La primera protesta gremial
relevante contra el nuevo paquete de medidas económicas tendrá
lugar el miércoles próximo. Ese día, los trabajadores
estatales de todo el país cumplirán con un paro nacional
de 24 horas, se movilizarán a Plaza de Mayo, ocuparán todas
las sedes del PAMI y la Anses, y harán actos de protesta en las
principales ciudades del interior. La iniciativa aprobada ayer por
unanimidad en el congreso confederal de la Asociación de Trabajadores
del Estado (ATE) no será sólo la primera medida de
fuerza que enfrentará el Gobierno: hasta ahora, será también
la única, ya que los demás sindicatos afectados por el recorte,
incluyendo a las tres centrales sindicales, se han llamado a silencio.
Un fantasma parece frenar a los líderes gremiales: la posibilidad
de que el Ejecutivo les endilgue el estallido de la crisis con los consiguientes
costos políticos.
El sindicato más afectado por los anuncios del ministro de Economía
es el de los estatales. Eso se podía comprobar a simple vista en
el encuentro que se realizó en la sede de ATE nacional, en la avenida
Belgrano al 2500. Más de 150 delegados de ATE respondieron a la
invitación, y votaron a favor de convocar a una huelga para el
miércoles de la semana que viene. Sin embargo, a pesar de que la
propuesta del paro tuvo un respaldo unánime, los dirigentes analizaban
con cierto recelo las consecuencias que podría traer la medida.
En esa línea, lo que más les preocupaba era quedar expuestos
ante la sociedad como un grupo aislados que está haciendo
una defensa reivindicativa de sus privilegios. Alarmado por esa
eventualidad, el secretario general de ATE, Juan González, insistió
que la intención del gremio es articular con todos los sectores
un plan de lucha. De todas formas, el pronunciamiento de los estatales
reavivó una interna latente dentro de la CTA, donde ayer por lo
bajo se escuchaban críticas a la decisión de los estatales.
En este marco de crisis terminal, convocar a un paro que termine
en Plaza de Mayo es hacerle el juego a los sectores que quieren construir
el caos, argumentaba un hombre de la central opositora.
Los dirigentes estatales, sin embargo, no desconocen esas ideas. Saben
que corren el riesgo de ser demonizados por el Gobierno. Pero también
reconocen que deben ponerse al frente de una reivindicación que
los afecta más que a cualquier otro sindicato. El propio González
explicó, en diálogo con Página/12, que la convocatoria
a la huelga del próximo miércoles es una reacción
lógica. Pretenden enfocar hacia nosotros como si esto
se tratara de un recorte de privilegios de los estatales. Pero nosotros
no estamos haciendo una defensa reivindicativa de sueldos y jubilaciones,
señaló.
Los cruces telefónicos fueron una constante entre los asistentes
al congreso de ATE, en la avenida Belgrano, y los presentes en la reunión
de docentes, en Chile al 600. Mientras los dos sindicatos que le dan más
sustento a la CTA debatían sus líneas de acción,
las otras centrales sindicales, las dos CGT, la oficial y la rebelde,
delegaban en sus máximos representantes la negociación con
el Gobierno. Así, mientras Víctor De Gennaro faltaba con
aviso a la convocatoria de Raúl Alfonsín, el camionero Hugo
Moyano se preparaba para discutir con el jefe radical, lo que concretó
pasadas las siete de la tarde. Por esas horas, el oficialista Rodolfo
Daer ya se había retirado de la reunión entre los gobernadores
del PJ y el Presidente y anunciaba su visita a Alfonsín, que concretó
a la noche, junto con Carlos West Ocampo y Andrés Rodríguez
(ver aparte).
DAER
Y MOYANO ACEPTARON EL CONVITE DE ALFONSIN
Compañero correligionario
Lo habían anunciado bien
temprano los hombres de confianza de Raúl Alfonsín, convertido
sorpresivamente en el anfitrión de casi todas las negociaciones.
Los líderes de las tres centrales sindicales visitarían
al jefe radical para discutir sobre la crisis financiera y las medidas
económicas anunciadas por el Gobierno. Hugo Moyano y Rodolfo Daer
cumplieron con el convite.
El líder de la CGT rebelde pasó por el Comité Nacional
de la UCR poco antes de las 19; dos horas después llegó
el turno del jefe de la CGT oficial. Los dos fueron acompañados
por dirigentes de confianza. Moyano llegó a la sede radical junto
al colectivero Juan Manuel Palacios. En el edificio de la Alsina al 1700
los esperaba Alfonsín con el influyente Enrique Coti
Nosiglia. El secretario de Relaciones Institucionales de la UCR respeta
mucho a Palacios, y la buena relación entre ambos favoreció
la cumbre entre el camionero y el ex presidente.
Antes de entrar a las oficinas del titular del radicalismo, Moyano no
se privó de hacer algunas aclaraciones. Con o sin Alfonsín,
las decisiones las tomamos nosotros, afirmó. La misma cautela
que mostró cuando anticipó que en esta reunión
no va a haber pedido de ninguno de los dos lados. Sólo
venimos a analizar la situación del país que nos preocupa,
y las decisiones la toman los cuerpos orgánicos, aclaró.
Unas horas más tarde, al salir de la reunión con Alfonsín,
Daer elogió a su interlocutor, pero se cuidó de dar precisiones
sobre el futuro. Al igual que Moyano, había llegado con acompañantes.
En su caso, con Carlos West Ocampo (Sanidad) y Andrés Rodríguez
(Unión del Personal Civil de la Nación, estatales).
Cuando se enfrentó con la prensa, Daer se limitó a comentar
que el diálogo había sido excelente y que con
el radical habían coincidido en el análisis de la
situación económica del país. Y comentó
sin demasiado optimismo que la UCR y el Frepaso analizan una propuesta
que contempla que el ajuste no golpee a los empleados estatales
y los jubilados. De todas maneras, envió un mensaje al Gobierno
adelantando que no descarta la adopción de medidas de acción
conjuntas con los sectores de Moyano y De Gennaro, lo que deberá
ser discutido en el consejo directivo del miércoles 18.
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