no tocar a los banqueros, pagar la deuda externa y dejar lo que quede para pagar salarios, jubilaciones y atender las obligaciones sociales del Estado”, remarca la nota firmada por el secretario general de la Cicop, Jorge Yabkowski. Los delegados hospitalarios de toda la provincia se reunirán hoy a las 12 en la calle Colombres 25 de Capital Federal a fin de ratificar el paro previsto para el próximo martes en repudio del posible pago de sueldos con bonos en la provincia de Buenos Aires y en rechazo a la rebaja salarial a los empleados de la Nación. En la Provincia de Buenos Aires tampoco pagaron el incentivo salarial a los docentes.

 

OPINION
Por Osvaldo Bayer

�La vergüenza superaba el dolor�

Recuerdo aquella hermosa tarde de primavera en el cementerio de Tubingen, cuando me tocó despedir los restos mortales de la bella e inteligente Elisabeth Kasemann. Ella había partido años antes con todo el entusiasmo hacia Latinoamérica para dedicarse a los pobres, para vivir en las villas, para conocer a fondo lo que es la pobreza del Tercer Mundo. Ahora, en su regreso sin vida, todos estábamos profundamente tristes. La habían asesinado los militares argentinos. En la forma más cobarde que se pueda pensar. Tuve que contener las lágrimas al ver la belleza de las flores y el verde de esa ciudad hermosa donde iba a descansar para siempre. La ciudad de Holderlin, el poeta. Estaban sus padres, sus hermanos, sus amigas, y los exiliados argentinos que habían llegado de todas partes. Hablé de mi profunda vergüenza. La vergüenza superaba el dolor. Los militares argentinos de Videla la habían secuestrado, torturado, la habían humillado hasta el hartazgo en el campo “El Vesubio” y luego la habían fusilado cobardemente por la espalda. Al día siguiente publicaron el comunicado felón e infame de que Elisabeth había muerto en un enfrentamiento con las fuerzas del orden. Firmaba el comunicado del crimen el general Suárez Mason, occidental y cristiano. El prototipo del asesino sin escrúpulos y sin alma.
Las balas del ejército argentino habían atravesado y destrozado el hermoso cuerpo. Otra de las batallas que ganaron nuestros militares.
Mientras trataba con la poesía de aliviar el dolor ante tanta muerte y tanta vejación miré el rostro de los padres. La madre con la sonrisa de la tristeza y la impotencia, el padre, el teólogo Ernst Kasemann, con la mirada clara y el dolor que le paralizaba el rostro. Nos abrazamos largamente. No había consuelo, bebimos el dolor a jarros llenos. Y la inmensa vergüenza de los argentinos presentes.
Fuimos a la casa; allí estaba su cuarto, tal cual lo había dejado, con el retrato del Che sonriente. En el auto, el profesor Kasemann me relató cómo, cuando supo la muerte de su hija, viajó urgente a Buenos Aires y agregó en voz muy baja que transmitía su inmensa ira, una especie de ira evangélica: “Perdóneme usted, pero tengo un enorme desprecio por su país, señor Bayer. Hice los trámites secretos para obtener el cadáver de Elisabeth que estaba en poder de los militares. Un ‘intermediario’ me puso en contacto con dos oficiales quienes me exigieron veintidós mil dólares para que me devolvieran el querido cuerpo. Me dio asco, pero los pagué. Cuando fui al departamento donde ella vivió se habían llevado absolutamente todo, sus queridas cosas. Una figura del infierno más degradado. Además de sufrir la muerte, se burlaron de mí, fue el escarnio. Nunca podré olvidarlo”.
Aquí aparece en toda su bajeza el teniente coronel Durán Sáenz, jefe del campo de concentración “El Vesubio”. Hombre de misa diaria y prole numerosa. Secuestrador, torturador, asesino rastrero. Para él no hubo ningún castigo. Al contrario, Alfonsín permitió que se lo nombrara agregado militar en México. Buen representante para el país de la obediencia debida y el punto final. Pero lo corrieron los argentinos residentes en tierras mexicanas. El valiente teniente coronel fusilador de mujeres desarmadas huyó como una rata. Pero hoy está el ladrón asesino gozando de su pensión militar y de una vejez tranquila. Su jefe, el ex general Suárez Mason es pedido ahora por la Justicia alemana. Pero como siempre, ya De la Rúa lo va a defender como cuando votó obediencia debida y punto final, y también los jueces corruptos y para mayor ejemplo de los argentinos el general bestia se va a quedar en nuestras tierras, mostrando con orgullo el certificado de indulto del corrupto de Don Torcuato.
El general Balza jamás ordenó una investigación interna sobre los horribles crímenes de Durán Sáenz y Suárez Mason, y menos ahora, el jefe del Ejército, Brinzoni, que desfila orgullosamente ante los desencajados representantes del gobierno de la Alianza. Elisabeth Kasemann, el bello y joven ser que vino a trabajar contra la miseria latinoamericana. Y con orgullo digo que ella, en los últimos meses de su vida, se dedicó con gran destreza a falsificar pasaportes para los perseguidos. En vez de estar en Berlín gozando de una vida plena de alegrías y estudios, elaboraba pasaportes en esta negra Buenos Aires, plenas de secuestros y desapariciones. Coraje. Valentía. La joven mujer solidaria. Como aquella estudiante Sophie Scholl, que en plena guerra, arrojaba volantes pacifistas contra Hitler en el patio de la Universidad de Munich y murió ejecutada. ¡Qué mujeres! Frente a esas figuras, nuestras vergüenzas: teniente coronel Durán Sáenz; general Suárez Mason.
Hace unos años hicimos un film: Elisabeth, para la televisión alemana. Ahí están los rostros: la sonrisa de Elisabeth y nuestros torvos militares. Todo el que vaya a Tubingen luego de visitar la tumba de la querida Elisabeth debe ir a enredarse con la sublime poesía de Holderlin. Los dos están muy cerca, casi juntos.

 

PRINCIPAL