Por R.C.
Domingo Cavallo llegó
ayer a la fiesta de casamiento de su hija Sonita, en el Hotel Alvear,
en un auto con restos de una lluvia de huevos, lleno de calcomanías
de Aerolíneas Argentinas y con una banderita en la antena. Un rato
antes, en la iglesia Del Pilar, los empleados de la línea aérea
le organizaron un escrache que obligó al ministro de Economía
a salir por el cementerio. Corruptos, ladrones,
no les da vergüenza, con la pobreza que hay fueron algunas
de las cosas que escucharon los invitados. Sufrieron especialmente las
arregladísimas señoras, a quienes los manifestantes recibían
al grito de viejas garcas. A días del nuevo ajuste
anunciado por Cavallo, ayer hubo gente que no quiso que festejara en paz.
Dos de esas personas quedaron detenidas.
Quién sabe qué le habrá explicado Sonita Cavallo,
hija del ministro y Sonia Abrazian, a su flamante esposo, el economista
estadounidense Daniel Fitzgerald Rundee, respecto del grupo de personas
que ayer le arruinaron el casamiento, todos empleados de Aerolíneas
Argentinas. Sonita debe haberse remontado en su relato al gobierno de
Carlos Menem, cuando su padre ya era ministro y Aerolíneas fue
vendida a los españoles. La empresa está ahora a punto de
extinguirse y cuando tuvo que dar su opinión sobre el conflicto,
Cavallo dijo que el gobierno argentino no debía intervenir porque
Aerolíneas es ahora una empresa privada.
Hacen la fiesta delante de gente que está sin trabajo,
gritaba un jubilado de Aerolíneas. Sigue la fiesta menemista.
Cavallo, pizza y champán, gritaba un hombre cuyas manos estaban
inmovilizadas por dos policías de civil, de los que abundaron en
los alrededores de la iglesia. Dos manifestantes fueron detenidos por
tirar huevos a los invitados -entre los famosos estuvieron el canciller
Adalberto Rodríguez Giavarini, Juan Llach, Alberto Cormillot, Hugo
Moser, Juan Carlos De Pablo y Gino Bogani.
La ceremonia terminó, pero Cavallo no tenía ganas de ligarse
un huevazo y decidió que después de todo, salir por el cementerio
no era una opción tan descabellada. No tenía otra opción
que salir a pie: momentos antes, un grupo de ofuscados empleados de Aerolíneas
habían dado cuenta de los neumáticos del auto que lo había
llevado hasta la iglesia.
A pesar de tanta política, Sonia Cavallo logró casarse.
Aunque los empleados de Aerolíneas habían anunciado el escrache
el viernes, la familia Cavallo decidió no suspender el casamiento.
La verdad, me parece un despropósito que Cavallo anuncie
un ajuste como el que anunció, que pida un esfuerzo y que dos días
después la case a su hija en el Alvear, pero no pongas que te lo
dije yo, dijo ayer a este diario un hombre que trabaja con el ministro
y que disfrutó de la fiesta del Alvear.
Los invitados que lograron salir sin marcas de huevo de la iglesia caminaron
dos cuadras hasta el hotel Alvear, con los empleados de Aerolíneas
siguiendo sus pasos. A la fiesta fue el presidente Fernando de la Rúa.
Quien no asistió, entre otras cosas porque no está en Buenos
Aires, fue el ex presidente de Estados Unidos, Bill Clinton, quien había
sido invitado a la paqueta velada en virtud de su relación con
el novio: en Estados Unidos, Bill y Daniel son vecinos. Si hubiera dado
el presente, Sonita debería haberles explicado los incidentes
a dos extranjeros.
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