Por Fernando Cibeira
El
presidente Fernando de la Rúa resolvió seguir adelante con
el ajustazo de Domingo Cavallo y hacer a un lado la propuesta alternativa
que le habían alcanzado los sectores políticos de la Alianza.
De acuerdo al anuncio que hizo anoche por cadena nacional, lo único
que podría considerarse una concesión al planteo original
fue la confirmación del más benévolo piso de 300
pesos para el descuento del 13 por ciento en jubilaciones, que podría
elevarse a 500 si el Congreso aprueba esta semana tres leyes complementarias.
También sufrirán una poda similar los sueldos de los empleados
públicos. Fue un buen día, evaluaba ayer uno
de los ministros enrolados en la línea dura del delarruismo,
que buscaba que el Presidente confirmara ayer el recorte e ignorara el
más benévolo plan alternativo, tal como hizo. Y enumeraba
el apoyo conseguido de parte de los gobernadores aliancistas, el que esperaban
hoy de los justicialistas, más el aporte de fondos al que se comprometieron
bancos y empresas. Eso sí, al igual que el que se quema con leche,
nadie en el Gobierno se animaba a pronosticar para hoy un buen día
en los mercados. Lo importante es lo que se consiguió a futuro,
decía el ministro.
A simple vista, el paraguas político con el que el Gobierno pretendía
afrontar la apertura de los mercados de hoy presenta más de un
agujero. Ni el ex presidente Raúl Alfonsín ni el Frepaso
dijeron palabra luego del discurso de anoche de De la Rúa. El clima
en ambos sectores era más el de apesadumbramiento que el de enojo.
No era para menos: el Presidente dijo que su plan era innegociable,
por lo que los políticos aliancistas interpretaron la confirmación
de la baja de las jubilaciones como una derrota. Para peor, al implicar
la actividad de diputados y senadores en el monto final del ajuste, los
colocaba en una situación complicadísima para la sesión
de esta semana. Igual, darán a conocer su posición recién
hoy, cuando ya se conozca la primera reacción de los sectores financieros.
En las cercanías del Presidente, le restaban importancia a cuál
pudiera ser su posición. La representación institucional
de la Alianza estuvo junto a De la Rúa, evaluaba un vocero
de la Rosada. La referencia era a que en el escenario de Olivos se alinearon
al lado del Presidente los titulares de las dos Cámaras del Congreso,
el diputado Rafael Pascual y el senador Mario Losada, junto a los gobernadores
radicales. Una oportuna explosión de una cosa de gas
según explicó un ministro luego a Página/12
le permitió al jefe de gobierno porteño, Aníbal Ibarra,
esquivar elegantemente la invitación. El ministro frepasista, Juan
Pablo Cafiero, escuchó el discurso desde la primera fila de asientos
junto al resto del gabinete. Decían que el Presidente iba
a estar solo en esta, decisión pero los que quedaron solos fueron
los que se opusieron, se envalentonaban en las cercanías
presidenciales.
Como se había previsto, la actividad del Gobierno de ayer fue en
continuo y con más de un pico de nervios. En la reunión
de la mañana con los gobernadores de la Alianza, el acuerdo tuvo
su alto nivel de discusión. Por ejemplo, Cavallo habló de
lo mal que se administraban algunas provincias, tema que provocó
más de un ríspido cruce. Finalmente, el Ejecutivo consiguió
el objetivo de mínima: que los mandatarios aliancistas estamparan
su firma en el un tanto pomposamente llamado Pacto de la Independencia.
Además, hicieron una declaración adicional en la que suscribieron
su apoyo a la estratégica decisión del Presidente
de llegar a un déficit cero. En rigor, el documento original contenía
un respaldo más explícito pero algunos gobernadores, como
Ibarra, expusieron sus reparos a sostener las decisiones presidenciales
sin más. Las decisiones puntuales las toma el Presidente,
nosotros tenemos que defender la estrategia, dijo Ibarra. También
agregaron su rechazo a que se rebajen las jubilaciones inferiores.
En las cercanías del jefe de gobierno porteño también
celebraban que en el Compromiso Cavallo hubiera firmado que
la policía y la justicia pasarán a la ciudad con los recursos
correspondientes. El encuentro con los gobernadores justicialistas se
hizo en la jefatura de Gabinete. Estuvieron Chrystian Colombo y el ministro
del Interior, Ramón Mestre. No estaba confirmado, pero más
tarde también apareció Cavallo. Poco político dada
lo delicada de la situación del Gobierno, una afirmación
del ministro de Economía dijo que la situación de
la provincia de Buenos Aires era desastrosa motivó
la inmediata salida de Carlos Ruckauf, en la reedición de una pelea
que fue clásica en una época del menemismo. Lo único
que hago es decir la verdad, dijo luego Cavallo.
El Gobierno no consiguió el aval de los gobernadores peronistas
que trasladaron su decisión para hoy.
En una demostración de cuánto necesita el Ejecutivo ese
apoyo, Colombo anticipó que concurrirá en persona al CFI
a las 10 para llevarles el papel que espera que los justicialistas firmen,
exponiéndose a un plantón. Ellos nos exigían
que previamente tuviéramos el apoyo de la Alianza y eso ya lo conseguimos,
respondía un ministro que participó de las negociaciones.
La otra carta esperanzadora eran los mil millones que el Gobierno había
conseguido recolectar gracias al aporte patriótico
que harán bancos y empresas de servicios, que darán dinero
como anticipo al pago del Impuesto a las Ganancias. Ese fondo se destinará
íntegro a ayudar a las provincias más necesitadas. La carnada,
evaluaban en Olivos, servirá para terminar de convencer a los gobernadores
de las provincias chicas siempre más partidarios a acordar
con el Gobierno, favoreciendo la negociación con los de las
más grandes.
Una imagen de la debilidad que le produce al Gobierno la imperiosa necesidad
de apoyos la ofreció ayer el gobernador de Neuquén, Jorge
Sobisch. Luego de que conversara con De la Rúa, Presidencia le
facilitó el acceso a los micrófonos de los noticieros nacionales
para que expresara el apoyo político que había venido a
dar como gobernador independiente. Sobisch lo hizo pero luego anunció
que también había reclamado por la deuda de 114 millones
de pesos que tiene la Nación con su provincia y que Cavallo le
prometió solucionar esta semana.
La agitada jornada concluyó con un mensaje presidencial con características
particulares. Para el Gobierno, era esencial cerrar el fin de semana con
la imagen de acuerdo cerrado y permitir una reacción
benévola de los mercados que el viernes elevaron el riesgo país
a la marca récord de los 1.600 puntos. Antonio de la Rúa,
presente durante toda la jornada de Olivos, hizo su aporte para definir
los lineamientos de lo que diría su padre.
u Reafirmación de la autoridad presidencial, definiendo las medidas
de Cavallo como mi plan, que además es innegociable
y la única salida.
u La eufemística definición del recorte como un ahorro
con el que justamente se trataba de evitar el ajuste definiéndolo
como despidos.
u La elección de un enemigo impreciso, al que sólo se identificó
como los vivos que nos endeudaron. Sólo añadió
que se trataba de quienes quieren para el país todas las
semanas.
Uno de los ministros que participó de la elaboración del
mensaje, explicaba que con lo de ahorro se había querido decir
que era lo último que se podía hacer para evitar la devaluación.
Supuestamente, una medida que provocaría que paguen todos
a diferencia de ahora, en donde el costo mayor lo asumirían los
empleados públicos, excluyendo piadosamente del análisis
a los jubilados. La mayor aspiración del Gobierno la sintetizaba
anoche la ministra de Trabajo, Patricia Bullrich, dejando en claro que
a esta altura lo esencial es lo que vean los sectores financieros. Este
Gobierno tiene que ser claro: lo que decimos lo hacemos, afirmaba.
Las
frases del discurso
- Este
plan de ahorro es la única salida.
- No dejaré que la deuda nos pase por encima para que
nos quedemos mirando cómo nos tapa el agua.
- Doy la vida por esta pelea.
- ¿Dónde están ahora los vivos que nos
endeudaron?
- Tenemos que aprender a vivir con lo que tenemos.
- Es mentira que estemos ajustando.
- Ajustar es despedir trabajadores, devaluar y generar inflación.
- No voy a despedir ni un solo trabajador ni voy a devaluar
nunca porque eso sí sería ajustar a la gente.
- Cada peso que ahorremos será para beneficiar a los
jubilados.
- Más del 70 u 80 por ciento de los jubilados estarán
exentos.
- Le pido a la política que se ajuste.
- He decidido que ningún funcionario reciba salario
que supere al jefe del Gabinete de Ministros.
- Se acabaron los salarios altos en la administración
pública.
- Esto lo sabrán valorar los Estados provinciales.
- Hemos firmado un acuerdo con los gobernadores de la Alianza
y que mañana será presentado a los gobernadores del
justicialismo y al gobernador de Neuquén.
- El que evada, será tratado como un criminal.
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HOY
SE CONOCERA LA REACCION EN EL FREPASO Y LA UCR
Sabor
amargo en la Alianza
Por
Santiago Rodríguez
Hoy,
cuando abran los mercados, el Gobierno se enterará de cuál
es la reacción de los sectores financieros frente a los anuncios
que anoche realizó Fernando de la Rúa. A esa misma hora
empezará a vislumbrar también qué postura asumirá
la Alianza. Tanto los hombres de la Unión Cívica Radical
encabezados por Raúl Alfonsín como los del Frepaso
se reunirán por la mañana con la idea de definir cómo
se plantan frente a las medidas económicas. El discurso del Presidente
en Olivos y las precisiones sobre los alcances del ajuste que después
brindó el jefe de Gabinete, Chrystian Colombo, dejaron un sabor
amargo y, además, plantearon una disyuntiva en las filas aliancistas:
si no acompañan la aprobación de las leyes que solicitó
el Ejecutivo, el piso del recorte a las jubilaciones quedará en
300 pesos; si lo hacen, lograrán que no se toquen los haberes de
los jubilados que cobren hasta 500 pesos, pero automáticamente
habrán convalidado el ajuste.
Lamentablemente no ha habido recepción de las propuestas
que formuló la Alianza, aunque sí se ha notado una preocupación
en cuanto a la equidad. Nosotros ya dijimos todo lo que teníamos
que decir y ahora es responsabilidad del Gobierno resolver si implementa
o no las alternativas que le acercamos, declaró a Página/12
el alfonsinista Raúl Alconada Sempé, cuando concluyeron
los anuncios en Olivos.
En el Frepaso, la mayoría de los dirigentes apagó sus celulares
y aquellos que no lo hicieron optaron por las declaraciones off the record.
Esto es un disparate que no tiene viabilidad política ni
social. Hoy (por anoche en Olivos) se vio mucha soledad en el Gobierno:
estaban sólo los ministros y los gobernadores radicales; no había
nadie de los sectores más progresistas del Frepaso y el radicalismo,
advirtió uno de los frepasistas más cercanos a Carlos Chacho
Alvarez.
Radicales y frepasistas siguieron cada uno por su lado las alternativas
de las reuniones que durante toda la jornada de ayer se sucedieron en
Olivos y en la jefatura de Gabinete.
Aunque no hubo fútbol, la escena en lo de Alfonsín fue bastante
parecida a la de esos días de partido importante en que los hombres
se reúnen en la casa de algún amigo para verlo por televisión.
Al promediar la tarde en el departamento de Santa Fe al 1600 se juntaron,
entre otros, Alconada; el titular del bloque de diputados de la UCR, Horacio
Pernasetti; el también diputado Eduardo Santín; Ricardo
Alfonsín; el economista Mario Brodersohn, quien por la mañana
ya había hecho con el ex presidente una primera evaluación
de la situación. Ese análisis continuó por la tarde
con los demás dirigentes a la espera de ver todos juntos el discurso
de De la Rúa por cadena nacional. A eso de las ocho de la noche,
sin embargo, cada uno empezó a partir rumbo a su hogar: la aparición
del Presidente en la televisión se demoraba y no valía la
pena esperar anuncios que en el departamento de Alfonsín ya eran
conocidos a esa hora.
Los frepasistas tampoco estuvieron ajenos a los movimientos del Gobierno
y entrada la tarde se especuló que el jefe de los diputados aliancistas,
Darío Alessandro, aguardaba el discurso de De la Rúa junto
a Alvarez, con quien ya estuvo reunido días atrás para evaluar
la crisis que siguió al anuncio del ajuste. Hasta la noche a Alessandro
ni siquiera lo había podido encontrar Pernasetti, interesado por
saber qué diría el Frepaso.
Para acompañar el ajuste los radicales consideran indispensable
que no se reduzcan las jubilaciones. Una de posibilidad que barajan es
responder al pedido del Ejecutivo de que aprueben las leyes que necesita
para elevar a 500 pesos el piso del recorte en las jubilaciones con otro
proyecto que deje a salvo de la tijera de Economía a toda la clase
pasiva. Para los pocos que quedarían por encima de los 500
pesos no sería tan complicado conseguir financiamiento, razonó
uno de los artífices de la idea.
Aunque el ministro de Desarrollo Social, Juan Pablo Cafiero, y el jefe
de gobierno porteño, Aníbal Ibarra, no han dado señales
de ruptura, losanuncios de ayer no cayeron nada bien entre los más
vinculados a Alvarez. Estamos en una trampa desde el 10 de diciembre
del 99, se lamentó un dirigente de confianza del ex
vicepresidente.
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