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Los Juegos Olímpicos de 2008 se harán en Pekín

Ganó la elección con
56 votos sobre 105 en la Asamblea General del COI en Moscú, superando a Montreal, París y Estambul.

En la Plaza de Tianamen, los pekineses celebran su victoria.
La gente se reunió para seguir las alternativas de la elección.

Por Nick Allen
Desde Moscú

Pekín obtuvo un histórico triunfo deportivo y político al ganar la sede de los Juegos Olímpicos de 2008, en una de las elecciones menos disputadas, pero a la vez más polémicas de los últimos tiempos. “Los Juegos de la vigésima novena Olimpíada son otorgados a... ¡Pekín!”, dijo a las 16.09 el presidente del COI, Juan Antonio Samaranch, desatando la euforia de los delegados chinos en la capital rusa y el festejo popular en Pekín.
Pekín ganó con 56 de 105 votos emitidos por los asistentes a la 112 asamblea general del COI en Moscú, superando los 22 de Toronto, 18 de París y nueve de Estambul. Osaka había sido eliminada en la primera vuelta con sólo seis votos. Con Pekín 2008, los Juegos Olímpicos llegarán a Asia por tercera vez en la historia tras Tokio 64 y Seúl 88. Samaranch, como es su costumbre, no votó, y tampoco lo hicieron los miembros japoneses en la primera vuelta.
La victoria de Pekín no sorprendió, aunque sí llamó la atención que llegara en la segunda vuelta. “Era el resultado esperado, pero fue sorprendente que llegará tan rápido”, dijo Walter Troeger, miembro alemán del COI. Este resultado le abre posibilidades de postularse con posibilidades a las precandidatas europeas y americanas a los Juegos Olímpicos de 2012.
Liu Qi, alcalde de Pekín, firmó el contrato olímpico inmediatamente junto a Samaranch, que el lunes dejará la presidencia del COI tras 21 años al frente de la entidad. El presidente chino, Jiang Zemin, agradeció el triunfo a todos los “amigos de China en el mundo”. Durante la celebración central, en el Monumento del Milenio, Jiang llamó al pueblo chino a “realizar esfuerzos para celebrar unos exitosos Juegos Olímpicos de 2008”.
El COI optó por Pekín pese a la oposición de múltiples organizaciones defensoras de los derechos humanos, y parece haberse inclinado por el informe de la comisión evaluadora del COI, que estimó que “los Juegos Olímpicos en Pekín dejarán a China y al deporte un legado único”.
“Durante siete años los ojos del mundo estarán en Pekín. Esto puede ayudar a generar un cambio. La alternativa hubiera sido decir no nuevamente. Ese hubiera sido el camino más fácil, pero no el correcto”, analizó el vicepresidente del COI, Thomas Bach. La organización Amnistía Internacional reaccionó rápidamente para insistir en que China debe respetar los derechos humanos, señalando que la política del gobierno chino se contradice de plano con los conceptos de la Carta Olímpica.
La de ayer fue la primera vez que el proceso de votación se transmitió en vivo por televisión a todo el mundo. Las sesiones anteriores del COI se llevaron a cabo a puerta cerrada, con el presidente anunciando la decisión una vez consumada. La elección de Pekín fortalece además las posibilidades del belga Jacques Rogge de suceder a Samaranch como presidente, ya que difícilmente la asamblea esté dispuesta a darle un doble triunfo a Asia eligiendo el lunes al surcoreano Un Yong Kim, junto al canadiense Richard Pound, uno de los dos rivales de peso de Rogge.

 


 

EL COI OPTO POR ABRIR EL JUEGO Y LOS MERCADOS
Una decisión de claro tinte político

Por Günter Deister
Desde Moscú

Hay que remontarse a los Juegos de Berlín 36, Moscú 80 y Seúl 88 para encontrar una decisión de tantas implicaciones y manejo político como la tomada ayer por el Comité Olímpico Internacional (COI) otórgandole los Juegos de 2008 a Pekín. Sin dudas hay opiniones adversas, pero también buenas razones para apostar para dentro de siete años por la incertidumbre de Pekín, antes que por la seguridad de París y Toronto. Al final, la elección era si se estaba a favor o en contra de Pekín. El COI cree que, pese a la problemática de derechos humanos, no hay que aislar a China.
La apuesta es por una apertura unida al desarrollo económico. La República Popular China está en una nueva larga marcha, y los Juegos Olímpicos pueden acelerar ese camino. También se está actuando con un fondo político cuando se intenta unir simbólicamente a toda la humanidad. Con una historia de 3000 años y 1300 millones de habitantes, China cuenta con casi la cuarta parte de la población mundial. El gigante asiático no había organizado jamás unos Juegos Olímpicos, y recibió un duro golpe en su primer intento hace ocho años, cuando Sydney le ganó por apenas dos votos para llevarse la sede de 2000. El COI quiso terminar con los resquemores chinos y hacer honor a sus postulados de universalidad.
El voto de Moscú es también dejar de lado por una vez al mundo desarrollado –y también saturado–, que albergó más que suficientes veces la máxima competencia deportiva del universo. El COI está advirtiendo con su decisión que a partir de ahora habrá que repartirse los Juegos más que antes. Pero también es un voto contra los deportistas, que en París o Toronto hubieran encontrado sin dudas mejores condiciones. Lo cierto es que al final las esperanzas y deseos se impusieron a los temores. Por eso el voto por Pekín no es una mala decisión, pero sí una elección plena de riesgos.

 

Paola, semifinalista en Viena

Paola Suárez, quinta preclasificada en el torneo de tenis de Viena, avanzó a las semifinales tras vencer a la cuarta favorita, la austríaca Barbara Schett, por 7–6, (8–6), 4–6 y 6–3. Suárez se medirá ahora con la uzbeca Iroda Tuliaganova, quien eliminó a la española Marta Marrero, por 4–6, 6–3 y 6–2. Previamente, la suiza Patty Schnyder y la croata Jelena Kostanic también habían ingresado en semifinales. Schnyder, octava preclasificada, batió a la alemana Anke Huber, tercera cabeza de serie, por 6–3 y 6–4, mientras la croata superó a la israelí Anna Smashnova por 6–4 y 6–2. Paola Suárez, en el puesto 25 del mundo, pasa por su mejor momento.

 

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