Por Sergio Moreno
Es sábado a la tarde
y la municipalidad tiene un aspecto desolado y prolijo. En el primer piso
del palacio, Aníbal Ibarra de camisa y corbata fatiga el teléfono
para averiguar cómo van las negociaciones en la Jefatura de Gabinete,
hasta donde Raúl Alfonsín hizo llegar la propuesta de la
UCR, similar a la que anteayer hizo el Frepaso, para morigerar el ajuste
propuesto por el Gobierno e imponer a los sectores que más dinero
ganaron durante la década del menemato algún gravamen que
derrame algo de justicia a la tijera. Estamos a las puertas de un
golpe de mercado, dice el Jefe de Gobierno, que está convencido
de que esta crisis es una oportunidad única para crear un movimiento
político-social que sostenga a la Argentina ante el cimbronazo
de los mercados y garantice la gobernabilidad.
¿Tiene algún indicio sobre si el Gobierno quiere modificar
la composición de la Alianza, echando al Frepaso y a la UCR?
No el Gobierno, ni de De la Rúa. Tal vez algún funcionario
o algún sector piense que el respaldo que necesita el Gobierno
pase por allí, pero estoy convencido de que no lo piensa De la
Rúa.
¿Lo piensa Patricia Bullrich?
No me consta de Patricia Bullrich pero si alguien pensara esto sería
un error y tal vez un símbolo de impotencia política. Está
claro que el Gobierno nacional no viene de ganar unas elecciones, con
toda la fortaleza que ello otorgaría, y necesita un respaldo político
que no alcanza a tener. Pero no pasa por desprenderse del radicalismo
ni del Frepaso. En todo caso, el desafío es cómo articula
un gran marco de acuerdo político y social transversal que es lo
que necesita el país como sostén para superar la crisis.
Esto no es El Gran Hermano, acá no hay que nominar
a alguien para que se vaya, todo lo contrario: acá tenemos que
sumar cada vez a más sectores para salir de esta crisis.
Aparentemente el Gobierno camina en sentido contrario. La UCR, encabezada
por Alfonsín, y el Frepaso, con el documento del viernes, han marcado
claras diferencias con el plan de ajuste. También los gobernadores
peronistas se han negado a dar su respaldo.
Es necesario conseguir un fuerte respaldo político y obtener
un fuerte consenso social. No se puede resolver la situación económica
y el déficit fiscal si no se resuelve la situación social,
que también llegó al límite. Hay una coincidencia
transversal en la necesidad de reducir el gasto público, no hay
dudas, y es necesario tomar medidas ahora frente al cierre de todo financiamiento
internacional. Esto es distinto a decir que el ajuste tiene que pasar
por aquellas personas que cobran 200 o 300 o 400 pesos de jubilación.
Esto no sólo es injusto sino que, además, deslegitima socialmente
cualquier medida de reducción del gasto público. ¿De
qué manera el Gobierno, o el ministro Cavallo podrían obtener
ese respaldo transversal al que hice referencia? Disponiendo medidas de
reducción del gasto y también repartiendo el esfuerzo, obteniendo
ingresos de otros sectores para que no sean alcanzados los de menores
recursos. Hacer esto es posible y significa mejorar la propuesta que lanzó
el gobierno. De otra manera es inviable porque no hay proyecto que sea
posible ejecutar sin consenso político y social. Estoy de acuerdo
con que hay un límite en la situación fiscal; pero también
hay un límite social. La sociedad no da más y un gobierno
debe poder explicar las medidas que toma. Este plan es difícilmente
explicable. Si se reparten los esfuerzos, seguramente el conjunto va a
aceptar la necesaria reducción del gasto. No sólo evitaríamos
medidas injustas, sino que además daríamos legitimidad política
y social al recorte.
¿El Gobierno va a acceder a introducir estas modificaciones?
Estoy convencido que sí, porque el Gobierno ya se sentó
a hablar con los bancos, con las privatizadas, con las AFJP para ver de
qué manera ellos comprometían un esfuerzo ante esta situación.
Esos sectores son los que incitan a hacer el ajuste en esta forma.
¿Por qué aceptarían modificar el plan que ya anunciaron
De la Rúa y Cavallo?
Acá es donde se debe plantar el Gobierno, para lo cual es
necesario contar con el respaldo de todos los sectores políticos
y sociales detrás de este objetivo. El sector financiero es tenedor
de títulos públicos; si acá se llega al default pierde
toda la sociedad, pero también pierden los bancos. Entonces, es
de sentido común que ellos deben comprometer su aporte en esta
crisis. Y, además de todo eso, el Gobierno es uno de los principales
interesados en realizar una reducción del gasto que sea viable.
Se deben generar ingresos por otro lado. Si no hacemos esto, quedamos
atrapados en la recaudación que si baja en los próximos
meses, según el plan original, se debería aumentar aún
más la reducción de salarios y jubilaciones. Contrariamente,
si uno reduce el gasto, pero genera ingresos por otras vías, no
quedamos rehenes de la recaudación.
En el comienzo del gobierno de la Alianza, se desechó la
posibilidad de crear un impuesto por única vez a las privatizadas,
al estilo de Tony Blair. Dieron marcha atrás aduciendo a que eso
hubiese puesto en riesgo la seguridad jurídica. Lo dijo Machinea
e incluso lo sostuvo el Frepaso. Ahora proponen gravar a las privatizadas,
a las AFJP, a los bancos. ¿La crisis les ha hecho cambiar de parecer?
Una situación de profunda crisis hace necesario tomar medidas
drásticas que en situaciones normales no tomaría. Nos cortaron
el crédito internacional, no tenemos de dónde financiarnos,
entonces hay dos opciones: se reducen los ingresos de los que menos tienen
o se reduce achicando lo anterior y haciendo aportar a los que más
tienen. En situaciones normales no tomaría este tipo de medida.
Esto es lo que el Gobierno nacional está analizando en estas horas,
y yo espero que lo comprenda porque es la oportunidad para convocar a
todos los sectores políticos y sociales detrás de esta situación
de crisis. Estoy convencido que hay que generar un marco político
y social, con todas las fuerzas políticas, los empresarios, los
gremios, la Iglesia, con el que se dé respaldo a una situación
que pueda ser explicable y asimilable por la sociedad. Esta es la propuesta
que le hemos llevado al Gobierno, el Frepaso y la UCR: un plan más
justo para reducir el gasto público con equidad. Ojo: aquellos
que ponen acento estrictamente en la cuestión de caja se van a
olvidar de la conflictividad social. Lo que propone Cavallo puede cerrar
en los números, pero no le cierra socialmente.
¿Y si el Gobierno no acepta modificar el recorte?
Confío en que va a aceptar. Creo que lo está pensando,
realizó acciones en este sentido, y creo que lo aceptará
en las próximas horas.
¿Y si no acepta?
Confío en que va aceptar.
¿Usted cree que hay chances de atenuar la crisis desde la
política?
Cada vez menos, y esto también es un mal síntoma.
Se ha descargado mucho y ferozmente sobre la política en los últimos
tiempos, y hay que tener cuidado con esto. Es cierto que nosotros luchamos
por renovar la política, pero hay quienes arremeten contra la política
deslegitimándola, debilitándola, para poder imponer sus
criterios. Cuando tenemos una política en esas condiciones, no
hay gobierno ni hay partido que pueda sentarse a negociar con los factores
de poder, y el Estado y la sociedad quedan a su merced. Esto es lo que
ha ocurrido, por lo que hay que reivindicar a la política en tanto
elemento transformador.
Siguiendo la evolución del Gobierno nacional desde que asumió
hasta ahora podría colegirse que quienes arremetieron contra la
política han conseguido su objetivo. Parece como que la democracia
está vacía de contenido: la gente votó a otro gobierno
para que hiciese lo contrario de lo que viene haciendo.
Hay que mejorar y reconstruir la política y buscar más
política porque si no, quedamos a merced de los factores de poder.
Hoy estamos a las puertas de un golpe de los mercados que quieren arrodillar
a la Argentinay a la política. Para enfrentarlo es necesario buscar
un fuerte consenso y obtener legitimidad social, de lo contrario el Gobierno
quedará cada vez más aislado y va a ser presa fácil
de los mercados. Necesitamos un acuerdo para salir de la crisis y también
para dar respaldo al proceso institucional: no olvidemos que existen quienes,
con algún oportunismo electoral y en forma peligrosamente antidemocrática,
especulan con anticipar las elecciones. Hay que cerrar firmemente el paso
a ese tipo de especulaciones y esto se logra con este acuerdo. Hay disposición
en muchos sectores.
Para lograr algún acuerdo político la lógica
indica que primero se convoca a las partes a un debate y de los consensos
que se encuentren surge un plan común. El Gobierno ha hecho todo
lo contrario: realizó su plan y después llamó a todo
el mundo para que lo apoyen. Debate cero.
Por eso, esta es la oportunidad para, sobre la base de lo que propuso
el Gobierno, hacer las modificaciones necesarias que propusimos nosotros
y la UCR y también los gobernadores peronistas. Las profundas crisis
también son oportunidades. Y aquí hay que olvidarse de las
elecciones de octubre: quien hoy especule con las elecciones no sólo
está errado, sino que nos va a alejar del objetivo. Si conseguimos
un acuerdo estaremos pensando un país para el futuro, más
allá de lo que pase en octubre. En esto tiene que estar interesado
De la Rúa y también Cavallo. Estoy convencido de que hay
sectores del mercado que apuestan a un empeoramiento de la situación,
que buscan forzar la renuncia de Cavallo porque no le sirve a sus objetivos.
¿Cuál es el límite del Frepaso?
En una crisis de esta magnitud, los límites entre el adentro
y el afuera son muy difusos. A las puertas de un golpe de mercado, el
Frepaso va a dar la pelea para tratar de evitarlo y conformar ese acuerdo
nacional que reclamamos. Yo no identifico a la Alianza con el Gobierno
nacional. El Frepaso está trabajando con el radicalismo, con quienes
formamos la Alianza original para conseguir este acuerdo.
¿Cómo evalúa el papel que juega Alfonsín
en esta crisis?
Son tiempos de mucha susceptibilidad. Alfonsín mantuvo una
misma línea de responsabilidad en todo momento. Apoyó al
Presidente, dijo que hay que hacer una reducción, pero que no puede
pasar por los sectores de menos recursos.
¿Existió una operación para tratar de culpar
a Alfonsín de una posible cesación de pagos?
No sé si una operación, pero es cierto que hay muchos
que quieren buscar culpables y proyectan esa culpabilidad en otros. Alfonsín
puede ser un blanco para esos. Ahora resulta que del default no son culpables
los que financiaron el gasto del Estado con la venta de su patrimonio,
ni los que sobredimensionaron el Estado, ni los que dejaron grandes déficit
provinciales y se niegan a achicar, ni los que buscan ganancias rápidas
sino que los culpables del default son Alfonsín, los jubilados
y los empleados del Estado. Acá hay que poner paños fríos
y tener cuidado de no manejarse irresponsablemente.
¿Y el papel de los gobernadores peronistas?
No se puede juzgar a todos por igual. Hay quienes buscan acorralar
al Gobierno y quienes actúan con responsabilidad. Estoy seguro
de que todos van a responder positivamente frente a estas modificaciones
que planteamos al plan original. Porque la gente va a saber identificar
y castigar a quien se aparte y busque su propio beneficio.
¿De la Rúa tiene la fortaleza para modificar el plan
original?
Tiene la voluntad, ha puesto al Gobierno a trabajar en esto y necesita
la fortaleza que le dé el respaldo no sólo de la Alianza
sino también de los demás sectores políticos y sociales
que debemos convocar. Hoy tenemos un Gobierno con un gran desgaste: esto
requiere medidas fuertes, audaces y convocantes.
Sin ajuste en la Ciudad
¿Va a hacer el ajuste en la ciudad?
No va a haber ajuste en la ciudad de Buenos Aires. Vamos a
pagar los sueldos, los aguinaldos, el incentivo docente y a los
proveedores en efectivo y en tiempo y forma. Los números
están en orden, la ciudad tiene un banco saneado y sólido.
Vamos a cumplir con nuestras obligaciones, por lo que llamo a los
ciudadanos a seguir pagando sus impuestos con total normalidad.
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