Por
Claudio Scaletta
En
el azaroso camino que supuestamente lo conducirá al déficit
cero, el Gobierno decidió recortes que hasta fin de año
significarán, de acuerdo a quién sea el informante, una
baja del gasto que va de los 1500 a los 2300 millones de dólares,
todavía igual en pesos. El pacto por la independencia,
surrealista alteración de significados, supone disminuir los ingresos
de jubilados y agentes públicos para cumplir los compromisos con
los acreedores que perciben tasas ruinosas por sus empréstitos
al Estado. Tal el equitativo objetivo del ahorro
propuesto por el Gobierno como única alternativa a
la actual crisis de financiamiento. Sin embargo, aun aceptando la lógica
de que el problema de la economía argentina pasa exclusivamente
por la reducción inmediata del déficit fiscal, no son pocas
las medidas alternativas que, en la búsqueda de verdadera equidad,
podrían adoptarse. A continuación se resumen algunas.
u Recuperación, en forma transitoria y hasta que se
logre el equilibrio fiscal, de los aportes jubilatorios que actualmente
realizan los trabajadores a las Administradoras de Fondos de Jubilaciones
y Pensiones. Esto supone ingresos al Estado de alrededor de 4500 millones
anuales y la eliminación de la principal causa del déficit
del sector público. La lógica de esta medida se respalda
además en el destino que las administradoras dan a estos fondos:
prestárselos al Estado a tasas de hasta el 16 por ciento anual.
u En su defecto, aunque el impacto en los ingresos sería menor,
instrumentar un impuesto del 25 por ciento a las comisiones que cobran
las AFJPs, como propuso recientemente José Luis Machinea. Complementariamente,
de acuerdo a la propia propuesta de la Alianza antes de ocupar el gobierno,
permitir y promover el regreso al Estado de los trabajadores
que actualmente se encuentran en el sistema privado.
u Si las empresas extranjeras con inversiones en el país son capaces
de aportar más de 1000 millones de pesos para solventar el déficit
de las provincias, e incluso se habla de otro importe similar para solventar
gasto social, esto significa un importante compromiso con el destino de
la Nación. Es entonces posible tomar alguna medida con los entre
2800 y 3000 millones de dólares que para el 2001 se proyectan en
remesas de utilidades. De acuerdo a una propuesta del Senador Leopoldo
Moreau, una posibilidad sería un tributo del 5 por ciento (aunque
podría aplicarse una alícuota mayor) sobre las utilidades
remitidas al exterior. Para no verse afectadas por este tributo, las ganancias
deberían reinvertirse en el país durante un lapso no inferior
a 5 años.
u Reinstaurar los aportes patronales a las privatizadas, exención
que hoy es posible vía deducción de IVA. Esto redundaría
en ingresos extra para el fisco por 1200 millones.
u Gravar la renta financiera. En Argentina, la compraventa de acciones
y bonos, así como los dividendos que estos títulos generan,
no pagan impuesto alguno. Se trata de una situación sin paralelo
entre los países capitalistas más desarrollados. Por impuestos
a las ganancias se tributa en Argentina alrededor del 4 por ciento del
PBI. Un objetivo de mínima sería recaudar por este concepto
sólo un punto más del producto, lo que daría lugar
a ingresos adicionales por 3000 millones.
u Impuesto a las ganancias extraordinarias de las privatizadas. Diversos
trabajos de investigadores independientes demostraron que las tasas de
ganancias de las prestatarias locales de servicios públicos llegan
a triplicar la media internacional (por ejemplo en el caso de las telefónicas).
Estos datos revelan un espacio razonable para la aplicación de
un tributo sobre el margen extraordinario del beneficio. Un ejemplo posible
sería, en el caso de las empresas petroleras, aplicar una alícuota
cuando se supere una determinada relación de dólares por
metro cúbico de extracción.
Por último debe considerarse que, no obstante su inusual dureza,
el séptimo ajuste del gobierno de Fernando de la Rúa no
logró conjurar elhumor de los mercados. La esperada recuperación
de la confianza no se produjo. Antes bien, el riesgo país
se disparó más allá de los 1600 puntos. La explicación
unánime destacó que los mercados piensan que el gobierno
no será capaz de llevar adelante el ahorro, entre otras
razones, debido a la oposición política de sectores internos
de la Alianza y de gobernadores dispendiosos. Como en esta lógica
la baja del riesgo es el detonante de toda recuperación, quizá
la mejor medida, que evitaría todas las anteriores, podría
ser una masiva manifestación popular frente a la Casa Rosada que
apoye las medidas gubernamentales. Quizá entonces, conmovidos por
los pancartas de Ajuste ya y los cánticos Escasany
sí, otro no, los mercados finalmente decidan hacerse con
titulos de la deuda argentina dando lugar al postergado circulo virtuoso
de la recuperación.
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