Principal RADAR NO Turismo Libros Futuro CASH Sátira


EL LUNES COMIENZA LA FERIA DEL LIBRO INFANTIL 2001
Dejad que los niños vayan allí

La edición número 12 de la hermanita menor de la Feria del Libro viene envuelta en polémica: las editoriales grandes no participan y los escritores están que trinan. La entrada es gratis para los chicos.

Una postal del ambiente que se vive en la Feria dedicada a los chicos y jóvenes lectores.

Por Verónica Abdala

La buena noticia es que este año tanto los menores de 12 años como los colegios que hayan solicitado previamente la visita y los jubilados acompañados por menores no pagarán entrada a la Feria del Libro Infantil y Juvenil, que abrirá sus puertas el lunes y funcionará hasta el 5 de agosto. Los menores de 12 ingresarán gratuitamente, por primera vez, gracias a un acuerdo que firmaron la Secretaría de Educación de la Ciudad, a cargo de la difusión de la Feria, y la Fundación El Libro. La entrada de los adultos costará 5 pesos y la de los docentes con tarjeta “Pase maestro”, 3 pesos. Como todos los años, se espera que la Feria (que permanecerá abierta de 9 a 17, entre el 16 y el 20 de julio, y en el horario de 14 a 20 entre el 21 de julio y el 5 de agosto) represente una de las alternativas más atractivas –y baratas, en un país ajustado– de las vacaciones de invierno.
La mala noticia es que la Feria parece achicarse: a la falta de imaginación creciente que se hizo evidente en los últimos tres años en los stands, se suma ahora la ausencia de grandes grupos editoriales, como Emecé, Ediciones B, Kapelusz/Norma y Planeta. A eso debe sumarse una reducción del espacio físico del predio de Figueroa Alcorta y Pueyrredón, que tras achicarse un 20 por ciento el año pasado, se concentrará este un 10 por ciento más. Para las editoriales, la Feria es poco redituable en términos económicos. Para los escritores de literatura infantil y juvenil, eso es una barrabasada. Y así acaban de hacerlo saber en una carta abierta, dirigida a las editoriales y a la opinión pública.
El documento –que firmaron entre otros Silvia Schujer, Graciela Montes, Ana María Shua, Pablo de Santis, Laura Devetach, Graciela Cabal, Ricardo Mariño, Carlos Silveyra, Esteban Valentino y Ema Wolf– cuestiona, básicamente, la lógica según la cual “se descuida la formación de los chicos por cuestiones de caja”. Las editoriales, subraya, parece ignorar que el “éxito que conseguirán en un país culturalmente empobrecido es mucho menor al que podrían llegar a tener en un país en el que los libros fueran una necesidad reconocida”.
“Ciertamente, estamos indignados de que estos grupos, que deberían se nuestros aliados, atiendan únicamente las motivaciones económicas. Por eso decidimos hacer valer nuestros intereses como escritores y como representantes del campo cultural, frente a los requerimientos económicos a partir de la que se mueven las editoriales”, puntualizó Montes al ser consultada ayer por Página/12 sobre las sensaciones que motorizaron el texto. “El espacio de esta Feria es un espacio ganado con mucho esfuerzo y que, estamos seguros, dará sus frutos en el futuro, cuando estos chicos sean los adultos de la Argentina. Esta es una causa de la que deberían ocuparse también el Estado y, por sobre todo, la sociedad en su conjunto, ya que de ella depende en parte la formación de nuestros chicos.”
Las editoriales que no participarán de la Feria defienden su postura con uñas y dientes. “Nos parece insólito que nos acusen de no querer participar de un evento que para nosotros, no sólo no es ganancia, sino que directamente es pérdida”, se defienden en Planeta. “En esta editorial, que sufre como todos la difícil situación por la que atraviesa el país, se redujeron en buena medida los presupuestos. ¿Por qué, en este marco participar de una Feria como ésta, en la que se venden muy pocos libros?”, enfatiza Ignacio Iraola, en nombre de la editorial.
El editor de Norma, Antonio Santa Ana, explica que ninguna editorial está dispuesta a perder plata. “Es más lo que se pierde alquilando un stand, empleando gente para que lo atienda, que lo que se vende, esa es la razón principal que hace que nos quedemos afuera. No creemos que deban juzgarnos por eso, porque no nos parece que participar de esta Feria, que en términos internacionales es carísima, sea la única forma posible de apoyar la cultura. Y por supuesto, tampoco de hacer negocios. Decidimos no perder más plata, y aunque creemos que el reclamo de los escritores esrelativamente válido, esta vez no podemos apoyarlos. Hay algo más grave: si los costos de la Feria no se modifican, no le vemos un futuro de largo aliento.” El precio del metro cuadrado de alquiler, que descendió de 200 a 120 pesos, llegó a ser tan alto como el de la Feria de abril. En la Fundación El Libro, entretanto, aseguran que no pueden bajar más los precios, porque no cerrarían los números.
La Feria ofrece a los chicos la posibilidad de acercarse a libros de toda clase y color y a autores de todas las épocas, lo que no es poco en estos tiempos de pantalla, pero además los induce a participar de un ámbito en que los juegos didácticos y los títeres confluyen con los relatos orales, la pintura, el dibujo, la plástica, la magia y el circo. Una serie de talleres, por otra parte, los invitan a comprometerse con múltiples actividades creativas (cuentos, collage y dibujo, ciencias, tela, Internet, literatura, mitos y leyendas, modelado etc...).

 

“No resignamos un espacio”

El siguiente es uno de los párrafos centrales de la carta de los escritores a las editoriales y la opinión pública:
Los autores de literatura infantil y juvenil argentina (que creemos en lo que hacemos y que nunca escatimamos esfuerzos para estar presentes cuando las editoriales lo solicitaron) lamentamos enormemente que una parte de nuestras obras no vayan a estar presentes en la Feria por una cuestión de caja. Nos solidarizamos en cambio con aquellos editores que a pesar de sus
cuentas hayan decidido hacerse presentes porque seguramente con ellos, compartimos estas ideas: 1) Que la Feria del Libro Infantil y Juvenil de Buenos Aires es un hecho cultural trascendente. 2) Que la Feria del Libro Infantil y Juvenil es un lugar de encuentro entre los libros y los miles de chicos que la visitan con su escuela, y que –en muchos casos– no tendrían ninguna otra oportunidad de acceder de manera tan directa y variada a los libros. 3) Que la Feria también es un lugar de encuentros y reuniones entre los docentes de todo el país y entre los docentes y los escritores que desde hace años recorremos las escuelas públicas sin pensar en la economía. 4) Que con todas sus actividades la Feria es una de las pocas alternativas a la cultura de los videojuegos o de la televisión, que se propone a los chicos. 5) Que, en definitiva, la Feria del libro Infantil y Juvenil de Buenos Aires es un espacio cultural duramente conquistado a lo largo de los años y que, perderlo, significaría resignar otra línea de bandera.

 

PRINCIPAL