Fernando
de la Rúa resolvió hacer una demostración de
poder, sin poder. No le responden el Senado, ni la mayoría
de las provincias, ni las tres centrales sindicales, ni su partido,
ni sus socios frepasistas, ni los industriales. Solo tiene a favor
el salario del miedo. Como Yves Montand en una vieja película,
transporta tambores de nitroglicerina por caminos accidentados y
nadie quiere chocarlo porque asumen todos, el establishment
financiero hará tronar el escarmiento.
La prueba de que el único consenso es el del terror y
por lo tanto deja de ser consenso para convertirse en coacción
la dieron los políticos de la Alianza con su prudencia de
domingo. En su discurso de mercado, el Presidente criticó
sin nombrarlo a Carlos Menem (Los que vendieron todo,
dijo, con lo cual incluyó también, quién sabe
si a propósito, a Domingo Cavallo), a los sindicalistas que
no pararon antes y amenazan con parar ahora y, lo más novedoso,
a Raúl Alfonsín. A él estuvo dirigida una frase
sobre los que devaluaron.
Este diario pudo saber que el presidente del radicalismo dijo haberse
sorprendido no solo de la mención sino del límite
personal que, en su opinión, De la Rúa no dudó
en pasar. En privado Alfonsín recordó el árbol
genealógico de De la Rúa sin ninguna simpatía,
pero por la nitroglicerina él tampoco explotó anoche
en público.
En cuanto a los frepasistas, Juan Pablo Cafiero insistió
en hablar de los fondos sociales. Faltó en la tarima, con
los gobernadores de la Alianza, Aníbal Ibarra. El tercer
referente del Frepaso, Darío Alessandro, ni siquiera estuvo
entre los funcionarios de campera que ocuparon la platea en Olivos.
A ellos también la nitroglicerina los obligó a una
noche discreta, que no tiene por qué repetirse hoy.
El análisis provisorio de los dirigentes políticos
de la Alianza marginados por De la Rúa era éste:
- El Presidente quiso jugar sin ellos para dar una señal
de nitidez y de que no recibe presiones de la UCR y el Frepaso.
- La apuesta oficial apunta a que el pánico, combinado con
el fondo para las provincias, enrole a los gobernadores peronistas.
- El Gobierno improvisa, sin números ni planes serios. Un
ejemplo: ¿por qué ahora quedan excluidos del recorte
los jubilados que perciben menos de 300 pesos cuando la semana pasada
Cavallo decía que el déficit cero se podía
lograr solo con un recorte horizontal y masivo?
- El déficit cero es solo un slogan acomodable para justificar
una rebaja del gasto público mayor a la ideada por Ricardo
López Murphy.
El Gobierno se quedó sin sustento político propio
y no está claro si puede conseguir el apoyo ajeno. Así,
en cualquier momento De la Rúa podría dejar de ser
Yves Montand para convertirse en el flautista de Hamelin.
|