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DINAR LINEAS AEREAS

DE LA RUA ANTE LA OPCION DE HIERRO DE MODERAR O SEGUIR
Todo para no tener un lunes negro

Con una contrapropuesta del radicalismo y el Frepaso, el Presidente deberá elegir si ratifica el durísimo ajuste o lo suaviza. Colombo ya avisó que �vamos a analizarlo�, pero que no se negocian los objetivos del equilibrio fiscal. Fue un día de aceleradas negociaciones con la oposición externa e interna.

Por José Natanson

Fernando de la Rúa deberá decidir si ratifica el durísimo ajuste propuesto por Domingo Cavallo o si, por el contrario, lo suaviza con el plan alternativo elaborado por el radicalismo y el Frepaso en casa de Raúl Alfonsín. Es una opción de hierro: los integrantes del equipo económico dicen que no aceptarán modificaciones; los dirigentes de la Alianza confían en que se contemplarán sus propuestas. Anoche, el jefe de Gabinete, Chrystian Colombo, se reunió con la conducción del bloque de diputados de la Alianza para conversar sobre la propuesta con el objetivo de encontrar una síntesis que a esta altura parece imposible. Casi no hay mucho tiempo: el Presidente deberá resolver en cuestión de horas si acepta o no las modificaciones que le alcanzaron, tendrá que explicar con precisión el recorte y conseguir el consenso con los gobernadores peronistas. Si no lo logra, se expone a un lunes financieramente negro y a una semana con final abierto.

El día

La jornada de ayer comenzó con una reunión entre dos personas claves en todo este asunto, y cuyas posiciones no podrían ser más diferentes. Por la mañana, la ministra de Trabajo, Patricia Bullrich, visitó a Alfonsín en su departamento de la Avenida Santa Fe. En una diálogo breve y por momentos tenso, la funcionaria –una de las más convencidas en que el recorte debe confirmarse a rajatabla– le pidió al ex Presidente que respaldara las medidas. Alfonsín le dijo que apoyaba al Gobierno y su cruzada contra el déficit, pero que tenía sus propias ideas sobre cómo lograr el equilibrio fiscal.
Un rato después, Alfonsín, convertido en el virtual jefe de la Alianza, se reunía en su departamento con los radicales Enrique “Coti” Nosiglia, Leopoldo Moreau y Eduardo Santín, y los frepasistas Rodolfo Rodil y Darío Alessandro. Entre todos sintetizaron las propuestas elaboradas por el radicalismo y el Frepaso el día anterior en un solo documento reactivador y productivista: contiene ideas para conseguir fondos (impuestos a las privatizadas, restitución de aportes patronales), no contempla ningún tipo de recortes a las jubilaciones y hasta incluye un seguro de desempleo para desocupados (ver recuadro).
El otro centro de operaciones estaba en Olivos. De la Rúa, obsesivo como siempre, había mandado a pedir planillas al INDEC para seguir de cerca los complicados cálculos que al mismo tiempo hacían en Hacienda.
Entraban y salían funcionarios. Mientras el Presidente, Colombo y Bullrich analizaban los detalles del recorte, en una sala contigua Ramón Mestre –recién llegado de Nueva York– intentaba dificultosamente comunicarse con los gobernadores peronistas.
Es el otro frente abierto. El viernes, a pesar de los gritos y el portazo de Cavallo, el Gobierno no logró convencerlos sobre la conveniencia de acompañar el ajuste nacional con un recorte en sus provincias. En ese momento, un Colombo más calmado les arrancó la promesa de seguir con la reunión el domingo. Ayer confirmaron que una delegación de cinco gobernadores conversará hoy con el jefe de Gabinete.
“Quieren esperar a que se anuncien las medidas, con precisiones, antes de sentarse a conversar y aceptar el acuerdo. Además, también quieren conocer la posición de la Alianza”, explicaba ayer un integrante del Gabinete.
La disyuntiva está, otra vez, en el terreno del oficialismo.

Posiciones

En el Gobierno conviven dos posturas:
Un sector del gabinete –encabezado por Bullrich– y del entorno presidencial –Fernando de Santibañes, Antonio de la Rúa– creen que De la Rúa debe confirmar el recorte anunciado el miércoles por Cavallo. Según dicen, la foto con Alfonsín buscada desesperadamente por el Presidente y lograda a duras penas en la madrugada del jueves sólo contribuyó a proyectar la imagen de un De la Rúa debilitado, que somete cada una de sus decisiones al acuerdo del caudillo radical.
El diagnóstico es sencillo: los cálculos, el piso del recorte o la cuestión de la progresividad son temas que perdieron importancia. Ya no se trata de un problema técnico sino de una pulseada de poder. “Hay que torcerle el brazo, no negociar. Esto ya no tiene que ver con los números. Hay que definir quién conduce”, señalan.
Naturalmente, el equipo económico acompaña este planteo. “No hay ningún margen de negociación”, dijo ayer a este diario el jefe de asesores de Economía, Guillermo Mondino.
Otro sector se inclina por una solución más consensuada, que le permita al Gobierno tonificar políticamente el paquete. Militan en este grupo hombres claves como Gallo o el jefe de la Cámara de Diputados, Rafael Pascual, los escasamente influyentes funcionarios de origen radical, como Mestre, y el único ministro del Frepaso, Juan Pablo Cafiero, que ayer estuvo desde el mediodía trabajando en Olivos.
“Hay que buscar un consenso con las fuerzas de la Alianza y también con el PJ. La desconfianza de los mercados de los últimos días fue justamente por la falta de acuerdo alrededor del ajuste. Olieron la debilidad, que sólo se soluciona construyendo una base política firme”, sostienen.

Consenso

Anoche, Colombo recibió en la Jefatura de Gabinete a las autoridades del bloque de diputados de la Alianza –Darío Alessandro y Horacio Pernasetti– quienes le alcanzaron la propuesta de “medidas complementarias”. Alfonsín, que en un principio tenía pensado asistir a la reunión, mandó una carta en la que subraya la necesidad de llegar a un acuerdo.
“Algunos sectores creen que tiene que lograrse mayor equidad tomando otro tipo de medidas. El Gobierno va a analizar punto por punto, tanto las propuestas de la Alianza como otras”, dijo Colombo cuando finalizó la reunión. De todos modos, remarcó que “el objetivo básico del Gobierno y la decisión de alcanzar el equilibrio fiscal” son innegociables.
La distancia entre el ajuste de Cavallo y la productivista propuesta de la Alianza es enorme. Sin embargo, ayer en la Jefatura de Gabinete confiaban en que podría encontrarse una convergencia: según decían, algunos puntos de la iniciativa –como la restitución del impuesto a las naftas o la marcha atrás en la rebaja del impuesto a las ganancias– podrían incorporarse al paquete final.
Las diferencias, de todos, parecen difíciles de salvar. Cerca de Colombo explicaban ayer que el recorte de las jubilaciones (el núcleo del ahorro pensado por Cavallo) podría fijarse en un piso de 300 pesos, lo que afectaría sólo al 30 por ciento del total de los jubilados. Sin embargo, tanto en el Frepaso como en la UCR aseguraban que el punto es innegociable.

Tiempos

En horas, De la Rúa deberá decidir si añade al durísimo ajuste que anunció el miércoles alguna de las medidas sugeridas por la Alianza. Si lo hace, se expone a proyectar una imagen de debilidad a los mercados, a generar un conflicto con Cavallo o incluso un portazo del Mingo. Si, por contrario, mantiene el recorte, deberá lidiar con el previsible rechazo del Frepaso y el radicalismo. Habrá que esperar para ver la reacción exacta de Alfonsín, siempre difícil de prever, y las protestas de los frepasistas.
Hoy, el Presidente deberá resolver aspectos claves de las medidas, como el piso del recorte a jubilaciones y sueldos, la progresividad y el porcentaje. Deberá, además, encontrar algún tipo de acuerdo con los gobernadores del PJ. No será nada fácil para un De la Rúa cansado. Pero tendrá que hacerlo. “Lo que no podemos permitir es un lunes negro. Si eso sucede, el martes va a ser más negro, el miércoles todavía más y hay que ver si llegamos al jueves”, definía ayer un funcionario del Gabinete. “Las cosas tienen que estar hoy porque sino nos ponemos el país de sombrero”, era la metáfora elegida anoche por un ministro.

 

Expulsado por teléfono

“He leído tus declaraciones sobre el recorte y creo que te tenés que ir”, escuchó ayer por la mañana el secretario de Pymes, Enrique Martínez, quien a pesar de su militancia frepasista y su afianzado espíritu keynesiano sigue reportando en el Gobierno.
La voz aguda que le daba la indicación estaba un poco agitada (se encontraba haciendo footing en Palermo) pero era inconfundible.
Indignado, Martínez le respondió a Domingo Cavallo que no pensaba apartarse de su cargo. Después se comunicó con la ministra de Trabajo, Patricia Bullrich, quien se mostró preocupada por la sugerencia de Cavallo y prometió averiguar qué pasaba.
Un rato después, el ministro de Desarrollo Social, Juan Pablo Cafiero, llegaba a la Quinta de Olivos. Advertido por Martínez sobre los ánimos expulsivos de Cavallo, preguntó qué pasaba. La explicación que le dieron difería levemente de la versión de Martínez: según le dijeron, lo que sostuvo Cavallo (o al menos lo que quiso decir) fue que Martínez debería buscar una coherencia con el equipo económico y no salir siempre al cruce de las medidas.
La anécdota, en todo caso, es una muestra de la tensión interna que vive el Gobierno, con opiniones diferentes que muchas veces se traducen en operaciones cruzadas.

 

El apoyo del Banco Mundial

El vicepresidente de la oficina regional del Banco Mundial para América latina y el Caribe, David de Ferranti, apoyó las medidas de ajuste anunciadas por el gobierno y consideró que “lo más importante es que los argentinos se unan en el apoyo a la implementación de estas medidas”. “Me gustaría reafirmar nuestro apoyo a la República Argentina y a los importantes pasos que está tomando para superar la desafiante situación actual para reactivar la economía”, afirmó el funcionario.
“Los mercados deben reconocer que este programa es la dirección correcta, es el camino mejor y esperamos que se den cuenta de eso”, enfatizó. De Ferranti, que ayer se entrevistó con el presidente Fernando de la Rúa, afirmó en una conferencia ofrecida en el Hotel Sheraton que la estrategia del BM con el gobierno nacional y las provincias incluye “esfuerzos por mejorar, expandir y profundizar los programas y la acción social”. “Lo más importante es que los argentinos se unan en el apoyo a la implementación de estas medidas”, subrayó.

 

Dos planes en el gobierno

LA PROPUESTA DE LOS ALIANCISTAS
No toquen al jubilado

Por Julio Nudler
Una propuesta alternativa de ajuste fue entregada anoche al Gobierno por Darío Alessandro (jefe de la bancada aliancista en Diputados) y Horacio Pernasetti (ídem del subbloque radical). La idea es que el aporte para eliminar el déficit en este segundo semestre no provenga totalmente del sector público sino en buena parte de otros sectores de la sociedad, excluidos los jubilados, cualquiera sea el monto de su haber. La iniciativa muestra sensibles diferencias con la anunciada por Domingo Cavallo y respaldada por Fernando de la Rúa. Además de un pequeño detalle: los legisladores trabajaron sobre un déficit semestral de 1500 millones, ya desactualizado, porque Economía lo recalculó en 2300 millones al desistir de un ingreso de 800 millones que debía provenir de la licitación de bandas de telefonía celular PCS, que resolvió aplazarse. En todo caso, lo que sí aceptan los aliancistas es el ahorro de 770 millones que, en el esquema inicial (déficit de 1500 millones), pensaba lograr el equipo económico cortando sueldos de empleados públicos y facturas de proveedores. Pero al rechazar todo tijeretazo jubilatorio, queda sin realizarse un ahorro de 730 millones. Además, radicales y frepasistas proponen un subsidio para los jefes de familia desocupados (unos 700 mil ociosos forzados) que, neto de los Planes Trabajar y del seguro de desempleo (es decir, eliminando duplicaciones), insumirá 500 millones en el semestre. Por tanto, la discrepancia en plata con el planteo de Cavallo trepa a algo más de 1200 millones (entre jubilaciones que se respetan y el mayor gasto social). La cuestión pasó así a ser cómo financiar esa discrepancia. Las medidas propuestas son:
Diferir para el 2002 la devolución de Ganancias a los trabajadores en relación de dependencia, con lo cual se ahorran 350 millones en el semestre.
Anular la baja de 10 centavos en las naftas, cuyo costo fiscal es de 200 millones.
Establecer un aporte excepcional del 25% sobre las comisiones que cobran las AFJP, que reportará 200 millones.
Repsol-YPF le debe al Estado 100 millones, que están en discusión. Que el Gobierno le exija el pago bajo el principio de solve et repete. De modo que si la petrolera gana en la Corte el litigio, recobrará esa suma.
Las contribuciones patronales, cuya suba al 16% fue anunciada por Cavallo, se elevarán al 19 o 20% para el sector servicios, incluyendo a las privatizadas, pero con exclusión de las pyme. Además, el adicional no será tomado como pago a cuenta del IVA. Esto producirá otros 500 millones, siempre a nivel semestral.
Con el conjunto de estas medidas se reunirían unos 1400 millones. Pero, por otro lado, las privatizadas y los bancos deberían anticipar el pago del impuesto a las Ganancias del próximo ejercicio hasta alcanzar un monto de 1000 millones. Este adelanto, que obraría como un financiamiento al fisco a tasa cero, sólo podrá ser aplicado a la cancelación del mismo tributo por las empresas correspondientes a partir del 2004.
Adicionalmente, los diputados oficialistas elaboraron medidas para reactivar la economía, objetivo que entienden tan prioritario como todo lo anterior. Estas son algunas de ellas:
Eliminar la indexación de las tarifas públicas por la inflación estadounidense.
Que a las familias y a las pyme las empresas (privatizadas) de servicios públicos les otorguen, hasta un determinado monto, un período de gracia de 30 días para el pago de las facturas, y aceptar la cancelación en tres cuotas con una tasa máxima de interés del 9% anual.
Que los laboratorios efectúen por seis meses un descuento del 40% en el precio de los medicamentos que le venden al Pami.
A las importaciones desde Brasil se les aplicaría, hasta fin de año, una especie de “prelievo” (similar al arancel flotante que utilizan los europeos) para compensar la depreciación del real. La idea es tomar comoreferencia un real a 2,20 por dólar. Por tanto, si esa moneda cotizara a 2,45, cualquier producto ingresado desde el país vecino pagaría un prelievo del 10%. Esta protección a la producción argentina debería ser consensuada con el socio para no romper el Mercosur. Además, no debería superar el nivel del arancel externo común. Obviamente, este derecho aduanero flotante generaría un ingreso fiscal, que podría llegar a los 300 millones en el semestre.
La propuesta no incluye ningún gravamen sobre las rentas financieras (intereses de los plazos fijos, etcétera), ya que los aliancistas temen que provocaría una corrida contra los depósitos. Tampoco se plantea ningún nuevo impuesto al patrimonio.


EL RECHAZO DE LOS CAVALLISTAS
No hay nada negociable

Por Julio Nudler
“No creemos que sobre nuestra propuesta haya ningún margen de negociación. En la Argentina no hay espacio alguno para aumentar ningún impuesto, y mucho menos para dar marcha atrás en su reducción.” Así, de manera terminante, respondió anoche a Página/12 el jefe del Gabinete de Asesores del ministro Domingo Cavallo, el mediterráneo Guillermo Mondino. Para él, por ejemplo, los aliancistas “no quieren perder el curro de la administración de los programas sociales”, que en verdad proponen reforzar (ver aparte). Aunque Mondino aclaró que hablaba a título personal, su rechazo absoluto e inapelable a la iniciativa de radicales y frepasistas puede ser tomada como la de todo el equipo económico. Además, es coherente con las diferencias conceptuales que separan a los dos enfoques. La incompatibilidad se dejó traslucir en la nada entusiasta referencia a la propuesta aliancista que hizo, también anoche, Chrystian Colombo en rueda de prensa, cuando además reconoció que seguía pendiente el objetivo de sumar a sectores de la coalición gobernante para que respalden el ajuste total decidido por Cavallo.
–Los aliancistas rechazan tocar las jubilaciones... –le citó este diario a Mondino.
–Eso implica tener que hacer un ajuste mucho mayor en el resto del sistema, y además el recorte pierde horizontalidad, con lo cual se transforma probablemente en ilegal y entonces se cae (por intervención de la Justicia) como el resto de los decretos de reducción de salarios que tuvimos en el pasado.
–Quieren diferir para el 2002 la devolución de Ganancias a la cuarta categoría...
–Eso no es negociable, como ninguna de las medidas de política económica que hemos tomado. Este es un programa consistente, que busca generar potencial de crecimiento. ¿Cuál es el problema que tienen? (aludiendo a los diputados aliancistas). ¿No quieren pagar el costo político antes de las elecciones de octubre? El año que viene va a ser fiscalmente aún más difícil que éste. ¿Cuál es la idea, hacer el ajuste el año próximo? No se entiende cuál es el juego.
–Proponen anular la baja en las naftas...
–De nuevo: la anulamos para que haya más evasión de vuelta por el sur, para quitarle más plata del bolsillo a la gente...
–También impulsan subir las contribuciones patronales para el sector de los servicios (no transables) y las privatizadas, y no admitirlas como pago a cuenta de IVA...
–¡Claro!, así suben de nuevo todos los precios. ¡Buena idea! Que suban las tarifas de la luz, los teléfonos, el gas, el agua... ¡Es una locura! Como se nos cortó el crédito y sólo tenemos para gastar lo que recaudemos, proponen transferirle de nuevo la carga del ajuste al sector privado.
–No es tan así, en realidad, porque aceptan recortar sueldos públicos.
–Pero eso no alcanza, porque es un tercio del gasto público. Admitimos tener un problema con las jubilaciones más bajas. Ya por eso el Presidente levantó el piso (del recorte) a haberes no inferiores a 300 pesos. Eso sólo obliga a recortar mucho más en el resto de los jubilados y los trabajadores. ¿Ahora quieren eximir al resto de los jubilados, incluso a los que cobran 8.000 pesos? La clave de esto es que la Ansés se ponga de una buena vez las pilas. Ese día podremos elevar las jubilaciones bajas.
–En síntesis, para ustedes no hay nada negociable.
–Para mí no. Hace rato que venimos trabajando para lograr un cambio estructural en el manejo del presupuesto en la Argentina. Estamos de acuerdo en que no es bueno tocar las jubilaciones bajas, pero hacerlo llevará a que la gente se decida a controlar la evasión y a pedir factura para que al pobre nono no le recorten la jubilación.
–Los aliancistas quieren subsidiar a los jefes de familia desempleados... –¡Vamos! ¡Sigamos subiendo el gasto! ¿Pero cómo financiar todo eso? Nosotros hicimos una propuesta mucho más universal y generosa que ésa, que va a todas las familias pobres de la Argentina. Pero ellos se resisten porque no quieren perder el curro de la administración de los programas sociales.
–¿El déficit del semestre a eliminar será efectivamente de 2300 millones?
–Si la cosa viene como vemos en julio, seguramente el déficit proyectado será más grande.
–Por la baja recaudación...
–Claro. Y cuanto más se alargue esto, más rebeldía va a haber. La situación económica viene muy difícil. Y aunque en las primeras semanas no tiene mucho impacto, lo tendrá más adelante.

 

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