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Acusado de aceptar
coimas, un camarista
fue destituido
El camarista marplatense Jorge García Collins, quien habría recibido dinero de �Pepita la Pistolera�, podrá ahora ser sometido a juicio por cohecho.

La decisión del jurado de enjuiciamiento fue contundente: por nueve votos contra dos destituyó al camarista marplatense Jorge García Collins, quien está cada vez más cerca de ser sometido a juicio por el delito de “cohecho agravado”. La caída de García Collins, quien había presentado su renuncia al cargo en octubre de 1999, comenzó con una investigación realizada del fiscal de Mar del Plata Carlos Pelliza. En el caso tuvo una participación descollante Margarita Di Tullio, “Pepita la Pistolera”, quien le habría pagado una coima al camarista para que dejara en libertad a cuatro hombres vinculados a la organización que lidera la madama más famosa de la costa atlántica. El jury, además de destituir a García Collins, dispuso el traslado de las actuaciones a la Justicia penal, aunque se supone que los defensores del camarista apelarán el fallo ante la Corte Suprema de la Nación, lo que podría demorar la apertura de la causa por cohecho.
Ayer por la tarde, los integrantes del jurado de enjuiciamiento emitieron su resolución y anunciaron que el lunes darán a conocer los fundamentos de la medida. El jury fue presidido por el titular de la Suprema Corte bonaerense, Elías Laborde, y compuesto por cinco abogados y cinco legisladores. La audiencia para la presentación de los cargos y de la defensa se realizó el 3 de julio pasado.
La prueba clave la aportó el fiscal Pelliza, quien el 2 de septiembre de 1999 observó un curioso encuentro entre el entonces juez García Collins y Pepita, en la puerta del Club Jara. Ya existían sospechas y el teléfono de Di Tullio había sido intervenido, pero fue esa noche cuando se constataron los datos más relevantes. En la charla entre el juez y Pepita hubo algunas maniobras raras, pero antes del encuentro, cuando era llevada hacia el lugar por el fiscal Pelliza, a la mujer se le cayó, dentro del auto, un fajo de billetes que parecía listo para ser entregado.
Cuando ocurrieron los hechos, Pelliza estaba investigando el crimen de dos prostitutas y por esa razón tenía frecuentes contactos con Di Tullio, para solicitarle información acerca de los movimientos en la noche marplatense. Fue en ese marco que ella le solicitó que la llevara hasta el Club Jara, donde se produjo el fugaz encuentro con García Collins. Pelliza dijo que Pepita “le entregó algo” al camarista. Fue entonces que el fiscal recordó el incidente del fajo de billetes que cayó en el piso del auto. Estos datos, más algunas frases grabadas de las conversaciones telefónicas entre juez y madama, permitieron inferir que hubo una maniobra para dejar en libertad a cuatro presos que estaban en la cárcel de Batán. Los famosos “pepitos” que alcanzaron gran difusión pública luego de que a Di Tullio la acusaran de haber intervenido en el crimen de José Luis Cabezas.
La acusación contra el camarista fue fundamentada por el procurador bonaerense Eduardo Matías de la Cruz. Para el tribunal de enjuiciamiento, lo actuado por García Collins constituye, en principio, “delitos de acción pública”. El delito de cohecho agravado, en el caso de García Collins, está comprendido en el artículo 257 del Código Penal, que establece penas de cuatro a 12 años por “dictar o demorar u omitir una resolución o fallo en un asunto sometido a su competencia”. La sanción debe ir acompañada por la inhabilitación “absoluta y perpetua” del involucrado.

 

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