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EE.UU. ACELERA EL EMPLAZAMIENTO DEL ESCUDO ANTIMISILES
Hasta Saturno nadie nos para

Ignorando las protestas de Rusia y de parte de Europa, Washington comenzará a emplazar su escudo antimisiles el mes próximo.

Wolfowitz (derecha) compara al escudo con el hombre en la Luna.
A su lado, el general Ronald Kadish, jefe de defensa antimisiles.

Por Martin Kettle y Amelia Gentleman
Desde Washington y Moscú

La administración Bush arrojó el guante ayer en el tema de la defensa al hacer explícito que Estados Unidos va a acelerar sus planes de un escudo antimisiles pese a las objeciones internacionales de que Washington está violando el tratado de misiles antibalísticos (ABM). En una serie de desafiantes presentaciones ante el Congreso y los medios, en que compararon el plan misilístico con la carrera para poner un hombre en la Luna en los años 70, funcionarios del Pentágono dijeron que empezarán a preparar el terreno para construir un polígono de pruebas de defensa antimisiles en Alaska el mes próximo, una decisión que Rusia y muchos gobiernos europeos consideran una ruptura del tratado de 1972.
Este será el primer paso de un programa acelerado de defensa misilística norteamericana en que la administración espera disponer de misiles y láseres basados en tierra, aire y mar en acción dentro de un escudo misilístico norteamericano para 2005. Este es un cronograma mucho más rápido que el admitido previamente por Estados Unidos o por el gobierno británico, que sigue insistiendo en que Washington aún no tomó ninguna decisión en firme. Un alto funcionario ruso dijo que estas movidas mostraban que la administración Bush “ya ha tomado su decisión”. Igor Sergeyev, asesor de seguridad del presidente Vladimir Putin, denunció la reciente ronda de consultas internacionales por Estados Unidos como una “cortina de humo”.
El mes pasado, la Casa Blanca reveló planes para agregar un extra de 600 millones de dólares al presupuesto de investigación de defensa de misiles para el actual año financiero, llevando el total a 7500 millones de dólares. Unos 2200 millones de dólares adicionales se agregarán al presupuesto de 2003. La administración Bush espera “chocar” contra las limitaciones del tratado ABM “en cuestión de meses”, según informó ayer Paul Wolfowitz, secretario de Defensa adjunto, al Comité de Fuerzas Armadas del Senado, controlado por los demócratas. Pero Washington está resuelto a “buscar una salida” del tratado, agregó Wolfowitz. “Durante la última década, nuestro gobierno no ha tomado seriamente el desafío de desarrollar defensas antimisiles –declaró–. No le hemos dado suficientes fondos, no hemos creído en él, y le hemos dado prioridad al tratado ABM en contra de él. Este no es el modo en que Estados Unidos se comporta cuando actúa con seriedad frente a un problema. No es el modo en que logramos poner un hombre en la Luna en sólo 10 años”.
El sábado, el Pentágono va a realizar su última prueba de un interceptor de misiles sobre el Océano Pacífico lanzando un misil de utilería desde un polígono de pruebas en las Islas Marshall. Un interceptor lanzado desde la base de la Fuerza Aérea en Vandenberg, California, intentará derribarlo. El año pasado, una prueba similar terminó en un fracaso embarazoso. El mes que viene, Estados Unidos empezará a remover árboles en Fuerte Greely, cerca de Fairbanks, Alaska, para construir el nuevo polígono. Washington insiste que la remoción de los árboles y las excavaciones no transgreden el tratado ABM, que permite a Estados Unidos y Rusia construir sólo un sistema antimisiles basado en tierra. Estados Unidos ya dispone de un sistema de esas características, que protege su arsenal nuclear en Grand Forks, Dakota del Norte. Sin embargo, incluso Washington admite que una vez que empiece a construir edificios y a crear silos misilísticos en agosto, Estados Unidos va a estar en transgresión del tratado. “Esperamos haber llegado a un entendimiento con Rusia para el momento en que el nuestro programa de desarrollo choque con las limitaciones del tratado ABM –dijo Wolfowitz ayer–. Preferiríamos una salida de cooperación... tenemos que conseguir una salida de las limitaciones del tratado ABM”.
Moscú condenó inmediatamente las movidas de Washington ayer. “Rusia, como muchos otros países, considera que el retiro unilateral por Estados Unidos del tratado ABM llevará a la destrucción de la estabilidadestratégica, a una nueva y poderosa espiral de la carrera armamentista, particularmente en el espacio, y al desarrollo de medidas para contrarrestar el sistema de defensa nacional antimisil –dijo Vladimir Rushailo, jefe del consejo de seguridad de Putin–. La comunidad internacional debe consolidar sus esfuerzos para evitar que esto ocurra”.
Un funcionario anónimo de la Cancillería rusa dijo a la agencia Interfax ayer: “Vamos a considerar el primer metro cúbico de hormigón instalado bajo la plataforma de lanzamiento para misiles interceptores en Alaska como el retiro formal de Estados Unidos del tratado ABM”.

 


 

EL EJERCITO ASUMIO EL CONTROL DE BAHIA
Todo el año (no) es carnaval

Que la prerrogativa central de un Estado es el monopolio de la fuerza y debe ejercerlo, es algo que ya magistralmente enunció el señor Eduardo Escasany para evitar todos esos molestos cortes de ruta y piquetes que paralizan nuestro país. Pues bien, en el estado brasileño de Bahía decidieron seguir a rajatabla los consejos del ilustre banquero. Es que Bahía está perdiendo el monopolio de la fuerza. Su gobernador César Borges enfrenta una huelga de la policía provincial a la que ahora se sumó la policía militarizada (PM). Entonces pidió al Estado brasileño que intervenga con el Ejército. Nominalmente, el Ejército ya tomó el control de la policía, pero aún no se aventuró a las calles de la capital Salvador, donde puede estallar una guerra.
El clima en el estado de Bahía es de pánico. La policía provincial declaró hace unos días una huelga demandando un aumento del 100 por ciento de sus salarios. Entonces, el gobernador Borges llamó a la policía militarizada para garantizar la seguridad en las calles. Y 600 agentes de la policía militarizada adhirieron a la huelga. No sólo eso: también se sumaron a la huelga los agentes de seguridad de los bancos y los guardias carcelarios de los principales penales del estado, lo que agudizó el temor a fugas masivas de criminales y llevó a varios comerciantes y agencias bancarias a no abrir sus puertas ayer.
“Esta fue la salida que nos vimos obligados a dar, en respeto a la sociedad bahiana, para instalar un clima de orden y seguridad en el estado”, dijo el gobernador, quien añadió que otorgó al Ejército “carta blanca” para hacer lo que considere necesario para poner fin a la huelga, incluso invadir cuarteles ocupados por los policías.
Los líderes de la paralización criticaron duramente la actitud de Borges, y advirtieron que la llegada de las tropas del Ejército podrá abrir camino a una guerra civil. De hecho, los policías que marcharon ayer por las calles de la capital estadual, Salvador, portaban sus armas. “El gobernador se precipitó al convocar el Ejército. Desde ahora, la población debe saber que él (Borges) será el principal responsable de una eventual tragedia”, expresó el presidente del Sindicato de Policías Civiles de Bahía, Crispiniano Daltro.
La situación se extiende a otros estados. En el estado, también norteño, de Pernambuco, la policía civil ya lleva diez días de huelga en reclamo del pago del salario mínimo.

 

OPINION
Por Claudio Uriarte

Un golpe preventivo

La aceleración del emplazamiento del escudo antimisiles es una decisión tomada por Donald Rumsfeld al filo de la navaja de modo de dar un golpe preventivo en medio de una relación de fuerzas internas que se le está volviendo en contra. El eje del cambio de marcha vino con la defección en junio de Jim Jeffords de la bancada republicana en el Senado, hecho que bastó para cambiar el equilibrio de fuerzas en la Cámara alta en favor de los demócratas, incluyendo las poderosas presidencias de los comités parlamentarios de Relaciones Exteriores y de Fuerzas Armadas, que deciden la agenda legislativa en sus respectivas áreas de interés. De cuajo, quedaron entonces truncadas las aspiraciones maximalistas del escudo propuesto por Rumsfeld, que implicaban el emplazamiento de armas antimisiles en aire, mar, tierra y espacio exterior, categoría esta última para la que se creaba una quinta Fuerza Armada (después del Ejército, Marina, Fuerza Aérea y Marines), con su comandante propio. El entornamiento de la ventana de oportunidad interna amenazó entonces con potenciarse mutuamente con las objeciones externas, de Rusia y China entre los Estados adversarios de Estados Unidos y de Alemania y Francia entre sus aliados.
Entonces, el jefe del Pentágono diseñó dos rutas de escape de la encerrona: por un lado, contrapesar la resistencia francoalemana con el apoyo de países como Italia, España y Polonia, proyectando la ampliación de la OTAN a todo el arco de países antirrusos desde el Mar Báltico hacia el Mar Negro; por otro lado, evitando el choque interno por medio de la aceleración de una versión minimalista del plan, que esencialmente es la misma que los demócratas aceptaron bajo su presidente Bill Clinton. Esto no implica que Rumsfeld esté renunciando a su sueño de superioridad e invulnerabilidad nucleares absolutas para 2025, sino que está asegurándose de quebrar el tratado de misiles antibalísticos con Rusia, que prohibía el desarrollo de este tipo de armas, de modo de crear un hecho consumado, del que no haya una posible vuelta atrás. Una vez que Estados Unidos construya su base de misiles interceptores antimisiles en Alaska el tratado ABM estará roto, así como un concepto de la estabilidad estratégica basada en el peligro de destrucción mutua entre las superpotencias. Construyéndose el principio del escudo antimisiles, EE.UU. aspira así a una situación que teóricamente lo capacitaría para un primer golpe nuclear sin temer las represalias. Pero esto es sólo el principio.

 

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