Por Horacio Verbitsky
En 1989, Domingo Cavallo aconsejó
a Carlos Menem que no ayudara al agonizante gobierno de Raúl Alfonsín
a frenar la hiperinflación. Entonces, como ahora, el Poder Ejecutivo
imaginaba retóricas fórmulas de acuerdo y concertación
para apaciguar el temblor. Que le estalle en las manos. Después
será más fácil aplicar las medidas necesarias,
dijo Cavallo. Doce años después, ante el llamado presidencial,
Cavallo recibió un consejo similar de su familia, pero lo desechó.
Hoy las manos en peligro son las suyas. Entonces como ahora, la clave
de la crisis debe buscarse en la ruptura del equilibrio entre los sectores
dominantes en la sociedad. En un caso se disputaban las transferencias
y los subsidios pagados por un declinante Estado de bienestar para pocos,
que cortado el financiamiento que lo sostenía entraba en quiebra.
En el otro, el botín son las exacciones que el Estado les permite
hacer a la sociedad, su conversión a moneda segura y su fuga, gracias
al financiamiento en dólares que hasta ahora el mismo Estado les
garantizaba. Como no puede seguir subsidiando esa fiesta, vuelve a quebrar.
La oposición se preocupa por sostener al gobierno, porque calcula
que la maduración de la crisis será larga y prefiere que
Fernando De la Rúa cargue con sus consecuencias. Pese a la creciente
debilidad que hoy exhiben De la Rúa y Cavallo, las elecciones anticipadas
son hoy un objetivo menos deseable para el gobernador de Buenos Aires
Carlos Rückauf. Su propósito era forzar esa salida porque
sabía que su provincia estaba al borde de la cesasión de
pagos. Deseaba anticiparse, y no lo logró. El escándalo
de los fondos que la Nación transfirió para el pago a los
docentes bonaerenses y que fueron distraídos hacia otros fines
y la cancelación de sueldos con bonos basura, que esta vez no llevarán
la firma del gobernador sino la efigie más adusta de Dardo Rocha,
han entibiado el fervor eleccionario de Rückauf. Su desgracia ha
revivido, además, las aspiraciones de Eduardo Duhalde, quien nunca
le cedió el control del aparato partidario y sueña con una
segunda oportunidad. La eventual alianza que ha comenzado a aproximar
a los gobernadores de Córdoba y Santa Fe, José De la Sota
y Carlos Reutemann, quienes piensan pagar los sueldos con pesos, también
ha debilitado el impulso rucufista. Su propuesta del viernes de abandonar
las camisetas partidarias y envolverse en la bandera evoca
el célebre aforismo del doctor Samuel Johnson, el intelectual inglés
más apreciado del siglo XVIII, según el cual el patriotismo
es el último refugio de los pícaros. Rückauf
no está solo en este brote. La bandera es el tema de los avisos
del jabón Ala, el agua Villavicencio y el banco Credicoop, y de
muchos actos sindicales. Los rollos de tela Bandera han inundado
hasta las mercerías de barrio, como si no fueran argentinos los
grandes responsables de la bancarrota. Otra curiosidad de estos días:
la muerte de Juan D. Perón y la prisión de Carlos Menem
han dejado al principal partido del país a la deriva, a tal punto
que antes de pronunciar su presumible apoyo al ajuste sus gobernadores
decidieron aguardar el pronunciamiento de Raúl Alfonsín.
Aguante el Tercer Movimiento Histórico.
Ilusiones perdidas
Bajo la presidencia de Menem, los grupos económicos locales y
los acreedores externos zanjaron sus diferencias a expensas de los restos
del Estado, cuyo desguace alimentó la voracidad de unos y otros.
Luego de unos años de superganancias esa plácida asociación
se desarmó y cada sector siguió su propio rumbo. Que la
fractura de esa alianza social coincidiera con el alejamiento de Cavallo
del ministerio de Economía alentó la ilusión de que
su regreso podría armonizar una vez más esos intereses contrapuestos.
Cuatro meses más tarde, Cavallo da vueltas de calesita en torno
del punto fijo de la recesión. Comenzó prometiendo reactivación
y heterodoxia y terminó postulando un craso ajuste sin otro límite
que la recaudación, que reduce el sueldo o la jubilación
a una mera conjetura. La frialdad de psicópata con que cada día
explica los indiscutibles beneficios de una política opuesta a
la de la noche anterior, ha shockeado a algunas personas de buena y grande
fe que, con desprecio por las señales de la realidad, se ilusionaron
con sus artes de vudú. La inconsistencia técnica de las
sucesivas propuestas de Cavallo sólo asombra a quienes no habían
advertido que la derrota de la hiperinflación fue un proceso simultáneo
en toda América Latina, conducido por los organismos internacionales
de crédito y los bancos prestamistas, y no un milagro argentino
debido a aquellos ojos celestes. Las políticas que llevó
adelante hasta marzo José Luis Machinea implicaban penurias y no
rompían con el esquema imperante desde hace más de una década.
Pero no se basaban en el engaño deliberado y la mentira burda.
De eso no se habla
En ninguna de sus presentaciones de la última semana, Cavallo
dialogó con alguien que pudiera formular preguntas u objeciones
a sus apotegmas. Sólo así pudo jactarse de que allegaría
recursos persigui-endo a los evasores, como si la guerra al contrabando
no hubiera sido una de las obsesiones de De la Rúa desde que asumió
el gobierno y dijo que se ponía personalmente al frente de esa
cruzada. Por lo visto, con éxito cero. Cavallo tampoco se puso
al alcance de nadie que lo indagara sobre qué fundamento usa para
cifrar en 1.500 millones de dólares el ahorro necesario hasta fin
de año y no en 3.000, contemplando los vencimientos ya comprometidos
del megacanje y siempre que el Producto Interno Bruto del año tuviera
la gentileza de no arrojar una vez más saldo negativo. Y eso no
para llegar al declamado déficit cero, sino al de 6.500 millones
de dólares pactado con el Fondo Monetario Internacional. Al fingir
demencia sobre la caída en la recaudación que sin dudas
producirán estas medidas, obvió admitir que la reducción
salarial, previsional y a proveedores tanto puede ser del 10 como del
20 por ciento y, en cualquier momento, complementarse con despidos masivos.
Estos ya fueron anticipados en los considerandos del decreto 896, según
los cuales la Corte Suprema de Justicia estableció que el
derecho a la estabilidad en el empleo público no es absoluto
y debe subordinarse al interés general (de los banqueros).
Aun así, el sector financiero y sus intérpretes consideran
que sólo determinadas transformaciones estructurales tornarían
irreversible la nueva situación. Entre ellas la completa privatización
del sistema de salud y, en consecuencia, la desaparición del PAMI
y la desregulación definitiva de las obras sociales; el arancelamiento
de la educación, ya sea sobre los lineamientos de Juan Llach o
los de Ricardo López Murphy; la inducción a la baja del
gasto primario de las provincias y la reformulación del sistema
político, invocando su costo de funcionamiento como justificación.
Las marchas y contramarchas del período iniciado en marzo, con
la simultánea llegada de Cavallo y del otoño, se explican
por la tentativa una y otra vez frustrada de sintetizar los intereses
nuevamente contradictorios de los sectores dominantes, como lo reflejan
las propuestas de devaluar la moneda o dolarizar la economía. Lo
más probable parece hoy una combinación de ambas calamidades,
no una salida ordenada y con acuerdo de la Reserva Federal de los Estados
Unidos sino en plena estampida y sálvese quien pueda. La sucesión
de tres ministros de economía en un año y medio da cuenta
de la inhabilidad oficial para definir y sostener una política
sin revertir los lineamientos centrales del modelo de apertura, desregulación
y privatizaciones que, por definición, es deficitario y por cada
punto de crecimiento del Producto Interno Bruto genera dos puntos de incremento
del endeudamiento. Ellos surgen de la suma de los fondos que salen por
importaciones, remisión de utilidades, servicios reales y lisa
y llana fuga de capitales. En tales condiciones, sólo la recesión
puede minimizar el endeudamiento. Pero la adopción del estancamiento
y la caída de la actividad como política deliberada del
Estado es insostenible en términos sociales y políticos.
No sólo requiere de una nueva coalición de gobierno, que
ni De la Rúa ni Cavallo parecen con fuerza para sustentar. Tampoco
es compatible con una democracia de calidad. Un anticipo ha sido la rebaja
de salarios y la garantía de la recaudación estatal para
los pagos de la deuda pública. El Congreso las excluyó en
forma explícita de las facultades extraordinarias cedidas hace
cien días al Poder Ejecutivo, pero el gobierno las aplica de facto.
Detrás de estas extralimitaciones ilegales asoma un dispositivo
de represión, en línea con el reclamo del banquero Eduardo
Escasany.
Interoperabilidad
En ese sentido no puede pasarse por alto la programación de Cabañas
2001, un ejercicio que el gobierno nacional se propone realizar
con tropas de los Estados Unidos, nada menos que en Salta y que durará
todo un mes, entre el 17 de agosto y el 16 de setiembre. El Cabañas
2000 había ocurrido en setiembre pasado, en Córdoba. El
presidente del Servicio de Paz y Justicia, Adolfo Pérez Esquivel
dijo a este diario que la programación original de este año
debía realizarse en El Dorado, Misiones. Eso fue denunciado
hace cuatro meses por la Iglesia Evangelista y ahora, de repente, se desplaza
a Salta, dijo. El momento escogido no pudo ser más significativo.
El 17 de junio la Gendarmería despejó la ruta 34 cortada
a la altura de General Mosconi, en un episodio dramático que produjo
dos muertes y medio centenar de heridos de bala. El 20, De la Rúa
y sus ministros Chrystian Colombo, Horacio Jaunarena y Adalberto Rodríguez
Giavarini solicitaron al Congreso que autorizara el ingreso al país
de las tropas estadounidenses, brasileñas, chilenas, paraguayas,
bolivianas, ecuatorianas, peruanas y uruguayas que participarán
en el ejercicio, que simula una operación de mantenimiento de la
paz de las Naciones Unidas. Esto contribuirá a reforzar la
confianza mutua y una mejor interoperabilidad, fundamentaron.
El propósito es el entrenamiento de las Fuerzas Armadas de la región
en un campo de batalla compuesto por civiles, organizaciones no
gubernamentales y agresores potenciales (sic). El martes pasado
el pedido se trató en la comisión de Defensa de la Cámara
de Diputados, que preside el menemista Miguel Angel Toma. Ante la ambigua
explicación del objetivo se acordó que Toma pediría
explicaciones adicionales al secretario de Asuntos Militares Angel Tello.
Nuevas amenazas
Tello responderá que este tipo de prácticas, del nivel
de un batallón combinado, se realizan desde 1996 y que el Cabañas
2002 se desarrollará en Chile. Consisten en ejercicios de mantenimiento
de la paz en un país imaginario en el cual se reafirman las
políticas de cooperación regional de países sudamericanos.
De los 1.200 efectivos participantes 700 serán argentinos, 200
norteamericanos, 40 bolivianos, 45 brasileños, 45 chilenos, 40
ecuatorianos, 40 paraguayos, 45 peruanos y 45 uruguayos. Pérez
Esquivel destacó que los únicos países sudamericanos
excluidos fueron Colombia y Venezuela. Junto con la Cancillería
y Defensa, intervendrá el Estado Mayor Conjunto (EMC).
El 25 de febrero pasado, en esta página se dio a conocer el seguimiento
que el Estado Mayor Conjunto, a cargo del general de división Juan
Carlos Mugnolo, practica sobre las Amenazas hacia la República
Argentina. Mugnolo analiza un hipotético apoyo de las FARC
colombianas a indeterminados grupos violentos argentinos,
pone bajo la lupa militar a organizaciones ecologistas y de derechos humanos,
contempla la participación de las Fuerzas Armadas argentinas en
el conflicto colombiano pero también cuestiones tan alejadas de
la competencia militar como la inmigración, el movimiento de los
Sin Tierra y el lavado de dinero. Para que no queden dudas sobre el grado
de autonomía intelectual de los autores, tanto el mapa de Bolivia
como el de Paraguay tienen sus referencias en inglés. La frontera
internacional se identifica como international boundary, las
vías férreas como railroad, las carreteras como
road. Brasil está escrito con Z.
Según el informe, cuando Estados Unidos instaló la
idea de que el narcotráfico puede ser igual a la guerrilla
lo que era un problema de represión policial, ahora
puede eventualmente involucrar a las Fuerzas Armadas. Ya el
16 de marzo del año pasado, al inaugurar el Curso Superior de las
Fuerzas Armadas, el ex ministro de Defensa López Murphy había
enumerado las nuevas amenazas que se cernirían sobre
la sociedad: la pobreza extrema, la superpoblación y migraciones
masivas, el terrorismo internacional, el narcotráfico, el fundamentalismo
religioso y las luchas étnicas y raciales. Frente a ellas,
el poder militar tendría que asumir nuevos roles y compromisos.
Es notable que ninguna de las amenazas que se derivarían para la
Argentina de la regionalización del conflicto colombiano sea de
índole militar. El documento menciona el incremento de la producción
y el tráfico de marihuana y de cocaína desde Paraguay y
Bolivia a través de Salta y Jujuy; el desplazamiento
de lugares de elaboración hacia nuestro país; el incremento
del tráfico de precursores; el tráfico de armas desde Paraguay
hacia la Argentina y desde la Argentina hacia Bolivia. Con la misma concepción
de la seguridad nacional que en la década del 70 condujo a las
Fuerzas Armadas argentinas a su peor catástrofe histórica,
el informe analiza las ocupaciones de propiedades privadas en zonas
urbanas y rurales por parte del movimiento paraguayo de los Sin
Techo, a quienes atribuye presunto apoyo logístico de las FARC
colombianas, que además apoyarían a los grupos violentos,
capitalizando la grave situación socioeconómica, para promover
la denominada guerra social. Su primera fase consistiría
en protestas sociales, sectoriales y sindicales en Ecuador, Colombia
y Perú. La segunda fase comprendería a Brasil, México
y la Argentina con el objetivo de lograr la desestabilización
general. El informe atribuye las denuncias de los peligros del Plan
Colombia para la región a no identificadas ONG simpatizantes
de las FARC. Este afirmación dogmática permite descalificar
como presunta partidaria de la guerrilla a cualquier persona u organización
que impugne la militarización estadounidense del conflicto. Añade
que las FARC buscarían contacto con el movimiento de los Sin Tierra
brasileños. De este modo va constituyendo un nuevo enemigo único
y consigna que el 30 por ciento de los militares brasileños asignados
en la Amazonia son indígenas. La misma impronta racista
se advierte en el capítulo dedicado a Ecuador, según el
cual persiste el problema del indigenismo en el país (47
por ciento) que agravará los conflictos internos.
Para el Ejército argentino, que suprimió el indigenismo
local con la campaña al desierto del siglo XIX, el indigenismo
ecuatoriano es uno de los factores que sume a ese país en
una ola de decadencia e inestabilidad (sic). El general Mugnolo
es pelirrojo y pecoso.
Una planilla de actualización que el Estado Mayor Conjunto envió
a las jefaturas de inteligencia del Ejército, la Armada y la Fuerza
Aérea se aventuró en temas políticos, ajenos a la
competencia castrense: De mantenerse una política permeable
en cuanto a control de migración nuestro país seguirá
siendo utilizado por extranjeros (en su mayoría de Bolivia, Paraguay
y Perú, indocumentados) para ingresar droga, con complicidad de
mercaderes locales. También prevé presiones
económicas, políticas ymilitares de Estados Unidos, para
involucrar más activamente [a la Argentina] a apoyar el Plan Colombia,
de lo cual el propio documento es una buena prueba. Su vaticinio es que
con tal fin Estados Unidos podrá llevar a cabo acciones que
convulsionen los ámbitos político-económicomilitar
en Latinoamérica.
El documento vaticina que cuando Estados Unidos realice Operaciones
Militares Decisivas la estructura del narcotráfico se
va a desplazar hacia el sur, afectando no sólo a los países
andinos (zona de producción) sino a los países que han sido
tradicionalmente zona de tránsito y detalla tres fases. La primera
(entre 2000 y 2002) consistiría en asistencia a los países
de la región en el aumento de sus capacidades para actuar en las
zonas de producción. La segunda (2002-2007), en el apoyo a operaciones
regionales decisivas. La tercera (a partir de 2007) sería de mantenimiento
de los logros obtenidos. En la primera fase se establecerán lazos
operacionales y tácticos. El Ejercicio Cabañas demuestra
que se está cumpliendo con lo previsto.
El
amigo americano
Por H.V.
El International Consortium
of Investigative Journalists, ICIJ, divulgó hace 72 horas en Washington
un completo informe sobre Ayuda militar norteamericana y violaciones
a los derechos humanos. El ICIJ es una organización que reúne
a más de 80 periodistas de casi medio centenar de países,
convocados por el Center for Public Integrity para realizar investigaciones
sobre temas globales*. Luego de revisar documentos oficiales y entrevistar
a dirigentes militares y civiles involucrados, el informe, editado por
Arthur Allen, Bill Allison y Maud Beelman, y en el que intervinieron otros
catorce periodistas, concluyó que un factor clave pero no declarado
del Plan Colombia es la protección del petróleo y
de los intereses comerciales estadounidenses.
El 5 de marzo de 1998, el entonces jefe del Comando Sur, general Charles
E. Wilhelm, explicó ante la Comisión de Defensa del Senado
de los Estados Unidos las motivaciones del programa de ayuda militar a
Colombia. Nadie cuestiona la importancia estratégica del Medio
Oriente, pero Venezuela sola provee la misma cantidad de petróleo
a los Estados Unidos que todos los estados del Golfo Pérsico juntos.
El descubrimiento de grandes reservas de petróleo en Colombia,
y las disponibilidades en Trinidad Tobago y Ecuador, realzan aún
más la importancia estratégica de los recursos energéticos
de esta región. Las grandes compañías petroleras
presionaron al Congreso, de modo de asegurar sus inversiones allí
y crear un mejor clima para la futura exploración de las
enormes reservas potenciales de Colombia.
Según el mismo general Wilhelm los gobiernos democráticos
de la región tienen avidez por las inversiones y el comercio norteamericano.
América Latina constituye un bloque comercial colosal, rico en
recursos naturales, con bajos costos laborales y millones de consumidores
potenciales de productos norteamericanos, comenta el informe del ICIJ.
En 1990 recibía el 13 por ciento de las mercaderías norteamericanas
exportadas. En 2000, el 20 por ciento. Al ingresar al nuevo milenio
se prevé que el comercio con la región superará al
comercio con Europa y las proyecciones indican que en 2010 será
mayor que el comercio estadounidense con Europa y Japón juntos,
dijo Wilhelm. La llegada al gobierno de Venezuela del coronel Hugo Chávez,
y su coqueteo con la guerrilla colombiana alarmó a algunos
funcionarios norteamericanos, agrega el informe.
Según el ex profesor de la Escuela de Guerra del Ejército
de los Estados Unidos, Donald E. Schulz, en los círculos
oficiales, que consideran la lucha contra la droga como una forma de combatir
la insurgencia por la puerta trasera, se estima que si fuéramos
sinceros acerca de lo que estamos haciendo, la oposición política
sería tan grande que la ayuda norteamericana a Colombia se reduciría
en forma sustancial, perjudicando las guerras contra los narcos y la guerrilla.
Algo similar, si bien con una valoración distinta, afirma el principal
asesor militar del presidente brasileño Fernando Henrique Cardoso.
Según el general Alberto Cardoso, al extinguirse el comunismo,
el narcotráfico apareció en forma natural como la
nueva causa para justificar los mismos intereses geopolíticos y
geoestratégicos de los Estados Unidos y sus operaciones
militares externas. El predecesor del general Cardoso, el juez Wálter
Fanganiello Maierovitch, renunció en abril de 2000 por la excesiva
obediencia brasileña a la presión estadounidense en favor
de iniciativas como el Plan Colombia, al que describió como pura
táctica de distracción. Brasil no participó
en el Ejercicio Cabañas 2000, pero sí lo hará este
año. Fanganiello Maierovitch agregó que en vez de procurar
la erradicación de cultivos, Estados Unidos debería centrarse
en los flujos de dinero del comercio de estupefacientes, restringiendo
las transacciones bancarias ilegales y cayendo sobre el lavado de dinero.
Durante el debate legislativo del Plan Colombia, el opositor representante
demócrata por Wisconsin David Obey recordó que en 1964 la
resolución sobre el Golfo de Tonkin, que escaló la guerra
de Vietnam, sólo se debatió dos días en el Senado
y cuarenta minutos en la cámara baja. El Congreso no ha dejado
de arrepentirse desde entonces por no haber considerado esa propuesta
más detenidamente, dijo. Ahora es el turno de que lo piensen
sus colegas argentinos.
* Los miembros argentinos del ICIJ son Daniel Santoro, Ernesto Tenembaum
y el autor de esta nota.
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