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CONTROVERSIA EN FRANCIA POR UN FALLO JUDICIAL
Polémico derecho a no nacer

La Justicia francesa aceptó indemnizaciones para familias con hijos discapacitados que no fueron advertidas por los médicos para poder interrumpir el embarazo. El fallo generó un debate.

En un caso analizado, la madre había advertido que no quería tener el hijo si había sufrido rubeola.

Por Eduardo Febbro
Desde París

La Justicia francesa dio un nuevo paso hacia el reconocimiento del “derecho a no nacer”, al conceder indemnizaciones en caso de que un niño venga al mundo con deficiencias detectadas durante el embarazo y no tomadas en cuenta por el cuerpo médico. Enfrentada a tres nuevos casos de niños que nacieron discapacitados, la Corte de Casación confirmó ayer la validez de una controvertida decisión tomada en noviembre del año 2000 cuando instauró lo que en Francia se conoce como “la decisión Perruche”. Esta le otorgó al niño Nicolas Perruche y a sus padres una indemnización que está en relación con la falta cometida por los médicos y el perjuicio sufrido por los padres y el recién nacido. Nicolas, que hoy tiene 17 años, nació con lesiones irreversibles motivadas por la rubeola que afectó a su madre en pleno embarazo. En aquella época, la madre había advertido al médico que no quería que el hijo naciera si ella estaba contagiada con la rubeola. La infección, sin embargo, no fue diagnosticada pese a los exámenes realizados.
Cuando se recurrió a la Justicia, la Corte estimó que “puesto que las faltas cometidas por los médicos y el laboratorio en el marco del contrato entre éstos y la madre impidieron que ésta ejerciera su derecho a interrumpir el embarazo a fin de evitar el nacimiento del niño, este último puede pedir reparación por el perjuicio resultante de las lesiones y causado por las faltas retenidas”.
La Corte volvió a pronunciase ahora en una dirección similar sólo que, a diferencia del caso Perruche, aceptó el derecho a la indemnización únicamente para los padres y no ya para los tres niños. Los jueces debían examinar el problema de tres niños que nacieron discapacitados pero cuyas afecciones no fueron detectadas durante los exámenes prenatales, lo que privó a las madres del derecho a ejercer un aborto terapéutico. Sin embargo, en esta ocasión, la Corte de Casación no encontró una “relación directa con las faltas cometidas por el médico”. Mientras que con Nicolas Perruche todas las condiciones del diagnóstico estaban reunidas antes del plazo legal de 10 semanas para abortar, en los tres casos examinados ayer las falencias recién se descubrieron más allá de dicho plazo. No obstante, la Justicia estima que al examinar las ecografías, las deficiencias no fueron tomadas en cuenta y que, en ese contexto, debe existir una indemnización.
Aunque matizado, los jueces confirmaron así la continuidad del ejemplo de Nicolas Perruche, es decir, el “derecho a no nacer”. Esto dio lugar a la intervención de los poderes públicos y concentró un debate de amplio alcance ya que en los dos pronunciamientos de la Corte de Casación está en juego la dimensión jurídica, la filosófica y, en lo más profundo, el derecho a la vida. La ministra delegada para la familia y la infancia, Ségolène Royal, decidió iniciar una amplia “reflexión sobre las relaciones entre la ética y las deficiencias de los recién nacidos”.
Desde ya, las asociaciones que luchan contra la discriminación de que son víctimas los discapacitados denunciaron enérgicamente las “implicancias de la decisión de la Corte de Casación” y pidieron al primer ministro que elabore “una solución legislativa”. Las asociaciones estiman que al reconocer el derecho a no nacer, la Justicia “establece una nueva discriminación”. Mucho más radical, el grupo de demócratas discapacitados, CDH, arguye que con sus pronunciamientos “la Corte reconoce explícitamente que es mejor estar muerto antes que nacer con una deficiencia”. La controversia es tanto más aguda cuanto que, consultado en su momento, el Comité Nacional de Etica se había opuesto a que se tomara el cuenta el “derecho a no nacer”.
Jean François Mattei, profesor de medicina y especialista de la bioética, estima al respecto que con sus posiciones, “la Justicia confirma la contradicción que existe en nuestra sociedad en materia de responsabilización frente a los discapacitados”. Este drama amplificado por la Corte de Casación suscitó una inmensa emoción en el país. En él se mezclan tanto las contradicciones y la hipocresía de la sociedad como el papel de la ciencia ante los desarreglos de la vida.

 


 

EL GOBIERNO INTERVINO Y LOS VUELOS SE REANUDARON
Iberia volvió a despegar

La mufa de los pasajeros de Iberia duró poco: ayer a la madrugada, los directivos de la aerolínea española decidieron reanudar los vuelos de la empresa, que habían sido suspendidos el jueves por la tarde a raíz de la renuncia de 99 de los 108 pilotos. Iberia explicó que la resolución del conflicto fue posible gracias a la promesa de los trabajadores de quedarse en sus puestos hasta que la firma contrate reemplazos. Sin embargo, los pilotos dieron una versión distinta y atacaron al directorio de la empresa y al gobierno español, que ordenó un “arbitraje obligatorio” para resolver la situación, que muchos españoles tildaron de “tercermundista”.
Aunque los altos cargos de la aerolínea ibérica se mostraron satisfechos por la “buena predisposición” de sus trabajadores, los representantes del sindicato que nuclea a los pilotos (SEPLA) revelaron la otra cara del acuerdo: la promesa de mantenerse en los puestos de trabajo ya se conocía antes de la suspensión de los vuelos –estaba incluida en las cartas de renuncia–, por lo que relacionaron la medida del jueves a la noche con un “cierre patronal ofensivo”.
Por su parte, el presidente español, José María Aznar, ordenó a la empresa y a los sindicatos a someterse a un “arbitraje obligatorio”, a pesar de su decisión inicial de no intervenir en el conflicto, por tratarse de una empresa privada. La decisión de Aznar fue impulsada por las quejas de la oposición, que acusaron al gobierno de aplicar una “política equivocada de privatizaciones”, y consideraron que la situación del jueves “recordó a países tercermundistas”.
El presidente de SEPLA, Jaime Lacasa, también se manifestó en contra de las medidas tomadas por Aznar, y señaló que el arbitraje al que deberán someterse las partes “vacía de todo contenido el ejercicio del derecho a la huelga inscripto en la Constitución” españolas. Tanto Iberia como el SEPLA adelantaron que no nombrarán mediadores para la conciliación, tarea que quedará, por lo tanto, en manos del Ministerio de Fomento.
El plan de lucha implementado por los pilotos de Iberia –que están en conflicto con la plana mayor de la empresa desde hace varios meses– desembocó en una campaña de diez días de huelga, que se cumplirá entre junio y agosto de este año. El período elegido para la protesta no es casual: en pleno verano europeo, Iberia es una de las compañías que más pasajeros traslada (casi 80 mil personas por día).

 

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