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ALFONSIN HIZO GESTOS DE APOYO AL GOBIERNO PERO TAMBIEN CRITICA
El arte de ser oficialista y opositor

Fue a cenar a Olivos con De la Rúa y a fotografiarse con él. Pero se reunió con los sindicalistas y despachó críticas.

La Capital amaneció empapelada con afiches que evocaban con cariño
a José Luis Machinea.

“Estamos aquí, convencidos de la absoluta necesidad de respaldarlo”, dijo primero en Olivos, sentado a la derecha de Fernando de la Rúa. “Es necesario que hagan el esfuerzo mayor quienes más tienen y que no se pretenda hacerlo recaer sobre las espaldas de los que menos tienen”, advirtió después, con el titular de la CGT disidente, Hugo Moyano, a su lado. Todo un estilo: el del ex presidente Raúl Alfonsín, quien ayer volvió a ocupar el centro de la escena y estuvo en boca de todos.
Alfonsín sorprendió a propios y extraños, cuando a la madrugada -después de la cena que compartió en Olivos con De la Rúa, los gobernadores y el jefe de gobierno porteño, Aníbal Ibarra– salió a decir que “la UCR está absolutamente compenetrada para acompañar el esfuerzo del Gobierno y está con el Presidente”.
Los primeros sorprendidos fueron aquellos que un rato antes lo habían escuchado durante la comida. Es que el ex presidente llegó a la cena enojado por lo que consideraba una campaña en su contra para responsabilizarlo por el fracaso de las medidas económicas y una de las primeras cosas que repitió al sentarse fue eso de que “ni en el menemismo ni en la dictadura sufrí semejantes operaciones de prensa”. Después deslizó en varias oportunidades que no estaba dispuesto a avalar el ajuste tal como estaba planteado y machacó una y otra vez con que debía primar la equidad.
Lo que medió entre lo ocurrido durante la cena y las declaraciones posteriores de Alfonsín fue el pedido de De la Rúa de que ofrecieran una conferencia de prensa. El ex presidente se negó primero, pero después accedió para evitarse la redacción de un documento que el jefe de Gabinete, Chrystian Colombo, propuso con ánimo contemporizador.
Otros sorprendidos fueron varios de los radicales que anteayer desfilaron por el departamento de Alfonsín y que esperaban del ex presidente un rechazo explícito al ajuste del Gobierno. “Cedió ante la ofensiva del Gobierno para hacerlo responsable de la crisis”, se quejó más de un radical.
Aunque ninguno la expuso públicamente, los dirigentes del entorno del ex presidente hicieron otra lectura: “Lo del respaldo al ajuste fue otra operación de prensa. Alfonsín no expresó su apoyo incondicional a este recorte, sino al Presidente, y dijo coincidir con el objetivo de lograr el ahorro pero no sobre la base de esta distribución de cargas”, explicaron. En esa línea, pusieron énfasis en la aclaración que había hecho de que estudiarían “otro tipo de medidas, que complementen, profundicen o cambien” las anunciadas para no perjudicar “a los más desprotegidos”.
El modo de “incorporar medidas de equidad para acompañar o sustituir” las que el Gobierno pretende implementar fue el eje de una segunda visita a Olivos que Alfonsín realizó por la mañana. El ex presidente llegó a la reunión –en rigor organizada antes de que se decidiera hacer la cena entre De la Rúa y los mandatarios aliancistas– en su carácter de titular de la UCR y por eso lo acompañó el resto de la conducción del partido: los gobernadores Angel Rozas (Chaco), Pablo Verani (Río Negro) y Roberto Iglesias (Mendoza), Enrique “Coti” Nosiglia y Raúl Alconada Sempé. El Presidente los recibió junto al secretario general de la Presidencia, Nicolás Gallo.
“La reunión no fue más que una continuidad de la cena de la noche anterior”, explicó a Página/12 uno de los protagonistas. Y sobre la actitud de De la Rúa agregó: “Se lo vio abierto a considerar las alternativas que le podamos acercar”.
“Nosotros estamos estudiando otras medidas y tenemos la palabra del Presidente de que va a estudiarlas”, destacó también Alfonsín, después de recibir a Moyano. El líder de la CGT disidente, junto al colectivero Juan Manuel Palacios y otros miembros de esa central sindical, lo visitó en el Comité Nacional de la UCR en el marco de la serie de contactos que viene desarrollando el ex presidente con la idea de consensuar acciones y propuestas para atenuar los alcances del ajuste. “En esta reunión no va a haber pedido de ninguno de los dos lados. Sólo venimos a analizar la situación del país que nos preocupa, y las decisiones las toman los cuerpos orgánicos”, aclaró el sindicalista antes de entrar. Puertas adentro, nadie les preguntó en forma directa si pensaban lanzar un paro y cada parte expuso lo suyo. Alfonsín les pidió que pensaran medidas alternativas al recorte y se las acercaran; Moyano manifestó cierta preocupación antes posibles hechos de violencia y saqueos a supermercados si el Gobierno mantenía el ajuste según lo anunciado.
“Tenemos bastantes coincidencias”, señaló después Alfonsín en referencia a Moyano y, más a tono con la interpretación de su entorno sobre lo que había dicho a la madrugada en Olivos, añadió: “Consideramos que no puede haber solución vinculada a la deuda, sino se impiden inequidades mayores.” También denunció la existencia de “intereses creados que lo que buscan es la antipolítica y debilitar los sectores de trabajo con el fin de que no haya intermediación entre esos intereses concentrados y el Gobierno” y se pronunció en contra de cargar el peso del ajuste sobre “los que menos tienen”.

 


 

EL RADICALISMO SE OPONE A LA REBAJA EN GANANCIAS
Suspender para no rebajar

Los principales dirigentes del radicalismo plantearon al ministro de Economía, Domingo Cavallo, y al Jefe de Gabinete, Chrystian Colombo, la propuesta de suspender la rebaja del impuesto a las Ganancias y la devolución proporcional del tributo cobrada durante la primera mitad del año, que empezaría a correr a partir del mes de agosto para aquellos que perciben más de 1500 pesos mensuales. Argumentan que no tiene sentido, por un lado, devolverle plata a aquellos que ganan más de dicha suma y, por el otro, recortar jubilaciones de más de 200 pesos. Calculan que así se podría morigerar la magnitud del tijeretazo sobre salarios y jubilaciones más bajas. En el equipo económico, rechazan esa alternativa: “no se puede cargar con más impuestos al sector privado, ahora el ajuste lo tiene que hacer el sector público”, afirmó ayer el secretario de Programación Económica, Federico Sturzenegger. En privado, además, en Economía reconocen que “sería un papelón” dar marcha atrás con una medida anunciada con bombos y platillos hace apenas veinte días.
“Hay una inconsistencia total entre devolverle impuesto a las Ganancias a las personas que ganan entre 2000 y 7000 pesos mensuales y, al mismo tiempo, plantear que es necesario recortar jubilaciones mayores a 200 pesos”, le dijo ayer a este diario uno de los principales dirigentes radicales. “Un ajuste previsional de esta magnitud es un despropósito, no puede pasar, esto así no va a andar”, agregó, enfático. En la Anses realizaban ayer distintos ejercicios matemáticos para determinar cuál sería el ahorro para el fisco si el piso del recorte no fuera la jubilación mínima sino a partir de los haberes de 400 pesos mensuales. Pero, incluso en ese caso y más allá de las declaración formal de apoyo al Gobierno que emitió en la madrugada de ayer Raúl Alfonsín, la dirigencia no delarruista del radicalismo considera el ajuste de jubilaciones un “despropósito”.
De hecho, el propio Alfonsín hizo un llamamiento público a buscar alternativas que hicieran el ajuste más “equitativo” y a esto apuntan ahora las propuestas del radicalismo, bastante menos “radicales” -sin embargo- que las del Frepaso (ver páginas 6 y 7).
Según pudo confirmar este diario, en las últimas horas el planteo fue hecho directamente a Colombo y Cavallo, quienes prometieron analizarlo, pero todavía no dieron ninguna respuesta.
Hace tres semanas, Cavallo había anunciado una reforma del impuesto a las Ganancias que, mediante las llamadas deducciones especiales y familiares, elevaba en la práctica el mínimo no imponible. Y neutralizaba así parte de la suba del impuesto aplicada por Machinea a principios del año pasado. La medida apuntaba a favorecer fundamentalmente a la clase media, con la esperanza de que este sector motorizaría un aumento del consumo. Además, se anunció que la medida sería retroactiva a enero de este año, con lo que se devolvería en agosto lo cobrado de más durante la primera mitad del año. En concreto, la decisión significaría una mejora de los ingresos de aquellos que ganan entre 1500 y 7000 pesos de entre el 5 y el 15 por ciento, según sean personas solteras, casadas, con o sin hijos. El costo fiscal de la reducción de Ganancias es de 300 millones de pesos anuales. Y por eso en el radicalismo se entusiasman con que, de congelarse la rebaja, podría suavizarse el recorte de jubilaciones de menor monto. Sostienen que una propuesta se justifica pensando en la equidad. Pero, además, argumentan que sería lógica también desde la perspectiva de la política económica, si lo que se quiere es que no se siga derrumbando el consumo. El punto es que los jubilados de menores ingresos tienen una mayor propensión a consumir su ingreso que los sectores de ingresos medios y medios altos. De otro modo: lo más probable es que el ingreso extra que reciba la clase media y media alta por la rebaja de impuestos sea ahorrada -en dólares, bajo el colchón- en la actual coyuntura de crisis financiera, mientras que al jubilado con 400 pesos suele consumir todo su haber a lo largo del mes. Sea como fuere, Sturzenegger (h) salió ayer al cruce de la propuesta del radicalismo. “Se mantiene la rebaja anunciada del impuesto a las Ganancias. Decidimos que el ajuste lo tiene que hacer el sector público, no podemos cargar con más impuestos al sector privado”, exageró.
Los radicales dicen que es una “inconsistencia” similar a la anterior con la rebaja aplicada en el impuesto a las naftas. “No es equitativo que el que tiene un auto se beneficie con la reducción, mientras que por otro lado podamos los ingresos de jubilados que viven bajo la línea de pobreza”, explican.

 

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