Pensar a nuestros países
sin la intervención constructiva del Estado es crear condiciones
para permanecer en el subdesarrollo. Las burguesías argentinas
o brasileñas no tienen capacidad política de hacer un proyecto
nacional de integración regional, dice el brasileño
Raúl Pont, miembro fundador del Partido de los Trabajadores (PT)
y candidato a presidente del mismo. Pont estuvo de paso por Buenos Aires
en una jornada organizada por el Gobierno de la Ciudad en torno de las
experiencias desarrolladas por el PT al frente de Porto Alegre, y dialogó
con Página/12 sobre las crisis argentina y brasileña y las
posiciones de su partido con vistas a las elecciones de 2002.
¿Cuáles son las posiciones actuales del PT?
Hay un debate en el partido sobre las decisiones que vamos a enfrentar
el próximo año. Por lo pronto, vamos a heredar un país
absolutamente quebrado; la situación de Brasil es igual o peor
que la de la Argentina, el gobierno federal hoy está totalmente
sometido y toda su política gira en torno de su deuda externa.
Pero el PT y otros partidos de la izquierda y los movimientos sindicales
no aceptan esta política. Tenemos que hacer algo distinto porque
es imposible repetir este modelo neoliberal, que compromete más
de la mitad del presupuesto nacional con los servicios de la deuda pública,
interna y externa; toda la capacidad de prestación de servicios
y manutención de los servicios públicos está agotada.
Las carreteras y las autopistas están siendo privatizadas y nuestra
idea es impedir que se siga por este camino, resguardando la propiedad
del Estado sobre lo que queda, como parte del sector eléctrico,
de Petrogas y los servicios de agua y saneamiento básico.
¿Proponen restringir los capitales externos?
Hay que cambiar radicalmente la relación que tenemos con
el Fondo Monetario, que vigila la totalidad de la política económica
brasileña. Hoy, con el control de la moneda, no tenemos la indexación
al dólar como ustedes, pero durante mucho tiempo el gobierno de
Cardoso intentó tener un tipo de cambio ficticio, y el mercado
fue suficientemente fuerte para derrumbar la situación. Hoy tenemos
una flexibilidad cambiaria que posibilita al país mejorar las exportaciones,
mantener un parque industrial fabril; en nuestro estado todo el sector
de cuero y calzado estaba casi liquidado y es un sector que para Rio Grande
So Sul era importante.
¿Qué pasa que no pueden hacer nada con el real, en
constante devaluación?
El gobierno no logra mantener un equilibrio fiscal de sus propias
cuentas, pero también, como la paridad que se hizo entre dólar
y real era falsa, llegaron a la conclusión que la moneda no correspondía
a la economía ni a las relaciones internacionales ni a la capacidad
productiva del país. Entonces durante un período esto se
mantuvo bajo el poder del Estado en nombre de una estabilidad monetaria
que era el gran triunfo de Cardoso. Pero una cosa es tener equilibrio
fiscal y otra muy distinta es que el único fin sea la estabilidad
monetaria.
¿Qué hay del Mercosur?
Actualmente tiene políticas que son contradictorias. Nosotros
creemos que hay que apostar por la integración de las regiones,
para lo que precisamos de un acuerdo entre los países. Los países
de América se parecen, en la deuda, un desempleo estructural y
una dependencia tecnológica. Pero un bloque como este no debe tratarse
de la integración sólo de los capitales, sino también
de la gente, de la democracia. Hoy en Porto Alegre practicamos un presupuesto
participativo cuyo resultado es muy positivo en el combate a la corrupción,
en la mejor distribución del gasto público y todo por la
participación, la democracia. Y esto se da en contra de la orientación
neoliberal del actual gobierno.
¿Plantean un Estado regulador?
Sí, que controle un presupuesto participativo, que ofrezca
un mecanismo para ampliar la toma de decisiones, para la gestión
social. Mantener lo público y aparte democratizar.
¿Qué opinan de la crisis en Argentina?
Acá hubo una pérdida de la moneda que no sucedió
en Brasil, lo que significa perder la soberanía nacional,
perder la capacidad de hacer políticas industriales, de pedir iniciativas.
Con el neoliberalismo se perdió lo ganado antaño en materia
de avances de la industria. Pensar a nuestros países sin la intervención
constructiva del Estado es crear condiciones para permanecer en el subdesarrollo.
Las burguesías argentinas o brasileñas no tienen capacidad
política de hacer un proyecto nacional de integración regional.
El subdesarrollo nuestro es el mismo que era denunciado en los 60:
no tenemos control de la informática, ni del sector aeroespacial,
ni de la biotecnología. Ese es el desafío para el socialismo.
Entrevista: Mercedes López San Migue
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