Estamos aquí, convencidos
de la absoluta necesidad de respaldarlo, dijo primero en Olivos,
sentado a la derecha de Fernando de la Rúa. Es necesario
que hagan el esfuerzo mayor quienes más tienen y que no se pretenda
hacerlo recaer sobre las espaldas de los que menos tienen, advirtió
después, con el titular de la CGT disidente, Hugo Moyano, a su
lado. Todo un estilo: el del ex presidente Raúl Alfonsín,
quien ayer volvió a ocupar el centro de la escena y estuvo en boca
de todos.
Alfonsín sorprendió a propios y extraños, cuando
a la madrugada -después de la cena que compartió en Olivos
con De la Rúa, los gobernadores y el jefe de gobierno porteño,
Aníbal Ibarra salió a decir que la UCR está
absolutamente compenetrada para acompañar el esfuerzo del Gobierno
y está con el Presidente.
Los primeros sorprendidos fueron aquellos que un rato antes lo habían
escuchado durante la comida. Es que el ex presidente llegó a la
cena enojado por lo que consideraba una campaña en su contra para
responsabilizarlo por el fracaso de las medidas económicas y una
de las primeras cosas que repitió al sentarse fue eso de que ni
en el menemismo ni en la dictadura sufrí semejantes operaciones
de prensa. Después deslizó en varias oportunidades
que no estaba dispuesto a avalar el ajuste tal como estaba planteado y
machacó una y otra vez con que debía primar la equidad.
Lo que medió entre lo ocurrido durante la cena y las declaraciones
posteriores de Alfonsín fue el pedido de De la Rúa de que
ofrecieran una conferencia de prensa. El ex presidente se negó
primero, pero después accedió para evitarse la redacción
de un documento que el jefe de Gabinete, Chrystian Colombo, propuso con
ánimo contemporizador.
Otros sorprendidos fueron varios de los radicales que anteayer desfilaron
por el departamento de Alfonsín y que esperaban del ex presidente
un rechazo explícito al ajuste del Gobierno. Cedió
ante la ofensiva del Gobierno para hacerlo responsable de la crisis,
se quejó más de un radical.
Aunque ninguno la expuso públicamente, los dirigentes del entorno
del ex presidente hicieron otra lectura: Lo del respaldo al ajuste
fue otra operación de prensa. Alfonsín no expresó
su apoyo incondicional a este recorte, sino al Presidente, y dijo coincidir
con el objetivo de lograr el ahorro pero no sobre la base de esta distribución
de cargas, explicaron. En esa línea, pusieron énfasis
en la aclaración que había hecho de que estudiarían
otro tipo de medidas, que complementen, profundicen o cambien
las anunciadas para no perjudicar a los más desprotegidos.
El modo de incorporar medidas de equidad para acompañar o
sustituir las que el Gobierno pretende implementar fue el eje de
una segunda visita a Olivos que Alfonsín realizó por la
mañana. El ex presidente llegó a la reunión en
rigor organizada antes de que se decidiera hacer la cena entre De la Rúa
y los mandatarios aliancistas en su carácter de titular de
la UCR y por eso lo acompañó el resto de la conducción
del partido: los gobernadores Angel Rozas (Chaco), Pablo Verani (Río
Negro) y Roberto Iglesias (Mendoza), Enrique Coti Nosiglia
y Raúl Alconada Sempé. El Presidente los recibió
junto al secretario general de la Presidencia, Nicolás Gallo.
La reunión no fue más que una continuidad de la cena
de la noche anterior, explicó a Página/12 uno de los
protagonistas. Y sobre la actitud de De la Rúa agregó: Se
lo vio abierto a considerar las alternativas que le podamos acercar.
Nosotros estamos estudiando otras medidas y tenemos la palabra del
Presidente de que va a estudiarlas, destacó también
Alfonsín, después de recibir a Moyano. El líder de
la CGT disidente, junto al colectivero Juan Manuel Palacios y otros miembros
de esa central sindical, lo visitó en el Comité Nacional
de la UCR en el marco de la serie de contactos que viene desarrollando
el ex presidente con la idea de consensuar acciones y propuestas para
atenuar los alcances del ajuste. En esta reunión no va a
haber pedido de ninguno de los dos lados. Sólo venimos a analizar
la situación del país que nos preocupa, y las decisiones
las toman los cuerpos orgánicos, aclaró el sindicalista
antes de entrar. Puertas adentro, nadie les preguntó en forma directa
si pensaban lanzar un paro y cada parte expuso lo suyo. Alfonsín
les pidió que pensaran medidas alternativas al recorte y se las
acercaran; Moyano manifestó cierta preocupación antes posibles
hechos de violencia y saqueos a supermercados si el Gobierno mantenía
el ajuste según lo anunciado.
Tenemos bastantes coincidencias, señaló después
Alfonsín en referencia a Moyano y, más a tono con la interpretación
de su entorno sobre lo que había dicho a la madrugada en Olivos,
añadió: Consideramos que no puede haber solución
vinculada a la deuda, sino se impiden inequidades mayores. También
denunció la existencia de intereses creados que lo que buscan
es la antipolítica y debilitar los sectores de trabajo con el fin
de que no haya intermediación entre esos intereses concentrados
y el Gobierno y se pronunció en contra de cargar el peso
del ajuste sobre los que menos tienen.
EL
RADICALISMO SE OPONE A LA REBAJA EN GANANCIAS
Suspender para no rebajar
Los principales dirigentes del
radicalismo plantearon al ministro de Economía, Domingo Cavallo,
y al Jefe de Gabinete, Chrystian Colombo, la propuesta de suspender la
rebaja del impuesto a las Ganancias y la devolución proporcional
del tributo cobrada durante la primera mitad del año, que empezaría
a correr a partir del mes de agosto para aquellos que perciben más
de 1500 pesos mensuales. Argumentan que no tiene sentido, por un lado,
devolverle plata a aquellos que ganan más de dicha suma y, por
el otro, recortar jubilaciones de más de 200 pesos. Calculan que
así se podría morigerar la magnitud del tijeretazo sobre
salarios y jubilaciones más bajas. En el equipo económico,
rechazan esa alternativa: no se puede cargar con más impuestos
al sector privado, ahora el ajuste lo tiene que hacer el sector público,
afirmó ayer el secretario de Programación Económica,
Federico Sturzenegger. En privado, además, en Economía reconocen
que sería un papelón dar marcha atrás
con una medida anunciada con bombos y platillos hace apenas veinte días.
Hay una inconsistencia total entre devolverle impuesto a las Ganancias
a las personas que ganan entre 2000 y 7000 pesos mensuales y, al mismo
tiempo, plantear que es necesario recortar jubilaciones mayores a 200
pesos, le dijo ayer a este diario uno de los principales dirigentes
radicales. Un ajuste previsional de esta magnitud es un despropósito,
no puede pasar, esto así no va a andar, agregó, enfático.
En la Anses realizaban ayer distintos ejercicios matemáticos para
determinar cuál sería el ahorro para el fisco si el piso
del recorte no fuera la jubilación mínima sino a partir
de los haberes de 400 pesos mensuales. Pero, incluso en ese caso y más
allá de las declaración formal de apoyo al Gobierno que
emitió en la madrugada de ayer Raúl Alfonsín, la
dirigencia no delarruista del radicalismo considera el ajuste de jubilaciones
un despropósito.
De hecho, el propio Alfonsín hizo un llamamiento público
a buscar alternativas que hicieran el ajuste más equitativo
y a esto apuntan ahora las propuestas del radicalismo, bastante menos
radicales -sin embargo- que las del Frepaso (ver páginas
6 y 7).
Según pudo confirmar este diario, en las últimas horas el
planteo fue hecho directamente a Colombo y Cavallo, quienes prometieron
analizarlo, pero todavía no dieron ninguna respuesta.
Hace tres semanas, Cavallo había anunciado una reforma del impuesto
a las Ganancias que, mediante las llamadas deducciones especiales y familiares,
elevaba en la práctica el mínimo no imponible. Y neutralizaba
así parte de la suba del impuesto aplicada por Machinea a principios
del año pasado. La medida apuntaba a favorecer fundamentalmente
a la clase media, con la esperanza de que este sector motorizaría
un aumento del consumo. Además, se anunció que la medida
sería retroactiva a enero de este año, con lo que se devolvería
en agosto lo cobrado de más durante la primera mitad del año.
En concreto, la decisión significaría una mejora de los
ingresos de aquellos que ganan entre 1500 y 7000 pesos de entre el 5 y
el 15 por ciento, según sean personas solteras, casadas, con o
sin hijos. El costo fiscal de la reducción de Ganancias es de 300
millones de pesos anuales. Y por eso en el radicalismo se entusiasman
con que, de congelarse la rebaja, podría suavizarse el recorte
de jubilaciones de menor monto. Sostienen que una propuesta se justifica
pensando en la equidad. Pero, además, argumentan que sería
lógica también desde la perspectiva de la política
económica, si lo que se quiere es que no se siga derrumbando el
consumo. El punto es que los jubilados de menores ingresos tienen una
mayor propensión a consumir su ingreso que los sectores de ingresos
medios y medios altos. De otro modo: lo más probable es que el
ingreso extra que reciba la clase media y media alta por la rebaja de
impuestos sea ahorrada -en dólares, bajo el colchón- en
la actual coyuntura de crisis financiera, mientras que al jubilado con
400 pesos suele consumir todo su haber a lo largo del mes. Sea como fuere,
Sturzenegger (h) salió ayer al cruce de la propuesta del radicalismo.
Se mantiene la rebaja anunciada del impuesto a las Ganancias. Decidimos
que el ajuste lo tiene que hacer el sector público, no podemos
cargar con más impuestos al sector privado, exageró.
Los radicales dicen que es una inconsistencia similar a la
anterior con la rebaja aplicada en el impuesto a las naftas. No
es equitativo que el que tiene un auto se beneficie con la reducción,
mientras que por otro lado podamos los ingresos de jubilados que viven
bajo la línea de pobreza, explican.
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