Por Cristian Alarcón
Un país en el que todos
los hospitales públicos y todas las obras sociales entreguen anticonceptivos
gratuitamente. Esa es una de las convicciones del 91 por ciento de los
Argentinos, un consenso tan alto que los especialistas lo señalan
más que como una opinión, como una demanda hacia el Estado.
Así lo determina la primera encuesta nacional sobre derechos sexuales
y reproductivos, realizada en ciudades, pequeñas, medianas y grandes,
a pedido del Instituto Social y Político de la Mujer. Así,
dos de cada tres personas creen que los médicos deben dar información
sobre anticoncepción a los adolescentes aun sin la presencia de
los padres. Las cifras de la encuesta muestran también cierto cambio
cultural, sobre todo en los jóvenes: más de la mitad de
ellos está de acuerdo con el casamiento entre gays o lesbianas,
un porcentaje que baja al 37 por ciento tomando todas las edades, y dos
tercios admiten que la mujer puede tener relaciones sexuales cuando
quiera y con quien quiera. Entre los datos sorprende que sólo
uno de cada diez argentinos tenga sobre el aborto la misma opinión
que la Iglesia Católica, o sea que no lo acepte en absolutamente
ningún caso. De hecho, el 71 por ciento está de acuerdo
con que no se castigue la interrupción del embarazo si peligra
la salud de la mujer, el 65 si la mujer fue violada y el 45 si el feto
es inviable, con lo cual se registra también en ese tema una distancia
entre lo que piensa la sociedad y lo que hasta ahora indican las leyes.
El sondeo, realizado en 16 centros urbanos de todo el país por
la encuestadora Mori, es el primero en su tipo debido al tamaño
de la muestra y la representativo que ello hace a los resultados. Dos
mil personas de todas las edades, sexos, niveles educativos y clases sociales
fueron consultadas a lo largo del país en pequeños lugares
como Roque Sáenz Peña, Rafaela, Luján, Junín,
medianas ciudades como Río Cuarto, Paraná, Neuquén,
Bahía Blanca, Salta, San Juan, Comodoro Rivadavia y urbes como
la ciudad de Buenos Aires, el conurbano bonaerense, o Mendoza, Córdoba
y Rosario. Así surgen de los números las diferencias que
existen entre el pensamiento de los que habitan las ciudades medianas
del interior mucho menos progresistas cuando hablan de derechos
sexuales y los grandes centros urbanos, o la variación en
todo el país cuando los que opinan son quienes tienen entre 18
y 24 años. Los jóvenes son claramente el sector más
progresista de la Argentina, concluye después del estudio,
María Braun, a cargo, por Mori, de la encuesta del ISPM.
No quiero concebir
El mayor nivel de consenso se da en torno de la distribución gratuita
de anticonceptivos, nueve de cada diez argentinos lo consideran necesario.
Ante la pregunta sobre el tema, sólo el 3 por ciento se mostró
nada de acuerdo con lo que prevé la ley de salud reproductiva
que ya logró media sanción en la Cámara de Diputados
y que aún espera su tratamiento en la de Senadores. En el otro
extremo de las opiniones, el 76 por ciento se mostró muy
de acuerdo, mientras que el 15 está bastante de acuerdo.
Cuando la pregunta apunta a las obras sociales las respuestas son casi
similares. Ahora, qué diferencia hay entre un muy y
un bastante. Para Braun esto indica no sólo un acuerdo
sino un alto nivel de demanda hacia el Estado y las prestadoras
de servicios de salud. Se les exige un involucramiento en la posibilidad
de la planificación familiar y que esto no quede librado a la buena
voluntad de las personas, sostiene.
Es justamente este consenso social el que desde el ISPM se intenta hacer
comprender a los legisladores que aún no tratan la ley aprobada
en diputados y que crea un programa nacional de salud reproductiva. Como
tantos otros temas de la vida cotidiana ignoran su existencia y que este
es un tema de la política. Sería incomprensible que la continúen
haciendooídos sordos a un nivel de consenso que no consigue casi
ningún tema en este país sólo porque son permeables
a los lobbies de los grupos de poder, dispara María José
Lubertino, presidenta del ISPM, una ONG dedicada al trabajo por los derechos
de la mujer que pudo hacer el sondeo con los aportes de la Fundación
Ford. El consenso del que habla Lubertino también se refleja en
la opinión sobre el derecho de los adolescentes a recibir información
sobre anticoncepción de los médicos sin la presencia de
sus padres. El 62 por ciento de los encuestados no lo considera necesario,
un porcentaje que crece en el caso de los jóvenes (75 por ciento)
y de los más ricos (85 por ciento). Cuando se preguntó si
la responsabilidad fundamental de cuidarse de un embarazo es de la mujer,
el 28 por ciento estuvo de acuerdo. Pero en el caso del nivel socioeconómico
más bajo esa respuesta subió al 39 por ciento. Para Braun
esto no implica una postura simplemente ideológica, sino
razonable para un sector cuyo ejercicio de los derechos reproductivos
y sexuales es mucho más difícil.
Quiero hacerlo con quien
quiera
Si hasta hace dos años las propias leyes sobre delitos
contra la honestidad ni siquiera consideraban la posibilidad de
que un marido pudiera forzar sexualmente a su esposa y con la reforma
del Código el vínculo marital no es considerado un agravante
como en el resto de los delitos es significativo que el 84
por ciento de la sociedad considere que un marido obligue a su mujer a
tener relaciones sexuales aunque ella no tenga ganas es una forma de violencia
sexual, en la visión de Diana Maffía, Defensora Adjunta
del Pueblo de la ciudad. Esa misma cifra se mantiene en todos los niveles
sociales, etarios y educativos y en ese sentido Maffía considera
que la opinión publica avanza respecto a lo que fue la discusión
en el Congreso de la Nación cuando se hizo la reforma al Código
Penal en el capítulo delitos contra la integridad sexual.
Respecto a la libertad sexual de la mujer el acuerdo sobre su derecho
a tener relaciones sexuales con quien quiera y donde quiera baja un tanto,
pero continúa siendo positiva. Dos de cada tres argentinos admiten
que eso es lo correcto, aunque esa medida sube o baja nuevamente según
la escala social y la edad. Así, por ejemplo, solo el 46 por ciento
de los y las mayores de 64 años admiten el sexo libre para ellas
y sin embargo lo reconocen como una practica legítima el 78 por
ciento de los jóvenes de entre 18 y 24.
Pero ni siquiera esa generación tiene una visión menos machista
y discriminadora al considerar que las mujeres son víctimas
de agresión sexual porque tienen una actitud provocativa.
Esa es la respuesta del 50 por ciento de los consultados y del 51 de las
mujeres en todo el país, con leves diferencias según las
ciudades. Esta contradicción entre un reconocimiento de derechos
y la persistencia de un prejuicio arcaico muestran, para María
Braun, una mirada hacia la sexualidad femenina como hacia algo peligroso
o provocador. Es un prejuicio que ha sido reforzado desde
distintos lugares, desde una mujer que va a hacer una denuncia por violación
y le preguntan qué ropa llevaba puesta hasta los jueces que consideran
la actitud de la víctima o los defensores de violadores que investigan
el pasado sexual de la mujer. Está acentuado además en los
procesos de socialización, y por ello no hay diferencia entre los
sexos cuando contestan, apunta Maffía.
Despenalizar el aborto
Hay un cambio importante en el caso del aborto que marca
una actitud despenalizadora, con algunos resguardos de tipo moral, pero
que avanza sobre lo que se supone un consenso en contra, define
sobre la lectura de los números Dora Barrancos, directora del Instituto
Interdisciplinario de Género de la UBA. Los encuestados fueron
puestos ante varias alternativasen cuanto a la interrupción del
embarazo y la pertinencia de un castigo por ese motivo. Así, siete
de cada diez no creen que las mujeres que abortan porque su salud esta
en peligro deban ir a la cárcel, y un 65 por ciento tampoco considera
que deban ser sometidas a castigo aquellas que fueron violadas. También
registra un importante acuerdo la despenalización del aborto si
durante el embarazo se detecta que el feto es inviable, como en el caso
de la anencefalia: el 45 por ciento lo aprueba y esa cifra sube entre
los habitantes de la capital y el Gran Buenos Aires al 47, mientras que
de las personas de entre 35 y 49 años lo avalan cinco de cada diez,
de las de entre 50 y 64, el 53 por ciento. Las cifras, aunque no son mayorías
absolutas, no son menores si se tiene en cuenta la reticencia del gobierno,
de la justicia y de la corporación médica a que se facilite
la interrupción del embarazo a las mujeres que deben atravesar
esa experiencia, tal como esta semana el juez en lo contencioso administrativo
Roberto Gallardo reclamó con duros términos en un fallo.
Lo cierto es también que donde menos adhesión hacia la desincriminación
del aborto se manifiesta es en el caso de que sea solo el deseo de la
mujer el que deba ser respetado. Ahí es para un 29 por ciento,
sumando a quienes considera que la mujer puede abortar en cualquiera de
los casos planteados, el 8 por ciento, y aquellos que creen que puede
hacerlo porque no desea llevar adelante el embarazo, el 21 por ciento.
Juntos a estas opiniones está la del 20 por ciento que acepta que
no se castigue en caso de que la familia no tuviera las condiciones económicas
adecuadas. La posibilidad de pensar el derecho al aborto como ejercicio
de la autonomía de las mujeres es registrado con algún grado
de aceptación en los sectores con más alto nivel de escolaridad
y urbanización señala la socióloga feminista
María Alicia Gutiérrez, del CEDES, Centro de Estudios de
Estado y Sociedad. Gutiérrez remarca dos aspectos de la encuesta:
por un lado que existe una disposición no sólo a hacer
cumplir las excepciones del Código Penal peligro de vida
de la madre, y si el embarazo proviene de una violación sobre una
mujer idiota o demente sino que se amplíen las mismas
y por otro que no se registra que se trata del cuerpo de las mujeres,
de sus decisiones, del ejercicio ciudadano y democrático de sus
derechos, en definitiva de una propuesta emancipatoria
Con el ojo en que la despenalización del aborto es avalada en casos
no contemplados por la ley y no lo es tanto cuando se trata del deseo
de la mujer, desde el punto de vista de Barranco la encuesta presenta
un marco de aceptación del aborto tal vez conservador, pero altamente
legitimante. De hecho sólo el 9 por ciento de la sociedad
se manifiesta en contra de despenalizar sea cual fuere la situación
que atraviesa la embarazada, aun sin contemplar lo que ley prevé,
tal como en el planteo de la iglesia. Para la directora del Instituto
de Género esto significa que nuestra sociedad muestra mayor
capacidad para comprender nociones fundamentales sobre sus propios derechos.
Este martes los resultados del sondeo serán presentados, ante ONG,
y legisladores nacionales y de la ciudad en el Senado, el mismo lugar
en el que deberá tratarse la ley de salud reproductiva que tanta
resistencia genera en los minúsculos grupos de militantes conservadores,
cuyas exponentes pro familia han militado por frenar las leyes yendo contra
la corriente que muestran ahora las encuestas, ese fetiche de los políticos
argentinos que en este caso revela la importancia de la libertad de otras
elecciones.
EL
37 POR CIENTO APRUEBA EL CASAMIENTO
La unión gay en el debate
Por C. A.
¿Las parejas de lesbianas
o las parejas de gays podrían casarse en la Argentina? ¿Podría
darse en estas pampas una de esas escenas de besos y arroz en la puerta
de un registro civil de Cataluña o de Holanda? Pues más
allá de la cantidad de parejas homosexuales que estarían
dispuestas a la aventura, un número que la encuesta no registra,
los argentinos se acercan a posiciones más tolerantes con los derechos
sexuales de las minorías. Si se toman sólo las opiniones
bastante de acuerdo y muy de acuerdo el 37 por
ciento aprueba la unión civil entre homosexuales. Pero esa posición
crece al 51 por ciento si se incluye a los que adhieren sin tanta fuerza,
un 14 por ciento que se muestra poco de acuerdo aunque no
irremediablemente en contra.
Una encuesta no describe un objeto y en ese sentido la manera de
observar estos datos no es como si fuera un mapa del deber ser en la Argentina,
sino como un mapa de tensiones existentes, plantea Flavio Rapisardi,
coordinador del Area de Estudios Queer de la UBA. Para Rapisardi, autor
de Fiestas, Baños y Exilios, los gays porteños bajo la última
dictadura, un ensayo a punto de ser publicado sobre la vida cotidiana
de los homosexuales en tiempos aún más difíciles
que éstos,
los datos confirman desde el punto de vista histórico, un
progreso de la opinión pública frente al tema a partir del
planteamiento mismo de la cuestión. Mucho más si se
tiene en cuenta las diferencias que muestran más tolerantes a los
jóvenes, una situación auspiciosa que refleja los cambios
culturales de los últimos 15 años.
Como si el nivel de progresismo fuera directamente proporcional a la edad
los numeros indican que sólo el 24 por ciento de los mayores de
64 años avalan el casamiento. Y ese porcentaje crece hasta el 41
por ciento en los jóvenes de 25 a 34, y al 53 por ciento en los
de 18 a 24.
También varía con las generaciones el nivel de acuerdo con
la adopción de niños por parte de parejas gays o lesbianas.
Pero en este caso sólo el 26 por ciento de los consultados en todo
el país creen que deberían poder adoptar. En los más
jóvenes la cifra se extiende a casi cuatro de cada diez. Es en
el Gran Buenos Aires y entre los de menores recursos donde se llega a
un acuerdo que supera el 30 por ciento en torno a la adopción.
En esta encuesta, sostiene Dora Barranco, del Instituto de Estudios de
Género de la UBA, hay ideas contradictorias, es cierto qué
porción de la vida no lo es pero reveladoras del avance general
de la sociedad argentina en dimensiones en las que no ha exhibido, precisamente,
concepciones abiertas y mucho menos libertarias.
Sí a la educación
sexual
La mayoría de los argentinos quiere aprendizajes para poder
prevenir el VIH o los embarazos en los jóvenes. No tantos
son los que quieren educarse para obtener placer en las relaciones
sexuales. Así lo indican las respuestas a las preguntas
sobre qué temas debe incluir una buena educación sexual
para adolescentes. Cuando se trata de la prevención del VIH,
el 98 por ciento está de acuerdo. Si es el uso de anticonceptivos,
el 93 por ciento. En cambio, 56 de cada cien encuestados consideran
que debe haber enseñanza sobre cómo sentir mejor.
La cuestión del placer registra sus variantes si se observan
las opiniones según niveles educativos y economicosociales.
Por ejemplo, el 63 por ciento de quienes tienen estudios terciarios
o universitarios completos consideran que los adolescentes deben
aprender cómo gozar. Es diferente la opinión por clases
sociales: los más progresistas al respecto son los que menos
ingresos tienen y en el otro extremo los ABC1. Seis de cada diez
personas de bajos recursos creen que sí debe incluirse en
la educación sexual. Y casi siete de cada diez ricos opinan
lo mismo. Los más conservadores son los de las capas medias,
uno de cada dos opina que sí, y el resto se refugia en el
no sabe no contesta.
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