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El portero de un jardín de infantes
procesado por abusar de las nenas

La primera denuncia la hizo la mamá de una nena de 5 años. Luego se sumaron otras. El portero fue detenido y procesado por �corrupción de menores�.

El Jardín de Infantes municipal 3 fue el escenario de los presuntos abusos.

Por Horacio Cecchi

Don José está casado. Tiene 58 años, tres hijos y cinco nietos. Desde hace quince años, don José era el portero y casero del Jardín de Infantes Municipal 3 de Hipólito Yrigoyen 4238. Allí, desde marzo hasta noviembre, todas las mañanas abría la puerta a unas 350 blancas palomitas de entre 3 y 5 años. Desde el miércoles pasado, a las dos de la tarde, don José no sólo perdió la posibilidad de abrir la puerta del jardín: a esa hora fue detenido y procesado por “corrupción reiterada de menores”. La denuncia fue presentada en abril por la madre de una chiquita de 5 años, después de advertir que su hija no sólo no quería asistir más a la escuela, sino que además se negaba a revelar “el secreto”. Cuando la nena se animó a hablar, reveló que otras compañeras habían sido “manoseadas en el baño” junto con ella, en varias oportunidades. La indignación de los padres terminó en la Justicia. Don José negó todos los hechos. Pero el juez, con las pericias en la mano, y las declaraciones coincidentes de tres víctimas, consideró que “hay más que una mera sospecha”. Y Don José terminó preso.
El caso estalló dentro del colegio el viernes 20 de abril pasado. Ese día, M.G., de 5 años, no quiso ir a clases. No hubo razones claras. Sólo lloriqueos y una negativa cerrada. “Desde hacía varios días que la veía muy nerviosa y no sabía por qué”, reveló su madre, Adriana, a Página/12. “Yo me puedo bañar sola”, se defendió M. cuando llegó la hora de tomar el baño. Su madre, entonces, comenzó a preguntar.
“Me decía que era un secreto, que no me lo podía decir. Al final, le pude sacar que ‘él’ le había dicho que papá y mamá la iban a retar mucho”, reveló Adriana. “¿Y quién es él?” “El” resultó ser Don José. Muy lentamente, M. fue soltando su relato: en el baño del jardín, el portero “le había metido la mano en la cola”. Con M. había dos compañeritas más, J.C. y F.S., las tres de la salita Escocesa del jardín. Adriana corrió a la Comisaría 10ª a presentar la denuncia. A partir de allí, su hija pasó por una larga procesión de revisiones forenses, ginecológicas y psicológicas, hasta terminar declarando ante el juez Juan José Mahdjoubian, a cargo del Juzgado de Instrucción 29º. “Qué hijo de puta el que hizo esto”, le dijo a la madre uno de los peritos de una de las tantas revisiones.
A partir de la denuncia, en el jardín se produjo un cisma. El personal casi en pleno, además de los padres de la cooperadora, estrecharon filas con el portero. Los 24 padres de la salita Escocesa, y después muchos otros, se sumaron a los reclamos por alejar a Don José. Hubo junta de firmas por ambos lados. “Es una excelente persona, solidaria. La acusación infundada lo destrozó a él y nos destrozó a todos. Están buscando plata”, aseguraron a este diario algunos de los apoyos de Don José. “Yo lo conozco hace 20 años y puedo asegurar que es un santo”, sostuvo otra empleada del jardín.
Pero la santidad de Don Pedro se hizo añicos ante las pruebas recolectadas por Mahdjoubian: lo acusó de “haber abusado sexualmente mediante tocamientos en sus partes íntimas”. Según declaró la chiquita, “le tocó la cola con el dedo en más de una oportunidad”. Además, en una oportunidad en que M. había quedado dormida “la tocó, despertándola, ocasión en que aprovechó para bajarle el pantalón y la bombacha”.
Don José negó todas las acusaciones y sostuvo que nunca entró a los baños. Pero Mahdjoubian consideró como pruebas firmes no sólo las pericias sino también las declaraciones de las tres nenas, de las que valoró, especialmente, las coincidencias de sus relatos. “El caso ha traspuesto el estado de mera sospecha para ingresar al campo de la probabilidad afirmativa”, sostuvo el juez.
“M. es la más dañadita”, dijo a este diario Berta, madre de J., que también pasó por el doloroso trance de las revisiones. “Ojalá se haga justicia”, imploró. Ahora, las madres intentan remover a la directora del lugar. “Apenas presenté la denuncia, me ofreció el pase del colegio y una beca”, sostuvo Adriana. “Quería que nos callemos la boca.” “También loapañó al portero”, agregó Berta. “Ella está más preocupada en que los patios no estén sucios que en los chicos.”

 


 

ASESINARON A UN POLICIA RETIRADO
Un crimen extraño

Un suboficial retirado de la Policía Bonaerense fue acribillado a balazos por cuatro delincuentes frente a la casa de su madre, ayer a la mañana, en la localidad de Lanús. Aunque la causa fue caratulada como “homicidio en ocasión de robo”, los investigadores no descartan que se haya tratado de un ajuste de cuentas, en especial por la violencia del ataque y por la precisión con que actuaron los atacantes, que se esfumaron en cuestión de minutos. La esposa del policía, que se encontraba junto a él en el momento del crimen, resultó ilesa.
Cerca de las 7.30, Osvaldo Gullo, de 40 años, llegó a la puerta de la casa de su madre, ubicada en la calle Salta 1021. Minutos antes, Gullo le había comentado a su esposa Victoria que le parecía sospechoso el auto negro que venía detrás de ellos, a pocos metros. Cuando apagó el motor, un Peugeot 206 bordó apareció de la nada y le cerró el paso. Del auto negro bajaron dos hombres armados con pistolas, del Peugeot, otros dos hombres con ametralladoras. Dispararon diez balazos: dos hirieron a Gullo en el pecho, el tercero le atravesó el brazo. El policía alcanzó a sacar su arma e hirió en la pierna a uno de los delincuentes, que huyó con sus cómplices.
Gullo murió mientras era intervenido quirúrgicamente en el Hospital Vecinal de Lanús. El disparo que le provocó la muerte ingresó por la espalda, y le atravesó el esternón. Vecinos de Gullo contaron que el hombre era retirado “activo” de la Policía Bonaerense y que se encontraba dedicado a tareas de seguridad, por lo que relacionaron el ataque con un ajuste de cuentas de parte de algún delincuente. La esposa de la víctima declaró ayer ante la fiscal adjunta Verónica Fernández Sagari, de Lomas de Zamora. También fueron citados los dueños de los autos utilizados en el ataque, que fueron abandonados por los delincuentes a pocas cuadras del lugar del crimen y localizados por la Policía ayer a la tarde.

 

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